Suburbios
franceses: diez preguntas
Por
Michel Collon
La Haine, 18/11/05
¿«La
violencia no resuelve nada»? De una vez por todas, señores
burgueses, ¿serían tan amables de indicarles a los pobres cuál es
el método de lucha que les sugieren, ya que ninguno de los que han
ido utilizando sirvió de nada y su situación no ha cesado de
agravarse?
1.
¿Suprimirá Francia el apartheid? Estamos asistiendo a un curioso fenómeno:
todos los dirigentes políticos franceses se precipitan a la televisión
con palabras benevolentes: «¡Os comprendemos, vamos a hacer algo por
vosotros!» Todos conocen las causas del problema y todos saben lo que
se debe hacer.
Pero
entonces, si lo sabían ¿por qué han estado haciendo lo contrario
desde hace treinta años y, más aún, estos últimos tiempos? ¿Por
qué en dos últimos años el gobierno francés eliminó su apoyo a
las iniciativas locales? ¿Quién suprimió el 15% de los créditos
destinados a la lucha contra la vivienda insalubre en el presupuesto
de 2006? ¿Quién reemplazó a la policía de barrio por la policía
antidisturbios, con sus humillaciones sistemáticas y sus detenciones
arbitrarias, cuyo carácter violento y racista fue incluso denunciado
por Amnistía Internacional en un informe reciente?
2.
¿Qué esconden ustedes? Una de dos: o bien ustedes, los políticos,
sabían que la causa de los problemas es la injusticia social, la
ausencia de futuro, y no hicieron nada (¿por qué entonces deberíamos
tenerles confianza a partir de ahora?) o bien carecen de solución,
porque la injusticia social es el núcleo de su sistema y no desean
eliminar los privilegios de los poderosos (de nuevo ¿por qué
entonces deberíamos tenerles confianza a partir de ahora?).
3.
¿«La violencia no resuelve nada»? De una vez por todas, señores
burgueses, ¿serían tan amables de indicarles a los pobres cuál es
el método de lucha que les sugieren, ya que ninguno de los que han
ido utilizando sirvió de nada y su situación no ha cesado de
agravarse?
Y,
sobre todo, sean un poco menos hipócritas. ¿Cuál fue el método con
el que la burguesía francesa empezó a amasar sus inmensas fortunas,
sino la trata de negros y después el pillaje de las riquezas de África?
¿Acaso el ejército francés les regalaba ramos de flores a los
argelinos, a los marroquíes y a los demás pueblos ocupados y
masacrados? E incluso hoy en algunas neocolonias ¿a cambio de qué
hacen fortuna las multinacionales como Total y Bouygues, sino de la
miseria de las poblaciones locales?
4.
¿En qué bando se ejerce la mayor violencia? ¿Cómo calificar a un
sistema que, por un lado, acumula fortunas colosales destruyendo cada
más empleos y, por el otro, amontona a millones de personas en
guetos, viviendas insalubres, edificios degradados,
escuelas–aparcamientos, cursillos inservibles, trabajitos sin
porvenir, hostigamientos policiales basados en el color de la piel?
Cada
año hay más gente que se ve obligada a sobrevivir con salarios
exiguos, mientras que todos los gobiernos no cesan de bajar los
impuestos sobre las grandes fortunas. Cada año, centenares de seres
humanos mueren en las aceras de París. ¿Cómo calificar un sistema
que no le deja salida alguna a un joven: «¡No me importa ir a la cárcel,
mi vida ya está jodida!» ¿No será este sistema el que es violento?
5.
«Desde luego, aquí no estamos como en los Estados Unidos!», decían
nuestros medios de comunicación cuando el escándalo Katrina–Bush.
Pero ¿acaso no vamos hacia eso a toda velocidad? Con la Constitución
europea y Bolkestein y todas las demás medidas aplicadas por doquier
en Europa desde los acuerdos de Lisboa (2000) ¿acaso no estamos
asistiendo a una ofensiva general que rebaja los salarios, las
pensiones, las prestaciones sociales? ¿Acaso no estamos alcanzando a
Bush y a sus cuarenta millones de ciudadanos que viven bajo el umbral
de la pobreza?
Esta
obsesión actual de hacer trabajar a los viejos durante más tiempo ¿no
es acaso la mejor manera de producir una masa suplementaria de jóvenes
parados y sin esperanza? ¿Es normal que los trabajadores de Shell–Hollande
se vean obligados a ponerse en huelga para preservar su derecho a la
pensión, mientras que los beneficios de esta multinacional se han ido
a las nubes (dieciocho mil millones de dólares en 2004 y un 68% más
este año)? ¿No habría que hacer lo contrario, reducir radicalmente
el tiempo de trabajo, con el fin de compartir? ¿Acaso el único obstáculo
no es el carácter intocable de los superbeneficios de las grandes
sociedades, púdicamente revestidos con el hermoso nombre de «competitividad»?
6.
¿Seres humanos al cubo de la basura? Cuando los jóvenes queman
coches, molestan y nos ocupamos de ellos. Cuando eran sus vidas
desesperadas las que se perdían como el humo ¿qué medios de
comunicación hablaban de ellos? ¿Podemos todavía creer en el mito
del supuesto «ascenso social» tras escuchar a uno de los más
importantes economistas occidentales declarando fríamente: «Hay seis
mil millones de seres humanos sobre tierra, de los cuales cinco mil
millones no podrán jamás ser utilizados»? ¿Acaso no vivimos en un
sistema inhumano en el que a unos se los explota hasta el tuétano y a
otros de los echa literalmente al cubo de la basura? ¿Habrá que
basar la sociedad del mañana en los beneficios de las multinacionales
o en las necesidades de la humanidad?
7.
¿Una estrategia para dividir? Por supuesto, incendiar el coche de su
vecino de barrio es caer en la trampa del Poder, porque ese vecino que
lo utiliza para ir al tajo (y para dejarse explotar al máximo), también
es víctima de una política europea impuesta por las multinacionales.
Igual que el pequeño pensionista sumido en la inseguridad económica
porque el Poder recorta sus medios de subsistencia. ¿Acaso el Poder
no teme, precisamente, que se puedan unir las resistencias a esta
explotación? ¿Acaso no se alimenta el racismo de forma deliberada al
publicar estadísticas hinchadas y falsas sobre la pequeña
delincuencia, mientras que se protege la delincuencia de las elites?
Presentar a los musulmanes como peligrosos cuando hay extremistas por
todas partes; criminalizar el uso del velo ¿no es acaso ocultar
voluntariamente la cuestión social tras un falso problema religioso
con el fin de enfrentar unas contra otras a las víctimas de la
explotación?
Encerrar
a los más pobres en guetos y levantar a su alrededor un muro de policías
ha sido la estrategia más genial para vencer la resistencia. Mientras
que los pequeños blancos se ocupen de los pequeños negros y de los
pequeños hijos de emigrantes árabes, los grandes ricachones (para
quienes el dinero no tiene color) podrán dormir a pierna suelta.
El
problema fundamental es que la demagogia de Sarkozy funciona bien.
Mientras que este burguesazo prepara una política antisocial a lo
Bush, su discurso se recibe bien entre una mayoría de los
trabajadores, no sólo de Francia, sino de Bélgica también. ¡Tenemos
mucho tajo por delante!
8.
¿Qué es lo que intenta Fachozy [1]? Por supuesto, sus rivales tratan
hipócritamente de hacerle la cama y eliminarlo de la carrera
presidencial, pero al mismo tiempo están encantados de que les haga
el trabajo sucio. Porque todos saben que el problema social no ha
hecho más que empezar y que la revuelta no se apagará, de ahí la
utilidad de Monsieur Karcher [2].
Mucho
antes de las revueltas, Fachozy había preparado leyes liberticidas
que nos afectan a todos y que van a poner en vigor en toda la Unión
Europea: escuchas, espionaje en Internet, extradiciones por delitos
políticos, expulsiones arbitrarias... Después de haber creado la
tensión de forma deliberada, Fachozy va a aprovecharla para que se
aprueben esas leyes antidemocráticas, que utilizará también contra
los movimientos sociales y sindicales y contra nuestra libertad de
expresión (no olvidemos que ha hecho encarcelar a un joven inmigrante
por haberlo «insultado».
9.
¿Qué soluciones proponen? Quienes han «comprendido bien la
inquietud de los jóvenes» afirman que van a devolver algunos céntimos
más a los suburbios y restituir a los policías de barrio y a los
asistentes sociales que acababan de suprimir. El problema es que los
policías y los asistentes sociales calmarán, quizá, la situación
durante algún tiempo, pero no crearán empleos. Para integrarse es
preciso un verdadero trabajo, un salario real.
Mientras
el sistema se base en el interés y en el máximo lucro de algunos ¿cómo
se van a crear los empleos necesarios y satisfacer las necesidades de
la población? Si queremos que se deje de echar a la basura a los
seres humanos ¿no habrá llegado el momento de reemplazar la ley de
la jungla por otra forma superior de relaciones humanas? Hoy es
posible acabar por completo con el hambre en el mundo: sólo costaría
menos de una cuarta parte del presupuesto anual del ejército de
Estados Unidos. ¿Entonces?
10.
¿Dejarlos en su gueto? Es muy fácil reprocharles a los jóvenes de
los suburbios que carecen de programa y se equivocan de objetivo. Al
principio de su existencia como clase obrera, los trabajadores
sobrexplotados comenzaron por destruir las máquinas, lo cual era
también completamente suicida. La verdadera cuestión es: ¿De dónde
les podían llegar unas reivindicaciones claras, un análisis de las
causas de su malestar? ¿Qué ha hecho el movimiento obrero; qué han
hecho los intelectuales progresistas para superar las divisiones
existentes entre los jóvenes y las otras clases populares? Para
superar esa división, será absolutamente necesario tender puentes y
comunicar la experiencia de las luchas del pasado. Pero antes de
profesor habrá que ser alumno. Hay que estar al loro. Porque el «odio»
que sienten esos jóvenes no es un sentimiento negativo, sino la
indignación frente a la injusticia. Y este sentimiento siempre ha
sido, en todas las épocas, el punto de partida para la resistencia y
para cambiar el mundo.
Notas:
[1]
Acrónimo de «facha» (que a su vez es una corrupción despreciativa
de la palabra «fascista») y Sarkozy (N. de los T.)
[2]
Expresión intraducible. Kärcher es la marca comercial de un aparato
industrial de alta potencia que se utiliza para limpiar lugares
insalubres lanzando agua a presión y luego aspirándola. En Francia,
la palabra karcher –sin diéresis– se ha convertido en sustantivo
y ha pasado a significar la acción de limpieza a fondo de algo muy
sucio (típica sinécdoque retórica, similar a lo sucedido con las
marcas comerciales kleenex o tampax, que hoy designan su función). En
una de sus célebres salidas de tono, el ministro del Interior Nicolas
Sarkozy dijo que habría que limpiar con karcher los barrios donde
vive la chusma. En castellano diríamos que esos barrios habría que
«desinfectarlos», con lo cual Monsieur Karcher podría traducirse
como Señor Desinfección o algo parecido. (N. de los T.)
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