La debacle demográfica,
por alcoholismo, males cardiovasculares y cáncer
Podría perder Rusia
hasta una tercera parte de su población hacia mediados de este siglo
Por Juan Pablo Duch
Corresponsal en Rusia
La Jornada, 16/12/05
Moscú, 15 de
diciembre. Cada año hay 750 mil rusos menos. Si no se logra revertir
esta grave crisis demográfica, y hasta ahora el ingreso de petrodólares
genera crecimiento económico pero no se traduce en salud ni permite
repuntar la esperanza de vida en este enorme país, Rusia podría
perder hasta una tercera parte de su población hacia mediados del
presente siglo.
Advierte éste y otros
riesgos "Morir demasiado pronto", detallado estudio
acerca de la mortalidad en Rusia, a consecuencia de enfermedades no
contagiosas, principalmente dolencias cardiovasculares y oncológicas,
alcoholismo y accidentes de tráfico, que representan 70 por ciento
del total de muertes al año, elaborado por un grupo de investigadores
del Banco Mundial, bajo la dirección de Patricio Márquez, su máximo
experto en el tema de salud pública.
Según el documento, de
reciente difusión aquí, con apenas 58 años de esperanza de vida
para hombres y 72 años para mujeres, Rusia sufre un rezago de 14 años
respecto del promedio en la Unión Europea.
La muerte prematura de
varones afecta cada vez más la estructura de la fuerza laboral en
Rusia, y ello con una población que envejece a pasos agigantados.
Debido a la baja tasa
de natalidad, entre otras razones, el número de menores de 14 años
equivale hoy a sólo 18 por ciento del total de rusos frente a 25 por
ciento en 1985.
De mantenerse las
tendencias negativas, las expectativas de salud de los hombres rusos
para estar en condiciones de trabajar, de por sí ya muy mermadas,
podrían caer en el corto plazo hasta los 53 años de edad.
Los rusos viven, en
promedio, 16 años menos que los varones europeos y, lo que es
significativo en opinión de especialistas, 14 años menos que las
mujeres rusas.
Esta enorme brecha, con
una media europea que va de cinco a siete años más de vida en las
mujeres, confirma que en Rusia hay patrones de conducta cotidiana como
el desmedido consumo de bebidas alcohólicas que, al margen de las
condiciones externas o de la calidad de la asistencia médica iguales
sin distinción de género, vulneran específicamente la parte
masculina de la población.
El alcoholismo en
expansión es un problema cada vez más delicado, tanto por la
excesiva cantidad como por la pésima calidad de lo que se bebe aquí,
sobre todo en el medio rural. Ahí la muerte por ingesta alcohólica
directa alcanza 128 casos por cada 100 mil hombres y supera en varias
veces la muerte por accidentes de tráfico, que cobró más de 34 mil
vidas este año.
El consumo regular de
alcohol –que practica 70 por ciento de los hombres, 47 por ciento de
las mujeres y 30 por ciento de los adolescentes– incide de modo
determinante en el incremento de la cifra de fallecimientos por causa
violenta.
Más de una tercera
parte de los asesinatos se cometen por ebrios y, en muchas ocasiones,
las víctimas también suelen estar bajo los efectos del alcohol.
Mientras el
incontenible deterioro de la ecología dispara las enfermedades oncológicas,
factores tradicionales de riesgo como el tabaquismo, la hipertensión
y el colesterol alto hacen que Rusia tenga uno de los índices de
mortalidad por enfermedades cardiovasculares más elevados del mundo.
Sólo por esta causa,
se producen al año en Rusia 994 muertes por cada 100 mil personas, más
del triple que en Estados Unidos, con 317 muertes, cuya población es
adicta a una alimentación que estimula la obesidad, otro de los
factores de riesgo que también afecta hasta 60 por ciento de las
mujeres rusas entre los 25 y 64 años de edad.
Si Rusia tomara medidas
para reducir la mortalidad por enfermedades cardiovasculares al menos
al nivel de la Unión Europea, aunque fuera únicamente en ese ámbito,
ello bastaría para aumentar la esperanza de vida de los rusos en casi
siete años.
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