El mundo en sus manos
La resaca de la masacre de Beslán
Por Mirra Banchón
Deutsche Welle,
07/09/04
Redacción, Argenpress
A cuatro días de la masacre en
Beslán, la información sigue siendo escasa y contradictoria. La
indignación crece en la población y la prensa rusa. Pero el gobierno
calla, Europa también.
Nunca antes había terminado un
secuestro con tantos muertos, y sobre todo con tantas víctimas
infantiles como en Beslán. Y mientras la población crea nuevos
cementerios para poder enterrar a sus muertos, y las manifestaciones
de solidaridad proliferan, tanto en el país como en el extranjero
crece la indignación por lo ocurrido y por la política informativa
que maneja el presidente Vladimir Putin y su gobierno.
También por los guantes de seda
con los que Europa y Estados Unidos tratan a Rusia. So pretexto de
apoyarla en su lucha contra el terrorismo internacional -el cual
supuestamente ha sido el gestor de la masacre-, la comunidad
internacional pretende no darse cuenta de la ineptitud y la manipulación
de la información.
Cifras 'relativas'
No habían pasado 24 horas del
cruento final de secuestro, cuando el presidente Putin aseguró estar
consciente de la obligación del gobierno de contarle a la gente toda
la verdad y mostrar la realidad de los hechos. Sin embargo, poca es la
verdad que ha salido a la luz, y cada vez más crece la sensación de
que todo no ha sido más que una sarta de mentiras.
Y eso, desde el mismo comienzo de
la tragedia, cuando las fuentes oficiales hablaban de 354 rehenes,
cuando en la ciudad todo el mundo sabía que por lo menos 1000
personas -entre niños, maestros y padres de familia- estaban ahí
adentro.
'54 horas de mentiras'
La operación misma fue calificada
de 'éxito', por el gobierno. Sin embargo, según informa la prensa
rusa, oficiales que presenciaron la masacre declararon que en la
escuela reinaba el caos, que nadie estaba preparado para el asalto a
la escuela, y que no fueron los especialistas sino una armada civil la
que tomó el mando.
También fue la población civil la
que condujo a los muertos y heridos a los hospitales. Muchos periódicos
rusos critican duramente la política informativa rusa: '54 horas de
mentiras terminaron con la muerte de los niños', titula el Russki
Krjer.
De los supuestos nueve árabes que
se encontraban entre los terroristas -pretexto perfecto para contar
con el apoyo incondicional de la comunidad internacional liderada por
Estados Unidos-, no se ha encontrado ningún indicio. Que no había
extranjeros entre ellos, habrían declarado algunos rehenes. El
africano del que hacía mención la prensa oficial no era, según
declaraciones de testigos, más que uno de los terroristas -de origen
caucásico- cubierto del hollín de las explosiones.
Atentados a la libertad de prensa
Por otro lado, a los periodistas de
medios más críticos a Moscú no se les permite la entrada a la región
del Cáucaso. A ello se suma la misteriosa muerte de la periodista
rusa Anna Politkowskaja, especialista en el conflicto checheno y
conocida por su visión crítica. La periodista fue internada por
envenenamiento después de tomar una taza de té.
El semanario de oposición Nowaja
Gaseta no descarta la posibilidad de un asesinato.
Por su parte, el corresponsal del
canal alemán ARD, Udo Lilischkies, informa que a los camarógrafos
rusos que habían filmado las pilas de muertos les incautaron el
material. De vergüenza nacional califica el diario Iswestija la política
informativa rusa, pues mientras CNN mostraba en vivo el asalto a la
escuela, la televisión rusa pasaba películas de aventuras.
Y Europa calla
Y Bruselas -que hasta hace una
semana hacía alarde de su posición crítica frente a las elecciones
en la región- ha enmudecido, y asevera no poder emitir juicios sobre
los acontecimientos. A lo sumo declaran que la culpa es de los
terroristas, así lo hicieron los voceros del comisario de Asuntos
Exteriores Chris Patten y del presidente Romano Prodi. Pero le
aseguran su apoyo a Putin en su lucha contra el terrorismo.
Las declaraciones del ministro alemán
de Exteriores, Joschka Fischer, no pudieron ser más diplomáticas:
ambos bandos habrían violado los derechos humanos, y además la
situación en Chechenia es sumamente complicada. Todo parece indicar
que la vieja Europa, de un tiempo a esta parte, tiene en alta estima
su relación con Moscú, y que no verían con buenos ojos que algo la
estropease. Aunque ese algo atente contra los valores que ufanamente
defienden.
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