Leyes federales y locales aprueban desemplear,
criminalizar y expulsar a indocumentados – Se multiplican las
redadas y las deportaciones y cientos de niños quedan en el abandono
EEUU intensifica medidas contra inmigrantes
Por
David Brooks
Corresponsal
en EEUU
La Jornada, 27/08/07
Nueva York, 26 de agosto.- Una mujer es rodeada
por 15 agentes en una esquina de Los Angeles, mientras su hijo de 8 años
llora asustado, es deportada; políticos denuncian que un triple
homicidio en Newark es resultado de la presencia de indocumentados en
este país, pueblos aprueban medidas para expulsar y criminalizar a
inmigrantes, el gobierno federal implementa reglas para desemplear a
quienes no tienen papeles, construye más centros de detención,
contrata a más agentes de la migra y amenaza con más
redadas, todo es parte de una intensificación de acciones
antimigrantes en Estados Unidos.
No pasa un día aquí en que no se hable de
alguna iniciativa, medida o política antimigrante que promueven tanto
el gobierno federal como las autoridades estatales y locales en este
país.
La semana pasada la procuradora general de
Nueva Jersey, Anne Milgram, ordenó a las agencias de seguridad pública
locales (la policía, sobre todo) determinar la condición migratoria
de sospechosos de crímenes y notificar a las autoridades federales si
sospechan que algún detenido está en el país “ilegalmente”.
Esta acción fue anunciada después que un
triple homicidio en la ciudad de Newark, ocurrido el 4 de agosto,
detonó un debate estatal y hasta nacional sobre el crimen y los
indocumentados. Uno de los principales sospechosos del crimen, José
Lachira Carranza, es un indocumentado peruano, y varios políticos han
criticado el hecho de que nadie verificó su condición migratoria, a
pesar de tres arrestos anteriores, por lo que el delincuente pudo
permanecer en las calles para cometer otro delito más. “Hay una
necesidad que se presentó ante todos nosotros recientemente con los
eventos trágicos de Newark para una política uniforme en el estado,
afirmó la procuradora Milgram. La agencia federal de inmigración
(conocida por sus siglas en ingles, ICE), dio la bienvenida a esta
“nueva ampliación de la cooperación” del estado.
El caso nutrió un creciente debate nacional en
torno al papel de las agencias de seguridad pública locales y
estatales en actividades de control migratorio. Algunos alcaldes y
jefes de policía se oponen a participar en asuntos de migración señalando
que necesitan la cooperación de la comunidad, incluyendo inmigrantes
legales e indocumentados, para realizar sus labores. De hecho, los
alcaldes y autoridades de ciudades como Nueva York, Los Angeles y
Chicago han mantenido políticas que prohíben que sus policías y
trabajadores municipales indaguen sobre la condición migratoria de
sus residentes. Estos son criticados por otros de que han convertido a
sus ciudades en “santuarios para los que violan la ley” y/o
insisten que a falta de una política nacional coherente, las
autoridades locales y estatales tienen que asumir el papel de control
de migración.
El candidato presidencial republicano, Mitt
Romney, cuando era gobernador de Massachussets, firmó un acuerdo con
las autoridades federales en el que otorgó a policías estatales
seleccionados el poder de implementar las leyes migratorias federales
(aunque el nuevo gobernador anuló el acuerdo). En Kentucky, el
procurador general notificó a las policías locales que consulten un
banco de datos federal para verificar la condición migratoria de la
gente que arresten y reportar a los indocumentados con las autoridades
federales.
Las legislaturas de los 50 estados han
considerado medidas sobre migración este año, según un informe de
la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales; por lo menos mil
400 proyectos de ley, y 170 de éstos promulgados en leyes en 41
estados. Aunque estas incluyen medidas de todo tipo, entre ellas
algunas diseñadas para beneficiar a migrantes, la mayoría incorporan
algún tipo de medida antimigrante.
Además, los gobiernos de más de 100 ciudades
y condados por todas partes de Estados Unidos han considerado
resoluciones y nuevas ordenes contra indocumentados. Estas incluyen
desde proclamaciones del inglés como el “idioma oficial” hasta
prohibiciones sobre la renta de vivienda, el cese de contratos públicos
con empresas que emplean a indocumentados y la negación de servicios
públicos.
A nivel federal, las acciones incluyen más
redadas, más detenciones de “fugitivos” de órdenes de deportación,
y más detenidos. El 10 de agosto el gobierno de George W. Bush anunció
17 iniciativas de control migratorio, incluyendo la de la implementación
más agresiva de un sistema para obligar a patrones a cesar a
indocumentados. El gobierno anunció que enviará cartas a empleadores
con listas de los trabajadores cuyos números de Seguro Social no
corresponden a su identidad. Después de un plazo de 90 días el
gobierno obligará a los patrones a cesar a todo empleado que no haya
logrado comprobar un error. Potencialmente, eso podría implicar
millones de desempleados (se calcula que hay aproximadamente 12
millones de indocumentados en el país).
A la vez, el gobierno también anunció planes
para detener, encarcelar y deportar a más inmigrantes incrementando
su capacidad carcelaria para migrantes a más de 31 mil.
La semana pasada Elvira Arellano, al salir de
una iglesia en el centro de Los Angeles, fue detenida después que
varios autos no identificados como oficiales rodearon la camioneta en
que viajaba con su hijo Saúl de 8 años y otros activistas de defensa
de migrantes. El operativo, con unos 15 agentes de migración,
parecía diseñado para tomar por asalto a un criminal, comentaron
testigos. Pocas horas después fue deportada por ser considerada
“una fugitiva” de la ley, violando una orden de salir del país
por el grave delito de haber trabajado sin papeles en un aeropuerto.
Su hijo es ciudadano estadounidense.
El diario Los Angeles Times reporta
que la detención de indocumentados “fugitivos” se ha acelerado a
unos 675 por semana, junto con más redadas en sitios de trabajo y
otras medidas de “control” de la inmigración “ilegal” en el
país.
A la vez, este tipo de arrestos y redadas han
dejado abandonados y traumatizados a cientos de niños, que de repente
son informados que sus padres han sido detenidos, encarcelados y hasta
deportados. Estos casos han ocurrido en Massachussets, Colorado y
varias entidades más por el país como resultado de estas acciones.
El Pew Hispanic Center calcula que hay unos 3.1 millones de menores de
edad en este país cuyos padres (por lo menos uno) son indocumentados.
Mueren en los centros de reclusión de
la migra
Por otro lado, el Washington Post
reportó recientemente que más de 60 migrantes detenidos han perecido
desde 2004 mientras estaban en poder de las autoridades de migración.
Casos recientes incluyen la muerte de Rosa Isela Contreras Domínguez,
una mexicana embarazada en un centro de detención en El Paso,
Victoria Arellano de 23 años mexicana que padecía sida en un centro
de detención en San Pedro California, y un brasileño Edgar Alves
Araujo. Todos fueron declarados como “incidentes tristes” por las
autoridades migratorias. A la vez, muchos detenidos padecen de
condiciones médicas que no reciben atención satisfactoria, o nada.
De hecho, miles de inmigrantes –con papeles o
sin papales– son detenidos y encarcelados, a veces durante meses y
hasta años, bajo una ley federal que permite que cualquier no
ciudadano sea arrestado para ser deportado si ha cometido un delito en
Estados Unidos en cualquier momento, aunque haya sido hace años y
aunque haya cumplido una condena penal.
Los inmigrantes han revivido a los sindicatos,
indica un estudio
Representan el 15% de la fuerza laboral en EEUU
Por David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 30/08/07
Nueva York, 29 de agosto.– Los inmigrantes ahora
conforman 15 por ciento de la fuerza laboral estadounidense, y el número
de trabajadores inmigrantes asalariados se incrementó 30 por ciento
durante los últimos 10 años, según nuevos datos emitidos esta
semana por el Instituto de Políticas de Migración (MPI, por sus
siglas en inglés).
El año pasado, 19.74 millones de inmigrantes
estaban empleados en Estados Unidos, un incremento de 66 por ciento
desde 1996. Los inmigrantes incrementaron su presencia de 10.8 (14.30)
a 15.3 por ciento (23.15 millones) del total de la fuerza laboral en
ese periodo, dice el proyecto Migration Information Source de MPI. Los
análisis se realizan con datos del censo federal.
A la vez, de los 15.36 millones de
sindicalizados en 2006, 12 por ciento eran inmigrantes. Casi uno de
cada 10 asalariados era miembro de un sindicato en 2006. De hecho, las
cifras confirman lo que ya muchos sospechaban, la nueva sangre del
sindicalismo estadounidense son los inmigrantes: el número de
migrantes sindicalizados se ha incrementado 30 por ciento desde 1996.
El número de sindicalizados nacidos aquí se desplomó 9 por ciento.
Sin embargo, los sindicatos continúan en
crisis con una reducción en números totales de sindicalizados de
16.27 millones en 1996, a 15.36 millones en 2006. Este desplome, junto
al incremento en términos absolutos en la membresía sindical de los
inmigrantes, incrementó la proporción de inmigrantes en los
sindicatos de 8.9 por ciento en 1996, a 12.3 por ciento en 2006, en
casi 3 por ciento. Así, los inmigrantes sindicalizados son 2.04
millones. Sin embargo, los sindicatos continuaron reduciendo sus filas
como porcentaje de la fuerza laboral durante la última década a sólo
un poco más de 10 por ciento en total.
Aunque se registró un notable incremento en la
sindicalización de inmigrantes, el hecho es que hoy sólo 10.3 por
ciento de todos los trabajadores inmigrantes son representados por un
sindicato (comparado con 13.7 por ciento de los nacidos aquí). Pero
los indicadores son evidencia para quienes argumentan que, en gran
medida, el futuro de los sindicatos (igual que en sus orígenes) está
en manos de los inmigrantes.
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