Cumbre
decisiva para Europa: fin del Consejo Europeo sin pacto sobre el
presupuesto
La
UE se hunde en la crisis a causa del fracaso por el marco financiero
Gran
Bretaña impide cualquier acuerdo pese al gesto generoso de los países
pobres del Este
Por
Eliseo Oliveras
El
Periódico de Catalunya, 18/06/05
La
cumbre europea que debía servir para devolver la confianza de los
ciudadanos en la Unión Europea (UE) concluyó pasada la medianoche
con el más rotundo fracaso, que agudizará la crisis política
abierta tras el rechazo de la Constitución europea en los referendos
francés y holandés. Los dirigentes de los Veinticinco, después de más
de 15 horas de discusiones, fueron incapaces de alcanzar un acuerdo
sobre el próximo marco presupuestario europeo para el periodo 2007-
2103 y de transmitir el mensaje de unidad y cohesión que Europa tanto
necesitaba en estos momentos difíciles.
El
primer ministro británico, Tony Blair, que asumirá la presidencia
semestral de la UE el próximo 1 de julio, fue el principal
responsable del fracaso de la cumbre por su negativa a aceptar un
recorte de los privilegios financieros británicos y su rechazo a
costear la ampliación de la UE. Blair, que no había logrado la víspera
detener el proceso de ratificación de la Constitución europea, se
negó a permitir un acuerdo sobre el futuro presupuesto, que hubiera
significado una nueva victoria del eje franco-alemán y de la
integración política europea.
Elogios
a Chirac y Schröder
El
presidente de la UE, el primer ministro luxemburgués Jean-Claude
Juncker, declaró tras concluir la reunión que Europa no sólo está
en crisis, sino que "está en una crisis profunda". Juncker
denunció con amargura la actitud mantenida por Blair, al que acusó
de "perseguir el fracaso" de la cumbre pese a los esfuerzos
de los demás y de pretender transformar Europa "en un gran
mercado y sólo en un gran mercado". Juncker, por el contrario,
alabó al canciller alemán, Gerhard Schröder, y al presidente francés,
Jacques Chirac, por los esfuerzos realizados en favor de un acuerdo.
La
cumbre alcanzó su momento de máximo dramatismo cerca de la
medianoche, cuando la presidencia de la UE constató la falta de
acuerdo y los nuevos países pobres del Este ofrecieron renunciar a
algunas de sus exigencias para facilitar el presupuesto austero que
exigían los ricos.
España,
que acababa de rechazar la última oferta de compromiso, anunció que
reconsideraba su postura. Alemania y Francia, que habían aceptado
asumir nuevas cargas para facilitar el acuerdo, efectuaron un último
llamamiento a Gran Bretaña y Holanda para que se mostraran flexibles.
Pero Blair rechazó tajantemente cualquier posibilidad de compromiso y
precipitó el fin traumático de la cumbre.
Los
Veinticinco sólo lograron consensuar anoche la declaración sobre el
proceso constitucional, pese al acuerdo anunciado la víspera por
Juncker. La mayoría de los países, encabezados por Alemania, Francia
y España, impusieron mantener abierto el proceso de ratificación
frente a Gran Bretaña y Holanda, que querían dar por muerto el
Tratado constitucional. El anuncio de Juncker fue aprovechado por
Portugal, Dinamarca, Irlanda y la República Checa para anunciar el
retraso de sus referendos, mientras Polonia mantenía el suyo y Bélgica
proseguía la ratificación parlamentaria.
Dos
modelos de Europa
La
declaración final de la cumbre no menciona la prórroga "del
proceso de ratificación hasta mediados del 2007" que había
anunciado públicamente Juncker la víspera. El texto se limita a señalar
la necesidad de un periodo de reflexión pública intensa sobre la UE
en todos los países y que los dirigentes europeos reexaminarán la
cuestión durante la primera mitad del 2006.
Sin
haber sido capaces de resolver de forma clara el problema de la
Constitución europea, los líderes de los Veinticinco se embarcaron
ayer por la mañana en la discusión del próximo marco financiero de
la UE. El debate se transformó, de nuevo, en un pulso entre Gran
Bretaña y el eje franco-alemán, con sus diferentes concepciones del
proyecto europeo como telón de fondo: la integración política
defendida por París y Berlín y la circunscripción de la UE a un
mero mercado común propugnada por Londres.
De
nada sirvieron los llamamientos de Juncker a la responsabilidad
colectiva, ni su insistencia en la necesidad de un acuerdo para
contrarrestar la crisis política. Blair se negó a asumir su parte
del coste de la integración del Este mediante la reducción del
cheque británico, escudándose en ataques a la Política Agraria Común
(PAC) de la que Londres se beneficia con unos 4.000 millones de euros
anuales. Blair contó en su estrategia de bloqueo del pacto con el
respaldo de otros dos países ricos, Holanda y Suecia, que exigieron
reducir sus contribuciones a la UE con inusitada dureza.
El
canciller alemán, Gerhard Schröder, harto de los argumentos británicos,
recordó a Blair que Gran Bretaña es el sexto país más rico de la
UE, cinco puestos por delante de Alemania, y que su contribución al
presupuesto europeo es sustancialmente inferior.
Dura
pugna por las finanzas europeas
El
'cheque británico' impide pactar el presupuesto de la UE
*
Blair rechazó pagar su parte de la ampliación y exigió recortes
agrarios
*
Chirac y Schröder aceptaron aumentar su contribución para facilitar
el acuerdo
Por
Eliseo Oliveras, en Bruselas
El
Periódico de Catalunya, 18/06/05
Gran
Bretaña, Holanda, Suecia, Finlandia y España bloquearon a medianoche
el acuerdo sobre el próximo marco presupuestario de la Unión Europea
(UE) para el periodo 2007-2013.
Aunque
España se mostró dispuesta a reconsiderar su rechazo tras la oferta
generosa de los países del Este de aceptar un recorte de sus ayudas
para facilitar el acuerdo, Gran Bretaña se mantuvo inflexible en su
negativa a asumir su parte del coste de la ampliación de la UE. El
rechazo del primer ministro británico, Tony Blair, a aceptar un
recorte en el cheque británico (devolución del 66% de la contribución
neta británica al presupuesto de la UE) fue el factor que finalmente
impidió el acuerdo.
El
recorte del cheque británico, el mantenimiento de la partida asignada
a la política agraria, el volumen de fondos destinado a la política
regional y de cohesión, y la reducción de las aportaciones
holandesas y suecas fueron los focos centrales de la negociación en
la cumbre.
Pausa
y reuniones bilaterales
Después
de largas horas de tensas discusiones, la presidencia luxemburguesa
suspendió temporalmente el Consejo Europeo a primer hora de la tarde
y abrió un periodo de consultas bilaterales para intentar
infructuosamente acercar posturas.
El
presidente francés, Jacques Chirac, y el canciller alemán, Ger- hard
Schröder, aceptaron el techo de gasto que proponía la presidencia, a
pesar de ser unos 44.000 millones más elevado del que defendían
ambos países. Chirac asumió también que la provisión de fondos agrícolas
para la adhesión de Bulgaria y Rumanía fuera 6.000 millones inferior
a lo requerido. Chirac estimó que el paquete financiero propuesto por
la presidencia (868.000 millones) supondría incrementar la aportación
francesa en unos 10.000 millones de euros en el conjunto de los siete
años. Para Alemania, el esfuerzo sería aún mayor. Schröder y
Chirac exigieron como contrapartida el recorte y congelación del
cheque británico a 4.670 millones de euros anuales, para evitar que
se disparara de los 5.115 millones actuales hasta 8.000 millones en
los próximos años.
La
cumbre se reanudó hacia las once de la noche, pero parecía condenada
al fracaso en vista de las sucesivas negativas de Blair a aceptar un
compromiso que no implicara un recorte de la política agraria co- mún,
con el argumento de que el presupuesto de la Unión Europea debe
reorientarse hacia políticas de futuro, como la investigación y la
innovación. Holanda y Suecia también se opusieron a la oferta de
compromiso de la presidencia porque no reducía suficientemente sus
contribuciones a la UE.
Oferta
polaca
Cuando
la presidencia constató la falta de acuerdo, el primer ministro
polaco, Marek Belka, ofreció un recorte de las ayudas para hacer
posible el pacto. Los otros países del Este se sumaron a la
iniciativa. El gesto de los estados más pobres de la UE tocó la
fibra sensible de la mayoría de los dirigentes y empujo a España a
reconsiderar su rechazo. Pero todo fue inútil, Blair había decidido
que no quería un acuerdo. Ni las ofertas de la presidencia de revisar
la política agraria sirvieron de nada. "No podemos
aceptar", remachó Blair en esos minutos dramáticos. La
presidencia de la UE, Chirac y Schröder alabaron el gesto de los países
del Este e imputaron a Gran Bretaña el fracaso de la cumbre.
El
contencioso: La PAC de la discordia
Francia
es la principal beneficiaria de la política agrícola, que supone más
del 40% del presupuesto
Por
Montse Capdevila, en Bruselas / enviada especial
El
Periódico de Catalunya, 18/06/05
El
presidente francés, Jaques Chirac, se mostró ayer intransigente en
la defensa de la Política Agraria Común (PAC) y endureció su pulso
con el primer ministro británico, Tony Blair, a quien responsabilizó
por anticipado del fracaso de la cumbre.
A
>> Acuerdo del eje franco-alemán
La
PAC fue creada en 1962 sobre la base de un acuerdo franco-alemán. Al
final de la posguerra, Francia aceptó suprimir los aranceles
aduaneros sobre los productos industriales alemanes a condición de
que Europa financiara la modernización de su agricultura.
Los
objetivos de la PAC eran entonces garantizar el autoabastecimiento
europeo y asegurar unos ingresos equitativos a los agricultores. Los
productos considerados indispensables (lácteos, bovinos y cereales)
se beneficiaron de fuertes apoyos financieros.
El
principal pilar de la PAC es la preferencia comunitaria: las barreras
aduaneras en la antigua Comunidad Económica Europea (CEE)-- formada
por Francia, Alemania, Italia, Holanda Bélgica y Luxemburgo-- fueron
suprimidas y las importaciones fueron sometidas a una tarifa aduanera
común. También se adjudicaron subvenciones para las exportaciones.
B
>> Política contraria a los intereses de Londres
Cuando
Gran Bretaña negoció su entrada en Europa, se encontró con una PAC
contraria a sus intereses y que representaba entonces el 90% del
presupuesto europeo. El interés de los británicos era seguir
aprovisionándose en el mercado mundial más barato y en las
condiciones especiales que le ofrecían los países de la Commonwealth.
La
Francia de Georges Pompidou forzó al premier ministro británico
conservador de la época, Edward Heath, a aceptar la preferencia
comunitaria como llave de entrada en la CEE, en 1973, junto Irlanda y
Dinamarca, otro gran proveedor del Reino Unido. Los sucesivos
gobiernos británicos insistieron en la necesidad de revisar la PAC y,
gracias a la tenacidad de Margaret Thatcher, Londres consiguió
recuperar parte de su contribución presupuestaria gracias al célebre
cheque británico. La principal justificación de esta devolución fue
que Londres recibía poco de la PAC. Mientras, Francia es todavía hoy
el principal beneficiario de las ayudas agrarias: el año pasado
recibió 9.389 millones de euros (1,5 billones de pesetas).
Los
sucesivos gobiernos británicos han reclamado una reforma de la PAC y,
poco a poco, lo han ido consiguiendo. El sistema de los precios
garantizados a los agricultores, inventado por Francia, se ha ido
sustituyendo por las ayudas directas, preferidas por Gran Bretaña.
Con todo, la PAC sigue representando más del 40% del presupuesto
europeo.
C
>> España es el segundo país receptor
España
es, después de Francia, el segundo país de la Unión Europea, que más
fondos recibe de la PAC (6.319 millones de euros, un billón de
pesetas). Le siguen Alemania (6.035 millones de euros) e Italia (6.023
millones). Fuentes de la delegación española minimizaron ayer el
efecto que tendrá en la Política Agraria Común la incorporación de
Rumanía y Bulgaria.
El
gasto previsto de ambos países para esa política asciende a 8.000
millones de euros y se espera que cuenten, además, con una aportación
adicional de fondos. Con una dotación comunitaria de 3.987 millones
de euros para la agricultura, el Reino Unido recibe cinco veces más
ayudas por agricultor que España.
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