Las contradicciones
de la supremacía de Estados Unidos
Por
Stephen Gill
The Empire Reloaded, Socialist Register 2005
Globalización, junio
2007
Traducción de Fernando
Lizárraga. Revisión técnica de Florencia Enghel
Este ensayo busca
conceptualizar y analizar algunos de los principios, prácticas y
contradicciones que son centrales a los esfuerzos de Estados Unidos
(EEUU) por unificar el espacio político, social y económico global
bajo una forma particular de supremacía occidental. El uso del término
"supremacía" es intencional, y procura sugerir una forma de
dominio basada en la coerción económica y en el uso –potencial o
real– de violencia organizada como medio para intimidar y fragmentar
a la oposición1.
Un objetivo central y
de largo plazo de la estrategia de EEUU consiste en asegurar lo que
Marx denominaba el mercado mundial, subordinando en última instancia
el rol del Estado a las fuerzas privadas de la sociedad civil, de modo
que el desarrollo social sea determinado por el capital, cuyos
derechos de propiedad están garantizados y sostenidos militar y
constitucionalmente. Sin embargo, esta estrategia norteamericana no es
consistente ni previsora, ni está libre de crisis, contradicciones y
resistencias.
La supremacía se
caracteriza, por un lado, por el esfuerzo orientado a establecer una
forma disciplinaria de globalización neoliberal liderada por EEUU y
,por otro, por patrones de resistencia. Con esta dialéctica en mente,
los dos propósitos principales de este ensayo son, en primer lugar,
identificar cómo, durante los últimos veinticinco o treinta años, y
especialmente desde el colapso de la Unión Soviética, la estrategia
de EEUU ha buscado asegurar la supremacía de fuerzas neoliberales
militantes, con el objetivo de fortalecer el poder del capital; y en
segundo lugar, identificar los límites y contradicciones de esta
estrategia –una estrategia que conlleva niveles de desigualdad cada
vez más obscenos e intolerables, la extracción de excedentes a través
de una explotación intensificada, una renovada acumulación primitiva
y mecanismos de sujeción por medio de deudas y vigilancia y coerción
crecientes a escala mundial.
Como veremos, el
poder de EEUU en el orden mundial contemporáneo tiene dos caras
principales. Por una parte, la estrategia norteamericana implica la
globalización de los principios constitucionales
anglo–norteamericanos y de los mecanismos neoliberales de acumulación
y disciplina económica. Estos son análogos a la concepción de John
Locke sobre derechos de propiedad y gobierno limitado, es decir, una
concepción que afirma la primacía de la propiedad privada por sobre
la jurisdicción política. Así, desde el Plan Marshall en adelante
EEUU adoptó iniciativas para tornar a los territorios extranjeros más
permeables para la movilidad del capital. Tales medidas incluyeron el
desmantelamiento de los viejos imperialismos de "esferas de in–
fluencia" asociados con la colonización europea; la derrota del
nacionalismo económico; la transformación del relativamente autárquico
bloque soviético; y, más recientemente, la liberalización de China
e India2.
Por otra parte,
mientras los líderes de EEUU representan "el imperio de la
sociedad civil"3, son también herederos de Karl
Schmitt: reclaman el poder para decretar reglas, leyes y normas
nacionales e internacionales, mientras reservan "poderes
excepcionales" para sí mismos4. El supuesto es que EEUU no sólo
tiene el poder sino también el derecho de actuar como un Estado
global –que decreta las reglas del orden mundial a la vez que
decide, selectivamente y de manera impune, cuáles de las mismas se
aplican a las acciones de EEUU y cuáles no. Esta contradicción política
central del rol de EEUU en el orden mundial –que involucra simultáneamente
una justificación del gobierno limitado y su repudio directo por
medio del ejercicio de un poder estatal arbitrario– es crucial para
comprender la naturaleza y los límites del poder norteamericano, y
las resistencias a dicho poder.
En este sentido, los
esfuerzos de EEUU para afianzar "el imperio de lasociedad
civil" a principios del siglo XXI no necesariamente involucran
colonias, ni de hecho la ocupación permanente de territorios, aunque
bien pudiera darse una prolongada ocupación. Implican, sin embargo,
una extensa capacidad de intervención, disciplinamiento y castigo,
que incluye bases militares norteamericanas, fuerzas sustitutas,
operaciones secretas y de inteligencia, e instalaciones de vigilancia
en más de 130 países –desplegadas en línea con la estrategia del
Pentágono de "dominio total del espectro" de los factores
que intervienen en una confrontación*. En suma, asegurar el mercado
mundial depende principalmente del poder de Estado,el cual incluye
poderes constitucionales, regulatorios, militares y
policiales"excepcionales" –ejercidos en una jerarquía
global de estados con la superpotenciade EEUU en su cúspide,
reclamando el derecho de ser el árbitro de la política mundial.
De esta manera,
durante los últimos veinticinco años las fuerzas políticas y las
instituciones de la derecha se han visto considerablemente
fortalecidas, abriendo el camino a un neoliberalismo cada vez más
disciplinario y punitivo, especialmente tras el colapso de la Unión
Soviética –mientras que por supuesto se lo representaba como la única
opción viable de desarrollo para la humanidad. La corriente principal
de retórica política representa esto ya sea en forma negativa, como
un conjunto de fuerzas abstractas más allá del control humano, como
en el dictum de Margaret Thatcher de que "no hay
alternativa" a la globalización neoliberal; o de manera más
positiva, como en la retórica de EEUU, que tiende a ser más
triunfal, equiparando la globalización al "progreso" y la
"libertad". En este discurso, la misión providencial de
EEUU es actuar como agente de Dios para diseminar y consolidar la
libertad a escala mundial; así, en la actualidad, el mandato divino
está siendo obedecido en Irak. Pareciera que George W. Bush, cual
cristiano renacido, realmente piensa que su misión es cumplir con el
mandato de Dios.
En realidad, ambas
dimensiones de la ideología neoliberal de la globalización, la
positiva y la negativa, son colosales ofuscaciones que buscan ocultar
no sólo los costos reales del neoliberalismo disciplinario, sino
también a sus principales beneficiarios, esto es, la plutocracia
global de los super–ricos. Esto explica por qué James K. Galbraith
ha caracterizado al neoliberalismo como "un crimen
perfecto", ya que en estos discursos oficiales parece no haber ni
perpetradores ni víctimas directas. Ello a pesar de la
incontrovertible evidencia de una sistemática redistribución de la
riqueza desde los más bajos hacia los más altos escalones de la
sociedad, resultando en una globalización de los patrones extremos de
desigualdad, que hasta ahora eran asociados a países como Brasil. El
neoliberalismo disciplinario, fundamentalmente, conlleva el creciente
uso de estructuras basadas en el mercado para asegurar disciplina
social y organizar la distribución y el bienestar, por ejemplo en los
mercados de capital y de trabajo, con los costos del ajuste impuestos
a los más débiles por los más fuertes, respaldado por el aparato
coercitivo del Estado.
A la luz del aumento
de los poderes de policía y emergencia tras el 11 de septiembre de
2001, cuando terroristas nacidos principalmente en Arabia Saudita
estrellaron aviones comerciales contra el World Trade Center y el Pentá–
gono, Galbraith significativamente señaló: "No es accidental
que los efectos del neoliberalismo a nivel global se parezcan a los de
un golpe de estado* a nivel nacional"5. Quizás lo que
Galbraith tenía en mente era un 11 de septiembre anterior: el golpe
de estado de 1973, liderado por el general Pinochet contra el gobierno
democráticamente elegido de Salvador Allende, en Chile6. Aquel golpe,
promovido secretamente por la Administración Nixon, produjo la
primera instancia de neoliberalismo disciplinario. La dictadura impuso
el orden a través de pelotones de fusilamiento para facilitar un
programa económico basado en una "terapia de shock"
diseñado por los denominados "Chicago–boys" bajo
la fórmula de la derecha: "una economía libre en un Estado
fuerte".
La supremacía
norteamericana y la reproducción social de la riqueza
A pesar de la intensa
competencia dentro de las .las del capital, la gobernabilidad
neoliberal disciplinaria está asociada a las élites dominantes de
los bloques históricos o de poder que dominan la acumulación global,
esto es, el capital corporativo (en la industria, las finanzas y los
servicios), miembros prominentes de la sociedad política y de la
sociedad civil de los países de la OCDE, de buena parte de América
Latina, del antiguo bloque del Este, Asia y China. Estas élites
globalizadoras también son reclutadas en las .las de las
instituciones financieras internacionales, partes de las Naciones
Unidas, y organismos plutocráticos tales como el Foro Económico
Mundial de Davos. Mientras que la clase trabajadora organizada es en
gran medida excluida de los círculos interiores de estas élites,
estos bloques de poder incorporan a algunos trabajadores privilegiados
y ricos, reclutados por ejemplo en .más profesionales (contadores,
consultores, arquitectos, planificadores urbanos, diseñadores,
publicistas y relacionistas públicos), pequeñas empresas (esto es,
subcontratistas de grandes corporaciones transnacionales, empresas de
importación y exportación), así como estrellas deportivas y
celebridades que promocionan imágenes e identidades corporativas. Los
principales beneficiarios del neoliberalismo disciplinario están
integrados a elaboradas redes de producción y consumo globales, y sus
opulentos estilos de vida están cada vez más protegidos por la
segregación social y espacial, por una vigilancia coercitiva y
sistemas punitivos de encarcelación, ejercidos en última instancia
por el poder policial y militar.
Debemos notar aquí
que mientras EEUU posee menos del 5% de la población mundial,
representa casi un tercio del PBI global; en tanto que China, con casi
el 20% de la población mundial, representa menos del 4% del PBI
global –aunque este porcentaje está incrementándose rápidamente,
a tal punto que China es ahora el segundo mayor consumidor de petróleo
después de EEUU. Para considerar las implicancias de todo esto
comenzaremos por la bien conocida declaración del presidente Bush
(padre) ante la Conferencia sobre el Medio Ambiente celebrada en Río
de Janeiro en 1992, cuando dijo: "Nuestro estilo de vida no es
negociable". El presidente Bush hijo también ha adoptado esta
postura política, que depende para su satisfacción de grandes
cantidades de financiamiento externo, así como de una enorme proporción
de los recursos naturales y de las reservas energéticas del mundo.
Al analizar lo que
este estilo de vida implica podemos tener una idea de parte de lo que
está siendo asegurado –cultural y políticamente– mediante el
ejercicio de la supremacía norteamericana. Bush padre se estaba
refiriendo a la renuencia de los segmentos más opulentos y políticamente
significativos de la población de EEUU –y de sus contrapartes en
otros lugares– a abandonar su apego a patrones de producción y
consumo que demandan un uso intensivo de energía: grandes casas,
automóviles y electrodomésticos. Este apego impulsa una más amplia
dependencia social respecto del automóvil y un aparentemente
insaciable apetito por bienes de consumo y comida baratos (y un
creciente problema de obesidad)7. Tal como lo ha mostrado
Mike Davis, la reproducción social de este tipo de riqueza está
vinculada a la militarización, la privatización y la reconfiguración
del espacio social8. En efecto, este fenómeno bien podría ser parte
de un desarrollo a escala mundial: una proliferación de comunidades
cerradas que semejan fortalezas medievales con habitaciones selladas*,
rodeadas de fortificaciones, y patrulladas por guardias de seguridad
armados que vigilan estos espacios privatizados para defenderlos de la
envidia, el crimen y el terror.
En un sentido
espacial y social existe una nueva política global de la desigualdad,
un proceso que ha sido atribuido principalmente a la raza, ocultando
así sus dimensiones de clase. De forma creciente, los ricos están
social, espacial y políticamente segregados de los pobres de la
población mundial (con excepción por supuesto de sus sirvientes domésticos).
Este patrón de "brasileñización"** global –extrema
desigualdad, racialización y estigmatización – se apoya en a un
distintivo patrón de conexiones económicas entre el capital y el
trabajo a lo largo de todo el mundo.
Precios bajos
todos los días, salarios bajos todos los días
Wal–Mart, el
comercio minorista más grande del mundo, y el segundo empleador más
grande de EEUU después del Pentágono, es un buen ejemplo de los
mecanismos que vinculan los principales patrones cotidianos de
producción y consumo norteamericanos con el resto del mundo. Su lema
comercial es "Precios bajos todos los días". Wal–Mart,
una de las compañías más grandes del mundo, realiza ventas anuales
por 256 mil millones de dólares, y si fuera un país independiente
sería, por su tamaño, el octavo socio comercial de China. Las
ganancias de Wal–Mart surgen de un régimen de bajos salarios,
estricta disciplina laboral y control gerencial centralizado (incluso
la temperatura de cada uno de los más de 3.500 locales de Wal– Mart
en EEUU es controlada desde sus o.cinas centrales en Bentonville,
Arkansas). Su descomunal tamaño y su poder de compra monopólico le
permiten empujar a la baja los precios de los proveedores, lo cual a
su vez determina bajos salarios para los empleados de las empresas
proveedoras a nivel doméstico y en el exterior.
Según cifras de
2003, 222 de los 400 multimillonarios del mundo eran norteamericanos,
y los miembros de la familia Walton que de hecho son dueños de
Wal–Mart estaban entre las ocho personas más ricas del mundo9.
La explotación del trabajo resulta en una enorme transferencia de
riqueza y recursos a esta plutocracia, aunque los dueños de
Wal–Mart sin duda argumentarían que esto ejempli.ca la e.ciencia
del capitalismo. Sin embargo, la acumulación de capital no
necesariamente signi.ca que el capital, o los individuos clave que
dirigen sus actividades, se estén tornando más productivos (o que
sean productivos en absoluto). Por ejemplo, entre 1980 y 2000 el
ingreso de los diez jefes ejecutivos (CEOs) mejor pagados de EEUU
creció un 4.300%, hasta alcanzar un promedio de 154 millones de dólares
(en parte gracias a opciones bursátiles* y otras formas más o menos
legales de aumentar salarios). Este incremento no tiene relación
alguna con los relativamente pequeños aumentos en la productividad
registrados en dicho período10. Y cualquier ganancia por
productividad que haya habido, no fue compartida: en la última década,
la proporción de norteamericanos que viven en la pobreza ha crecido,
el ingreso per capita de los miembros de hogares de clase media
ha caído, los salarios reales en EEUU se han estancado, y el
endeudamiento de los hogares se ha incrementado rápidamente11.
Lo que estamos
presenciando es una especie de revolución en la relación entre
capital y trabajo en EEUU, que el neoliberalismo disciplinario busca
reproducir a escala mundial. Efectivamente, mientras que las clases
trabajadoras de EEUU obtienen precios bajos todos los días en
Wal–Mart, también son arrastradas a la sujeción de endeudamiento y
padecen programas sociales federales mal financiados. Están pagando
muchos más impuestos por sus ingresos que hace treinta años, y
tienen más probabilidades que los ricos de sufrir auditorias
impositivas12. Los desocupados están sometidos a programas
temporarios de inserción laboral*, mientras que los pudientes se
benefician con el "bienestar corporativo". Por ejemplo, el
salvataje de las industrias de ahorro y préstamo** a mediados de los
‘80 fue la más grande socialización de deuda privada en la
historia, por un monto aproximado de 500 mil millones de dólares;
aunque es incierto si semejante operación podría realizarse
nuevamente hoy, dados los enormes niveles de endeudamiento del
gobierno de EEUU.
Vigilar y
castigar: en casa y en el exterior
En EEUU, mientras que
existe una socialización del riesgo para los ricos, el riesgo es de
manera creciente privatizado para las mayorías, y las disciplinas de
mercado que se aplican cada vez más sobre los miembros más débiles
de la sociedad vienen acompañadas por formas de coerción y abuso a
menudo arbitrarias. Estas formas disciplinarias son administradas con
visible impunidad por el aparato del Estado –incluyendo sus
mecanismos auxiliares privatizados. Tales mecanismos de disciplina y
castigo constituyen elementos cada vez más controvertidos de la
supremacía norteamericana.
En efecto, la
industria de mayor crecimiento en EEUU durante los últimos veinte años
no se ha dado en las actividades de alta tecnología o dot–com,
sino en formas privadas de control del crimen y el desarrollo del
denominado complejo carcelario–industrial, siendo las prisiones
privadas el sector más pujante. Puede ocurrir que esto sea
insostenible en el futuro inmediato a causa de la intensificada crisis
.scal en muchos estados de la Unión norteamericana, lo cual bien podría
conducir a que se demanden condenas más breves; pero parece
improbable que el complejo carcelarioindustrial sea reducido
significativamente.
En parte reflejando
tendencias más amplias a la privatización de la seguridad y la
violencia organizada (incluyendo la privatización de las actividades
bélicas, como en la guerra de Irak), EEUU tiene en la actualidad los
índices de encarcelamiento más altos del mundo –y la composición
de su población carcelaria según la raza y el género también es
impactante13. Igualmente impactantes son los continuos informes sobre
abusos, brutalidad y tortura, similares a los que se reportaron contra
prisioneros de guerra; por ejemplo, en Abu Ghraib, Irak; en la Bahía
de Guantánamo, Cuba; y en términos más generales aún, en un
archipiélago de gulags que incluye aparentemente muchas
instalaciones secretas en varios países. En los últimos veinticinco
años, los sistemas carcelarios de más de cuarenta estados "han
estado bajo alguna forma de intervención judicial, a causa de la
brutalidad, el hacinamiento, la mala alimentación y la falta de
cuidados médicos". Muchos de los peores casos de EEUU se
registraron en Texas, cuyas prisiones estuvieron bajo supervisión de
las cortes federales –durante buena parte del tiempo en que el
presidente G.W. Bush fue gobernador del Estado– a raíz del
hacinamiento, la violencia y los abusos por parte de los guardias
(quienes incluso permitían a los líderes de las pandillas de
presidiarios la compra y venta de internos como esclavos sexuales)14.
Puesto que en EEUU un
número desconocido de personas también ha sido detenida en
contravención a sus derechos constitucionales, no debería sorprender
que durante las actuales ofensivas militares a los prisioneros de
guerra en manos de EEUU se les hayan denegado rutinariamente los
derechos reconocidos por la Convención de Ginebra. En 2003 el fiscal
general John Ashcroft designó a Lane McCotter para que ayudara a
dirigir un equipo de funcionarios penitenciarios, jueces, fiscales y
jefes policiales con el objetivo de reconstruir el sistema de justicia
iraquí. McCotter había sido obligado a renunciar como director del
Departamento Correccional de Utah en 1997 luego de que un interno
esquizofrénico muriera habiendo estado desnudo y esposado a una silla
de contención* durante dieciséis horas. Sin embargo, fue designado
como responsable de la reapertura y del entrenamiento de los guardias
de la notoria prisión de Abu Ghraib, en Bagdad. En aquel momento, la
empresa de McCotter, Management & Training Corporation, la tercera
más grande entre las compañías de prisiones privadas de EEUU,
estaba siendo investigada por el Departamento de Justicia15.
El general Geoffrey
Miller, ex jefe del centro de detención de Guantánamo, también fue
puesto a cargo de las detenciones e interrogatorios en Irak, y mucho
del trabajo parece haber sido realizado por tropas y contratistas
militares privados bajo la supervisión de la CIA16. En el
período 2002–2003, .filtraciones de información revelaron que la
Administración Bush había solicitado a experimentados abogados de
los departamentos de Justicia y de Defensa que elaboraran
justificaciones para permitir el uso de la tortura en la guerra contra
el terrorismo: "Los abogados de la administración concluyeron
que el Congreso había definido muy estre– chamente las
prohibiciones internacionales y domésticas sobre la tortura, y
dijeron que el trato cruel* constituía tortura sólo si los
interrogadores deliberadamente infligían serios daños físicos
o mentales durante períodos de tiempo prolongados"17.
Al mismo tiempo, abogados de la Administración Bush han buscado
constantemente medidas y argumentos legales para proporcionar
inmunidad al personal de EEUU respecto de la Corte Criminal
Internacional18. Estos desarrollos han provocado indignación
en EEUU y en todo el mundo.
Las
contradicciones económicas de la globalización neoliberal
La actual era de
globalización económica está caracterizada por los esfuerzos
norteamericanos por extender el imperio de la sociedad civil y
asegurar el mercado mundial para el dominio del capital. Los
mecanismos utilizados para lograr esto comprenden un marco más
liberalizado para el comercio y las inversiones, el correspondiente
mercado mundial de la propiedad intelectual, y un mercado de capitales
mundial más integrado. Cada uno de estos mecanismos ayuda a las
corporaciones norteamericanas a mantener su acceso a los mercados
externos y a los suministros de mano de obra, materias primas y bienes
extranjeros, al tiempo que facilitan la entrada de enormes .flujos de
capital extranjero a EEUU. Con todo, es una estrategia riesgosa y
conlleva la posibilidad de una crisis .financiera global.
Nuevo
constitucionalismo y la plutocracia
Volviendo a nuestra
referencia previa a los norteamericanos más ricos, podemos señalar
que los plutócratas de EEUU que poseen el valor neto más alto tienen
su dinero concentrado en el software y las computadoras (por ejemplo
Microsoft, Oracle, Dell), en los medios masivos de comunicación y de
entretenimiento (por ejemplo Metromedia, Viacom) y en bancos de
inversión. La otra área principal de acumulación masiva de riqueza
es el comercio minorista, como hemos visto en el caso de la familia
Walton. No es sorprendente que cada una de estas áreas esté re.ejada
en el énfasis dado en la política económica exterior de EEUU a la
creación de nuevas estructuras de gobernanza –en realidad, nuevos
dispositivos constitucionales aplicados en otros países para asegurar
los derechos del capital e impedir la rendición de cuentas** y el
control democrático sobre el diseño de las políticas económicas19.
Primero, el gobierno
de EEUU obtuvo garantías para la inversión extranjera y el acceso al
abastecimiento global de sus marcas, a fin de alimentar el infinito
apetito norteamericano de bienes de consumo baratos, de modo que los
escaparates de los locales de Wal–Mart continúen repletos de bienes
manufacturados por la mano de obra barata de China. Esto explica en
parte por qué EEUU estaba tan interesado en facilitar el ingreso de
China a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y sellar un
compromiso con este país para la total repatriación de ganancias, y
eventualmente lograr que China autorizara la propiedad extranjera de
empresas privadas sin restricciones y permitiera a las corporaciones
norteamericanas invertir y abastecerse allí20.
Segundo, para
administrar estos acuerdos, los modelos norteamericanos han dado forma
no sólo a los estándares contables, sino también a los conceptos
legales y disciplinas, aunque como hemos visto, el gobierno de EEUU a
menudo se rehúsa a quedar atado a sus propios rigores respecto del
imperio de la ley. Sin embargo, el mecanismo norteamericano de revisión
constitucional ha sido reformulado internacionalmente en la creación
de mecanismos de resolución de disputas, con reglas de ejecución
obligatorias, tales como las que fueron establecidas para el NAFTA y
la OMC. Bajo la presión de EEUU, el Fondo Monetario Internacional
(FMI) y el Banco Mundial (BM) ahora utilizan las condicionalidades
para brindar asesoramiento sobre desarrollos institucionales y adopción
de políticas públicas a los gobiernos que solicitan sus préstamos
en materias tales como leyes bancarias, derecho contractual y leyes
empresariales, y más en general sobre el papel del sistema judicial,
y especialmente sobre los mecanismos de revisión judicial modelados
según la jurisprudencia norteamericana. Otros principios y conceptos
legales norteamericanos tales como transparencia están en el corazón
de la regulación global del comercio y las inversiones.
Tercero, estas
iniciativas le han permitido a EEUU asegurarse el acceso a los
mercados externos y proteger la alta tecnología y otros tipos de
propiedad intelectual de sus .firmas, a fin de fortalecer el capital
de propiedad norteamericana respecto de los rivales extranjeros21.
Adicionalmente, EEUU ha presionado a otros gobiernos para que cambien
sus políticas impositivas y de quiebras, favoreciendo altos impuestos
indirectos, gravámenes más bajos a las ganancias y las
corporaciones, y también nuevas formas de protección legal contra
las expropiaciones para los inversores.
Una cuarta línea de
esta estrategia incluye esfuerzos por globalizar las estructuras
corporativas de gobernanza de los mercados bursátiles y de valores
financieros al estilo norteamericano, que hacen posible la toma de
empresas u otras transferencias de propiedad mediante operaciones en
los mercados de valores. Así, para las corporaciones norteamericanas
es por ende más fácil adquirir armas extranjeras y activos antes
protegidos de la absorción ex– tranjera. En efecto, la gran mayoría
de las inversiones externas directas en los ‘90 se hizo a través de
fusiones y adquisiciones, y no a través de nuevas inversiones,
proporcionando control sobre nuevas áreas de producción, pero no
necesariamente expandiéndolo.
Quinto, EEUU también
ha establecido un decisivo liderazgo en tecnologías clave asociadas a
la información, las comunicaciones y otras industrias de la
denominada nueva economía (incluyendo la defensa), al tiempo que ha
consolidado internacionalmente el predominio de su enorme complejo de
entretenimiento e imágenes, y de sus gigantes farmacéuticos. El período
de acelerada globalización de los derechos de propiedad intelectual
comenzó realmente cuando EEUU logró vincular el comercio a los
derechos de propiedad intelectual durante la Ronda Uruguay de
negociaciones sobre comercio en 1994, redefiniendo los derechos de
propiedad intelectual como mercancías. Las empresas norteamericanas
de software, entretenimiento y farmacéuticas ejercieron de esta
manera un exitoso lobby, logrando un acuerdo con cobertura
global y mecanismos de ejecución22. Ciertamente, los
"derechos de propiedad intelectual relativos al comercio"*
(TRIPs) tienen en verdad poco que ver con el libre comercio: en
realidad implican asegurar los derechos de los monopolios privados
sobre las innovaciones mediante patentes y otras formas de protección.
En suma, los regímenes
de gobernanza de los mercados mundiales han sido rediseñados en los
últimos veinte años de acuerdo con el "nuevo
constitucionalismo" y el neoliberalismo disciplinario. EEUU ha
iniciado muchos de estos cambios, y sus corporaciones y consumidores
han tendido a bene.ciarse más directamente, pero de ninguna manera ha
excluido a los poderosos intereses en la Unión Europea y otros
lugares que han apoyado estos cambios. No obstante, este ha sido un
proceso lleno de problemas en términos de su capacidad de reproducción.
A medida que el capital se ha liberalizado y globalizado aún más, la
frecuencia y la profundidad de las crisis económicas ha empeorado. La
crisis global de 1997–1998 fue la peor desde la Gran Depresión, con
muchos millones de personas empobrecidas, e ilustró los efectos
desestabilizadores del libre movimiento del capital hasta un punto tal
que incluso los economistas neoclásicos han llegado a cuestionar su
valor y eficiencia23.
La nueva era del
capital liberalizado: crisis financieras y fiscales
En 1998, muchos
grandes inversores institucionales, corporaciones e individuos super
ricos fueron rescatados cuando sus inversiones comenzaron a dar pérdidas,
aparentemente a .n de prevenir un colapso financiero más general, tal
como el planteado por la bancarrota de Long Term Capital Management
(LTCM), causada por la cesación de pagos de bonos en Rusia. El LTCM
estaba administrando dinero para individuos super ricos y grandes
bancos privados (es decir, los riesgos de los grandes inversores o
depositantes fueron socializados). En contraste, el patrón general
durante las crisis financieras consiste en que los costos del ajuste
sean volcados sobre el capital desprotegido, los trabajadores
desprotegidos y los miembros más vulnerables de la sociedad; esto es,
sus riesgos son privatizados, de modo tal que los contribuyentes
comunes y los miembros más pobres de la sociedad siempre terminan
pagando los costos. Sin embargo, en 2004 la Administración Bush
presionaba para lograr nuevos acuerdos de libre comercio con el .n de
prohibir los controles sobre los movimientos de capital (incluso en el
caso de una crisis económica), en la línea de dos acuerdos
bilaterales modelo recientemente suscriptos con Chile y Singapur24.
De este modo, el
complejo financiero norteamericano ha estado a la vanguardia de la
reestructuración y la desregulación (o más precisamente, la
re–regulación liberal) del sistema financiero mundial. Este sistema
más liberalizado que emergió durante los ‘80 y los ‘90 contribuyó
a reciclar los excedentes comerciales de otros países (especialmente
de China, Japón y Corea del Sur, así como de la Unión Europea) para
financiar la expansión y las masivas deudas y déficit de pagos de
EEUU. Así, la globalización también permitió que EEUU evitara
depender sólo de sus recursos domésticos para financiar sus guerras
en el exterior.
En contraste con el
período de Pax Americana de los primeros años de la posguerra
luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando financió la reconstrucción
global, EEUU es ahora con mucho el deudor más grande del mundo, y según
la O.cina de Presupuesto del Congreso, las deudas del gobierno
norteamericano están creciendo muy rápidamente. Existe incluso un
creciente consenso entre los economistas respecto de que, a pesar de
la enorme profundidad y liquidez de los mercados de capitales de EEUU,
la escala de la deuda norteamericana individual, corporativa, estatal,
federal y externa es no sustentable, y esto se ve reflejado en la
tendencia de algunos bancos centrales a cambiar sus dólares por euros25.
Hacia 2003, una estimación indicaba que los inversores extranjeros
tenían acreencias contra EEUU equivalentes a casi 8 billones de dólares
de sus activos financieros, lo cual era el resultado del dé– .cit
constantemente creciente de la balanza de pagos de EEUU, que orillaba
el 5% del PBI y seguía aumentando en 2004. Esto contrasta con el período
1970–1976, cuando EEUU ejecutó excedentes en su balanza de pagos
por un total de casi 60 mil millones de dólares26.
Más aún, los costos
de un imperialismo militar norteamericano basado en el "dominio
total del espectro" y en la "guerra contra el
terrorismo" están destinados a aumentar muy velozmente y, en última
instancia tendrán que ser cubiertos mediante un incremento en el
financiamiento con recursos domésticos; esto es, demandarán
sacrificios financieros, en buena medida porque las políticas
imperiales de EEUU tienen poca aceptación en otros países, como lo
señalara el Financial Times en 2003:
Puede ocurrir que
Estados Unidos deba soportar el costo de [futuros] con– flictos
mayormente por su cuenta. Kuwait, Japón, Alemania y Arabia Saudita
compartieron la mayor parte de los 60 mil millones de dólares que
costó la Guerra del Golfo en 1991. Esta vez, no parece que semejante
coalición de billeteras vaya a suceder. En un mundo unipolar, los
potenciales socios de Estados Unidos en coaliciones ad hoc para
cada guerra estarían en posición de negociar poderosamente, tal como
lo demostró el reciente regateo con Turquía. El señor Magnus [de
UBS Warburg] sostiene: "En un mundo donde todos los países [en
efecto] pertenecen al movimiento no alineado*, aumenta el precio que
una potencia debe pagar para armar una coalición"27.
Aunque el gasto en
defensa de EEUU fue cercano al 10% del PBI en algunos momentos de los
años ‘50, bajó al 5–6% hacia los ‘80 y se redujo hasta un 3%
en 2000, volviendo a aumentar rápidamente a partir de entonces. Según
un análisis de UBS Warburg, cualquier compromiso abierto y sin límites
que involucre el posicionamiento de tropas y el hacerlas capaces de
luchar en todo el globo, sumado a los costos de nuevos sistemas de
armas, significaría que el presupuesto militar, "incluyendo la
seguridad del territorio nacional, la ayuda externa y otros programas
de construcción de naciones", podría aumentar de un 4–5% del
PBI hasta un 8–9% en los próximos años. El informe Warburg
sostiene que esto reduciría el crecimiento del sector privado,
particularmente debido a que se necesitan trabajadores altamente
calificados para diseñar y dirigir "bombas inteligentes, aviones
teledirigidos y misiles guiados por láser". También serían
necesarios mayores recursos humanos para operaciones de inteligencia
"contra un enemigo terrorista amorfo" en países como Turquía,
Corea del Norte, Colombia, Irak, Afganistán, Filipinas, Djibouti,
Yemen y Bosnia. Los autores añaden:
Sacar a los mejores
cerebros de la investigación biotecnológica de los bancos de
inversiones y de las corporaciones para ponerlos en el Departamento de
Estado y en la Agencia Central de Inteligencia no constituye un
proyecto para la continuidad del alto crecimiento de la productividad
de los ‘9028.
Así, la ambición
imperial de EEUU bien podría quedar restringida por una
"sobrecarga fiscal". Mientras que la deuda federal de EEUU
se sitúa oficialmente en 6,5 billones de dólares, la crisis .scal
está empeorando a nivel de los estados, y los déficit federales
norteamericanos están aumentando rápidamente a causa de una
combinación de recortes impositivos –que bene– fician
principalmente a los ricos– y abultados gastos militares. A futuro,
las obligaciones financieras para el pago de Medicare y la seguridad
social continúan creciendo. El déficit neto combinado está
aumentando a razón de 1,5 billones anuales y se acelerará hacia el año
2010 cuando unos 77 millones de personas nacidas durante el baby
boom comiencen a cobrar los beneficios de la seguridad social, y
hacia el 2013 cuando comiencen a obtener los beneficios del Medicare.
El alcance de la
crisis fiscal fue revelado en un informe preparado por un economista
de la Reserva Federal y ex funcionario del Tesoro. Dicho informe fue
sepultado de inmediato por la Administración Bush, pero advertido por
los inversores. Sus principales hallazgos fueron presentados en un
testimonio ante el Congreso:
El gobierno informa
que la deuda nacional en el 2003 rondaba los 3,8 billones bajo la
forma de "deuda del gobierno en manos del público".* Pero
esta cifra ignora los abultados desequilibrios en los programas de
Medicare y Seguridad Social y... otros programas. Cuando se
contabilizan las deudas asociadas a dichos programas, la política
fiscal de la nación está en este momento desequilibrada en más de
43,4 billones en valores actuales, una cifra que no se informa en los
documentos presupuestarios más difundidos. [...] Tal desequilibrio
equivale a más de 11 veces los 3,8 billones de dólares de la
deuda gubernamental en manos del público que el gobierno reporta
oficialmente. Unos 35,5 billones de dólares de este defasaje de 43,4
billones se originan en el Medicare... mientras que la Seguridad
Social da cuenta de otros 7,2 billones de dólares. El resto del
gobierno [...] tiene un desequilibrio de sólo 0.68 billones de dólares29.
En este contexto, el
gobierno de EEUU podría encontrar restricciones muy apremiantes,
particularmente si hubiese una seria caída, para no hablar de un revés,
en los flujos entrantes de capital. A principios de 2004, los .flujos
entrantes de capital extranjero, que oscilaban entre 1.500 y 2 mil
millones de dólares por día, financiaban el déficit externo
de EEUU. Si este problema financiero empeora, la Reserva Federal se
verá forzada a subir las tasas de interés en un momento en que el
precio del petróleo también está subiendo rápidamente, pudiendo
potencialmente causar sustanciales cesaciones de pagos en hipotecas y
otros valores financieros, así como una mayor contracción fiscal.
Así, la próxima
crisis internacional de la deuda podría ocurrir no en el Tercer
Mundo, sino en EEUU. Mientras que EEUU ha presionado constantemente a
favor de una más libre movilidad del capital para facilitar los
flujos entrantes de capital, y de este modo ayudar a financiar sus déficit
de balanza de pagos, sus líderes pronto podrían darse cuenta de que
esto es un arma de doble .lo. Una crisis de confianza respecto de la
economía norteamericana podría, en realidad, revertir estos flujos
muy rápidamente, y a EEUU le saldría el tiro por la culata.
"El dominio
total del espectro" y sus límites
El dominio militar de
EEUU descansa, por lo tanto, en su habilidad para mantener la
confianza de los inversores (extranjeros). Pero si la "guerra
contra el terror" sigue librándose indiscriminadamente, junto
con el combate continuado en Irak y el desarrollo de costosos sistemas
de armamentos, los costos podrían afectar esa confianza. Los gastos
norteamericanos ya eclipsan enormemente a los de sus principales
aliados y rivales –EEUU gasta más en sus Fuerzas Armadas que los
veinte estados que le siguen, combinados30. Vale la pena
tener presente esta limitación financiera cuando consideramos algunos
de los gastos que financian la estrategia militar norteamericana y sus
potenciales costos futuros.
El logro del
"dominio total del espectro" (la habilidad de dominar simultáneamente
tierra, mar, aire y espacio) fue proclamada por la Administración
Bush II como la iniciativa estratégica más importante para EEUU en
el siglo XXI. Su razón fundamental consiste en proteger los
"intereses y las inversiones de Estados Unidos", no sólo
frente a los rivales tradicionales, sino también frente los
"nuevos desafíos", incluyendo aquellos derivados de
"una creciente brecha entre los que tienen y los que no
tienen", algo que la Administración Bush II parece haber
considerado natural, o al menos inevitable.
Para hacer realidad
este dominio, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld puso el énfasis
en la reacción rápida, movilidad y .flexibilidad de las fuerzas,
basadas en parte en innovaciones de alta tecnología, con incentivos
para que el capital norteamericano contribuya a revitalizar el
complejo militar– industrial. La rápida militarización del espacio
es una de las facetas centrales de esta estrategia31. Por
otro lado están los esfuerzos por aumentar la capacidad de EEUU para
librar guerras de información, incluyendo agencias de información
secretas que reportan a la Casa Blanca y al Pentágono, a salvo de un
escrutinio más amplio, y la transformación del aparato militar de
EEUU de modo que esté mejor equipado para librar
"ciber–guerras" y para controlar nodos y redes de
comunicación globales32. Como veremos, los aparatos
militares y de inteligencia ya han establecido un considerable control
sobre nodos estratégicos dentro de las redes de comunicación global.
Nuevas guerras y
un imperio de bases
El "dominio
total del espectro" es la contrapartida del concepto adoptado por
la Administración Bush respecto de las nuevas guerras del siglo XXI.
Tal como lo articulara Rumsfeld, esto implica "todos los
elementos de poder nacional: económicos, diplomáticos, financieros,
legales, de inteligencia, y operaciones militares abiertas y
encubiertas"33. Esta perspectiva totalizadora incluye
la necesidad no sólo de un poder soberano para pasar por encima de
las reglas de guerra existentes, por ejemplo para lanzar ataques
"preventivos" contra enemigos reales o potenciales, sino
también de custodiar lo que la Administración Bush II ha dado en
llamar el "arco de la inestabilidad". Aparentemente, este
arco, dentro del cual se encuentran muchas de las principales reservas
de petróleo del mundo, se extiende desde la región andina (en
realidad, Colombia), a través del norte de África, el Medio Oriente
y el sudeste asiático hacia las Filipinas e Indonesia.
El aparato para
vigilar y controlar esta área también incluye a los aliados de EEUU
subordinados al comando norteamericano, por ejemplo en la OTAN, y el
uso de fuerzas de muchos otros países. Esta es la razón por la cual
EEUU incrementó su presupuesto para el financiamiento militar externo
en un 27% en 2003, haciendo que este fuera su mayor programa de
asistencia militar, por un monto cercano a los 4 mil millones de dólares
anuales. Buena parte de estos fondos se destina al entrenamiento
militar en el exterior para la lucha global contra el terror en países
anteriormente impedidos de recibir asistencia norteamericana debido a
sus abusos contra los derechos humanos o a la posesión de armas
nucleares, como Uzbekistán, Pakistán e India34. Simultáneamente,
el Pentágono también está creando "un ejército de élite
secreto con recursos que abarcan todo el espectro de capacidades
encubiertas", siguiendo las recomendaciones sobre Operaciones
especiales y fuerzas conjuntas en apoyo a la lucha contra el
Terrorismo realizadas en 2002 por el Summer Study del Consejo
Científico de la Defensa35.
Sin embargo, las
principales fuerzas de vigilancia y control del orden mundial están
localizadas en lo que Chalmers Johnson denomina un imperio de bases
militares. EEUU posee entre 700 y mil bases militares alrededor del
mundo (dependiendo de cómo se las categorice y cuente); tiene otras 6
mil dentro de EEUU y sus propios territorios. Cerca de 250.000
uniformados y un número equivalente de funcionarios civiles están
destinados en el exterior, además de cerca de 45.000 extranjeros
contratados como personal (esto no incluye los nuevos despliegues en
Irak, de alrededor de 140.000 individuos, ni el pequeño ejército de
contratistas privados que trabajan a su lado como parte del nuevo
modelo norteamericano de guerra cuasi–privatizada). Al menos cuatro
–y tal vez seis– nuevas bases están siendo construidas en Irak.
Desde el 11 de septiembre de 2001 las fuerzas norteamericanas han
construido, remodelado o expandido sus instalaciones militares en
Bahrein, Qatar, Kuwait, Arabia Saudita, Omán, Turquía, Bulgaria,
Pakistán, Afganistán, Uzbekistán y Kirguizistán. Con el
descubrimiento de extensos yacimientos de petróleo en África
occidental, EEUU también está buscando establecer nuevas bases en
esa región. El Base Structure Report 2003 elaborado por el
Pentágono muestra que en la actualidad posee o alquila bases en cerca
de 130 países36. Por lo tanto, el imperialismo
norteamericano es, después de todo, territorial, como lo son
necesariamente los imperios; su forma contemporánea de colonia es la
base militar, que permite el despliegue y la intervención rápida a
lo largo de todo el globo.
"Arquitectura de Imagen del
Futuro" y ECHELON
El pensamiento estratégico
de EEUU sostiene que los desafíos a su primacía probablemente sean
difusos y globales. Por lo tanto, una meta adicional de los aparatos
militares y de inteligencia norteamericanos es el sueño (algunos podrían
llamarlo una pesadilla) de crear un panóptico global: un sistema de
vigilancia total que pueda colocar tanto a amigos como enemigos bajo
una completa vigilancia"37. Un irónico ejemplo de la
actitud asociada a esto se dio tras la captura del avión espía
EP–3E por parte de China en abril de 2001, cuando un veterano de la
vigilancia de la Marina de EEUU señaló a los periodistas que un
oficial de su escuadrón tenían tarjetas personales con la siguiente
inscripción impresa: "En Dios confiamos. A todos los demás, los
monitoreamos"38.
De hecho, ya existen
vínculos crecientes entre el vasto imperio de bases y su "madre
patria"*, todos mantenidos por sofisticadas estructuras de
comunicación que integran y distribuyen información de modo
virtualmente instantáneo, en una forma militar de compresión del
espacio–tiempo. Además, el "dominio total del espectro"
presupone el control, o al menos la habilidad de intervenir
decisivamente, sobre los sistemas de comunicación globales. Como ha
sido señalado en un informe elaborado por un teniente coronel del ejército
de EEUU:
Mientras que las
guerras mundiales utilizaron estrategias de desgaste (Primera Guerra
Mundial) y maniobras militares (Segunda Guerra Mundial), las guerras
de la era de la información enfatizan el control. Mientras que las
guerras mundiales intentaron agotar y extenuar (Primera Guerra
Mundial) y aniquilar (Segunda Guerra Mundial), la ciber–guerra busca
paralizar. Y mientras que las herramientas de las guerras mundiales
eran las armas de fuego (Primera Guerra) y la mecanización (Segunda
Guerra) producidas en masa, las herramientas de la guerra de la
información son cantidades limitadas de computadoras baratas
vinculadas a través de los sistemas de comunicación globales39.
De hecho, en lo que
hace a muchas prácticas militares y de vigilancia, las
administraciones de Bush II y de Clinton exhiben una considerable
continuidad. En abril de 2001 se anunció que la secreta Oficina
Nacional de Reconocimiento de EEUU había sido autorizada para
emprender una masiva expansión de sus sistemas de espionaje
satelital, en cierta medida porque otros países como Rusia, Francia e
India, y aliados cercanos de EEUU como Israel y Canadá, tienen
sistemas de vigilancia satelital propios.
La "Arquitectura
de Imagen del Futuro" (Future Image Architecture, FIA) es
el más costoso emprendimiento jamás iniciado por las agencias de
inteligencia de EEUU. Costará 25 mil millones de dólares a lo largo
de veinte años –en comparación, el Proyecto Manhattan para
construir la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial costó
20 mil millones, en dólares ajustados según la inflación.
Nuevamente, este sistema encaja bien con la prioridad de la
Administración Bush: desarrollar y dominar los usos militares del
espacio y el uso del ciber–armamento40.
No hace falta decir
que tales desarrollos –que involucran a la Agencia Nacional de
Seguridad (National Security Agency, NSA) y otras agencias de
inteligencia de EEUU– han creado preocupación en la Unión Europea
y en otros lugares, particularmente dada la extensión de las redes de
inteligencia norteamericanas tales como ECHELON, que rastrea
incesantemente las comunicaciones electrónicas a través de Europa.
Decenas de miles de millones de mensajes son analizados diariamente a
través de un software de detección de datos* que opera a través de
los servidores de Internet. ECHELON suministra la información a
enormes computadoras conocidas como "Diccionarios" que automáticamente
seleccionan comunicaciones usando listas de números, asuntos y
palabras clave como objetivos41. Virtualmente todos los
mensajes que son seleccionados por las computadoras
"Diccionario" son reenviados automáticamente a la ANS o a
otros usuarios sin ser leídos localmente. ECHELON está diseñado
primordialmente para monitorear objetivos no militares: gobiernos,
empresas, organizaciones e individuos. Dado que en la mayoría de los
países es ilegal espiar a sus propios ciudadanos, los acuerdos entre
EEUU y Gran Bretaña podrían permitir que esto se soslaye42.
"Operaciones" en Afganistán
y en Irak
El uso del poder
militar de EEUU en Afganistán y en Irak debería ser evaluado desde
esta perspectiva, y debiéramos notar que la violencia organizada
forma sólo una parte de un esfuerzo estratégico conjunto en la región.
Así, la panoplia completa de "operaciones" destinadas al
"cambio de régimen" en Afganistán y en Irak ha incluido
operaciones secretas o clandestinas (por ejemplo el uso extendido de
la CIA y fuerzas especiales del Pentágono); la movilización de bases
en el exterior como plataformas para los ataques; la integración de
los planes de batalla y vigilancia; la ayuda financiera (incluyendo
asistencia militar); los esfuerzos para obtener el apoyo de los
"miembros de la coalición"; la Middle East Partnership
Initiative; la Middle East Free Trade Initiative; y las
inversiones en educación y entrenamiento militar, incluido el
entrenamiento de la policía. Esto ha sido acompañado por el uso
extensivo de la propaganda, tanto de la variedad "blanca"
(por ejemplo, "incorporando" periodistas en las unidades
militares; usando los medios de comunicación y las estaciones de
televisión controladas por EEUU en Irak para representar las noticias
en formas tales que den apoyo a los esfuerzos de guerra y ocupación
de EEUU), y también de la variedad "negra", esto es, campañas
de desinformación, esfuerzos por desacreditar a los enemigos o
disidentes a través de falsificaciones deliberadas.
En cuanto a por qué
EEUU decidió ir a la guerra en Irak –especialmente dado que no había
evidencia de vínculos con Al Qaeda, ni de armas de destrucción
masiva, y por ende tampoco de amenazas directas a EEUU; y dado que
virtualmente todas la autoridades legales creíbles dijeron que esta
guerra era un acto de agresión ilegal– baste decir que, en tanto la
guerra está relacionada directamente con la política oficial de EEUU
sobre seguridad energética, impulsada por su creciente dependencia
respecto del petróleo extranjero, especialmente del Medio Oriente,
necesitamos investigar la cuestión a fondo.
La disposición a
correr un gran riesgo en términos de perder legitimidad y provocar
una resistencia masiva, protestas, e incluso una guerra santa y civil,
no tenía que ver solamente con derrocar a Saddam y tomar el control
del petróleo iraquí, sino también con reafirmar varios de los
principales pilares de la supremacía norteamericana; sobre todo, la
posición geopolítica de EEUU a largo plazo, que abarca su estrategia
de bases militares y sus intereses comerciales, incluyendo las
potenciales amenazas a la hegemonía del dólar, y por supuesto su
prerrogativa de iniciar guerras impunemente.
Esta lógica geopolítica
une claramente a las administraciones de Clinton y de Bush, quienes
libraron guerras contra Irak, aunque en el caso de Clinton dicha lógica
estaba vinculada a una estrategia de contención, principalmente
mediante el régimen de sanciones y la vigilancia (y bombardeo) de las
zonas de exclusión aérea en las regiones norte y sur del territorio
iraquí. El punto de apoyo de la política norteamericana en la región
desde 1945 ha sido Arabia Saudita, y ya había preocupación respecto
de los fundamentalistas en Arabia Saudita años antes de los ataques
contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Por lo tanto, la lógica
geopolítica antecede a Bush II. Y tal como lo explicó en un
testimonio ante el Congreso el director de la CIA durante la
Administración Clinton, James Woolsey, en la medida en que el petróleo
está involucrado, se relacionaba con el temor de que los ingresos
futuros por rentas petroleras "de cientos de miles de millones,
tendiendo a billones de dólares [...] a esta volátil región [...]
contribuyan a apoyar muchas actividades gubernamentales y privadas que
no son para el bien de Estados Unidos, para decirlo suavemente"43.
Sin embargo, el
resultado de la guerra en Irak no ha sido en modo alguno el que la
Administración Bush esperaba. Es probable que se esté gestando un
masivo golpe al prestigio y la credibilidad de EEUU, mucho más
poderoso que el derivado de su derrota en Vietnam. Y dado que el Medio
Oriente es ahora la piedra angular de la geopolítica, tal fracaso por
parte de EEUU en Irak alentaría la creencia de que la superpotencia
mundial puede ser derrotada por fuerzas de resistencia nacional, y sería
un momento potencialmente decisivo en la relación entre EEUU y el
mundo árabe, o incluso el mundo islámico en su totalidad. En efecto,
Irak muestra que el panóptico mundial y el enorme poderío militar
asociado con la "pisada" militar norteamericana están lejos
de poder verlo todo y de ser omnipotentes, y que la "prerrogativa
soberana" de EEUU puede ser desafiada por fuerzas de resistencia
nacional.
Formas de resistencia
Entonces, con la
resistencia iraquí en mente, concluimos con una hipótesis conectada
a la máxima política de Antonio Gramsci: "pesimismo de la
inteligencia, optimismo de la voluntad". El pesimismo de la
inteligencia presupone que podemos identificar aquello que es
relativamente permanente o estructural, y aquello que es contingente o
efímero en una situación histórica, y por ende transitar hacia más
sobrios y fundamentados análisis sobre el movimiento de fuerzas políticas
y sus tensiones y sus contradicciones. Como señalara Gramsci, el análisis
político debe estar dirigido "violentamente contra el presente
tal como es, si es que uno desea transformarlo"44.
Permítasenos por lo
tanto comenzar con unas pocas observaciones finales sobre la situación
en Irak, la cual es crucial para comprender la geopolítica del
imperio. EEUU ha buscado privatizar completamente la economía iraquí
(con la excepción del petróleo, que está bajo control militar
norteamericano en forma directa, y bajo su control financiero en forma
indirecta) a .n de limitar las opciones de cualquier futuro gobierno
iraquí –ya sea uno de los sucesivos gobiernos–títere o uno que
eventualmente pudiera erigirse sobre un más amplio mandato popular.
Por ejemplo, EEUU mantendrá sus bases militares, y los puertos y
otros aeropuertos están ahora bajo la propiedad y el control de
contratistas militares privados del extranjero que responden a EEUU
–no a gobierno iraquí alguno. Naciones Unidas (ONU) efectivamente
ha apoyado esta política de expropiación y acumulación primitiva,
como lo han hecho Alemania y Francia y en menor medida Rusia, países
que adujeron más oposición a la invasión. En la práctica, EEUU
ahora también controla la segunda más grande reserva mundial de petróleo
conocida luego de Arabia Saudita. Si EEUU es capaz de consolidar aún
más su dominio político y estratégico sobre el Medio Oriente,
extenderá significativamente su poder geopolítico45.
Los aliados de EEUU
saben esto, y aspectos centrales del orden mundial giran en torno de
las futuras relaciones entre los estados/regiones capitalistas más
poderosos. Existe una continua discordia entre los líderes de los
estados del Atlántico y sus poblaciones, reflejada en las masivas
manifestaciones contra la guerra y la ocupación de Irak. De hecho,
algunos comentaristas observan que el caso de Irak está causando la
peor crisis en las relaciones transatlánticas desde la formación de
la OTAN. Pero debiéramos recordar que en muchos países de Europa,
tal como una vez lo señalara Giovanni Arrighi, ha emergido desde 1945
un "partido norteamericano", esto es, un conjunto de fuerzas
sociales y políticas que apoyan la estrategia imperial de EEUU y que
forman las bases de la "alianza orgánica" transatlántica.
Estas fuerzas forman un bloque histórico o de poder transnacional
basado en la sociedad política y civil bajo el liderazgo de EEUU (y
Japón fue sumado a su círculo íntimo en los ‘70 con la formación
de la Comisión Trilateral). En Europa, tales fuerzas
"norteamericanas" han incluido a partidos y regímenes
socialistas, socialdemócratas, conservadores y autoritarios, como así
también a iglesias, medios de comunicación, intelectuales y
sindicatos –fuerzas que en mayor o menor medida favorecen la expansión
del imperio de la sociedad civil– un imperio que ahora se ha
expandido radicalmente hacia el Este, penetrando el antiguo Bloque
Oriental tras el colapso de la URSS.
Ciertamente, mientras
que las preocupaciones respecto del liderazgo tecnológico y la
militarización y dominio del espacio por parte de EEUU (por ejemplo,
el sistema de Defensa Misilística/Guerra de las Galaxias) han
provocado esfuerzos por parte de otros estados y consorcios para
desarrollar alternativas militar–industriales, EEUU trabaja duro
para prevenir que sus aliados y rivales adquieran autonomía tecnológica,
ya que esto socavaría su propio "dominio total del
espectro". Así, mientras la Unión Europea ha invertido 3.600
millones de euros en el sistema Galileo (planificado para estar
operativo en 2004) a .n de desafiar el Sistema de Posicionamiento
Global (Global Positioning System, GPS) de EEUU (controlado por
el Pentágono), EEUU logró en 2004 forzar a la Unión Europea para
que el Galileo pudiera interactuar con el SPG, argumentando razones de
seguridad nacional. Sin embargo, además de promover sus propios
consorcios en industrias estratégicas (por ejemplo, el Airbus), la
Unión Europea también ha comenzado a confrontar intereses
norteamericanos clave en el área de políticas sobre competencia
(incluyendo fusiones y adquisiciones, y desafíos al poder monopólico
norteamericano, por ejemplo contra Microsoft). Y en el año 2000 la
Unión Europea anunció su estrategia de Lisboa: convertirse en el
espacio económico más competitivo del mundo para el año 2010,
desafiando así el liderazgo económico global de EEUU en el futuro.
No obstante, mientras
la Unión Europea está buscando incrementar su autonomía relativa en
ciertos sentidos, al mismo tiempo está moviéndose gradualmente hacia
una liberalización financiera y una gobernanza corporativa al estilo
norteamericano basadas en el valor accionario, reemplazando los
arreglos corporativistas por regímenes determinados por la propiedad
del capital. En efecto, la Unión Europea está promoviendo
activamente una mayor profundización del neoliberalismo disciplinario
en una Europa más amplia, como lo ha estado haciendo ya en sus
esfuerzos de reconstrucción en los estados de Europa del Este. Sin
embargo, incluso entre las clases medias europeas ha habido una
extendida oposición al neoliberalismo disciplinario debido al modo en
que deteriora las provisiones sociales y de bienestar que han
constituido el orden de posguerra de Europa occidental.
Las masivas
relaciones de comercio e inversiones transatlánticas, tanto como las
profundas estructuras de propiedad transversales, sugieren un
alineamiento relativamente permanente y estructural de vínculos
euronorteamericanos que podrían soportar cualquier ruptura en el
corto plazo respecto de Irak46. Y el desarrollo militar
europeo desde 1949 ha estado dentro del marco de la OTAN bajo el
dominio de EEUU, que probablemente continúe a medida que avanza la
expansión de la OTAN hacia el Este. Sin embargo, ninguno de estos
arreglos transatlánticos es permanente, y deberíamos tomar nota del
hecho de que esto parece ir en contra de la opinión mayoritaria en
Europa –otra vez, las clases medias son cruciales aquí– que
quisiera ver una capacidad europea menos subordinada al imperialismo
de Estados Unidos.
Parece también
probable que surjan otros límites a la supremacía de EEUU. Por
ejemplo, hay señales de que grandes países del Sur, incluyendo a
India, Brasil y China, están cooperando para establecer un bloque de
contrapeso con el fin de reducir las ventajas de EEUU (y de la Unión
Europea) en materia de comercio e inversiones. Hasta ahora, han
presionado principalmente por una mayor liberalización del comercio,
particularmente en productos agrícolas fuertemente protegidos por los
países metropolitanos, pero es probable que en vez de disiparse, las
tensiones se incrementen.
Por su parte, un
creciente número de líderes norteamericanos está preocupado por la
marcada dependencia del capital extranjero para financiar las
operaciones del gobierno. Para mediados de 2004, más del 50% de los
bonos del Tesoro norteamericano estaban en manos extranjeras. Los
bancos centrales de China y de Japón poseen la parte del león –en
buena medida para sostener al dólar y así proteger su mercados de
exportación en EEUU (resultando en una sobre–valuación del dólar
en relación con las monedas del Este asiático cercana al 20%).
Destacados economistas norteamericanos están preocupados por los
crecientes riesgos de una economía global altamente apalancada*,
particularmente en EEUU y Japón, y por los enormes desequilibrios
.financieros internacionales. Esto sugiere que cualquier esfuerzo por
incrementar o incluso sostener el proyecto de supremacía de EEUU
corre el riesgo de provocar una desestabilización de inversiones a
escala mundial, crisis de deudas, y el estallido de las burbujas de
activos que han crecido en los últimos diez o quince años a nivel
mundial47.
El mundo .financiero
mismo, empalagado en el "opio seductor" de pedir prestado en
el marco de un régimen de dinero barato (bajas tasas de interés históricas
y un dólar depreciado), está poniéndose ahora muy inquieto ante la
perspectiva de un alza en las tasas de interés en EEUU y de una
"destructiva caída del dólar" causada por un empeoramiento
del déficit de cuenta corriente de EUA48. Esto se vincula
a las crecientes restricciones a largo plazo del poder financiero y
monetario de EEUU, y a los consiguientes límites a su capacidad de
financiar el "dominio total del espectro". Las alternativas
a la hegemonía del dólar en los mercados mundiales de divisas, tales
como el euro, se verán fortalecidas aún más por una crisis del dólar.
Tampoco debiera olvidarse que EEUU paga en dólares sus facturas
militares en el exterior. Todo esto sugiere que la guerra en Irak podría
ser vista no como la primera de una nueva serie de interminables
guerras del siglo XXI libradas para mantener y extender la globalización
neoliberal disciplinaria, sino como la primera guerra que mostró límites
significativos del poder de EEUU. Esto es así no sólo debido a la
resistencia iraquí, sino porque otras fuerzas restringen y desafían
la supremacía de EEUU, al menos en su forma actual. Efectivamente, un
indicador potencialmente de gran alcance de esto es la opinión pública
global que pone de manifiesto el severo daño sufrido por la ya
precaria legitimidad de EEUU en todo el mundo, con una mayoría que ve
a EEUU como la mayor amenaza a un orden mundial pacífico49.
La ilegalidad e ilegitimidad del poder norteamericano en Irak explica
en parte por qué es probable que la oposición política al imperio
crezca. Mayores límites y desafíos políticos surgen ante cada una
de las muchas revelaciones de tortura y brutalización de iraquíes,
actos degradantes que reflejan no sólo el fracaso de EEUU para
someter a la resistencia, sino también su impunidad y repudio de las
leyes internacionales, y la amoralidad de su "poder para decretar
la excepción".
En todo el mundo, y
ciertamente en EEUU, mucha gente está preocupada por la amenaza a su
propia seguridad planteada por las actuales políticas
norteamericanas, que parecen estar teniendo el efecto opuesto al
deseado –fortaleciendo de hecho las .las de grupos terroristas como
Al– Qaeda. Muchos otros se preocupan por las consecuencias del
liberalismo militante que se está aplicando en Irak y por el modo en
que esto parece ser parte del gran latrocinio organizado de la fase
Enron del capitalismo. La generalizada inseguridad económica de un
mundo de neoliberalismo disciplinario se superpone a la inseguridad
causada por la guerra contra el terror y en Irak.
Esto también explica
por qué algunos aliados de EEUU o bien se rehúsan a seguir siendo
cooptados para la expansión del proyecto de dominio militar
norteamericano, o se retiran del él, como lo hiciera el gobierno español
elegido en 2004 como corolario inmediato de los atentados terroristas
en Madrid. Hay lugar para el optimismo, también, en el desarrollo de
nuevos movimientos que buscan alternativas a la inseguridad, la
injusticia y los excesos del neoliberalismo disciplinario y la
supremacía de EEUU. Estos nuevos movimientos incluyen a trabajadores
y campesinos; a fuerzas asociadas con la paz y el medioambiente, y a
ex miembros desafectados de partidos organizados de la izquierda
–fuerzas que rechazan una sociedad civil basada en el dominio
corporativo con su mono–cultura política, social y ecológica, e
intensificados marcos de explotación y empobrecimiento. Y también
intentan articular alternativas que puedan preservar la diversidad política,
económica, ecológica, cultural y social50. En última
instancia estas fuerzas se alzan contra la contradicción más
fundamental y antagónica de todas las que entraña la supremacía
norteamericana: el hecho de que para una creciente proporción de la
población mundial la profundización del poder del capital expropia y
deteriora los medios de subsistencia básicos. Estas fuerzas se
involucran en una resistencia transformadora y están for– jando
nuevas formas de agencia política que podrían trascender las
estructuras, límites y contradicciones de los esfuerzos liderados por
EEUU para consolidar el neoliberalismo disciplinario. Intentan arriar
las cada vez más andrajosas banderas del imperio del capital y
levantar sus propias pancartas, bajo el slogan "otro mundo es
posible".
Notas:
Agradezco a Tim Di Muzio por sus
invalorables sugerencias y asistencia en la investigación.
1
Stephen Gill, Power and Resistance in the New World Order,
Basingstoke: Palgrave, 2003.
2
Ver Stephen Gill, "Pax Americana: Multilateralism and the Global
Economic Order", en A. G. McGrew, ed., Empire, Milton
Keynes: Open University Press, 1994, pp. 67–95.
3
Justin Rosenberg, The Empire of Civil Society: A Critique of the
Realist Theory of International Relations, New York: Verso, 1994.
4
Giorgio Agamben, Homo Sacer: Sovereign Power and Bare Life, Stanford:
Stanford University Press, 1998. Schmitt, por supuesto, fue un
teórico del nazismo. Para Agamben, el campo de concentración refleja
esta naturaleza excepcional del poder soberano.
5
James K. Galbraith, "A Perfect Crime: Inequality in the Age of
Globalization", Daedalus, 131, 2002. Citado por Tom
Nairn en: <http://
www.opendemocracy.net/debates/article–3–77–991.jsp>. Acceso:
10 de mayo de 2004.
6 En 1973, Pablo
Neruda publicó una colección justo antes de morir, en vísperas del
golpe de estado. Incitement to Nixoncide and Celebration of the
Chilean Revolution [Incitación al Nixoncidio y Celebración de la
Revolución Chilena] contenía imágenes del poeta siendo expulsado de
su casa por un ejército de cadáveres, y de un mundo inundado por un
"un gran orinal".
7
Ver John Kenneth Galbraith, The Culture of Contentment, Boston:
Houghton Mif.in, 1992, y Eric Schlosser, Fast Food Nation: What the
All– American Meal Is Doing to the World, London: Penguin, 2001.
Respecto de cuestiones relacionadas con los medios de subsistencia,
ver Philip McMichael, "Food Security and Social Reproduction:
Issues and Contradictions", en Isabella Bakker y Stephen Gill,
eds., Power, Production and Social Reproduction, Basingstoke:
Palgrave, 2003, pp. 169–89.
8
Mike Davis, City of Quartz: Excavating the Future in Los Angeles, New
York: Verso, 1990.
9
L. Kroll y L. Goldman, "Billionaires. The World’s Richest
People", Forbes, 171(6), 2003, pp. 87–142.
10
Paul Krugman, "Plutocracy and Politics", New York Times,
14 June 2002, citando a Kevin Phillips, Wealth and Democracy: A
Political History of the American Rich, New York: Broadway, 2002.
11
Ver Stephen Gill, "Social Reproduction of Af.uence", en
Bakker y Gill, eds., Power, Production and Social Reproduction, pp.
190–207.
12
David Cay Johnson, Perfectly Legal: The Covert Campaign to Rig our
Tax System to Bene.t the Super Rich and Cheat Everyone Else, New
York: Portfolio, 2003.
13 En la actualidad
hay aproximadamente 2,1 millones de presos en las cárceles de EEUU, a
diferencia de los 330.000 que había en 1972. Otros 5 millones más
están bajo supervisión dentro del sistema de justicia criminal. La
tasa de encarcelación norteamericana a mediados de 2000 era de 702
cada 100.000 personas, mientras que en el caso de Japón era de 40, en
Suecia 60, Suiza 85, Holanda, Francia e Italia 90, Alemania 95, Canadá,
Australia y España 110, Gran Bretaña 125, Sudáfrica 400 y Rusia
699. La tasa de encarcelación para jóvenes varones negros entre 25 y
29 años era de un asombroso 13%. Ver
<http://www.sentencingproject. org/news/usno1.pdf>; y también
la edición especial de Social Justice, 27(3), 2000; Christian
Parenti, Lockdown America: Police and Prisons in the Age of Crisis,
London: Verso 1999.
14
Fox Butter.eld, "Mistreatment of Prisoners Is Called Routine in
U.S.", New York Times, 8 May 2004.
15
Butter.eld, "Mistreatment of Prisoners". En un
arrebato orwelliano, el Pentágono anunció en 2004 que cambiaría el
nombre de Abu Ghraib por "Camp Redemption" [Campo de la
Redención].
16
Editorial, "The Military Archipelago: the New Iraq Crisis", New
York Times, 7 May 2004.
17
Edward Alden, "Bush Team Accused of Sanctioning Torture", Financial
Times, 8 June 2004.
18
Mark Turner, "US Struggles to Win Immunity for its Troops", Financial
Times, 9 June 2004.
19
Ver Stephen Gill "Constitutionalizing Inequality and the Clash of
Globalizations", International Studies Review, 4(3), 2002,
pp. 47–65.
20 Por supuesto,
poderosos intereses dentro de la OECD, especialmente la Unión
Europea, también apoyan nuevos mecanismos constitucionales.
21
John Braithwaite y Peter Drahos, Global Business Regulation,
Cambridge: Cambridge University Press, 2000.
22 Las corporaciones
norteamericanas poseen in.uyentes organizaciones tales como el
poderoso Comité de Propiedad Intelectual (Intellectual 65 Property
Committee, IPC). Sus miembros incluyen a muchas corporaciones
gigantes. Para dar forma a las posiciones negociadoras de EEUU, el IPC
coordina con el Keidanren de Japón y con la Unión de Confederaciones
de Industriales y Empleadores de Europa.
23
Jagdish Bhagwati, "The Capital Myth: The Difference between Trade
in Widgets and Dollars", Foreign Affairs, 77(3), 1998, pp.
7–12.
24
Edward Alden, "US Backs Curbs on Capital Controls", Financial
Times, 2 April 2003.
25
Felix Rohatyn, "The Unbearable Expense of Global Dominance",
Financial Times, 9 June 2003.
26
Niall Ferguson, "The True Cost of Hegemony: Huge Debt", New
York Times, 20 April 2003. Rohatyn (ver nota 25) calcula la
deuda externa neta en cerca de 3 billones de dólares.
27
Alan Beattie, "New Role May Be Too Costly for Americans to
Bear", Financial Times, 14 March 2003.
28
Beattie, "New Role".
29
Kent Smetters, Testimony to Subcommittee on the Constitution of United
States, House of Representatives, 6 March 2003. Énfasis en el
original.
30 El gasto militar
norteamericano proyectado para el año fiscal 2004 era de
aproximadamente 420 mil millones de dólares, unos 80 mil millones más
desde 2001. El suplemento de 2003 para Irak fue de 79 mil millones; el
suplemento de 2004 para Irak fue inicialmente de 87 mil millones;
luego, el presidente Bush pidió otros 25 mil millones a mediados de
ese mismo año.
31
US Space Command, Vision for 2020, Washington DC: US Department
of Defense, 1997,
<http://www.gsinstitute.org/resources/extras/vision_ 2020.pdf>.
32
D. J. Rothkopf, "Business Versus Terror", Foreign Policy,
May/June, 2002, pp. 56–64. El jefe del Estado Mayor Conjunto,
general Richard B. Myers, era jefe del Comando Espacial norteamericano
a fines de los ‘90 y supervisó el desarrollo de las redes de
computadoras militares de EEUU, convirtiéndose en un adalid de las tácticas
de ciber–guerra. James
Dao, "Low–key Space Buff: Richard Bowman Myers", New
York Times, 25 August 2001.
33
Donald Rumsfeld, "Transforming the Military", Foreign
Affairs, 81(3), 2002, pp. 20–32.
34
William Hartung et al., "Operation Endless Deployment", The
Nation, 21 October 2002.
35 El estudio
alentaba la fusión de operaciones especiales, inteligencia,
encubrimiento y engaño, guerra de información, operaciones psico–
lógicas, y fuerzas encubiertas de la CIA y de las agencias militares
en entidades llamadas Proactive, Preemptive Operations Groups (P2OG).
Esfuerzos paralelos fueron impulsados para mejorar y vincular redes y
bases de datos de información. Según Rumsfeld, "nuestra misión
es hallar y destruir al enemigo antes de que nos ataque". Citado
en William Arkin, "The Secret War", Los Angeles Times,
27 October 2002.
36
Chalmers Johnson, Sorrows of Empire: Militarism, Secrecy and the
End of the Republic, New York: Metropolitan Books, 2004.
37
Stephen Gill, "The Global Panopticon? The Neo–liberal State,
Economic Life and Democratic Surveillance", Alternatives,
20(1), 1995, pp. 1–49.
38
Christopher Drew, "Listening, Looking: Old Methods Still
Work", New York Times, 14 April 2001.
39
William R. Fast, Knowledge Strategies: Balancing Ends, Ways and
Means in the Information Age, Washington DC: Institute for
National Strategic Studies, 2001.
40
Joseph Fitchett, "Spying from Space: US to Sharpen the
Focus", International Herald Tribune, 10 April 2001.
41 La evidencia de la
existencia de ECHELON fue hallada en 1998–1999 por el especialista
en inteligencia Jeffrey Richelson, por medio de la Ley de Libertad de
Información de EEUU [Freedom of Information Act].
42 Los acuerdos entre
Gran Bretaña y EEUU de 1947 efectivamente subordinaban a las agencias
de inteligencia australianas, canadienses, neocelandesas y británicas
a EEUU. Jeffrey T.
Richelson y Desmond Ball, The Ties That Bind: Intelligence
Co–operation Between the UKUSA Countries, London: Unwin Hyman,
1990.
43
R. James Woolsey, Testimony to U.S. House of Representatives Committee
on National Security, Washington DC, 12 February 1998.
44
Antonio Gramsci, Selections from the Prison Notebooks, Q. Hoare
and G. Nowell–Smith, eds. and trans., New York: International
Publishers, 1971, p. 175, note 75.
45 Los líderes de la
"vieja Europa" se quejaron de que EEUU ha fracasado en dar a
sus .rmas "igual acceso" a los lucrativos contratos de
reconstrucción de Irak, muchos de los cuales fueron reservados para
amigos de la Administración Bush (por ejemplo, Halliburton y
Bechtel).
46 Las relaciones de
comercio/inversión entre EEUU y la Unión Europea, las más grandes
del mundo, rondan los 600 mil millones de dólares al año. En el año
2001, la inversión directa acumulada entre EEUU y la Unión Europea
llegó a un máximo de 1,6 billones de dólares. La Unión Europea
recibió el 53% (726 mil millones) de toda la inversión externa
directa de EEUU; y envió el 72% (947 mil millones) de toda la inversión
67 directa a EEUU. Jeffrey
J. Schott and Gary Hufbauer, "Transatlantic Trade Relations:
Challenges for 2003", Munich: Transatlantic Strategy Group,
Bertelsmann Foundation, 2003, <www.cap.uni–muenchen.de/download/
2003/2003_Miami_ Schott_Hufbauer.pdf>.
47
Deborah Brewster, "Pimco Chief Says Global Outlook is Less Stable
Than in Past 20 or 30 Years", Financial Times, 17 June
2004. Pimco es la mayor administradora mundial de fondos en
bonos, con cerca de 400 mil millones de dólares en bonos.
48
Editorial, "A Rosy Scenario from the OECD. Yet the Financial
Markets tell a Different Story", Financial Times, 12 May
2004.
49
Christopher Marquis, "World’s View of U.S. Sours After Iraq
War, Poll Finds", New York Times, 4 June 2003.
50 Para una elaboración,
ver Gill, Power and Resistance, pp. xi–xiv; 211–22.
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