La islamofobia y el racismo están
vivitos y coleando en Francia
“¡Mátenlos a todos!”
Por Salil Sarka
Al-Ahram Weekly on-line, 29/07/04
Traducido para Rebelión por Germán
Leyens
El ministro de asuntos sociales de
Francia, Jean-Luis Borloo, no se anda con miramientos. Señaló que el
desempleo en la juventud del país ha aumentado de un 15 a un 22 por
cientos en los últimos 15 años. Y en lo que el ministro llama “las
700 zonas sensibles” – suburbios que albergan a inmigrantes y a
sus descendientes – el desempleo entre los de menos de 25 años se
ha disparado de un 25 a un 55 por ciento.
Mientras tanto, los ataques
racistas, agregó el ministro, han aumentado de 180 al año en 1999 a
800 en la actualidad.
Africanos y árabes son a menudo víctimas
de la represión policial, a veces violenta, pero su triste suerte
apenas atrae la atención de los medios. Lo que sí pasa es que son
sistemáticamente culpados de agresiones antisemitas reales o
imaginarias.
Ministros, políticos,
intelectuales, todos se unen en su vociferante condena cuando una
persona o una propiedad judía son afectadas. El 7 de julio, una joven
no-judía presentó denunció a la policía que había sido atacada.
Afirmó que seis africanos y árabes le habían robado, en un tren
suburbano por la mañana cerca de París, que dibujaron svásticas en
su vientre.
Después de ese incidente, se desató
una tormenta verbal de insultos e improperios contra los inmigrantes.
“Nazis de los suburbios” aulló la pro-israelí Liga Contra el
Racismo y el Antisemitismo (LICRA). Sin verificar los hechos, el
presidente de Francia, Jacques Chirac, expresó su indignación por
una semejante “acción antisemita”, recomendando un severo
castigo.
“Durante 13 minutos”, escribió
el diario parisino Le Monde, “Marie fue judía para seis malvados
muchachos de origen africano”. “La comunidad judía vive
atemorizada... la agresión antisemita aumenta”, agregó el peso
pesado del Partido Socialista, Ségolène Royal, que espera llegar a
ser candidato a presidente.
Apenas dos días después de la
presunta agresión, la investigación policial reveló que la denuncia
era sólo un invento de punta a cabo. Nadie pidió disculpas a la
comunidad inmigrante de Francia, con la excepción de editoriales en
dos periódicos. Por cierto, la creciente histeria contra los
inmigrantes y a favor de Israel se está convirtiendo en un pasatiempo
nacional de la elite.
La sorprendente es que, a pesar del
retumbar del tam-tam racista, el francés promedio mantiene
generalmente su serenidad y muestra una madurez y tolerancia rara
entre aquellos que toman las decisiones y en los medios. Por ejemplo,
el antiguo ministro de finanzas, Dominique Strauss-Kahn, otro
socialista con esperanzas de conseguir la máxima posición del país.
Para él, que la “víctima” haya inventado historias violentas
para culpar a árabes y africanos no cambia casi nada en el hecho de
que los judíos en Francia son atacados 20 veces por semana, según su
propio, extravagante, recuento.
Es verdad que aumenta la violencia
por motivos raciales, pero es difícil obtener cifras verosímiles. La
Comisión Consultiva de Derechos Humanos de Francia dice que ha habido
más ataques racistas y antijudíos en los primeros seis meses de 2004
que en todo el año 2003.
Durante la primera mitad de este año,
dice la Comisión, ha habido 207 ataques racistas y 94 agresiones
antijudías en comparación con 128 y 47 respectivamente durante el año
anterior. Las cifras del ministerio francés del interior no
coinciden: 95 ataques racistas y 135 ataques antisemitas en la primera
mitad de 2004, en comparación con 92 y 127 en total el año pasado.
El problema es que algunas de las
denuncias de violencia antijudía o de ataques contra inmigrantes han
resultado ser falsas. En marzo de 2003, una estudiante judía se quejó
falsamente de haber sido atacada por hombres enmascarados que la
llamaron “inmunda judía” y que le grabaron una estrella de David
en su brazo.
En diciembre de 2002, un tunecino
de 30 años fue acusado de golpear a controladores de billetes en un
autobús en Marsella, pero tuvo que ser liberado cuando el vídeo
interno del vehículo mostró que fueron los funcionarios del
transporte los que lo golpearon a él.
Más recientemente en París, se
reveló que un rabino que pretendía haber sido apuñalado por un
hombre que gritaba Allahu Akbar se había infligido él mismo las
heridas. El año pasado, una escuela talmúdica al norte de París fue
quemada por completo, provocando estridentes acusaciones de
antisemitismo de comentaristas y políticos, pero jamás se descubrió
evidencia alguna. En otro caso, la policía desenmascaró al jefe de
la Federación Sionista de Francia que se enviaba mensajes antijudíos
a sí mismo, para demostrar que era perseguido.
En estos días en Francia, las
estadísticas de violencia racista y antijudía son numerosas, pero
sospechosas. Sin embargo, las palizas, la detención arbitraria y la
tortura a manos de la policía están extrañamente ausentes en esas
listas. El periódico mejor informado de Francia, el semanario satírico
Le Canard Enchainé cita a la extremadamente oficial Comisión de Ética
de la Seguridad, un cuerpo que controla la violencia ilegítima de la
policía.
La comisión señala que las
incidencias de represión ilícita de la policía se han triplicado
entre 2001 y 2003. El presidente de la comisión, el veterano juez
Pierre Truche expresó su sorpresa ante la predominancia de africanos
y extranjeros entre las víctimas.
Le Canard Enchainé comentó: “es
otro ejemplo de la violenta represión desencadenada contra los pobres
por el antiguo ministro francés de la policía, Nicolas Sarkozy. El
actual ministro de finanzas, que desafía abiertamente a su superior
en el partido, el presidente Jacques Chirac, para llegar a la máxima
posición en el Estado.
Sarkozy, en su calidad de ministro
de finanzas, visitó Washington DC, el año pasado, para asistir a las
reuniones de grupo del Banco Mundial. Encontró el tiempo necesario
para almorzar con virulentos grupos de presión a favor de Israel,
recibió premios de su parte, y volvió acusando al anterior gobierno
dirigido por los socialistas de no haber hecho bastante para combatir
el antisemitismo.
Hay unos siete millones de
ciudadanos franceses y residentes permanentes en Francia, que
emigraron de las antiguas colonias del país. En cuanto a la comunidad
judía francesa, cuenta unos 400.000, muchos de los cuales apoyan el
establecimiento de un estado palestino y luchan por la paz y la
justicia en Medio Oriente.
Sin embargo, una minoría que
circula alrededor del Consejo Representante de las Instituciones Judías
(CRIF), obstinadamente favorable al Likud, ha estado haciendo campaña
para que Francia apoye al gobierno de Israel.
El presidente de Francia-Israel, el
almirante en retiro Michel Darmon dice: “durante los últimos 10 años,
la comunidad judía ha estado librando la batalla equivocada”. El
enemigo no es la extrema derecha, dice, “sino la política exterior
de Francia”, que él y sus amigos consideran brutalmente anti-israelí.
El escritor y filósofo Pierre André Taguieff ha escrito un libro
intitulado “La nueva judeofobia” en la que activistas de la
antiglobalización, izquierdistas, antisionistas e islamistas son
todos agrupados en un solo montón como “odiadores de judíos”.
¿Recuerdan el asesinato del doceañero
niño Mohammed Durra por soldados israelíes? Sucedió al comenzar la
segunda Intifada en el otoño de 2002. La secuencia de los disparos
contra el muchacho fue registrada por un cameraman palestino de France-2
TV, un canal dirigido en Israel por Charles Enderlin.
Abrumado por toneladas de correo de
odio de sionistas en todo el mundo, Enderlin dice: “algunos han
estado tratando abiertamente de que me despidan”. En Francia, el
destacado geo-estratega francés Pascal Boniface tuvo que renunciar al
Partido Socialista, por haber recomendado un enfoque más pacifista
del conflicto israelí-palestino.
En algunos sectores de la clase
gobernante francesa, a pesar de la valerosa posición del gobierno
sobre Irak, la paz en Palestina sigue siendo una obscenidad. Hace unos
pocos años, el escritor francés Michel Houellebecq hizo que el
personaje principal de su libro “Plataforma” estallara: “Cada
vez que oigo hablar de que un terrorista palestino, un niño
palestino, o una mujer palestina embarazada palestina han sido
derribados por balas en la franja de Gaza, me estremezco de
entusiasmo”. La venganza (contra el Islam) existe, explicó poco más
tarde Houellebecq a los medios.
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