Bush
sitiado por congresistas, la opinión pública
y escándalos de
corrupción
Por
David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 30/03/07
Con
los demócratas tomando tibiamente la ofensiva y logrando establecer
un límite a las operaciones de combate en Irak en 2008, el repudio más
concreto hasta la fecha de la política bélica de la Casa Blanca, y
por otro lado los escándalos políticos que empiezan a dañar
seriamente al Poder Ejecutivo, el presidente George W. Bush se
encuentra cada vez más sitiado.
El
Senado está a punto de aprobar una legislación para financiar la
guerra en Irak que establece, en una medida no obligatoria, una fecha
para el retiro gradual de las tropas que culmine con un retiro pleno
para finales de marzo de 2008. La Cámara baja ya aprobó un proyecto
parecido, aunque éste con una medida obligatoria, que requiere el
retiro de la mayoría de las tropas de combate de Irak para septiembre
de 2008.
Bush
reiteró hoy su rechazo a una fecha límite para retirar las tropas y
afirmó que anulará la legislación con un veto. Imponer una fecha
"arbitraria", dijo, es socavar a las tropas y sería
"desastroso", algo que sólo beneficia a los
"enemigos" de Estados Unidos. Acusó que algunos
legisladores "creen que al postergar el financiamiento para
nuestras tropas, pueden obligarme a aceptar restricciones sobre
nuestros comandantes que yo creo harían más probable el retiro y la
derrota. Eso no va a ocurrir".
El
liderazgo demócrata respondió que Bush es quien pone en riesgo a las
tropas. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y
el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, enviaron
una carta al presidente declarando que la Casa Blanca está
promoviendo "una estrategia política que demorará
innecesariamente el financiamiento de nuestras tropas" en lugar
de trabajar con el Congreso.
Así,
cada lado busca culpar al otro de "no apoyar a las tropas".
Pero en los hechos, la mayoría de los estadounidenses e importantes
corrientes militares y de expertos no apoyan al comandante en jefe, y
las noticias desde el frente de guerra no ayudan en lo más mínimo al
argumento de la Casa Blanca.
Y
es cuando esto a veces es más bien una tragicomedia. Hoy el
presidente citó a dos "bloggers", y a un sargento
estadounidense, para ofrecer pruebas "alentadoras" de que su
propuesta de enviar una "oleada" de hasta 30 mil tropas más
está brindando resultados. ¿Y quiénes son los bloggers?
Son dos dentistas iraquíes que escriben en inglés y que conocieron
al presidente hace un par de años. Hasta los reporteros se quedaron
sorprendidos y preguntaron a voceros si la Casa Blanca depende ahora
de dentistas bloggers para saber lo que pasa en el terreno de
la guerra.
A
la vez, el gobierno de Bush enfrenta una serie de problemas de imagen
y comportamiento que continúan minando su credibilidad. Desde el
juicio al jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney al desastre
por las revelaciones de las condiciones del centro médico militar
Walter Reed, a las investigaciones de relaciones corruptas con
cabilderos, al asunto por el despido de ocho fiscales federales
aparentemente por motivos políticos, se está nublando cada vez más
el panorama político para Bush, lo cual está causando alarma aun
entre los círculos leales al presidente.
Todo
indica que la crisis política en torno al íntimo amigo de Bush, el
procurador general Alberto Gonzales, está por culminar. Como reportó
ayer La Jornada, Gonzales está indicando por primera vez que
considera la posibilidad de retirarse del cargo; este jueves podría
haber más motivos para que el encargado del Departamento de Justicia
empiece a empacar sus pertenencias, cuando sus ex subordinados
empiecen a comparecer ante comités legislativos que investigan el
asunto.
Legisladores
republicanos se han visto obligados a criticar y/o distanciarse de su
propio presidente por estos problemas y temen que el asunto del
procurador general como el trato a las tropas, y sobre todo la guerra,
tendrá un grave costo político–electoral para su partido. Por lo
tanto, algunos están abandonando –o por lo menos no defendiendo–
al máximo líder de su partido en varios de estos frentes.
No
ayudan al gobierno revelaciones de casos como el de Pat Tillman
Tillman,
estrella de futbol americano quien decidió dejar un contrato
multimillonario con un equipo profesional y sumarse al ejército para
cumplir con su deber patriótico después de los atentados del 11–S,
fue muerto en Afganistán el 22 de abril de 2004. Le otorgaron una
medalla póstuma –la Estrella de Plata– por su valor frente al
enemigo. Sin embargo, resultó que fue acribillado por "fuego
amigo", o sea, de las fuerzas estadounidenses, algo que se
sospechaba desde un inicio pero que fue encubierto.
Después
de varias investigaciones del Pentágono, esta semana se concluyó que
varios oficiales, incluidos cuatro generales, habían cometido una
serie de acciones indebidas. Sin embargo, aún no se sabe quién cambió
el guión de una muerte accidental de balas de sus propias filas, a
una historia inventada de heroísmo.
"Inventaron
una historia... y creemos que lo hicieron para promover la
guerra", acusó ayer la madre del soldado, Mary Tillman. Su
familia, en una declaración pública, denunció que el otorgamiento
de la medalla fue "parte de un diseño cínico para encubrir los
eventos reales a la familia y al público, mientras explotaban la
muerte de nuestro querido Pat como un póster de reclutamiento".
En
tanto, se debate sobre calendarios. "Los calendarios para el
retiro no sólo son moralmente reprensibles en el caso de una ocupación
brutal... pero lógicamente insensatos", escribe el historiador
Howard Zinn en la revista The Progressive. "Si nuestras
tropas están previniendo la guerra civil, ayudando a la gente,
controlando la violencia, ¿entonces por qué retirarse? Pero si de
hecho están haciendo lo opuesto –provocando la guerra civil, dañando
a la gente, perpetuando la violencia– deberían retirarse tan pronto
que los buques y aviones los puedan regresar a casa".
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