Los
marxistas y el conflicto
Por
Fred Weston
In Defence of Marxism, 24/11/04
¡Ambas
partes son reaccionarias! ¡Hay que luchar por una alternativa obrera!
La
situación en Ucrania está sumamente tensa. Viktor Yanukovich fue
declarado vencedor en la segunda ronda de las elecciones
presidenciales del domingo. Es visto por todos como un hombre pro-Moscú.
En cambio, Viktor Yushchenko es un candidato abiertamente
pro-occidental y ha desafiado los resultados. Parece claro que podría
haber existido un importante nivel de fraude en estas elecciones.
Un
indicador de la posición que ocupa Ucrania es que los principales
candidatos en las elecciones presidenciales sean vistos como un
pro-ruso o un pro-occidental. La BBC caracterizó la situación
"como un enfrentamiento este-oeste". Esto revela la
debilidad de la elite gobernante ucraniana. No puede seguir un camino
independiente de desarrollo y se ha convertido en un simple peón de
la lucha entre las grandes potencias. Dentro de los círculos
dirigentes hay un enfrentamiento sobre qué camino debe emprender el
país: construir lazos más estrechos con Rusia o adherirse
abiertamente a occidente. Esto también se refleja en la extensión
geográfica del apoyo de los dos candidatos, el este se inclina hacia
Rusia y el oeste hacia el Unión Europa y EEUU.
Debemos
decir claramente que ni Rusia ni Occidente pueden ofrecer una solución
a los problemas de los trabajadores ucranianos. La elección es entre
dos formas de capitalismo, ninguna de las dos puede ofrecer una solución
a largo plazo a la población de Ucrania. Ambas partes intentan
conseguir control de la economía ucraniana. Pero en todo esto hay más
que simple economía. Ucrania es un país enormemente importante desde
un punto de vista estratégico.
Tras
el colapso de la Unión Soviética, Ucrania se separó y declaró su
independencia. En ese momento Rusia estaba muy debilitada pero desde
entonces intenta reconstruir sus esferas de influencia. Por esa razón
Putin ha dado todo su apoyo a Viktor Yanukovych frente al líder de la
oposición, Viktor Yushchenko.
Desde
1991 la Unión Europea y la OTAN han añadido nuevos miembros, como
las antiguas repúblicas soviéticas de Letonia, Lituania y Estonia,
extendiendo su esfera de influencia hasta las fronteras de Rusia. Otro
país -Georgia- tiene ahora un gobierno pro-estadounidense. Hacia el
este, Kirguizistán, alberga una base militar de EEUU. En esta situación
Rusia se siente rodeada y vulnerable. El Kremlin intenta
desesperadamente dar marcha atrás a este proceso.
Ucrania
es un elemento clave en los planes de Putin de ampliar y fortalecer la
posición internacional de Rusia. El Tratado de Espacio Económico
Conjunto firmado por Bielorussia, Kazajistán, Rusia y Ucrania forma
parte de este proyecto. De acuerdo con este tratado los gobiernos
nacionales delegarían algunos de sus poderes en un organismo similar
a la Comunidad Europea. Yanukovych apoya totalmente este plan mientras
que Yushchenko se resiste porque eso implicaría apoyar al ala de la
burguesía ucraniana que quiere estrechar lazos con los oligarcas y el
régimen ruso. Para Putin perder su influencia sobre Ucrania tendría
consecuencias políticas serias.
Los
medios de comunicación presentan a Yushchenko como el hombre que
defiende la verdadera democracia y que llevará a la población
ucraniana hacia la riqueza y la prosperidad. Pero si miramos sus
antecedentes encontraremos un cuadro totalmente diferente. En el
pasado estaba muy lejos de ser un líder de masas audaz. Ha sido muy
cuidadoso con sus movimientos y era considerado un tecnócrata leal.
Con estudios contables, en 1993 se convirtió en el jefe del banco
nacional de Ucrania.
Leonid
Kuchma se convirtió en presidente de Ucrania en 1994 y fue reelegido
en noviembre de 1999. Kuchma era considerado por occidente como un
obstáculo para la "liberalización" de la economía.
Constantemente había quejas de la lentitud del proceso y exigían su
aceleración.
Yushchenko
sirvió lealmente en el gobierno de Kuchma y en 1998 fue nombrado
primer ministro. En ese período adquirió popularidad entre los círculos
capitalistas occidentales por sus esfuerzos para acelerar el proceso
de privatización de la propiedad estatal. Esto le provocó un
enfrentamiento constante con los otros miembros del gobierno.
Debemos
recordar que el colapso de la antigua Unión Soviética y el
consiguiente regreso al capitalismo fueron un desastre total para
Ucrania, como para la mayoría de las antiguas repúblicas soviéticas.
Después de Rusia, Ucrania era la segunda república más importante
en términos económicos. Proporcionaba más de una cuarta parte de la
producción agrícola soviética. Su industria pesada y materias
primas fueron un componente clave en el desarrollo de la antigua URSS.
Ahora, sin embargo, Ucrania depende de las importaciones energéticas,
especialmente gas natural.
Después
de 1991 el gobierno ucraniano introdujo una base legal para la
privatización, pero el proceso fue lento porque se enfrentó a la
resistencia de capas importantes de la burocracia. En 1999 los niveles
de producción eran un 40 por ciento de los niveles existentes en
1991. A finales de 1993 apareció la hiperinflación.
También
se desarrolló una creciente polarización social. En 2003 el
porcentaje de la población que vivía por debajo del umbral de
pobreza alcanzaba el 29 por ciento. En el otro lado del espectro había
una pequeña minoría que se enriquecía. El 10 por ciento más pobre
de la población sólo consume el 3,7 por ciento de la riqueza
nacional, mientras que el 10 por ciento más rico consume el 23,2 por
ciento. Muchos trabajadores cobraban sus salarios con mucho retraso.
Lo mismo ocurría con los pensionistas. Ucrania experimentó una
pobreza desesperada que provocó una emigración constante. Por toda
Europa se pueden encontrar ucranianos realizando los empleos más
bajos en la escala social, trabajos que nadie quiere hacer.
Pero
después de casi una década de declive económico, la economía
ucraniana empezó a recuperarse en 2000 con una tasa de crecimiento
anual del 6 por ciento. ¡Era la primera vez desde 1991! En 2001 creció
otro 9 por ciento y desde entonces ha continuado creciendo. Ahora los
sueldos y las pensiones se pagan puntualmente. Este año se espera un
crecimiento aproximado del 12,5 por ciento.
Sin
embargo, esta situación está provocando presiones inflacionarias.
Ahora el nivel de inflación está en el 11 por ciento y el Banco
Nacional de Ucrania ha tenido que subir las tasas de interés del 8 al
9 por ciento, de seguir así tendrá que poner en práctica medidas
económicas incluso más ajustadas. Todo esto, combinado con la
reducción de la actividad económica a escala mundial, tendrá un
impacto en la economía ucraniana y acabará con las esperanzas de
muchos que finalmente estaban disfrutando de la prosperidad económica.
También tendrá su efecto en el escenario político, cuando millones
de ucranianos pierdan cualquier ilusión que pudieran tener hasta
ahora en la oposición actual.
Cuando
The Economist decía: "Independientemente del resultado
electoral, es probable que las reformas económicas y políticas se
aceleren con la salida del presidente Leonid Kuchma". Esto
demuestra el cinismo de la burguesía occidental, pero también revela
la línea tan delgada que separa a la oposición del régimen de
Kuchma. Cuando decimos que es una cuestión de tiempo, nos referimos a
la velocidad del proceso y no a su dirección. Cualquiera que gobierne
en lo fundamental pondrá en práctica la misma política. Yushchenko
también está prometiendo lo imposible. En un país con menos de 50
millones de personas ha prometido crear cinco millones de puestos de
trabajo. Así continúa la ilusión. Pero no podrá conseguirlo. Una
Ucrania capitalista no creará estos puestos de trabajo. Pero esta es
la música del futuro.
Por
ahora Yushchenko se ha beneficiado de la recuperación económica
porque una parte se vincula a su mandato como primer ministro bajo la
presidencia de Kuchma. Los más occidentales inclinados hacia una
oposición más liberal lo querían como líder pero se negó. Al
final entró en conflicto con Kuchma y en 2001 fue destituido de su
cargo de primer ministro. Yushchenko estaba atado a los intereses de
las empresas occidentales mientras que Kuchma tenía su base de poder
en los grupos industriales del este de Ucrania, y los intereses
occidentales estaban perdiendo terreno frente a los oligarcas rusos y
locales. El principal socio comercial de Ucrania todavía es Rusia, un
33 por ciento de sus importaciones proceden de su vecino y más del 17
por ciento de sus exportaciones van allí. Aunque también es verdad
que una parte importante de sus importaciones ahora viene de la Unión
Europea y eso es algo que se refleja en este conflicto.
Eso
explica por qué Yushchenko se pasó a la oposición. No tiene nada
que ver con la democracia. Y sí mucho con conseguir el botín del
proceso de privatizaciones que empezó después de 1991. Es un
conflicto entre dos campos capitalistas diferentes. Fue en este
escenario donde Yushchenko decidió aceptar la propuesta de
convertirse en el líder de la oposición y, por lo tanto, se convirtió
en el jefe del bloque "Nuestra Ucrania".
Kuchma
presidió un período largo de declive económico. Está asociado con
la vieja nomenclatura y es visto como el representante de aquellos que
expoliaron la riqueza de la población ucraniana. Yushchenko es visto
como el hombre que jugó un papel importante en el resurgimiento económico
del país. En este sentido es figura accidental. Después de un período
tan largo y profundo de declive económico es inevitable que en el algún
momento haya un resurgimiento. Yushchenko sólo estaba en el lugar y
en el momento adecuados.
Ahora
es el hombre que cuenta con el apoyo de occidente y lo es por una razón
muy concreta. A través de él los capitalistas occidentales esperan
romper el poder de los oligarcas apoyado por los rusos, esperan
conseguir un control mayor de la economía y poner a Ucrania bajo su
esfera de influencia.
Yushchenko
dice que él es pro-occidental, que defiende el libre mercado y que
pedirá la entrada en la EU y la OTAN. Pero es un mito que las
personas contra las que está luchando están en contra de esta política.
Debemos recordar que Ucrania ha formado parte del programa
"Sociedad para la paz" de la OTAN y también ha declarado
que la entrada en la EU es un objetivo estratégico. Ya en 2002
declararon que su intención era abandonar la neutralidad y pedir la
admisión en la OTAN. Así que vemos como Kuchma se encaminaba hacia
el mismo lugar. La diferencia es de tiempo y no de dirección.
Sin
embargo, la reacción de la OTAN fue interesante. Aunque dio la
bienvenida, añadió que serían necesarias nuevas reformas políticas,
económicas y militares antes de que este proceso pudiera seguir
adelante. Esto demuestra que no están convencidos de que se haya roto
el control que tiene Rusia sobre Ucrania. Quieren la sumisión total
de la elite dominante ucraniana ante los caprichos del imperialismo
occidental. Las autoridades ucranianas ya han demostrado su disposición
de ayuda a los imperialistas, en particular a los imperialistas
estadounidenses. Han enviado a más de 1.500 soldados a Iraq como
parte del contingente dirigido por Polonia, un miembro de la OTAN.
También han enviado soldados a Kosovo y Afganistán. ¡Pero no es
suficiente! Los imperialistas quieren el control total de Ucrania y
aislar aún más a Rusia.
Esto
nos lleva a la situación actual. En la primera vuelta de las
elecciones Yushchenko consiguió el 39,87 por ciento de los votos, un
poco más del 39,32 por ciento conseguido por Yanukovich. Todas las
encuestas decían que Yushchenko ganaría la segunda vuelta. Pero la
comisión electoral estatal anunció que Yanukovich había ganado por
un margen de tres puntos, un 49,4 por ciento frente al 46,7 por ciento
de Yushchenko.
Esto
inmediatamente provocó una protesta de masas que nos evocaban las
vistas en el pasado en otros países del Este. Según algunas
informaciones más de 200.000 ucranianos se manifestaron a las afueras
del parlamento y el número parece que va en aumento.
La
capital, Kiev, es una base de apoyo fuerte para Yuschenko. Nos
recuerda a algunos de los acontecimientos vistos en Moscú en 1991.
Pero Moscú no representaba el ambiente real de toda la sociedad rusa,
como se pudo ver en los acontecimientos posteriores. Kiev
probablemente sea uno de los lugares que más se ha beneficiado de la
introducción del capitalismo. Tiene una alta concentración de
elementos pequeño burgueses y seguramente serán una parte importante
de los que ahora se manifiestan. Creen que tienen algo que ganar con
la aceleración del proceso de privatización y la consolidación del
capitalismo.
Estas
manifestaciones no representan nada progresista y menos aún
representan los verdaderos intereses de los trabajadores ucranianos.
El país en realidad está dividido. Una minoría importante de la
población son rusos o utilizan el ruso como su primera lengua y, por
lo tanto, están más inclinados a establecer lazos más estrechos con
Rusia. Yanukovych, a pesar de todo, recibió un apoyo todavía
importante, especialmente en el este. Los votantes de izquierda se
concentran en las regiones del este de habla rusa, donde la población
teme que se rompan los lazos económicos y la comunicación existente
entre Ucrania y Rusia. Existen informaciones de protestas en el este
contra la oposición. Por lo tanto, la situación todavía no es nítida.
Qué
ocurrirá después, depende de muchos factores. ¿Qué tamaño
adquirirá el movimiento? Eso no se puede prever. Hay rumores de una
posible huelga general. Si esto fuera cierto entonces sería un
elemento importante a la hora de decidir el resultado de este
conflicto. El final de Milosevic quedó marcado por el movimiento de
los mineros en particular. Pero todavía no hemos visto nada de esto
en Ucrania.
Otro
factor importante es en qué dirección se moverán las fuerzas de
seguridad ucranianas. El lunes parecían dispuestas a poner fin a las
manifestaciones "rápida y firmemente". El año pasado
Shevardnadze en Georgia esperaba una ayuda similar, pero después tuvo
que reconocer la derrota. Después de todo, lo que aquí está en
juego no es un cambio fundamental de régimen. Cualquiera que esté en
el poder seguirá el camino capitalista.
Yushchenko
ha hecho un llamamiento a la policía y al ejército para que se unan
al movimiento de protesta y no disparen contra su propio pueblo. Por
ahora las noticias son que un número importante de tropas están
camino de Kiev preparadas para un enfrentamiento. Han llegado mensajes
contradictorios desde diferentes sectores de las fuerzas de seguridad,
algunos incluso declaran su neutralidad. En este escenario una pequeña
fuerza puede inclinar la balanza, como ocurrió en Rusia en 1991.
Rusia
es un elemento importante en la ecuación. La primera reacción de
Putin ante las elecciones fue declarar que habían sido
"justas", claramente era un mensaje que iba dirigido a
occidente, es decir, Rusia va a defender sus intereses en Ucrania. Lo
último que quiere Putin es un escenario georgiano.
Mientras
tanto el imperialismo occidental está presionando a la oposición
para que se declare ganadora. Un ejemplo de esto es que el senador
Richard Lugar, un republicano enviado por el presidente George Bush
para vigilar las elecciones ucranianas, ha acusado a las autoridades
ucranianas de apoyarse en "programa concertado y enérgico de
fraude y abuso electoral". La Casa Blanca habla ahora de imponer
sanciones contra Ucrania si no se investigan ya esos abusos. Los
republicanos deben saber algo sobre esta cuestión ya que parece que
en su país son expertos. La hipocresía de esta gente es ilimitada.
No hay duda de que Putin podría hacer algunos comentarios humorísticos
sobre todo esto.
El
resultado de la situación actual en Ucrania no está claro. Ayer,
cuando el presidente Kuchma los llamó para iniciar conversaciones e
intentar resolver la crisis, la oposición parecía dispuesta a
"negociar". Pero las últimas declaraciones de los líderes
de la oposición dicen que "lo único a negociar con las
autoridades es la transferencia del poder". Aunque los resultados
se han hecho públicos la decisión definitiva tiene que hacerla pública
la comisión electoral. Algunos miembros del partido de oposición han
sugerido que la publicación de los resultados finales podría
provocar una "acción rápida y grave de la policía" para
reprimir las demostraciones. Veremos qué pasa en los próximos días,
incluso en horas, y que camino toma la situación.
Hay
diferentes formas en las que el gobierno saliente podría reconocer la
derrota. El Partido Agrario es un aliado del gobierno saliente de
Yanukovych, pero algunos creen que podría decidir poner sus
parlamentarios a disposición de Yushchenko. Los tribunales también
podrían intervenir. Todo depende de la correlación real de fuerzas.
En
Georgia ya vimos como se desarrollaron los acontecimientos. Pero en
Azerbaiyán y Armenia el año pasado también se han producido
situaciones similares. En Azerbaiyán hubo disturbios callejeros después
de anunciar los resultados en unas elecciones similares, pero las
fuerzas de seguridad se movilizaron y acabaron violentamente con las
protestas. En Armenia, después de otro supuesto fraude electoral, la
población simplemente no vio una salida y aceptó la situación.
En
todos estos países la elección no fue entre partidos
pro-capitalistas y partidos genuinamente obreros. La elección siempre
fue entre diferentes intereses capitalistas. Por lo tanto ¿cuál
debería ser la posición de un genuino socialista en esta situación?
Debemos
dirigirnos a la clase obrera y explicar que no podemos apoyar a
ninguna de las partes de este conflicto. Cualquiera de ellos cuando
llegue al poder llevará a cabo una política contra la clase obrera.
Continuará desmantelando el viejo estado de bienestar; atacará las
pensiones, la seguridad social, la sanidad, la educación, etcétera.
Trabajarán para enriquecer a una minoría contra los intereses de la
clase obrera.
La
elección de los trabajadores ucranianos no puede ser entre el
imperialismo ruso y el imperialismo occidental. No hay nada
progresista en ninguno de los dos. Ambos son enemigos de la clase
obrera. Hoy algunas capas de la sociedad ucraniana pueden tener
ilusiones en Yushchenko y la oposición que él encabeza. Pero si
llega al poder aprenderán una amarga lección. Tan rápidamente como
se ha convertido en un hombre popular se puede convertir en alguien
sumamente impopular. La experiencia de la vida les enseñará.
Los
trabajadores ucranianos necesitan una voz política propia. Hay varios
partidos que proceden del PC de la época soviética, el principal es
el Partido Comunista Ucraniano. Éste es uno de los principales
partidos de la oposición pero en los últimos años ha perdido mucho
apoyo entre su base de la clase obrera en las regiones industriales
del país. Esta pérdida de apoyo es consecuencia de su escasa oposición
al gobierno. En particular no ha planteado una lucha seria contra las
privatizaciones. Si hubiera defendido enérgicamente el programa de
Lenin ahora estaría creciendo y haciendo una verdadera "oposición"
en el país.
Muchos
trabajadores en Ucrania se deben estar preguntando qué pueden hacer
en esta situación. La respuesta es construir organizaciones de la
clase obrera. Reforzar los sindicatos que serán necesarios para poder
luchar en el próximo período contra quien esté en el poder. Deben
exigir al Partido Comunista y a todas las fuerzas de izquierda un
verdadero programa de defensa de los intereses de los trabajadores. Si
el Partido Comunista fuera realmente comunista no existiría
actualmente el nivel de confusión que hay entre los trabajadores
ucranianos.
La
situación actual simplemente formará parte de un proceso global en
el cual los trabajadores ucranianos aprenderán que no pueden confiar
en ninguno de estos políticos y que deben tomar el control de su
propio destino.
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