Estados Unidos

 

Más de 20% de sus habitantes vive en la pobreza y en un diario peregrinar por alimentos

Nueva York, entre la opulencia y la miseria

Por David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 05/03/07

Nueva York, 4 de marzo.– Se nota más en los inviernos: hombres y mujeres en ropa mugrosa dormidos en el Metro, bultos de cobijas y cartón que se mueven dilatando un ser humano que busca esconderse del viento inclemente, colas ante albergues para los sin techo y filas frente a organizaciones caritativas que ofrecen alimento.

En la que es una de las ciudades opulentas del mundo, más de una quinta parte de sus ciudadanos vive bajo el nivel de pobreza –10 mil dólares anuales. De hecho, 1.2 millones de los poco más de 8 millones de habitantes tienen que escoger entre pagar la renta o los alimentos, reportó recientemente la agencia Reuters. Otros estiman que 1.8 millones de neoyorquinos viven en la pobreza. Una cuarta parte de los 1.9 millones de niños en Nueva York vive en esa condición y 40 por ciento de las familias con menores de edad tenía dificultad para comprar alimentos, según un informe realizado por el Food Bank for New York City, organización que distribuye 65 millones de libras de comida cada año para programas caritativos en la ciudad.

Para los financieros de Wall Street, 2006 fue muy buen año, y como recompensa por su gran talento recibieron 24 mil millones de dólares en bonos –o sea, más allá de sus salarios, ya bastante abultados. En ese año, casi uno de cada seis residentes de la ciudad vivía en hogares que no contaban con suficientes recursos para comprar comida, informó la Coalición contra el Hambre de la Ciudad de Nueva York, una coalición de mil 200 almacenes y cocinas caritativas que ofrece alimentos para los que no les alcanza para comprarlos.

El número de personas que recibe apoyo de estas agrupaciones se incrementó 11 por ciento durante 2006, después de un aumento de 6 por ciento el año anterior.

Durante los años recientes hubo un auge en los bienes raíces de esta ciudad, tema de conversación casi permanente entre los que tienen para vivir bien. La construcción de nuevos edificios residenciales de lujo se puede ver en casi todas las colonias de Nueva York y partes de Brooklyn, anunciando "clubes de salud", piscinas, vistas panorámicas y más.

Algunos no tienen empacho en anunciar que hay ''unidades'' disponibles con precios que van de 3 a 12 millones de dólares (se refieren a departamentos). Las rentas se ubican en niveles astronómicos en una de las ciudades más caras en este rubro, mientras que hay poca o nula construcción de vivienda para gente con ingresos moderados o bajos.

Menos visible es el hecho de que la población sin techo –o sea, sin vivienda– ha llegado a sus niveles más altos de la historia, al incrementarse en 56 por ciento entre 1998 y 2006, informa la Coalition for the Homeless, la principal organización dedicada al problema en esta ciudad, la cual registra que 32 mil 974 personas residen en albergues para los sin techo, incluyendo 13 mil 118 niños. Otros miles –3 mil 800 según la cifra oficial de la ciudad– vivieron en las calles durante 2006.

El alcalde Michael Bloomberg ha anunciado varios nuevos programas para abordar estos temas, y dijo que la prioridad para su segundo turno en el puesto es el combate a la pobreza. Sin embargo, para muchos es difícil comprender como hay tantos beneficios ofrecidos por la ciudad para el desarrollo de vivienda y comercio para los ricos, y tan poco, en términos relativos, para los pobres.

"Estoy enojada que aún tengamos que dedicarnos a este asunto", comentó Lucy Cardenas, presidenta del Food Bank, citada por Reuters. "Preferiría ofrecer mi experiencia para intentar resolver el tema del hambre en un país del Tercer Mundo, donde no tienen alimento. Aquí sí lo hay".

Si sólo se distribuyeran los 24 mil millones de dólares en bonos ofrecidos a los de Wall Street a los que viven bajo el nivel de pobreza en esta ciudad, cada pobre recibiría más de 12 mil dólares –2 mil dólares sobre la llamada línea de pobreza oficial de 10 mil dólares anuales. Los de Wall Street no se morirían de hambre por el sacrificio.

Por el momento, los pobres de Nueva York sólo pueden esperar que los donativos de caridad sean suficientes este año para no pasar hambre en una de las ciudades más ricas del mundo. Los ricos, en tanto, tendrán que tener cuidado de no pisar un bulto de cobijas y cartón; podría ser un ser humano.

Que suerte que casi se termina el invierno. Todo esto será menos visible con la primavera.