Elecciones vascas
deciden si habrá crisis
Por Alicia Fraerman
Inter
Press Service (IPS), 02/02/05
Madrid. Las
elecciones a celebrarse en el País Vasco el 17 de abril determinarán
si cruje la estructura constitucional de España, tras el rechazo en
el parlamento español de un proyecto para aumentar la autonomía de
esa comunidad, presentado por su presidente, Juan José Ibarretxe.
Todo indica que la
crisis estará servida si los partidos nacionalistas obtienen una
mayoría absoluta en los comicios vascos.
Ante ello, el líder
de los socialistas de esa comunidad, Patxi López, advirtió este miércoles
que esa instancia no debe considerarse un plebiscito y calificó de
irreal un enfrentamiento entre el gobierno de España y el País
Vasco.
La convocatoria
electoral supone un ligero adelanto de la fecha respecto de los
anteriores comicios realizados el 13 de mayo de 2001. Serán las
octavas elecciones en Euskadi desde la restauración de la democracia.
La fecha del 17 de
abril fue fijada este mismo miércoles en una reunión extraordinaria
del Consejo de Gobierno vasco.
Ibarretxe instó al
gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero a no prohibir
”a ninguna agrupación política su participación electoral”, en
clara alusión a Socialistas Abertzaleak (SA), la ilegalizada formación
política llamada anteriormente Batasuna.
Ibarretxe justificó
la petición aduciendo que ”son los votos los que legalizan o
ilegalizan las ideas y los partidos políticos”.
Antes de que
Ibarretxe anunciase el adelanto de las elecciones, Arnaldo Otegi,
portavoz de SA (considerada brazo político del grupo terrorista ETA),
reclamó a Zapatero desde San Sebastián que garantizara el
”derecho” de su organización a presentarse a los comicios.
”Al final, deberán
entender que solucionar este conflicto es reconocer, con deportividad
democrática y talante, que los vascos tenemos derecho a decidir como
vivir”, dijo Otegi.
Iñiko Urkullo,
presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en Vizcaya, reivindicó
la necesidad de revisar la Constitución de España para adecuarla a
los requerimientos de autodeterminación del pueblo vasco.
Ibarretxe, también
del PNV, presentó el martes en un pleno del Congreso de Diputados de
España, el proyecto de Estatuto aprobado previamente por el
parlamento de su comunidad autónoma para reemplazar el actual, en
vigor desde 1979.
”El Pueblo Vasco o
Euskal-Herría, como expresión de su nacionalidad, se constituye en
Comunidad Autónoma dentro del Estado español bajo la denominación
de Euskadi o País Vasco, de acuerdo a la Constitución y el presente
Estatuto que es su norma institucional básica”, establece el también
conocido como Estatuto de Gernika.
En oposición a esa
definición, adoptada por amplio consenso entre todas las fuerzas políticas
vascas y españolas en 1979, el proyecto rechazado el martes expresa
que ”el pueblo vasco o Euskal Herría es un pueblo con identidad
propia en el conjunto de los pueblos de Europa (à) que se asienta en
siete territorios actualmente articulados en tres ámbitos de dos
estados”.
Tres de esos
territorios integran la comunidad autónoma del País Vasco, cuyo
gobierno preside Ibarretxe y que es una de las 17 que integran España..
Otro es la también española Comunidad Autónoma de Navarra, que en
1979 rechazó por referéndum formar parte del País Vasco, mientras
que los tres restantes se encuentran bajo soberanía de Francia.
El Plan Ibarretxe
también reclama la autonomía del pueblo vasco para decidir su propio
futuro basándose en el derecho a la autodeterminación de los pueblos
y expresa la voluntad ”de formalizar un nuevo pacto político para
la convivencia, que se materializa en un nuevo modelo de relación con
el Estado español, basado en la libre asociación”.
El proyecto fue
rechazado por una aplastante mayoría en el parlamento español, ya
que votaron en contra 313 diputados, 29 a favor y dos abstenciones. De
los 19 diputados vascos que integran la cámara, 11 se opusieron y
ocho lo apoyaron.
Previamente, en
diciembre de 2004, el parlamento vasco aprobó ese proyecto con 39
votos, logrando la mitad más uno gracias a una imprevista decisión
de SA de prestar el apoyo de tres de sus seis diputados para que el
mismo pudiera salir adelante.
En esa ocasión
votaron a favor 36 diputados, de la coalición gubernamental integrada
por el Partido Nacionalista Vasco (PNV), su escisión Eusko
Alkartasuna (EA) e Izquierda Unida (IU), y tres de SA.
En contra lo hicieron
18 del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y 13 del
centroderechista Partido Popular (PP), mientras que se abstuvieron
tres de SA y uno de Aralar, una escisión de esta formación política.
Pero ese equilibrio
de fuerzas en el parlamento vasco puede variar en las próximas
elecciones, entre otras cosas porque la justicia ha dispuesto que SA
no se podrá presentar por apoyar las acciones violentas de ETA (Esukadi
ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad en vascuence).
El ministro de
Justicia, Juan Fernando López Aguilar, afirmó en los pasillos del
Congreso que SA no podrá presentarse a esas elecciones ”mientras no
acate las leyes y condene la violencia. Si las acatamos, jugamos; si
no las acatamos, no jugamos, así de simple” subrayó.
La última encuesta
del Euskobarómetro, efectuada en noviembre por la Universidad del País
Vasco, señala que 67 por ciento de los consultados considera
imprescindible que cualquier reforma del Estatuto de Gernika sea
aprobada por consenso o por una amplia mayoría.
La misma encuesta
reveló que 49 por ciento de los entrevistados de esa comunidad
entienden que la reforma traerá más división e inestabilidad, en
tanto que 30 por ciento piensa lo contrario. Asimismo, 47 por ciento
las considera incompatibles con la Constitución mientras que 19 por
ciento está en desacuerdo con ello.
Con ese proyecto en
la mano, Ibarretxe inició su discurso ante el pleno del Congreso
afirmando que, ”pase lo que pase hoy en esta Cámara, se vote como
se vote, no será ni el comienzo ni el final de un camino que no tiene
vuelta atrás y que terminará (à) con una consulta democrática a la
sociedad vasca”.
Pero Zapatero, jefe
del gobierno español, replicó diciendo que ”la relación con el País
Vasco la decidirán todos los vascos y todos los españoles, no sólo
los vascos”, y siempre de acuerdo con lo establecido en la
Constitución española, aprobada por referéndum en 1979, instancia
en la que los nacionalistas vascos se abstuvieron.
”Si vivimos juntos,
juntos debemos decidir”, añadió el gobernante, abriendo una puerta
al diálogo.
Pero la principal
fuerza de la oposición, el PP, se expresó con más dureza a través
de la voz de su presidente, Mariano Rajoy, quien calificó de farsa lo
planteado por Ibarretxe, pues ”no reclama un debate, sino la
claudicación”.
En términos
similares se plantó uno de los hombres fuertes del PSOE y ministro de
Defensa, José Bono.
En diálogo con un
pequeño grupo de periodistas en un pasillo del Congreso, Bono afirmó
estar indignado porque hubiera concurrido al mismo ”este botarate (Ibarretxe)
que pretende vendernos un producto averiado”. También dijo que le
gustó mucho el discurso del líder del PP, sin que eso significase un
desacuerdo con Zapatero.
En ese contexto, las
voces que marcaron el peligro de crisis no llegaron sólo del lado del
PNV.
A ellas sumaron otros
nacionalismos regionales y en especial la Izquierda Republicana de
Cataluña (ERC), que, aunque es minoritaria en el Congreso de
Diputados de España, permitió con sus votos obtener la mayoría que
designó presidente del gobierno a Zapatero y hace que éste pueda
mantenerse en el gobierno.
Así, Joan Puigcercós,
portavoz de ERC, se proclamó este martes ”aliado firme” de
Ibarretxe y manifestó que otorga a Zapatero un margen de confianza de
unos meses, con una clara advertencia: ”El proceso de cambio en el
modelo de Estado no tiene marcha atrás” y, por si esto fuera poco,
añadió que ”nuestro horizonte es una Cataluña independiente”.
Las palabras del
presidente vasco y las del portavoz de ERC señalan con meridiana
claridad que las demandas de autodeterminación de ambas comunidades,
que oscilan entre una asociación a España o la reestructuración del
Estado para convertirlo en federal, estarán presentes en la campaña
electoral en el País Vasco, que de hecho ya ha comenzado.
La violencia ejercida
por ETA apenas fue mencionada en el debate que el martes captó la
atención de toda España, a pesar de que dos días antes el grupo
armado hizo estallar una bomba en un hotel ubicado sobre la costa
norte del mar Mediterráneo, sin ocasionar víctimas.
Zapatero se abstuvo
de mencionarlo e Ibarretxe afirmó que su proyecto no está
relacionado con ETA, mientras que Rajoy criticó que no se
reivindicase en ese debate la memoria de las víctimas ”que no han
muerto en vano”.
Tras la jornada
negativa para su proyecto, Ibarretxe salió del Congreso afirmando que
en Madrid le dieron ”un portazo” y que por ello trasladará la
palabra al pueblo vasco, en referencia no sólo a las próximas
elecciones, sino también a un eventual referéndum en su comunidad.
Empero, esa eventual
consulta sería impugnada por el gobierno español y el PP, por no
contemplar la Constitución que sus preceptos puedan ser modificados
por decisión de una sola comunidad.
La decisión del
gobierno vasco es ”lógica”, sostuvo el secretario general de la
catalana Convergencia y Unión, Joseph Antoni Duran y Lleida.
La negativa del PSOE
y del PP a tramitar la propuesta de Nuevo Estatuto Vasco hará que los
comicios se conviertan en un referéndum sobre ese plan, al ser el
asunto principal de discusión hasta el 17 de abril, añadió.
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