Encubiertas
bajo un discurso humanitario, el Reino Unido propone medidas
represivas extremas
Blair
y el incendio del Reichstag
Por
Antonio Maira
inSurGente,
18/07/05
'No
seremos derrotados por el terrorismo. Venceremos y emergerán intactos
de este horror nuestros valores, nuestra forma de vida, nuestra
tolerancia y nuestro respeto hacia los demás. Fueron las palabras,
casi increíbles, del discurso ante los 'representantes del pueblo',
el Parlamento británico, de un Primer Ministro que, de acuerdo con
Bush, ha provocado una terrible guerra que ha arrasado un país, y
matado o reducido a la más absoluta miseria a cientos de miles de
personas. Lo ha hecho además sin el menor apoyo en la legislación
internacional y mintiendo descaradamente a todos sus conciudadanos
sobre los motivos reales a largo plazo y sobre los inmediatos del
conflicto. Bien apoyado en ese discurso cínico y patriotero –que
pese a ello representaba los intereses económicos de la élite política
que se mueve en la Cámara de los Comunes y fue escuchado en silencio
respetuoso–, Tony Blair propuso la adopción de una medida con
capacidad para derribar todo el sistema de 'libertades civiles'.
Expresó su intención de ajustar las iniciativas legales a las
'necesidades de poderes adicionales' de la policía y otras fuerzas de
seguridad.
En
líneas generales el asunto ha funcionado como el incendio del
Reichstag en febrero de 1933. Las libertades y los derechos políticos
fueron eliminadas por los victimarios para perseguir a las víctimas.
La fórmula de Blair y de su ministro del Interior, con otra entonación
y otro estilo, con otras palabras y los mismos conceptos, fueron
utilizadas por Hitler y por Goering en aquél tiempo. Ellos gritaban
'salvar a la nación alemana' donde sus émulos británicos de ahora
dicen 'emergerán intactos de este horror nuestros valores, nuestra
forma de vida, nuestra tolerancia y nuestro respeto hacia los demás'.
Los de entonces y los de hoy clamaban: ¡Venceremos!. La fórmula para
esa victoria también era la misma: ¡Todo el poder para la policía!
El
Gobierno de Blair se ha reservado expresamente la aprobación de
nuevas medidas terroristas. 'Se consultará a la Policía y otras
fuerzas de seguridad para 'comprobar si necesitan poderes adicionales
para prevenir futuros ataques'. Entre esos nuevos poderes se colocará
en primer lugar los previstos en la muy criticada ley Antiterrorista
actualmente en tramitación y que el Primer Ministro había tenido que
retrasar ante la creciente resistencia del Parlamento.
Entre
otras medidas establecía el funcionamiento de 'órdenes de detención'
con un sistema de control y de limitación de los derechos de los
ciudadanos que fuesen considerados como sospechosos por la policía,
extremadamente duro y decidido en cada caso por el ministerio del
Interior sin intervención de ninguna autoridad judicial.
Ante
el Consejo de Ministros de Interior de la UE, Charles Clarke, había
afirmado que los ciudadanos europeos aceptarían sacrificar 'parte de
su libertad si comprenden las medidas que las autoridades están
tomando por razones de seguridad'.
Extremando
el cinismo, como su Primer Ministro, Clarke apela nada menos que a la
transparencia y al imperio de la ley. 'Los ciudadanos aceptarán
algunos sacrificios de libertad, en ciertas circunstancias, si se les
garantizan otras cosas como la transparencia y la comprensión de lo
que se está haciendo'. 'La garantía que tenemos es el imperio de la
ley'.
Tampoco
se olvida de promover una escala de derechos en el que la negación de
la tortura aparece en un lugar subordinado a derechos extremadamente
imprecisos, es decir, absolutamente menospreciado: 'Necesitamos una
jerarquía de derechos: derecho a la vida, derecho a ir en el metro,
derecho no ser torturado, a un juicio justo, a la protección de
datos,... porque las personas que pusieron las bombas en Londres
intentan destruir nuestras democracias, no quieren cámaras, ni
quieren que respetemos todas las religiones, ni la economía libre, se
oponen a todo lo que defendemos. Tenemos que unirnos frente a ellos
para que su éxito sea imposible'. 'Yo no quiero que el Gobierno
controle a sus ciudadanos. Los ciudadanos se tienen que autocontrolar'.
'Hay
superar las consignas de la revolución francesa de 'Libertad,
igualdad y fraternidad', que 'son exigencias que siguen siendo reales
hoy, pero tenemos que vivir en el mundo de hoy'.
Finalmente
pidió a los eurodiputados que 'no vinculen la guerra en Irak con lo
que motiva a los que llevaron a cabo los atentados, el 11–S de Nueva
York fue anterior a la ocupación'.
La
historia de las humillaciones, de la explotación y de la represión
se cuartea siempre a gusto de los opresores. Esa es la lección que
Blair y Clarke han dado a Europa.
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