Comenzó
la quiebra de la economía
Por Richard C. Cook (*)
Global Research, 14/06/07
Boletin
Entorno (Año 5 Nº), 25/06/07
Es
oficial. Anótalo en tu calendario. Ha comenzado la quiebra de la
economía de EEUU. Fue anunciada el miércoles por la mañana, el 13
de junio de 2007, por los escritores de economía Steven Pearlstein y
Robert Samuelson en las páginas del Washington Post, uno de los
medios más destacados y preferidos de la elite monetaria de EEUU.
La
columna de Pearlstein tenía por título: "El boom de la
captura de empresas a punto de quebrar" relacionada con la
extraordinaria cantidad de deuda incurrida comparada con los
beneficios reales de las compañías "capturadas".
En
lenguaje notablemente alarmista para las páginas usualmente
ultra–insulsas del Post, Pearlstein escribió: "Es
imposible predecir con exactitud cuando de llegará el momento de la
verdad y todos terminen por darse cuenta de que los precios que son
pagados por esas compañías, y la deuda incurrida para apoyar las
adquisiciones, son insostenibles. Cuando eso ocurra, no será nada
bonito. En general, caerán los precios de las acciones y las
valoraciones de las compañías. Los bancos anunciarán dolorosas
pasos a pérdida, algunos fondos de alto riesgo cerrarán sus puertas,
y los fondos de inversión informarán de rentabilidades
decepcionantes. Algunas compañías se verán forzadas a la bancarrota
o a la reestructuración."
Además,
"la caída de los precios de las acciones llevará a las compañías
a reducir sus contrataciones y sus inversiones, mientras los gobiernos
se verán obligados a aumentar los impuestos o a reducir los
servicios, ya que disminuirá el ingreso en concepto de impuestos
sobre las ganancias de capital. Y la combinación de la reducción de
la riqueza y de las mayores tasas de interés terminará por llevar a
los consumidores a dar marcha atrás en su consumo financiado con
deudas. Sucedió después de los colapsos de los bonos basura y los
"ahorros y préstamos" a fines de los años ochenta. Sucedió
después del descalabro de la burbuja de la tecnología y de las
telecomunicaciones a fines de los años noventa. Y sucederá esta
vez."
La
columna de Samuelson: "El fin del crédito barato",
dejó la puerta ligeramente abierta en caso de que el colapso no sea
tan severo. Escribió sobre el tema de los aumentos de las tasas de
interés: "A medida que aumenta el precio del dinero, la toma de
préstamos y la economía podrían debilitarse. La profunda caída
inmobiliaria podría empeorar. . Podríamos también descubrir que el
prolongado período de crédito barato ha dejado una resaca
desagradable."
Otros
escritores que escriben desde plataformas menos prestigiosas que el Post
han estado hablando también de la aproximación de una quiebra
financiera hace un par de años. Entre ellos ha estado el economista
Michael Hudson, autor de un artículo sobre la burbuja inmobiliaria
con el título: "El nuevo camino a la servidumbre" en la
edición de mayo de 2006 de Harper's.
Hudson
ha estado hablando en esa entrevista de una "ruptura de la
cadena" de pagos que conducirían a un "crac económico
prolongado, largo" con "deflación de los activos,"
"incumplimientos masivos de pagos de hipotecas," y una
"inmensa apropiación de activos" por los ricos que puedan
proteger su efectivo mediante el lavado de dinero y la protección con
bonos en divisas extranjeras.
Entre
los que están listos para beneficiarse con el crac está el Grupo
Carlyle, el fondo de alto riesgo que incluye a la familia Bush y a
otros inversionistas de alto perfil con conexiones gubernamentales que
dan acceso a informaciones confidenciales. Un memorando de enero de
2007 a los gerentes de la compañía del socio fundador William E.
Conway, Jr., apareció recientemente que señalaba que, cuando termine
el actual "entorno de liquidez" – es decir el crédito
barato –, la "oportunidad de comprar será una ocasión que
sucede una vez en una vida."
El
hecho de que el crac esté siendo anunciado en las páginas del Washington
Post muestra que es cosa hecha. Los Bilderbergers, o quienquiera
que sea al que responde el Post, ya lo han decidido. Deja saber
a todos para que no queda duda que es hora de cerrar las escotillas,
ponerse a cubierto, acumular dos años de comida en latas, blindar sus
activos, lo que sea.
Los
que pagarán las consecuencias será la gente de a pie cuyos activos
están cargados de deudas, tales como decenas de millones de deudores
hipotecarios, millones de jóvenes que adeudan préstamos
estudiantiles que según la nueva ley de bancarrota
"reformada" en el año 2005 nunca podrán ser cancelados, o
vastas cantidades de trabajadores con planes 401(k) [cuentas de
jubilación patrocinadas por sus empleadores.] u otros planes de pensión
que están combinados con el mercado de valores.
En
otras palabras, suena como si estuviéramos en 2000–2002, pero tal
vez en una escala mucho mayor. Entonces fue "sólo" el décimo
peor mercado de caída de acciones en la historia. Ese entonces se
desvaneció un billón de dólares.. Lo que convierte la situación
actual en particularmente injusta es que la recuperación precedente
que ahora llega a su fin – la de los "desocupados" – fue
tan anémica.
Ni
Perlstein ni Samuelson llegan al fondo de la crisis, aunque ellos,
como Conway del Grupo Carlyle, subrayan el fin del crédito barato.
Pero las tasas de interés son fijadas por gente que dirige bancos
centrales e instituciones financieras. Podrán ser influenciados por
"el mercado," pero el mercado es controlado por gente con
dinero que quieren incrementar al máximo sus beneficios.
La
clave para lo que está sucediendo es que la Reserva Federal se niega
a seguir el modelo establecido durante el prolongado reino del
presidente de la Fed , Alan Greenspan, reaccionando ante tendencias
económicas tambaleantes con grandes infusiones de crédito como lo
hizo durante la burbuja de las "punto.com" de los años
noventa y la burbuja inmobiliaria de 2001–2005.
Esta
vez, el sucesor de Greenspan, Ben Bernanke, se queda tranquilo.
Mientras la economía se balancea sobre el abismo, la Fed permite que
las tasas se mantengan firmes. La Fed afirma que su política de tasas
firmes se debe al peligro de aumentar "la inflación básica."
Pero eso no puede ser verdad. El mayor ítem de consumo, casas y
bienes inmobiliarios, está sobreviviendo artificialmente.
Oficialmente, el desempleo es bajo, pero sobre todo gracias a puestos
de trabajo mal pagados en el área de servicios.
Las
materias primas han subido, incluyendo los alimentos y la gasolina,
pero no es un motivo suficiente para permitir que se sumerja toda la
economía nacional.
¿Así
que qué sucede en realidad? En realidad, es simple. La diferencia en
la actualidad es que China y otros grandes inversionistas del
extranjero, incluyendo a magnates petroleros de Oriente Próximo, están
diciendo a EEUU que si las tasas de intereses bajan, no seguirán
llevando su dinero a EEUU. El tan necesario dinero para financiar los
tremendos déficit comerciales y fiscal de EEUU.
Desde
luego nos metimos en este aprieto al transferir nuestras fábricas de
manufacturas a China y otros mercados de mano de obra barata durante
la última generación. La "hegemonía del dólar" está
teniendo un efecto contraproducente. En los hechos, China está
utilizando sus dólares estadounidenses para reemplazar al Fondo
Monetario Internacional como prestamista de las naciones en desarrollo
en África y otros sitios.
Como
un insulto adicional, China ahora podría estar dictando una nueva
generación de decadencia para los estadounidenses que se ven
obligados a comprar sus productos en Wal–Mart llevando al máximo lo
que queda de nuestra deuda disponible en tarjetas de crédito.
Hace
cerca de un año, un antiguo funcionario del Tesoro de Reagan, que es
ahora un conocido comentarista de la televisión por cable, dijo que
China se había convertido en el "banco de EEUU" y comentó
que "ahora es más barato imprimir dinero que producir
coches." Ja, ja.
Es
verdaderamente asombroso que ninguno de los candidatos políticos de
la "línea dominante" de cualquiera de los partidos haya
tratado este tema en su campaña. Lo que pasa es que todos están
considerablemente financiados por la élite financiera que se
beneficiará no importa cuánto vaya a sufrir la economía de EEUU.
Todos los candidatos, con la excepción de Ron Paul y Dennis Kucinich
tratan a la Reserva Federal como si se tratara de la quinta imagen
grabada en el Monte Rushmore. E incluso los así llamados progresistas
guardan silencio. El fin de semana antes de que aparecieran los artículos
de Perlstein/ Samuelson, hubo una inmensa conferencia progresista en
Washington, llamada "Taming the Corporate Giant" (Domando al
gigante corporativo). Ni una sola sesión fue dedicada a temas
financieros.
¿Qué
es probable que ocurra? Yo sugeriría cuatro guiones posibles.
1.
Aceptación por la población de EEUU de una prosperidad disminuida y
de un rol en decadencia en el mundo. Sonríe y aguanta. Vive con tus
padres hasta que tengas cuarenta años en lugar de treinta. Trabaja
dos o tres trabajos en tiempo parcial, si puedes encontrarlos. Muere
joven si pierdes tu atención sanitaria. Declara bancarrota si puedes,
o simplemente escápate de tus deudas hasta que vuelvan a imponer la
prisión para deudores como lo han hecho en Dubai. Mientras tanto,
China compra más y más propiedades, casas y negocios en EEUU, como
han sugerido economistas cercanos a la Reserva Federal. Si eres un
inmigrante ilegal emprendedor, diviértete aumentando la economía
clandestina, evita las licencias y los impuestos para negocios, y
alquila grupos de casas a tus amigos.
2.
Los tiempos de crisis económica producen tensión internacional y los
políticos tienden a ir a la guerra en vez de tener que escuchar la
fea melodía de la economía. El ejemplo clásico es la depresión
mundial de los años treinta que condujo a la Segunda Guerra Mundial.
Las condiciones en los próximos años deberían ser tan malas como
entonces. Podríamos tener una guerra verdaderamente grande si EEUU
decide de una vez por todas armarse de valor y arremeter contra China,
o quien sea. Si ya no quieren nuestros dólares o nuestros Bonos de
deuda, ¿qué tal si les tiramos unas buenas bombas nucleares?
3.
Tal vez terminemos por tener finalmente una revolución sea de la
derecha o del centro involucrando ley marcial, suspensión de la
Declaración de Derechos, etc., combinada con alguna especie de
dictadura militar o de trabajo forzado. En todo caso ya vamos a mitad
de camino en esa dirección. Olvídate de una revolución de la
izquierda. No les gustaría que alguien se enojara con ellos por ser
demasiado radicales.
4.
¿Podría haber un verdadero intento de reforma, tal vez incluso un
intento, aunque sea, sólo de volver al Nuevo Trato? Ya que las causas
de la crisis son monetarias, así lo serían las soluciones. El primer
paso sería que el Sistema de la Reserva Federal fuera abolido como un
banco de emisión y una transformación del sistema de crédito de la
nación en un servicio público genuino por el gobierno federal. De
esta manera podríamos reconstruir nuestra infraestructura
manufacturera y pública y desarrollar una política de garantía de
los ingresos que beneficiaría a todos.
Esta
última es la única solución sensata. Existen reformadores
monetarios que saben cómo hacerlo si alguien les da una pequeña
oportunidad.
(*)
Richard C. Cook es autor de "Challenger Revealed: An Insider's
Account of How the Reagan Administration Caused the Greatest Tragedy
of the Space Age." Analista
federal en retiro. Ahora es un escritor y consultor residente en
Washington.
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