Europa

 

A cinco semanas de las elecciones, la primera economía de Europa vive tiempos de incertidumbre

Los recientes casos de corrupción afectan a buques insignia del gran empresariado alemán

Por Ricardo Ginés
La Vanguardia, 11/08/05

Alemania vive un verano caliente. Mientras muchos de sus habitantes descansan por vacaciones en los sitios más recónditos del planeta, la atmósfera política se recrudece debido al reiterado descubrimiento de casos de corrupción en la industria, a la creación de un monopolio mediático capaz de competir con el de Bertelsmann y a la irrupción de un nuevo partido que se perfila como tercera fuerza política del país antes incluso de haberse lanzado a la arena electoral. Las elecciones, pase lo que pase, se celebrarán el próximo 18 de septiembre.

Corrupción

Los casos de corrupción recientemente descubiertos afectan a grandes grupos empresariales como Daimler–Chrysler, Commerzbank y BMW, buques insignia del gran empresariado alemán, y van desde sobornos y lavado de dinero hasta cuentas secretas pasando por visitas a prostitutas de lujo pagadas con la tarjeta de la compañía. Lo más escandaloso para los alemanes, sin embargo, es la reiterada afirmación de que estas prácticas ilegales no son nada nuevo en este país tan conocido dentro y fuera por la apariencia de pundonor y fachada de rectitud, sino que lo novedoso en realidad es el control y el castigo.

FUSIÓN. Mientras unos veranean y otros corrompen, la empresa editorial Axel Springer, a la que pertenecen el diario conservador Die Welt y el tabloide Bild, el periódico más vendido y leído en Europa, no pierde el tiempo y ha emprendido la adquisición de la mayor cadena de radiodifusión alemana, compuesta por las cadenas de televisión privadas Sat1 y ProSieben, que gozan de una importante audiencia. El paso dado por el gigante editorial hacia el mercado televisivo puede afectar seriamente a la neutralidad de las noticias emitidas por ambas emisoras, como temen amplios sectores del centro–derecha. Buen reflejo de ello han sido las reacciones ante la próxima fusión. Mientras Edmund Stoiber, líder de la cristianosocial CSU daba la bienvenida al acuerdo, los Verdes, en boca de su portavoz de medios, Grietje Bettin, mostraban recelos: "El dominio de Springer en la prensa alemana ya está suficientemente establecido. Una ampliación en el sector televisivo podría llevar a un problemático aumento del poder de esta compañía para formar opinión y mercados".

Partido de izquierda

Como muestra de la ideología conservadora de la empresa editorial Axel Springer, un dato: la negativa del grupo a publicar anuncios electorales del nuevo partido de izquierdas. La formación, bautizada como Alternativa Electoral para el Trabajo y la Justicia Social (WASG), tiene al ex presidente de los socialdemócratas Oskar Lafontaine a la cabeza, así como a Gregor Gysi, la cara más mediática del PDS.

El partido, formado por los postcomunistas del este y también por disidentes socialdemócratas del oeste, recoge a buena parte del descontento populista de amplios sectores que ven con ojos críticos el desmantelamiento y precarización del estado social alemán a cargo de los socialdemócratas a través de, entre otras decisiones políticas de gran alcance, la llamada Agenda 2010. Y lo hace con éxito, abriéndose un hueco, una brecha incluso, en el arco iris político alemán.

Ya aventaja incluso en repetidas encuestas a los liberales y verdes en cuanto a intención de voto, lo que probablemente le convertirá en el partido bisagra cara a los próximos comicios en Alemania.

La futura coalición

Según el último barómetro político difundido por la segunda cadena pública de televisión, ZDF, la intención de voto hacia los socialdemócratas aumentó un 7 por ciento respecto a julio para situarse en el 31 por ciento. Es decir, por primera vez desde que el todavía canciller Gerard Schröder anunció en mayo que adelantaría las elecciones un año antes del calendario marcado por la ley, la que podría ser futura coalición liderada por el democristiano CDU y los liberales FDP perdía a principios de agosto el apoyo suficiente para gobernar Alemania después del 18 de septiembre, fecha de las elecciones a las que están llamados a las urnas un total de 61, 9 millones de ciudadanos. La cómoda ventaja del "cambio político" –derrota de Schröder y retorno al poder de los conservadores–, avalada por todos los sondeos, que predecían una clara victoria para los conservadores, ha dado paso a momentos de incertidumbre e inquietud tanto en las filas de la virtual alianza de gobierno futuro como del actual en el poder.

De este modo, el Partido de la Izquierda se perfila como el árbitro de una situación que para muchos correligionarios tanto de izquierdas como de derechas se ha vuelto casi insostenible. Curiosamente, la posible alianza entre socialdemócratas y el Partido de la Izquierda que, según los sondeos, podría alcanzar una mayoría suficiente y cómoda para gobernar, es inviable. Y lo es no sólo porque la industria lo rechace evocando el peligro de la recesión económica: tanto Lafontaine como Schröder rechazan ser algún día aliados, pues son enemigos acérrimos desde que el primero dimitió como jefe del SPD y como ministro de Finanzas en 1999, enfrentado al canciller.

Pero eso no parece suficiente para calmar a los anónimos caldeados y las escisiones dentro de la tradicional socialdemocracia, lo que ha llevado a Schröder a reafirmar ante sus compañeros de filas su firme compromiso de cara a las elecciones de seguir con la coalición rojiverde que lleva siete años en el gobierno. Otra posibilidad que contaría con un amplio apoyo electoral, la coalición, que ya llevó las tiendas del país entre 1966 y 1999, es rechazada oficialmente tanto por los socialdemocrátas como por los democristianos, que afirman que una unión de tales características sólo serviría para aumentar el apoyo social a grupos extremistas a ambos lados del arco político. Sin embargo, un sector del SPD, liderado por el ministro del Interior, Otto Schily, se muestra reacio a descartar esta posibilidad. Lo que ha llevado a Schröder a enfadarse y aconsejar a cada miembro de su SPD a tomar distancias con este tipo de especulaciones. En palabras del sempiterno líder de los Verdes alemanes, Joschka Fischer, que también prefiere lo conocido, la gran coalición sólo supondría un "debilitamiento de los socialdemócratas".

La 'Dama De Hierro' vacilante

El difícil augurio veraniego de quién ganará las elecciones obedece a razones concretas. El liberal Sueddeutsche Zeitung lo expresaba así: "Los alemanes no quieren continuar con Schröder y su SPD, pero tampoco están convencidos de Angela Merkel".

La que sí parece convencida es Alice Schwarzer, la gran dama del feminismo alemán, con un amplio que en el último número de su revista Emmacalifica de "shock cultural" la posible elección de una mujer como canciller en Alemania, la primera en su historia.

La presunta nueva Dama de Hierro alemana y líder de los democristianos está pasando numerosos apuros. Su carácter poco mediático –que transmite vacilación tanto e inseguridad frente a las cámaras– ya le ha pasado factura y sus repetidos errores la están haciendo bajar en decisión de voto enfrentada a un líder televisivo, Gerhard Schröder, que llegó al poder con el apodo no en vano de Der Medienkanzler, el canciller mediático.

A juzgar por los pronósticos, la decisión de Angela Merkel de acceder a un único debate televisivo (el cuatro de septiembre que durará 90 minutos) con el actual canciller alegando tener problemas de agenda sólo puede ser juzgada como estratégicamente acertada.

El propio Schröder, por su parte, había sugerido algunas soluciones más bien irónicas ante la previsible negativa entre las que cabe citar aquella de que "si la señora Merkel no tiene tiempo entonces que mande a Stoiber" o la de someterse en solitario a las preguntas de los entrevistadores, según informa la agencia Efe. Ese tipo de comentarios directos o indirectos sobre las limitaciones retóricas de la principal candidata de la oposición han sido alimentados por recientes patinazos suyos. En un discurso en el Bundestag, Merkel ofreció una coalición al SPD cuando quería ofrecérsela a los liberales. Luego, en el curso de pocos días, ha confundido en entrevistas los salarios netos con los salarios brutos, para delicia de sus críticos. Ciertamente, el país más poderoso de Europa vive momentos inciertos.

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