Elecciones
en el Reino Unido: el castigo
Irak
pasa factura
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Los laboristas disidentes son reelegidos y el diputado expulsado del
partido propina a Blair un duro golpe
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El padre de un soldado muerto insta al 'premier' a pedir perdón
Por
Montserrat Radigales, enviada especial en Londres
El
Periódico, Catalunya, 06/05/05
"Sé
que Irak ha sido motivo de división en este país", reconoció
Tony Blair en las primeras palabras que pronunció en la madrugada de
ayer en su circunscripción de Sedgefield. De que la guerra ha pasado
factura al primer ministro británico no cabe ninguna duda. Ha sido la
principal causa del trasvase de votos de los laboristas a los
liberaldemócratas. Más allá del resultado, la apuesta antibelicista
de algunos candidatos produjo algunos de los momentos más memorables
de la larga noche electoral.
Pese
a que los laboristas han perdido a una cincuentena de sus diputados,
los candidatos de este partido que mantuvieron abiertamente una posición
contra la guerra de Irak han renovado su escaño sin dificultad. Es el
caso de los exministros Robin Cook y Claire Short, que dimitieron del
Gobierno por disentir de la invasión, o la actriz-parlamentaria
Glenda Jackson.
Reg
Keys, el padre de un soldado muerto en Irak que concurría en la
circunscripción de Blair, no logró su propósito de recortar la
mayoría del premier en Sedgefield (de hecho, Blair la incrementó
ligeramente). Pero tampoco hizo el ridículo. Los 4.252 votos que
consiguió, superan en mucho lo habitual en un candidato
independiente, normalmente gente obsesionada con una sola idea o tipos
estrafalarios que buscan publicidad.
Minuto
de oro
Al
margen del respaldo electoral logrado, Keys proporcionó uno de los
minutos de oro de la noche, con el discurso que pronunció, tras la
proclamación de los resultados en Sedgefield, y muy poco después de
que hubiera hablado Blair.
"Mi
hijo murió en un guerra desencadenada en circunstancias
extremadamente controvertidas. Si hubiera sido avalada por la
legalidad internacional, yo tendría ahora el mismo dolor, pero no
hubiera estado haciendo campaña. Si se hubieran encontrado las armas
de destrucción masiva, yo tendría el mismo dolor, pero tampoco
hubiera estado haciendo campaña", afirmó Keys. Tony Blair,
situado justo detrás, escuchaba con el rostro visiblemente
compungido.
"En
mi corazón --continuó Keys, con Blair a dos palmos-- tengo la
esperanza de que un día el primer ministro será capaz de pedir perdón
a las familias que sufren". A su lado, una antigua modelo que
participó en su campaña lucía un gorro con el término "Bliar"
--juego de palabras entre Blair" y "Liar"
(mentiroso)--.
Muchos
más kilómetros al sur, en el East End londinense, el restaurante
Prithi, que sirve comida bengalí, era al mediodía de ayer el testigo
mudo que horas antes había presenciado uno de los bombazos de la
noche electoral. El dueño, Azmal Hussain, apenas había tenido tiempo
de recoger los restos de comida y bebida dejados por las 1.500
personas congregadas toda la noche para celebrar el triunfo de George
Galloway, el diputado díscolo que fue expulsado del Partido Laborista
por su férrea oposición a la guerra de Irak.
Galloway
logró arrebatar el escaño de Bethnal Green and Bow a la hasta ahora
diputada del distrito, la laborista Oona King, quien pese a
representar a una circunscripción mayoritariamente musulmana defendió
con vigor la guerra de Irak.
El
golpe más duro
King,
muy popular hasta entonces, había logrado, en el 2001, 10.000 votos
de ventaja sobre su inmediato rival. El jueves, Galloway la sobrepasó
en 823 votos e infligió al partido de Tony Blair posiblemente el
golpe más duro de la jornada. "Señor Blair; esto es por Irak.
Ésta y todas las demás derrotas que ha sufrido esta noche son por
Irak", casi gritó Galloway tras la proclamación de su triunfo.
"Hemos
destruido a Oona King. Blair pide ahora dejar atrás las divisiones
suscitadas por Irak. No se lo permitiremos", aseguró ayer a este
diario Ron McKay, el jefe de la campaña de Galloway.
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