El
negocio de encarcelar a niños inmigrantes
y cotizar al alza en el
mercado de valores
Por Amy Goodman (*)
Democracy
Now / Sin Permiso, 04/03/07
Traducción
de Amaranta Süss
"Quiero
ser libre. Quiero salir, y quiero ir a la escuela", reclamaba un
chico de 9 años desde el micrófono de la prisión. La prisión no se
hallaba en algún país lejano, no procedía de alguna de esas
dictaduras que, se supone, encarcelan a los niños. Está encarcelado
en los EEUU.
El
chico, Kevin, está encerrado en Taylor, Texas, en el establecimiento
carcelario T. Don Hutto Residencial Facility. Sus padres también están
encerrados allí. La historia que llevó a esta familia a la cárcel
no es sino un ejemplo más del desjarretamiento de las políticas
inmigratorias en nuestro país. Es una historia de niños abandonados,
de valores familiares puestos tras las rejas, del uso que se hace del
dinero de vuestros impuestos.
Los
padres son iraníes, y estuvieron 10 años en Canadá buscando asilo.
Kevin, su hijo, nació en ese tiempo en Canadá. Su petición de asilo
fue finalmente denegada, y fueron deportados de vuelta a Irán. Majad,
el padre, dijo que él y su mujer fueron encarcelados y torturados allí.
Pronto escaparon a Turquía y se hicieron con pasaportes griegos.
Esperaban volver a pedir asilo en Canadá, pertrechados con la prueba
de las torturas sufridas en Irán.
En
el vuelo de regreso a Canadá, un pasajero tuvo una crisis cardíaca,
lo que obligó a un aterrizaje de emergencia en Puerto Rico. Aunque
jamás tuvieron la menor intención de entrar en EEUU, puesto que el
avión hizo tierra allí, sus pasaportes fueron revisados, puestos en
cuestión, y ellos mismos, detenidos. La familia fue trasladada a
Hutto. Llevan allí más de tres semanas.
El
arresto de las autoridades inmigratorias ha puesto a la familia en un
limbo legal que podría llevarles a un encarcelamiento indefinido,
acaso culminado con una deportación de regreso a la tortura en Irán.
Esa
vergonzosa práctica de encarcelar a los niños es ya suficientemente
mala. Peor es aún que la haga como empresa lucrativa la Corrections
Corporation of America (CCA). La CCA es el mayor operador público de
prisiones privadas en EEUU. La CCA tiene cerca de 70 establecimientos
distribuidos por todo el país, unos ingresos recientes de 1,33 mil
millones de dólares y una ganancia en el precio de sus acciones del
85% el pasado año. Los analistas de la industria se refocilan ante el
beneficio potencial que prometen las prisiones privadas. Su mercancía:
seres humanos.
Un
informe reciente elaborado conjuntamente por dos organizaciones sin ánimo
de lucro –la Women's
Commission for Refugee Women and Children [Comisión de mujeres para
niños y mujeres refugiados] y el Lutheran Immigration and Refugee
Service [Servicio luterano para inmigrantes y refugiados]–,
intitulado Locking Up Family Values: The Detention of Immigrant
Families [Poner los valores familiares entre rejas: la detención de
familias inmigrantes] pinta una imagen sombría de las condiciones que
han de soportar esas familias. Aunque en 2005 el Congreso dio
instrucciones al Department of Homeland Security and Immigration and
Customs Enforcement [Departamento de seguridad nacional y de inmigración
y protección de aduanas] en el sentido de mantener detenidas a las
familias en "establecimientos no–penales, de ambiente hogareño",
el informe describe con detalle el estilo de todo punto carcelario del
establecimiento de Hutto. Aunque Hutto fue declarado instalación de
nueva planta, antiguamente fue una prisión.
A
la tierna edad de 6 años, los niños son separados de sus padres,
mantenidos en prisión en celdas dotadas de pesadas puertas de acero
equipadas con un sensible sistema láser de alarma. Los niños visten
uniformes carcelarios. Reciben escolarización una hora al día, y
tienen otra hora al día de recreo. Cualquier visita que no sea de
abogados está categorizada como de "no–contacto", lo que
obliga a hablar con micrófonos a través de una ventana de plexiglás,
a fin de ahorrarse un cacheo corporal completo tras cada visita. El
presidente del comité directivo de la CCA, William Andrews, lo ve de
otro modo: "Los informes proceden de grupos con intereses
particulares, que tratan de acabar con la privatización y de
replantear por entero la cuestión inmigratoria... Los
establecimientos familiares, muy particularmente el de T. Don Hutto,
son casi como hogares." Informes recientes estiman que el número
total de niños en Hutto oscila entre 170 y 200.
A
punto de cumplirse un año de las marchas masivas en favor de los
inmigrantes que se desarrollaron en todas las grandes ciudades
norteamericanas, la política inmigratoria sigue desjarretada, con
golpes espectaculares a los trabajadores inmigrantes indocumentados,
la planificación de un muro multimillonario a lo largo de la frontera
entre EEUU y México y más de 26.000 inmigrantes en la cárcel.
Las
acciones de la CCA están al alza en el mercado de valores, pero el
espíritu del nueveañero Kevin anda por los suelos, languideciendo en
su celda de una prisión privada federalmente subvencionada. Quiere ir
a su Canadá natal. En manos de los funcionarios estadounidenses de
inmigración está su destino y el de sus padres: o deportación a una
posible tortura en Irán, o asilo político y un posible regreso al
Canadá. Con un Congreso obsesionado con las resoluciones no
vinculantes y la Administración Bush que trajo consigo Abu Ghraib y
el escándalo de deportación de Maher Arar, las perspectivas de Kevin
y de sus padres son, por decir lo menos, sombrías.
(*)
Amy Goodman edita Democracy Now!, un noticiario diario radiotelevisivo
que se emite desde 500 estaciones en Norteamérica.
Redada
en Massachusetts deja a unos 100 niños sin sus madres
Por
David Brooks
Corresponsal
en Nueva York
La
Jornada, 08/03/07
Nueva
York, 7 de marzo. Agentes federales detuvieron hoy a 327 trabajadores
inmigrantes –la mayoría mujeres de Guatemala y El Salvador– en
una fábrica de artículos de cuero en Massachusetts, por lo que
dejaron abandonados aproximadamente a 100 niños.
Unos
300 agentes participaron esta mañana en una de las operaciones más
grandes de este tipo en Nueva Inglaterra, al llegar a la planta que
fabrica chalecos, bolsas para granadas y mochilas para soldados
destacados en Irak bajo un contrato militar de millones de dólares
para detener a inmigrantes indocumentados.
Pero
como la mayoría eran mujeres, el resultado fue que muchos menores de
edad no fueron recogidos de sus escuelas o donde se les estaba
proporcionando cuidados.
Corinn
Williams, directora del Centro de Desarrollo Económico Comunitario,
calculó que unos 100 niños se quedaron con gente que los cuidaba
mientras sus madres trabajaban.
"Seguimos
recibiendo informes sobre criaturas que fueron dejadas atrás. Ha sido
una amplia crisis humanitaria aquí en Nuevo Bedford. Esta redada ha
desgarrado a la comunidad", comentó a los medios.
El
vocero de la agencia migratoria federal (ICE, por sus siglas en inglés),
Marc Raimondi, justificó la redada al señalar que esta gente sabía
las posibles consecuencias de estar en este país de manera ilegal.
"Violaron la ley y están rindiendo cuentas", dijo.
El
gobernador de Massachussets, Deval Patrick, denunció que las
autoridades federales están bloqueando el acceso a los detenidos a
trabajadores sociales del estado que están preocupados en asegurar el
bienestar de los hijos de las trabajadoras. ICE insistió en que ningún
niño estaba abandonado y que estaba asegurando su bienestar.
El
dueño de la fábrica, Francesco Insolia, y tres de sus
administradores también fueron arrestados, acusados de emplear a
indocumentados y mantener condiciones pésimas para explotar a sus
trabajadores a fin de poder exprimir mayores ganancias de los 91
millones de dólares en contratos militares del gobierno.
Críticas
en el Capitolio
El
presidente de Microsoft, Bill Gates, afirmó hoy en Washington ante el
Congreso que Estados Unidos debería aliviar las restricciones a la
inmigración para ayudar a mantener el liderazgo de este país en el
sector de alta tecnología, reportó Afp.
Durante
generaciones, Estados Unidos prosperó ampliamente acogiendo en su
seno a los mejores y más brillantes para estudiar, vivir y trabajar
aquí", dijo Gates en una audiencia del Senado sobre
competitividad. "Lamentablemente, las políticas inmigratorias
estadunidenses están alejando a los mejores cuando más los
necesitamos".
El
hombre más rico del mundo se quejó de una "terrible
escasez" de trabajadores altamente calificados, que atribuyó
"no a razones de seguridad sino a políticas de concesión de
visas, que no se actualizan desde hace una década y media".
Mientras,
en Florida se inició un simulacro en que las autoridades enfrentan un
éxodo proveniente de Cuba, sumado a un brote de virus contagioso.
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