Sáhara
Occidental:
Treinta
años de lucha, treinta años de solidaridad
Por
Manuel de la Rosa Hernández
Enviado
por el autor, 08/08/05
Hay
un contencioso que dura ya treinta años sin ser resuelto
definitivamente, la lucha por la independencia del Sáhara Occidental,
el territorio de Saguia el Hamra y Río de Oro, que sigue ocupado por
Marruecos desde entonces. En el Estado español se ha mantenido en
todos esos años una continua y estrecha solidaridad con el pueblo
saharaui.
El
pueblo del Sáhara que durante 90 años había permanecido colonizado
por España hasta el año 1975, ve truncados sus derechos legítimos a
sus riquezas, a su soberanía y a su libertad por mor de unos
intereses bastardos y de lo que son un reflejo los acuerdos
tripartitos de Madrid (firmados el 14 de noviembre de aquel año),
mediante los cuales se dispone de repartos ilegítimos entre España,
Marruecos y Mauritania con relación a la antigua colonia española.
Estos eran firmados por el último gobierno del franquismo moribundo
bajo una Dictadura en declive, la actitud de los sucesivos gobiernos
"democráticos" no han cambiado hasta ahora, incluido el
Gobierno de J. L. Rodríguez Zapatero, que incluso se sale
descaradamente de los acuerdos establecidos por la ONU, alineándose
sutilmente con los postulados de la monarquía de Mohamed VI.
Es
en torno al año 1975 con los debates y pronunciamientos a favor de
los derechos nacionales saharauis en instancias internacionales, como
la Corte Internacional de Justicia y anteriormente en la ONU, que se
generaliza el proceso de levantamiento de la población civil saharaui
que demuestra a la llamada comunidad internacional su determinación y
voluntad de independencia nacional. En el ámbito externo e interno la
cuestión no favorecía los postulados colonialistas. Los saharauis
habían empezado su lucha un poco tiempo atrás con algunas acciones y
la fundación del Frente POLISARIO.
Es
en este contexto que crecen las maniobras del colonialismo y de la
monarquía alauita para truncar esas ansias de libertad. El
colonialismo intenta crear un partido antiindependentista en el Sáhara
(el PUNS), pero este intento es denostado por los saharauis, quienes
le dan la espalda. Fracasada esta intentona se propicia la vía
marroquí, por la cual se cedía la administración a unos terceros
(Marruecos y Mauritania) a cambio de prebendas económicas. Todas,
maniobras de corte neocolonial. El 31 de octubre de 1975, Marruecos
invade el territorio y Mauritania hace lo mismo el 10 de diciembre de
dicho año.
La
pantomima de la llamada "Marcha Verde" auspiciada desde
Rabat por el entonces monarca alauita, Hassan II de Marruecos, aceleró
este proceso. Esta marcha estaba conformada por masas empobrecidas y
manipuladas provenientes del Sur de Marruecos que eran la avanzadilla
para facilitar una ocupación militar de todas las instalaciones
civiles y militares, en colaboración y en presencia de la
Administración colonial española.
Esta
situación lleva al pueblo saharaui a una larga lucha; al éxodo de
miles de personas, sufriendo la persecución y el bombardeo (napalm
incluido), viviendo en campamentos de refugiados en Tinduf (Argelia)
en condiciones duras y difíciles; a constituir la República Árabe
Saharaui Democrática, como reivindicación nacional ante los pueblos
del mundo, llevando su lucha a todos los terrenos, incluido el diplomático
y a que muchos de los que permanecieron en territorio ocupado hayan
venido sufriendo cárcel, muerte, persecución, expolio, exilio,...
La
ofensiva saharaui se llevó durante muchos años en el terreno
militar, donde dio importantes reveses a la ocupación marroquí,
lesionando sus intereses en todos los terrenos: maquinaria de extracción
de los fosfatos de Bus Craa, acuartelamientos, toma de prisioneros y
armas al ocupante, etc.; contribuyó a que Mauritania abandonara el
territorio saharaui que mantenía bajo su dominio y a que la
"Comunidad Internacional" tuviera que entrar al trapo del
conflicto saharaui, planteando como salida la puesta en marcha los
mecanismos para un referéndum de autodeterminación. En ese intervalo
los saharauis declaran unilateralmente una tregua militar. El lado
marroquí no ha movido ficha, muy al contrario, en estos años ha
interpuesto continuos obstáculos para imposibilitar la celebración
de dicho Referéndum.
Lo
razonable hubiera sido que la presión internacional exigiera la
retirada de la Administración marroquí, con sus tropas,
funcionarios, empresas y colonos del territorio, la vuelta de la
población saharaui del exilio y del éxodo masivo y la restitución a
la RASD y a la población saharaui del control sobre su país.
Los
sucesivos gobiernos españoles, con la UCD, el PSOE, el PP y ahora
nuevamente con el PSOE, no han contribuido a cerrar el conflicto, que
como antigua potencia colonizadora les correspondía. Se han sumado
como siempre a la política de hechos consumados, que son los de
mantener el status quo impuesto por la fuerza de las armas del opresor
en contra de la fuerza de la razón, que en este caso está del lado
del pueblo oprimido saharaui. El Ministro de Asuntos Exteriores español,
Moratinos declaraba que la potencia administradora en los hechos es
Marruecos, obviando la forma de acceso a dicho papel, en el que el
estado intruso se ha saltado toda legitimidad y derechos. Todas las
resoluciones de la ONU reconocen los legítimos derechos de la población
saharaui.
La
resistencia ha vuelto a expresarse con contundencia en los territorios
bajo ocupación marroquí, con las continuas movilizaciones de la
población saharaui. Cuando se van a cumplir treinta años de la
ocupación, debemos redoblar este esfuerzo solidario. Tenemos que
arropar la lucha decidida de los ciudadanos de Aaiun y de otras
ciudades ocupadas, en su exigencia de libertad para los detenidos, y
en su demanda de convocatoria y celebración de un referéndum sin
trampas y con garantías, en el que el pueblo saharaui pueda expresar
libremente su determinación y recuperar la soberanía plena y total
sobre su territorio. Las justas reivindicaciones del pueblo saharaui
necesitan de nuestro apoyo y esfuerzo solidarios.
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