El punto de vista del
gobierno ruso
La oposición
no tendrá éxito con el guión revolucionario de la toma
del poder
Por Viacheslav
Nikonov (*)
Agencia Novosti, Moscú,
02/12/04
Reproducido por
Rebelión
La probabilidad de
que la oposición ucraniana tenga éxito en caso de enfrentamientos
callejeros es bastante escasa. Así que el desenlace en forma de una
"revolución de terciopelo", como la que se produjo en
Belgrado o Tbilisi, no parece nada obvio en Kíev, a pesar de que
ahora se encuentran en Ucrania los técnicos de tales revoluciones.
Rusia está muy
interesada en que no haya desestabilización en Ucrania y que ésta
siga desarrollándose como un Estado fuerte e independiente.
Si los funcionarios
oficiales de Moscú mostraron clara preferencia por Víctor Yanukovich
durante las elecciones presidenciales en Ucrania, era porque Rusia
tiene allí intereses propios que, además, coinciden mucho con los de
aquellos sectores que quisieran ver en Ucrania una nación realmente
libre, independiente y próspera.
No es que Moscú este
fascinada con Yanukovich, es Víctor Yuschenko quien le parece
inadmisible por dos razones. La primera consiste en que él es
partidario de que Ucrania abandone el Espacio económico único que se
está creando conjuntamente con Rusia, Bielorrusia y Kazajstán.
Yuschenko y sus coidearios votaron en el Parlamento de Ucrania en
contra de este proyecto. Y si Ucrania abandona el Espacio económico
único, se verá afectada la economía rusa y, en mayor grado, la
ucraniana. La segunda causa es que la elección de Yuschenko supone,
en dos o tres años, la adhesión de Ucrania a la OTAN. Es lo que el líder
opositor le ha prometido a Washington, y viceversa. Huelga explayarse
acerca del por qué no responden del todo a los intereses de los
pueblos hermanos la presencia de la 6ª Flota de EE.UU. en Sebastópol
y Odesa, los morenos simpáticos de la US Navy en las calles de Kíev,
los bombarderos de la OTAN en los aeródromos cerca de Poltava y los
componentes del sistema norteamericano de defensa antimisil en la
provincia de Lugansk o en Crimea. Rusia tendría que olvidar en tal
caso su amistad con Ucrania, y esta última, su soberanía recién
lograda.
Quienes acusan a
Rusia de la "injerencia" en los comicios presidenciales de
Ucrania parten aparentemente de que nadie más se está inmiscuyendo
en los asuntos internos de esta nación. Mas sólo personas muy
ingenuas o astutas son capaces de pensar que Yuschenko no tiene
respaldo desde el exterior. Todos los líderes de los países
occidentales han manifestado su simpatía hacia él. También lo harían
a título oficial, si hubiese entre ellos alguno que tuviera en
Ucrania al menos una décima parte del prestigio de que goza allí
Putin. Sólo por la línea del Gobierno, EE.UU. asignó decenas de
millones de dólares para diversos programas de "apoyo a la
democracia", relacionados con la campaña de Yuschenko. Y mucho más
dinero llegó a través de las fundaciones benéficas y organizaciones
no gubernamentales de Occidente que financiaron generosamente a las
estructuras y a los medios de información "democráticos",
es decir, favorables a Yuschenko, así como los programas de
movilización de electores jóvenes, actividades culturales y
conciertos del movimiento naranja, entre otras cosas. Decenas de
expertos en tecnología política y creación de imagen, venidos de
Occidente y también de Rusia, trabajaron en la plana mayor de la
oposición ucraniana. El número de observadores estadounidenses en
esos comicios triplicaba al de los rusos. No hablemos ya de los medios
de comunicación occidentales. Si las cadenas de radio y televisión o
la prensa de Rusia reflejaban cierta pluralidad de opiniones sobre
Yuschenko y Yanukovich, en Occidente no había nada parecido. Todos
los medios sin excepción alguna, como si fuesen clones, entonaban al
unísono la misma canción: "Es la batalla última y
definitiva." La victoria "del candidato demócrata y
prooccidental" Yuschenko sobre "el rusófilo
reaccionario" Yanukovich va a "cerrar el asunto ruso de una
vez y por todas"," poniendo fin al imperialismo de
Rusia". Pues, si Rusia queda desvinculada de sus raíces históricas,
será posible relegarla para siempre a su guarida de oso, en la que
debería permanecer quieta y sin rechistar. Si esta postura de la
prensa occidental tiene algo de cierto, es que realmente quedaríamos
desarraigados: Moscú fue fundada por la gente de Kíev; así que
muchos santuarios rusos se encuentran en Ucrania. Los orígenes de la
civilización común rusa y ucraniana están en la llamada Rusia de Kíev.
No ha faltado la
injerencia desde todas partes, y sería sorprendente si no la hubiese.
En una democracia se acostumbra a prestar ayuda a los coidearios y
correligionarios extranjeros. Los demócratas cristianos o los
socialdemócratas de Alemania hacen propaganda a favor de los demócratas
cristianos o los socialistas italianos durante las elecciones, y así
pasa en todos los países. Cuando los dirigentes del G-7 se
desplazaron a Moscú en 1996 para apoyar a Boris Yeltsin, nadie
protestó contra la "injerencia en los asuntos internos" de
Rusia, a excepción de los comunistas. ¿Que si Putin debía haber
felicitado a Yanukovich con la victoria, o no? ¿Pues por qué no? No
tengo dudas de que Yanukovich realmente ha ganado. No podría perder
esas elecciones. Después del virtual empate en la primera vuelta hubo
dos sucesos importantes en Ucrania. Primero, Yanukovich se impuso
claramente sobre Yuschenko en los debates televisivos, según todas
las encuestas. Y segundo, el índice de afluencia en las regiones
orientales de Ucrania aumentó en grado considerable. Estos dos
acontecimientos determinaron el desenlace de las elecciones a favor de
Yanukovich. Su victoria la vaticinaban tanto las encuestas que
tuvieron lugar en vísperas de los comicios como los sondeos a pie de
urnas realizados por las estructuras no comprometidas con Yuschenko.
Claro que hubo falsificaciones durante la votación pero nadie sabe de
qué lado las hubo más. Una participación del orden del 85 por 100
en las provincias económicamente deprimidas del oeste de Ucrania, las
cuales apoyan a Yuschenko pero en las que hasta la mitad de la población
activa se ha visto obligada a buscar alguna fuente de subsistencia en
el extranjero, también es algo que pertenece a la categoría de
milagros electorales. O las abuelitas de Lviv que presentan a la vez
veinte carnés de identidad para coger las papeletas del voto... ¿A
santo de qué los partidarios de Yanukovich deben dejar de reconocer
su victoria? La postura de Moscú de cara a las elecciones ucranianas
es objeto de crítica por parte de aquellas personas, muy numerosas en
el mundo, según las cuales Rusia no tiene ni puede tener intereses
nacionales. ¿Acaso Estados Unidos o Australia toman los asuntos de
Ucrania más a pecho que los rusos, vinculados a este pueblo hermano
por un sinfín de vínculos culturales, históricos y humanos? Son vínculos
que se van a preservar independientemente de cómo termine la crisis
ucraniana.
(*) Viacheslav
Nikonov es presidente de la Fundación "Politika".
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