Fundamentalistas
de la guerra
Red
Voltaire, 07/06/07
La flor y nata de
los dirigentes políticos israelíes y estadounidenses se reunieron en
Washington con motivo del congreso del AIPAC (siglas en inglés del
Comité de Asuntos Públicos Israelitas–Americanos), entidad que
encabeza el llamado “lobby israelí. En la reunió,. los
fundamentalistas judíos y cristianos celebraron juntos la destrucción
de Babilonia por las bombas de la Coalición. Esta investigación inédita
ayudará a comprender históricamente las justificaciones guerreras de
una ideología absurda y tenebrosa.
El siguiente artículo,
inédito en lengua castellana, fue publicado originalmente en francés,
el 3 de abril 2003, es decir un mes después que los EEUU invadieran
Irak. Lo presentamos a continuación nuestros lectores por cierto con
retraso, pero pensamos que esta información ayudará siempre a una
mejor comprensión de la resultante geopolítica del Medio Oriente.
El Comité de Asuntos
Públicos Israelitas–Americanos (American Israel Public Affaires
Committe – AIPAC) celebró su 44º congreso político en un gran
hotel de Washington y, durante tres días, del 30 de marzo al 1 de
abril de 2003, dos mil quinientos delegados y más de un millar de
distinguidos invitados entablaron un debate sobre la guerra contra
Irak y la remodelación de Oriente Próximo.
El AIPAC es un
conjunto de asociaciones que se define a sí misma como parte del «lobby
americano pro–israelí». A diferencia del Instituto Judío de
Asuntos de Seguridad Nacional (Jewish Institute for National Security
Affairs – JINSA) que es un órgano decisorio, el AIPAC se
circunscribe a un papel de intermediación entre las élites
dirigentes de los dos países y comunicación de los objetivos políticos
comunes.
La inauguración del
debate corrió a cargo del evangelista Gary Bauer, antiguo rival poco
afortunado de George W. Bush en las en las primarias republicanas,
quien declaró que «Dios ha otorgado la tierra de Israel al pueblo
judio» y que «nadie, ni la ONU, ni la Unión Europea, ni Rusia, ni
ningún cuarteto o trío puede decidir sobre esa tierra que no les
pertenece».
Es «obsceno» que la
administración Bush exija esfuerzos suplementarios al pueblo de
Israel para conseguir la paz, concluyó.
Tras haber rendido
homenaje a su amigo Shimon Peres, el Secretario de Estado, Colin
Powell, respondió situándose en un terreno más racional. En primer
lugar pasó revista a las operaciones contra el terrorismo y contra
Irak y después reprochó a Teherán el que se obstine en obtener la
bomba nuclear y apoyar a Hezbollah.
En un tono más
amenazante también reprochó a Damasco su apoyo a Hezbollah y el régimen
de Sadam Hussein y advertió a Siria que si persistía en su actitud,
debería atenerse a las consecuencias. En referencia al proceso de paz
de Oriente Próximo, recordó que Estados Unidos veía con buenos ojos
la creación de un estado palestino junto al hebreo.
No obstante, tal
evolución se vería condicionada, por un lado, a la reforma de las
instituciones palestinas para que se conviertan en un socio pacífico
y, por otro lado, al cese de la colonización por parte de los israelíes
(véase texto íntegro del discurso de Colin Powell).
Por su parte Silvan
Shalom, ministro israelí de Asuntos Extranjeros dio las gracias a su
homólogo y subrayó la visión común que comparten Tel Aviv y
Washington lamentando que Israel no sea miembro del Consejo de
Seguridad donde podría haber prestado su apoyo inquebrantable a la
guerra contra Irak.
Citando al profeta
Jeremías, comparó el bombardeo de Bagdad con el castigo divino
contra Babilonia. Formalmente, Israel no es miembro de la Coalición,
pero fuentes militares indicaron que pequeñas unidades del Tsahal están
participando en las operaciones en Irak, primordialmente en misiones
de reconocimiento con sus propios aviones Hunter y Pioneer y prestando
asesoramiento a la coalición británico–estadounidense en materia
de mantenimiento del orden en las poblaciones «liberadas».
En la retaguardia, el
ministro israelí de Turismo, Benny Elon, comentó este intercambio
con los periodistas al declarar: «La posición estadounidense no es
nueva. Nuestro trabajo es asegurarnos de que no se cree un estado
palestino, que en muchos sentidos supone un peligro para Israel».
Los debates que
siguieron se articularon en dos forums. Entre las personalidades
presentes había un puñado de miembros del Knesset [parlamento israelí],
Kenneth Mehlman —director de asuntos políticos de la Casa
Blanca—, John Bolton y William Burns (Secretarios de Estado
adjunto), la mitad de los senadores y un tercio de los miembros de la
cámara de representantes.
Los oradores
celebraron el ataque preventivo contra Irak que permitía proteger a
Estados Unidos de las armas de destrucción masiva del régimen de
Bagdad y, al mismo tiempo, a Israel del complot antisemita alentado
por Sadam Hussein para destruir el estado hebreo.
Los dirigentes del
AIPAC hicieron uso de todas sus habilidades para convencer a los
ministros y parlamentarios presentes de no incluir un calendario específico
en el plan de paz de Colin Powell.
Esa cuestión se
debatió ampliamente en el transcurso de una sesión a perta cerrada
durante la cual hizo su intervención Condoleezza Rice, Consejera de
Seguridad Nacional. Los periodistas presentes se comprometieron a no
informar sobre estas conversaciones. Los congresistas, puestos en pie,
dedicaron una cerrada ovación a la señora Rice, quien se formó con
Josef Kolber (padre de Madeleine Albright), y siempre ha manifestado
su apoyo incondicional a Israel.
Según la información
de que disponemos [en esa época], Condoleeza Rice había dejado
entrever que Washington podría renunciar a un calendario formal si
Tel Aviv dejaba de envenenar la situación permitiendo la creación de
nuevos asentamientos.
En un comentario de
pasada, también estigmatizó de Francia hacia los estados árabes,
para luego confirmar que seguramente Siria e Irán serían los
siguientes objetivos de la Coalición. John Bolton (Subsecretario de
Estado) por su parte, declaró: «No creo que nadie entre nosotros sea
lo suficientemente ingenuo como para creer que el ejemplo de Irak será
suficiente por sí solo».
El senador Bob Nelson
recordó el deterioro de las relaciones entre Washington y París, y
se preguntó sobre si se llegaría a una eventual ruptura en los cinco
años siguientes. Así mismo se creo un fondo a título preventivo
para financiar las asociaciones pro–israelíes de Francia.
En la calle, frente
al Hilton, la asociación« En pie a favor de Israel» (Stand for
Israel) organizó una manifestación de pastores protestantes a favor
del AIPAC en la que participaron varias asociaciones de «cristianos
sionistas», fundamentalmente los Baptistas del Sur, así como los líderes
de la Iglesia de la Unificación del revendo Moon.
Al final del
congreso, En pie a favor de Israel organizó una gala en el transcurso
de la cual se otorgaron los premios «Amigo de Israel» a Tom DeLay
(presidente del grupo parlamentario republicano en la Cámara) y Tom
Lantos (senador demócrata por California). Ambos recibieron calurosas
felicitaciones de los amigos que se encontraban presentes: Ariel
Sharon y benjamín Netanyahu, Elliot Abrams, Paul Wolfowitz y Rudolph
Giuliani.
Al recibir el galardón,
Tom DeLay recordó que para los cristianos como él, cuando la Biblia
habla de Israel se refiere al estado de Israel, y que por tanto su
apoyo personal a dicho estado es un acto de fe inquebrantable. El
fiscal general John Aschroft dirigió la oración junto con el rabino
Yechiel Eckstein y el televangelista Jerry Falwell.
La mención a la
Biblia dio a los participantes la impresión de compartir una misma
religiosidad; no obstante, la mayor parte de los cristianos sionistas
considera que durante la batalla del fin de los tiempos, los judíos
deberán reconocer a Jesús como el Cristo o caer en el abismo del
infierno.
Por su parte los judíos
sionistas consideran que ese punto de vista divergente no se pondrá
de manifiesto hasta entonces y que, por el momento, todo apoyo a
Israel vale.
En cuanto a las
estrategias de «choque de civilizaciones», se benefician plenamente
de esa confusión intelectual siempre y cuando se cree una alianza
contra el mundo musulmán.
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