Ajuste neoliberal y pobreza salarial
Los "working poor" en la Unión Europea
Por Bibiana Medialdea
y
Nacho Álvarez (*)
Viento Sur Número 82/Septiembre 2005
El
objeto de este artículo es doble. Por un lado, plantearemos el
surgimiento y auge desde los primeros ochenta y hasta la actualidad de
una nueva modalidad de pobreza en la Unión Europea (1). Este fenómeno,
al que nos referiremos usando el término anglosajón de working poor,
consiste en el hecho de que una parte significativa de las personas
europeas que se encuentran bajo el umbral de pobreza, trabajan.
Como
veremos, este fenómeno de pobreza laboral sobrepasa con creces los límites
de la marginalidad: la mayoría de los pobres de la UE viven en
hogares donde al menos hay un ingreso salarial completo. Tras apuntar
la importancia cuantitativa de los working poor
en la UE, así como las implicaciones teóricas y políticas de que el
trabajo asalariado ya no sea un medio eficaz para proteger a los
trabajadores de la pobreza, pasaremos a explicar las causas de este
fenómeno. En este sentido, en el contexto del neoliberalismo como
nuevo marco de gestión del capitalismo que se impone desde finales de
los setenta, planteamos que existe una relación entre el creciente
proceso de empobrecimiento laboral y la precarización de la
relaciones salariales asociada al ajuste neoliberal.
El
estudio de los working poor nos permite analizar la pobreza desde una perspectiva de
clase, lo que conlleva superar algunas deficiencias, teóricas y políticas,
de otros análisis al uso. Normalmente la pobreza se estudia como un
fenómeno exógeno, independiente del funcionamiento normal del
capitalismo. Se suele presentar como el resultado de un fallo de gestión,
algo que está ahí y sobre lo que nos podemos preguntar cómo es y cómo
hacerlo desaparecer, pero no por qué existe, y sobre todo, por qué
se constituye en un rasgo típico del capitalismo. Son análisis
meramente descriptivos, que a veces incluyen preceptos normativos para
reducir la pobreza, pero que no transcienden, en el mejor de los
casos, el ámbito de la distribución.
En
este texto, sin embargo, se apuesta por estudiar la pobreza desde el
análisis de la producción, y en concreto, desde su centro: la relación
salarial y el mercado de trabajo. Esta óptica nos permite dos cosas.
Por un lado, entender la pobreza no como un daño colateral sino como
un elemento sistematizado en el capitalismo, es decir, normalizado
dentro del sistema. Y por otro, explicar las causas de pobreza
salarial atendiendo a las mutaciones que han operado en los mercados
laborales europeos durante las dos últimas décadas.
El
concepto de working poor nos sirve para referirnos a aquellas personas que, a pesar
de tener una relación laboral normalizada (con contrato legal) se sitúan
por debajo del umbral de pobreza de su país (2). Es decir, que aunque
trabajan en condiciones legales y reciben un salario, no consiguen
dejar de ser pobres. Es un concepto ampliamente utilizado en los
estudios de mercado laboral de EE UU, pero novedoso y muy poco
desarrollado en los análisis de economía europea. Esta situación es
un fiel reflejo de la realidad, ilustrando tanto la tradicional
dicotomía entre los modelos laborales europeos y estadounidense
-supuesto trade
off
entre desempleo y precariedad laboral- como el viraje europeo, que
ilustramos en este texto, hacia un mercado laboral "anglosajonizado".
El
análisis del surgimiento y auge de los working poor
durante el neoliberalismo que proponemos en este artículo ha de ser
bien entendido. Esta supuesta novedad de la fase neoliberal no es más
que una forma de expresar la ruptura con el período fordista, siendo
sin embargo este último el que deberíamos interpretar en clave de
excepcionalidad. El particular contexto fordista, inevitablemente
ligado a la contención de procesos revolucionarios y a las conquistas
laborales asociadas al Estado del bienestar (Seguridad Social, seguro
de enfermedad, pensiones, subsidio de desempleo, etc.), permitió en
los países europeos arrinconar la pobreza en aquellos colectivos que
no participaban con normalidad en el proceso de trabajo asalariado, ya
fueran éstos desempleados o población inactiva (vagabundos,
pensionistas y otros ancianos, niños, etc.). Es la quiebra de estas
conquistas sociales y laborales la que nos devuelve a una situación
de preguerra, en la que, como a lo largo del siglo XIX y buena parte
del XX, la pobreza ya no es patrimonio de los grupos de población
excluidos del mercado laboral, sino que se sistematiza dentro de las
pautas de inserción laboral normalizada. Tras el paréntesis fordista,
en el período neoliberal no estaríamos asistiendo a otra cosa que a
una reorganización del funcionamiento capitalista que explicita la
subordinación de lo que en el capitalismo siempre estuvo subordinado:
las condiciones de vida de los trabajadores.
Los "working poor"
en la Unión Europea
No
obstante, una vez situados históricamente y explicitado un análisis
que transciende el estrecho marco de la crítica al neoliberalismo, es
crucial enfatizar la importancia teórica y política de que el
neoliberalismo suponga la reaparición y normalización de la pobreza
entre los trabajadores. Una primera cuestión que nos permite valorar
la dimensión de este fenómeno en las últimas décadas es el análisis
de la tasas de pobreza de los asalariados. Para ello, en la siguiente
tabla recogemos una foto de la estructura de dichas tasas a mediados
de los noventa.
Tabla
1. Tasas
de pobreza total y salarial en los países de la UE
Fuente:
Elaboración
de Strengmann-Kuhn, W. (2002) a partir de datos de ECHP (1996).
El
hecho de que para todos los países la tasa de pobreza total sea mayor
que la tasa de pobreza entre los trabajadores es una obviedad que no
debe distraer la importancia del fenómeno que analizamos. Sería un
disparate pensar que, en igualdad de condiciones, la obtención de un
salario constituyera un factor de riesgo frente la pobreza.
Lo
relevante es que, al margen de que si se trabaja y se obtiene un
salario se tiene menos probabilidad de ser pobre que si no se obtiene
ese ingreso, la obtención de un salario no es ya una fórmula eficaz
para evitar la pobreza. El que el trabajo asalariado no proteja de la
pobreza afecta a los trabajadores no sólo de forma significativa,
sino además creciente. Una vez hecha esta matización, conviene
detenerse en la magnitud de las tasas de pobreza que ya afectaban a
los trabajadores a mediados de los noventa: en términos individuales,
casi uno de cada diez asalariados de la UE estaban por debajo del
umbral de pobreza, siendo la disparidad entre países, como vemos,
elevada.
Hay
razones para defender que el análisis de la pobreza salarial debe
hacerse, para ser más realista, no en términos personales sino
familiares. Por ejemplo, es usual que una persona obtenga un salario
que le permita a él individualmente situarse por encima de la línea
de pobreza, pero que una vez integrado en una unidad de convivencia
con más personas, y quizás no más ingresos (desempleados, niños,
ancianos), el hogar quede en situación de pobreza real. Así, si
analizamos los datos de pobreza de los hogares asalariados comprobamos
cómo la pobreza es una característica aún más extendida de lo que
parecía en la primera aproximación, afectando al 13,3% de los
hogares de trabajadores de la UE. Este dato medio esconde una variedad
importante, en la que hay que destacar no sólo el caso de países
cuyos trabajadores se ven especialmente afectados por la pobreza
(destacan los países del sur de Europa junto con Irlanda, Gran Bretaña
y Francia), sino sobre todo el hecho de que también en los países
con datos menos elevados (Dinamarca, Alemania, Bélgica y Finlandia)
las proporciones son preocupantes.
Hasta
ahora hemos visto datos que reflejaban qué proporción de
trabajadores europeos son pobres, pero hay otra forma, complementaria,
de ilustrar la magnitud social de los working poor: se trata de ver cuántas personas por debajo del umbral de
pobreza trabajan. Así, si analizamos "a qué se dedican"
los pobres europeos de entre 25 y 55 años, y tomando como año de
referencia el mismo que en los datos anteriores, encontramos que el
33% de los pobres trabaja con un contrato legal y a jornada completa.
Hay otro 11% que son trabajadores con jornadas más cortas.
Sólo
un 18%, menos de lo que la intuición nos sugeriría, está en paro.
Que un tercio de los pobres dediquen jornadas laborales completas a su
trabajo en condiciones legales y aun así sigan siendo pobres es un
dato que cuestiona inevitablemente el supuesto "modelo
social" europeo. Las cifras de pobres que trabajan a tiempo
completo alcanzan valores entre el 46,6% y el 49,2% para Austria,
Luxemburgo y España. Y en los países donde los pobres tienen tasas
de empleo total más bajas, éstas se sitúan entre un 30 y un 40%.
Ya
hemos visto que hay muchos trabajadores que son pobres, y también
muchos pobres que trabajan a tiempo completo, pero ¿qué importancia
tiene este fenómeno dentro de la sociedad en su conjunto? Una forma
definitiva de dimensionar la incidencia de los working poor en la UE es ver cómo de importante es este grupo social
dentro de la población total.
Tabla
2. Tasas
de working poor sobre la población total en los países de la UE
Fuente:
Elaboración
de Strengmann-Kuhn, W. (2002) a partir de datos de ECHP (1996).
El
3,6% de la población de la UE son working poor,
y lo que es más significativo según las observaciones anteriores, el
10% de la población europea vive en hogares asalariados pobres. Los
países del Sur de Europa, que tienen los niveles de pobreza global más
altos, vuelven a registrar los datos de pobreza salarial también más
elevados.
El
caso más grave es el portugués, donde más de un 20% de la población
vive en este tipo de hogares. Pero de nuevo, la aclaración y el análisis
más relevantes hay que hacerlos con respecto a los países menos
afectados (Dinamarca, Alemania y Finlandia), en los que en torno a un
5% de la población vive en hogares de trabajadores pobres.
Hay
que resaltar que dada la naturaleza del proceso al que nos referimos,
un 5% no es una magnitud marginal: significa, por ejemplo, que en
Alemania, uno de los países con menor tasa de working poor,
a mediados de los noventa ya estaban viviendo 4 millones de personas
en familias en las que, a pesar de trabajar, se era pobre. El dato,
para la media de la UE, es de más de 35 millones de personas.
Crisis y ajuste neoliberal: la ofensiva contra el trabajo
Para
comprender en toda su dimensión esta nueva forma de pobreza laboral
en Europa, hay que prestar especial atención a dos fenómenos. El
primero de ellos es el significativo crecimiento de los working poor
en Europa. Así, tenemos que entre mediados de los años ochenta y
mediados de los noventa, la tasa de pobreza en la UE creció un 0,16%
en los hogares sin trabajador y un 2,74% en los hogares con un solo
trabajador (3). Es decir, que durante este periodo, la tasa de pobreza
ha aumentado 17 veces más rápido en los hogares con un trabajador
que en los hogares sin trabajador.
El
segundo aspecto al que es necesario prestar atención es la disparidad
geográfica que tiene en Europa el fenómeno de los working
poor.
Así, podemos observar una primera gran diferencia entre la Europa
rica del Norte y la Europa del Sur, con tasas de pobreza salarial muy
superiores en el segundo caso. Sin embargo, lo verdaderamente
relevante a efectos analíticos no es tanto esta división Norte/Sur
(que viene explicada en definitiva por la existencia de mayores tasas
de pobreza total en la Europa mediterránea), cuanto la división
existente dentro de los propios países con mayor grado de desarrollo
de la UE. Así, distinguimos dos grupos: por un lado, Dinamarca,
Alemania, Austria, Finlandia y Bélgica, con tasas de pobreza de los
hogares asalariados del 5-9%, y por otro lado Reino Unido, Irlanda,
Francia y Holanda, con tasas entre el 12-16%.
Entonces,
¿cuáles son las causas que explican, por un lado, el surgimiento y
auge de los working
poor
durante los años 80 y 90, y por otro la disparidad geográfica de
dicho fenómeno?
Las
contrarreformas y las políticas de ajuste neoliberal desplegadas por
los distintos gobiernos europeos desde principios de los años 80, se
sitúan en la base del surgimiento y consolidación de la pobreza
laboral. De hecho, aquellos países donde estas políticas han
conseguido imponerse con mayor intensidad (Reino Unido, Irlanda,
Francia, Holanda...), son los que muestran precisamente tasas de
pobreza salarial superiores.
La
caída de la tasa de rentabilidad empresarial desde finales de los años
sesenta (pasándose en Europa de tasas superiores al 20% a tasas del
10-12% (4), situó al capitalismo mundial ante una encrucijada
ciertamente paradójica: aquellas medidas keynesianas que habían
permitido al sistema superar la situación pre-revolucionaria
posterior a la II Guerra Mundial, son precisamente las que se
constituyen en obstáculo del proceso de acumulación y valorización
del capital treinta años después.
Esta
crisis de rentabilidad será contestada por el capital mediante el
recurso a las políticas neoliberales, como forma de recuperar
espacios que las conquistas sociales habían arrebatado a la lógica
del capital. Estas políticas se fundamentan en una masiva privatización
de la propiedad estatal, en una fuerte apertura externa de las economías
nacionales y en una fugaz liberalización y desregulación de los
distintos mercados. En este sentido, van a resultar particularmente
importantes dos procesos de liberalización y desregulación: el de
los mercados financieros nacionales e internacionales, y el de los
mercados laborales.
Para
posibilitar la recuperación de la rentabilidad, se acomete la
eliminación del "corsé" que el periodo keynesiano había
impuesto a la esfera de las finanzas, al tiempo que se desencadena una
fuerte ofensiva contra las conquistas históricas del trabajo: pleno
empleo, contratos indefinidos, crecimiento salarial, seguridad social,
pensiones, sanidad y subsidios públicos, etc. Ambos procesos se
traducirán en el (re)surgimiento de una potente fracción de clase
vinculada al capital financiero, con capacidad para hacer recaer sobre
el mundo del trabajo el peso del ajuste neoliberal. El surgimiento de
los inversores institucionales (fondos de inversión, compañías de
seguros y fondos de pensiones) y su entrada masiva en el capital
social de los grandes grupos empresariales, determinará el
cortoplacismo y la flexibilidad de las nuevas estrategias productivas,
traduciéndose todo ello en una creciente exigencia de creación de
plusvalías bursátiles y en una transferencia de riesgos y costes
hacia los asalariados.
En
concreto, son tres las vías que explican cómo este ajuste neoliberal
determina finalmente el surgimiento y extensión del fenómeno de los working
poor.
En primer lugar, el ajuste neoliberal en Europa se ha traducido en un
bloqueo del crecimiento de los salarios reales. Así, tal y como
podemos ver en la siguiente tabla, las políticas de rentas y la
individualización de la negociación colectiva, entre otros factores,
han supuesto una fuerte reducción en el crecimiento de los salarios
reales hasta su virtual estancamiento. Pero además, el cambio en la
correlación de fuerzas sociales impulsado por la ofensiva neoliberal,
ha determinado que dichos salarios pasen a crecer por debajo de la
productividad, lo que explica la creciente desigualdad en la
distribución de la renta entre capital y trabajo a favor del primero.
De
hecho, si en 1970 la participación de los asalariados sobre el PIB de
la UE 15 era del 75,5%, dicha cifra había pasado al 68,4% en
2001-2002 (5).
Tabla
3. Productividad
y salario real (crecimiento per capita)
Fuente: Mazier, J. (1999).
Este
"ajuste salarial" ha supuesto que crecientes capas de
asalariados -aquellas con peor capacidad adquisitiva y con menor poder
de negociación sindical- hayan pasado progresivamente a situarse por
debajo del umbral de pobreza.
La
segunda vía por la cual el ajuste neoliberal ha determinado el
crecimiento de la pobreza laboral en Europa es la evolución del
presupuesto público. Las crecientes exigencias de los mercados
financieros internacionales -blindando las condiciones globales de
rentabilidad- sobre las economías europeas, han determinado una
notable transformación del presupuesto público. Al tiempo que se han
reducido los impuestos sobre las rentas del capital, se han realizado
fuertes recortes en las partidas sociales del gasto público.
Mientras, entre 1980 y 1995 aumentaba el pago de intereses a los
mercados financieros internacionales por parte de la UE 11 del 2,6% al
5,6% de su PIB (6).
Los
gastos sociales, que habían permanecido estancados durante los años
80 para crecer ligeramente a principios de los noventa, han sufrido un
importante recorte fruto de la convergencia nominal impuesta por el
Tratado de Maastricht en la segunda mitad de esta década: si en 1994
estos gastos suponían el 26,2% del PIB de la UE 15 (7), en 2000 habían
pasado a representar el 23,7% del producto. Los recortes han sido además
más pronunciados en las partidas correspondientes a transferencias
sociales, lo que ha repercutido en que muchos hogares de trabajadores
pasen a situarse por debajo del umbral de pobreza una vez que dichas
ayudas han desaparecido.
Finalmente,
la tercera vía que explica cómo el ajuste neoliberal ha repercutido
sobre el aumento de los working poor es la relacionada con la
flexibilización y precarización de los mercados de trabajo europeos.
Los cambios impulsados en la formulación de las estrategias
empresariales -vía corporate
governance-
por parte del capital financiero organizado en torno a los inversores
institucionales, han exigido una flexibilización en la gestión de
los recursos humanos. Así, sucesivas reformas laborales han
liberalizado los diferentes mercados de trabajo europeos, promoviendo
con ello las diferentes formas de precariedad laboral existentes
actualmente.
El
empleo a tiempo parcial y, sobre todo, el empleo temporal, eran
figuras contractuales prácticamente desconocidas en la Europa de los
años 50, 60 y 70. A partir de las mencionadas liberalizaciones y
desregulaciones laborales, el empleo a tiempo parcial pasó a ser en
1985 el 13% del total del empleo en la UE, y el 18,2% en 2002 (8). Del
mismo modo, el empleo temporal se situaba en el 8,4% y el 13,1% del
total para esas mismas fechas. Además, las políticas empresariales
de externalización y subcontratación llevadas a cabo por los
diferentes grupos industriales y de servicios, han situado la tasa de
autoempleo de la UE en torno al 13% para el año 2003.
Como
podemos ver en la siguiente tabla, la posibilidad de ser un trabajador
pobre es sustancialmente superior en caso de tener contrato a tiempo
parcial frente a un contrato a tiempo completo, así como en caso de
tener un contrato temporal frente a tener uno indefinido. Igualmente,
la tasa de working poor dentro de los trabajadores autónomos es
notablemente superior a la tasa correspondiente a los trabajadores
asalariados. El fuerte peso del empleo femenino tanto en el autoempleo
como en el empleo a tiempo parcial, permite entrever la feminización
del fenómeno de la pobreza salarial.
Tabla
4. Working
poor según tipo de contrato y categoría laboral, 2001. (*)
Fuente:
ECHP/Comisión
Europea, 2004; Strengmann-Kuhn, W. (2002)
La
precariedad laboral surgida de las reformas llevadas a cabo durante
los años 80 y 90 en los mercados de trabajo europeos, así como de la
quiebra del poder negociador de los sindicatos de clase, se sitúa en
la base del fenómeno de la pobreza salarial. La precariedad laboral
-entendida ésta en términos de contratos temporales, contratos a
tiempo parcial no elegidos, y externalización y subcontratación
creciente del proceso productivo- ha supuesto que para un gran número
de hogares trabajadores el hecho de tener un trabajo ya no sea garantía
de estar protegido contra la pobreza.
Los
trabajadores que se encuentran en alguna de esta tres situaciones
descritas (empleo a tiempo parcial no elegido, empleo temporal o
autoempleo) presentan una serie de características laborales que les
hace sufrir un mayor riesgo de vivir en situaciones de pobreza. Estos
trabajadores, en general, trabajan menos tiempo a lo largo de un año
que los trabajadores con contrato indefinido o a tiempo completo, lo
que explica, obviamente, parte del menor ingreso salarial. Asimismo,
los contratos a tiempo parcial o temporales están generalmente
vinculados a una demanda empresarial de flexibilidad externa, por lo
que son trabajos que se sitúan en escalones de remuneración
inferiores a los de contrato indefinido o a tiempo completo.
Además,
la elevada rotatividad asociada a estos puestos de trabajo
(particularmente a los contratos temporales) impide la acumulación de
antigüedad y demás beneficios salariales dentro de la lógica
tradicional de una carrera profesional.
Un
elemento clave para entender la mayor extensión del fenómeno de los
working poor entre los trabajadores en situación de precariedad es su
débil poder de negociación, reflejado parcialmente en su menor
afiliación sindical. En efecto, este ha sido uno de los objetivos
centrales de las políticas de ajuste neoliberal: quebrar la capacidad
reivindicativa del trabajo mediante la mutación de las condiciones en
las cuales se desarrolla la relación salarial. No obstante, esta
ofensiva contra el poder negociador de los trabajadores se sitúa en
la base no sólo de la pobreza salarial entre las categorías
laborales precarias, sino en la extensión generalizada de los working
poor en
el conjunto de la lógica económica europea.
El
trabajo se convirtió tras, la II Guerra Mundial, en una suerte de
"pasaporte de ciudadanía" para el conjunto de la clase
trabajadora europea. Durante décadas, tener un trabajo era prácticamente
sinónimo de capacidad adquisitiva creciente y protección contra la
pobreza y la exclusión social. La ofensiva de las políticas
neoliberales contra el trabajo ha resituado, una vez más en la
historia del capitalismo, al salario como variable de ajuste para
posibilitar la recuperación de la rentabilidad, esfumando el
espejismo del "modelo social" europeo.
Esta
transferencia de costes y riesgos desde el capital y el Estado hacia
el trabajo se ha traducido en un progresivo bloqueo salarial y una
creciente precariedad laboral, fenómenos que han determinado el
surgimiento y extensión de los working
poor en
Europa.
Notas:
(*)
Bibiana
Medialdea
(becaria FPI en el departamento de Economía Aplicada I -UCM) y Nacho
Álvarez
(doctorando en el departamento de Economía Aplicada I (UCM) y
Profesor de Economía en IES Federica Montseny).
(**)
Fuente: VIENTO SUR Número 82/Septiembre 2005 (en formato pdf)
(1)
A no ser que se indique lo contrario cuando nos referiremos a la UE se
excluye a Suecia, debido a que este país no participa en la base de
datos ECHP, que es la fuente más completa sobre este tema y la que
prioritariamente utilizaremos a lo largo del texto. Es por ello que
haremos referencia, según la disponibilidad de los datos, tanto a
UE11 (es decir, 12 menos 1, cuando los datos se refieren a los años
80) como a UE14 (15 menos 1, cuando se refieren a los años 90).
(2)
Para definir el umbral y la tasa de pobreza utilizamos el concepto
tradicional de ingreso (personal o familiar) disponible inferior al
50% de la media nacional. VIENTO SUR Número 82/Septiembre 2005 57
(3)
Latta, M. y Peña, R. (2004) pag.23.
(4)
Duménil, G. y Lévy, D. (2004) pag. 24
(5)
OECD (2005).
(6)
Calvo, A. (2004) pag. 319.
(7) OECD, Social and Welfare Statics (2005).
(8)
Eurostat (2005)
Referencias bibliográficas
-
Arrizabalo, X. (1997) Crisis y ajuste en la economía mundial.
Implicaciones y significado de las políticas del FMI y el BM. Madrid:
Editorial Síntesis.
-
Calvo, A. (2004) "La disciplina fiscal en la UEM y el Pacto de
Estabilidad y Crecimiento", en Calvo, A.(coord.) (2004): Economía
Mundial y Globalización. Madrid: Minerva Ediciones.
-
Duménil, G. y Lévy, D. (2004) Capital resurgent. Roots
of the Neoliberal Revolution. Cambridge: Harvard University Press.
- Eurostat (2005) European Community Household Panel (ECHP):
Selected Indicators. Luxemburgo: Office for Official Publications of
the European Communities.
- Eurostat (1999) European Community Household Panel (ECHP):
Selected Indicators Luxemburgo: Office for Official Publications of
the European Communities.
- Latta, M. y Peña, R. (2004) Working poor in the
European Union. Dublín: European Foundation for the improvement of
Living and Working Conditions.
-
Mazier, J. (1999) Les grandes économies européennes. París:
Editions La Découverte.
-
Rigaudiat, J. (2005) "Pauvreté, précarités, emploi: bilan et
perspectives", L´Economie politique, nº 26, abril 2005, 30-46.
- Strengmann-Kuhn, W. (2002) Working Poor in Europe: A
Partial Basic Income for Workers? Ginebra: Basic Income European
Network, 9th International Congress.
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