Una
semejanza clave de Hillary Clinton con W. Bush
Culpar
al títere
Por
Saul Landau
Progreso Semanal, 12/07/07
Hillary Clinton culpó
al gobierno iraquí por no lograr progresos. “Los militares
norteamericanos han tenido éxito”, declaró ella a un sorprendido público.
“Se deshicieron de Saddam Hussein, dieron a los iraquíes una
oportunidad de celebrar elecciones libres y justas. Es el gobierno
iraquí el que no ha tomado las decisiones duras que son importantes
para su propio pueblo”, dijo, incapaz de terminar la oración debido
a una rechifla. (Conferencia “Take Back America”, 13 de junio,
Washington, D.C.) Los otros candidatos principales (Obama y Edwards),
culparon a Bush y se mantuvieron firmes en su petición de una rápida
retirada de las tropas.
El hecho de que
Hillary culpe al gobierno iraquí demostró que ella aceptó el giro
extremo de Bush de la realidad: que el gobierno iraquí es soberano
(“poder supremo e irrestricto”). En junio, el Secretario de
Defensa Robert Gates visitó Bagdad y regañó al gobierno de Irak por
no avanzar más. El ex Secretario de Defensa Donald Rumsfeld había
hecho lo mismo, al igual que la Secretaria de Estado Condoleezza Rice.
Ellos castigan a la gente que han conformado como títeres de EEUU.
Imagínense, un titiritero que culpa de desobediencia a su creación,
pero se niega a cortar los hilos.
Después que Bush
instalara el “gobierno interino” en 2004, organizó las
elecciones. Eso provocó alabanzas políticas y en los medios: “Bush
ha llevado la democracia a Irak”. Pero las leyes de la guerra dictan
la responsabilidad de EEUU, no de Irak. (Párrafo 366, Manual de Campo
del Ejército, 27-10 (1956): Gobiernos Locales Bajo Coacción y
Gobiernos Títeres.)
“Las restricciones
a la autoridad de un gobierno beligerante no pueden ser evitadas
mediante un sistema de gobierno títere, ya sea central o local, para
realizar actos que serían ilegales si los realizara directamente el
ocupante. Los actos inducidos o forzados por el ocupante siguen siendo
sus actos.”
La responsabilidad de
que la policía iraquí y de miembros del ejército operen como
escuadrones de la muerte es de Washington, no de Bagdad --y Hillary lo
sabe.
Los bushistas culpan
a sus títeres y a cualquier otro que se les ocurra. Pero sus mentiras
los persiguen ahora --evidencia falsa de armas de destrucción masiva
y vínculos entre Saddam y Al-Qaeda, que de alguna manera presuponían
una amenaza a la seguridad de EEUU. Bush mintió acerca de una
“mejoría” en Irak, desde “Misión Cumplida” en mayo de 2003
hasta “estamos progresando en la salvaguarda de Bagdad” en 2007.
La mayoría de los miembros del Congreso votaron a favor de la
autoridad de Bush para realizar la guerra, a pesar de que tuvieron la
oportunidad de examinar la propia evidencia endeble tras la
belicosidad de Bush. Es más, Hillary sigue defendiendo su voto con un
lenguaje que recuerda uno de los malabarismos de lenguaje de su esposo
cuando trató de explicar que él nunca “tuvo relaciones sexuales
con esa mujer”.
La retorcida lógica
de Hillary la ha hecho apoyar a las tropas, ansiosa por traerlas de
regreso a casa --pero no a todas-- y teniendo a todos los demócratas
unidos contra Bush. Pero Hillary no ha dicho: “La guerra fue
inmoral, ilegal y no puede ser perdonada. Yo me equivoqué, me avergüenzo
y me arrepiento.”
En su lugar, culpa al
títere de que EEUU no haya podido solucionar el baño de sangre. El
gobierno de Bush en Irak tiene menos autonomía que los estados del
viejo bloque soviético o las repúblicas bananeras de Centroamérica.
El mando militar de EEUU entrena y arma a las fuerzas represivas iraquíes
y decide las misiones que puede realizar. ¡Vaya soberanía!
El hecho de que
Hillary acuse a esta desafortunada creación debiera provocar
preocupación no solo acerca de su moral, sino de su inteligencia.
Siempre supusimos que era lista, pero ¿piensa ella que puede hacerle
tragar este pobre pretexto a sus propios electores?
O posiblemente
Hillary creyó a la siempre verídica Condoleezza Rice (por entonces
Asesora de Seguridad Nacional), quien aseguró al mundo que los líderes
iraquíes escogidos por la Administración Bush “no son títeres de
Estados Unidos. Esta es una lista excelente y un gobierno muy bueno, y
estamos muy complacidos con los nombres que han emergido”.
(Conferencia de Prensa de la Casa Blanca, 24 de junio de 2004.)
Puede que sus
asistentes le hayan pasado una copia del informe de la Misión de
Ayuda de la ONU en Irak (que cubrió el período del 1 de enero al 31
de marzo de 2007), que decía que “hubo 34 452 civiles muertos y más
de 36 000 heridos en 2006.” Algunos grupos no oficiales de monitoreo
consideraron que este estimado estaba por debajo de la realidad. Ivana
Vuco, funcionaria de derechos humanos de la ONU, dijo que funcionarios
gubernamentales habían dejado en claro durante las discusiones que
creían que informar de altas cifras de bajas le dificultaría al
gobierno acallar las protestas”. (LA Times 26 de abril de 2007, Tina
Susman.)
The Lancet, la
revista médica británica, calcula en más de 655 000 las muertes
totales (civiles y no civiles) debidas a la guerra. (Esto se basa en
una encuesta de mortalidad de The Lancet en 2006, a partir de
encuestas y métodos de muestreo hasta julio de 2006. La cifra incluye
muertes por incremento de la anarquía, degradación de la
infraestructura y empeoramiento del cuidado de salud.)
El informe de la ONU
dijo que unas 3 000 personas han sido arrestadas en barridas de
seguridad desde que comenzó el plan de seguridad de Bagdad a mediados
de febrero. Criticaba a Irak por no haber garantizado a los arrestados
los derechos de debido proceso. Treinta y siete mil personas
permanecen detenidas en prisiones iraquíes y norteamericanas, muchos
sin acusación ni juicio. Unos 200 académicos han sido muertos desde
2003; 12 000 médicos han huido del país. Cincuenta y cuatro por
ciento de los iraquíes viven no menos de un dólar al día, y la tasa
de desempleo está cercana al 70%.
Los tribunales de
Irak deliberan por unos minutos en juicios que implican cadena
perpetua o pena de muerte. Irak sufre una “crisis humanitaria que
empeora rápidamente”, concluía el informe.
¿Quién destruyó a
Irak? ¿Saddam Hussein o los militares norteamericanos alabados por
Hillary por derrocar a Saddam? Los militares norteamericanos
ciertamente han perpetrado una impresionante tasa de muertes.
Independientemente de los estimados de bajas civiles desde marzo de
2003, más de 4 millones han huido del país. La sumisión verbal de
Hillary ante los militares norteamericanos no se corresponde con las
acciones de ellos dictadas por Rumsfeld, Gates y la Casa Blanca. Después
de cuatro años de guerra y ocupación, las “fuerzas de la coalición”
--léase fuerzas de EEUU -- no han establecido la paz, la ley, el
orden, el empleo, los servicios básicos ni cualquier forma de
seguridad. La Misión de Ayuda de la ONU en Irak resumió: “El reto
que enfrenta el gobierno de Irak no es solamente el nivel de violencia
en el país, sino el mantenimiento a un plazo más largo de la
estabilidad y la seguridad en un entorno caracterizado por la
impunidad y un desmoronamiento de la ley y el orden. En este contexto,
la intimidación de un gran segmento de la población iraquí, entre
ellos grupos profesionales y personal policiaco, además de la
interferencia política en los asuntos judiciales, estaban extendidos
y necesitados de atención urgente”. (BBC 25 de abril de 2007.)
El horror de las
cifras se aumenta por el horror de no aprender. Durante la guerra de
Viet Nam en la década de 1960 y principios de la de 1970,
declaraciones similares fluían de la boca de los políticos para
culpar al gobierno títere de Viet Nam del Sur por no avanzar lo
suficiente. Cuando las fuerzas norteamericanas finalmente se retiraron
en 1973, el ejército sudvietnamita superaba a su adversario del norte
en una proporción de 3 a 2 y poseía equipamiento inmensamente
superior. La fachada pronto se desmoronó en cuando hizo erupción la
batalla. El ejército títere se desintegró.
En Irak, los
militares norteamericanos destruyeron al gobierno de Irak y su
integridad nacional. EEUU fabricó un gobierno y ahora achaca la
responsabilidad a esa entidad miserable por no poder solucionar los
problemas creados por Estados Unidos.
Estados Unidos perdió
en Viet Nam porque no pudo derrotar a un pueblo que luchaba en su
propia tierra, ni tampoco EEUU podía soportar indefinidamente las
bajas. Cuando ese gobierno inventado fracasó en sus deberes
elementales --como fracasa el gobierno iraquí-- los quejicosos
culparon a su falta de voluntad y a la corrupción generalizada. Luego
se dirigieron a los medios norteamericanos y los acusaron de provocar
la derrota a las puertas de la victoria.
En enero de 1969 las
declaraciones oficiales en Washington, D.C. aseguraban que las fuerzas
norvietnamitas y del Viet Cong estaban derrotadas. Sin embargo, en
febrero este enemigo impotente lanzó la ofensiva del Tet. Hicieron
falta 500 000 soldados norteamericanos para evitar que el Viet Minh y
al Viet Cong capturaran todo el país. Es más, después del Tet,
Estados Unidos sufrió unas 25 000 bajas.
En Viet Nam, como en
Irak, Estados Unidos invadió a otro país y estableció a sus títeres,
incapaces de lograr la lealtad de la mayoría. ¿Por qué? ¿Fue
control imperial o exportación de la democracia? Eisenhower escribió
en sus Memorias: “Nunca he hablado o me he escrito con una persona
conocedora de los asuntos indochinos que no asegurara que si se
hubieran celebrado elecciones en la época de los combates,
posiblemente 80 por ciento de la población habría votado por el
comunista Ho Chi Minh como su líder”.
En Irak, las fueras
de EEUU están mucho peor que como estaban después de invadir Irak.
Sin embargo, Bush prevé que se mantenga la presencia de EEUU en Irak
durante décadas. Hillary está de acuerdo —dejar algunas tropas en
bases ya construidas por todo Irak. Aparentemente no entiende que su
presencia incitará a los jihadistas en todas partes. Hillary debe
haber visto un Estimado Nacional de Inteligencia de abril de 2006, ya
desclasificado, titulado “Tendencias en el Terrorismo Global:
Implicaciones para Estados Unidos”. En él se decía: “El
conflicto de Irak se ha convertido en una ‘cause célèbre’ para
los jihadistas, provocando un gran resentimiento contra el gobierno de
EEUU en el mundo musulmán y cultivando a seguidores del movimiento
jihadista global”. “Adelante, Hillary”, grita bin Laden.
El astuto y viejo
demonio sabe que la elite de EEUU quiere controlar la riqueza
petrolera de Irak y de ahí las bases militares. Puede que
indirectamente ayude a financiar la campaña de Hillary.
|