Declaración
de ETA a Euskal Herria
Gara,
23/03/06
Enviado por Andalucía Libre, 23/03/06
La
Declaración remitida por ETA a GARA en el que adelantaba su decisión
de declarar un alto el fuego permanente y remarca ideas claves con
matices y compromisos reforzados. En esta declaración, redactada en
euskara, español y francés, ETA concreta la hora de arranque del
alto el fuego, las 00:00 del 24 de marzo y reafirma el objetivo de la
iniciativa.
ETA,
organización socialista revolucionaria vasca de liberación nacional,
desea mediante esta Declaración dar a conocer la siguiente
decisión:
Euskadi
Ta Askatasuna ha decidido declarar un alto el fuego permanente a
partir de las 00:00 horas del 24 de marzo de 2006.
Reflexión
de ETA
El
objetivo de esta decisión es impulsar un proceso democrático en
Euskal Herria para que mediante el diálogo, la negociación y el
acuerdo, el Pueblo Vasco pueda realizar el cambio político que
necesita.
Superando
el actual marco de negación, partición e imposición hay que
construir un marco democrático para Euskal Herria, reconociendo los
derechos que como pueblo le corresponden y asegurando de cara al
futuro la posibilidad de desarrollo de todas las opciones políticas.
Al
final de ese proceso los ciudadanos y ciudadanas vascas deben tener la
palabra y la decisión sobre su futuro, dando así una solución
democrática al conflicto.
ETA
considera que corresponde a todos los agentes vascos desarrollar ese
proceso y adoptar los acuerdos correspondientes al futuro de Euskal
Herria, teniendo en cuenta su pluralidad y totalidad.
Los
Estados español y francés deben reconocer los resultados de dicho
proceso democrático, sin ningún tipo de injerencias ni limitaciones.
La decisión que los ciudadanos y ciudadanas vascas adoptemos sobre
nuestro futuro deberá ser respetada.
Llamamiento
de ETA
Hacemos
un llamamiento a todos los agentes para que actúen con
responsabilidad y sean consecuentes ante el paso dado por ETA.
Es
tiempo de compromisos. Todos debemos asumir responsabilidades, para
construir entre todos la solución democrática que el Pueblo vasco
necesita. Es el momento de tomar decisiones de calado, pasando de las
palabras a los hechos.
ETA
hace un llamamiento a las autoridades de España y Francia para que
respondan de manera positiva a esta nueva situación y para que no
pongan obstáculos al proceso democrático, dejando de lado la represión
y mostrando la voluntad de dar una salida negociada al conflicto.
Finalmente,
hacemos un llamamiento a los ciudadanos y ciudadanas vascas en general
y a los militantes de la Izquierda Abertzale en particular, para que
se impliquen en este proceso y luchen por los derechos que como Pueblo
nos corresponden.
Compromiso
de ETA
ETA
muestra su deseo y voluntad de que el proceso abierto llegue hasta el
final, y así conseguir una verdadera situación democrática para
Euskal Herria, superando el conflicto de largos años y construyendo
una paz basada en la justicia. Nos reafirmamos en el compromiso de
seguir dando pasos en el futuro acordes a esa voluntad y de seguir
luchando hasta lograr los derechos de Euskal Herria.
La
superación del conflicto, aquí y ahora, es posible. Ese es el deseo
y la voluntad de ETA.
Euskadi
Ta Askatasuna E.T.A.
Alto
el fuego de ETA: Análisis de reacciones
Todos
los ojos, en la sociedad vasca
Gara,
23/03/06
Enviado por Andalucía Libre, 23/03/06
Hay
un hilo conductor entre el comunicado de ETA hecho publico ayer y las
principales reacciones al mismo: la apelación al papel fundamental
que a partir de ahora tiene que jugar la sociedad vasca como agente
activo para la resolución democrática del conflicto.
Se
abre el tiempo de la sociedad vasca, al menos así lo expresaron ayer
los principales actores políticos. Todos ellos confían en la
ciudadanía para que el proceso de normalización democrática llegue
a buen puerto.
ETA,
en su comunicado, hace «un llamamiento a los ciudadanos y ciudadanas
vascas para que se impliquen en este proceso y luchen por los derechos
que como pueblo nos corresponden». El presidente del Gobierno español,
José Luis Rodríguez Zapatero, en la declaración realizada en el
Congreso de los Diputados, quiso dejar expresa constancia de que su «confianza
en la sociedad vasca como impulsora esencial para ver el fin de la
violencia es una confianza plena».
El
lehendakari Juan José Ibarretxe, en la declaración institucional
efectuada por el Gobierno autónomo vasco, también tuvo una mención
expresa a que «la sociedad tiene que sentir como propio el proceso de
paz y normalización política. No lo puede contemplar sólo como
‘una cuestión de políticos’. Tenemos que participar todos y cada
uno de los hombres y mujeres que aquí vivimos y trabajamos. Tenemos
el derecho y el deber de hacer este camino juntos. Es verdad que la
labor de los partidos políticos es insustituible, pero necesitamos la
participación activa de la sociedad vasca. Es la exigencia de la
sociedad la que nos ha traído hasta aquí, la que ha abierto la
puerta a la esperanza y será también el empuje de la sociedad vasca
la que no permita volver atrás, la que demandará alcanzar acuerdos
políticos, la que exigirá avanzar, participar y decidir».
Por
su parte, Batasuna fue concluyente al asegurar que «el pueblo vasco
es el auténtico destinatario de esta iniciativa y es la sociedad
vasca la que debe liderar un proceso de negociación que defina un
acuerdo sobre la territorialidad y el derecho de autodeterminación.
La importancia de la movilización social es fundamental».
Como
puede comprobarse, todos los ojos están puestos en la sociedad vasca,
pero es posible que no todos quieran que camine en la misma dirección.
La izquierda abertzale, por ejemplo, habla del derecho de
autodeterminación y la territorialidad, mientras que Rodríguez
Zapatero sólo piensa en «el fin de la violencia». Por otra parte,
la propia sociedad vasca es enormemente plural en sus deseos de
futuro. Lo que sí cabe esperar es que esa pluralidad pueda expresarse
en igualdad de condiciones y que todas las opciones políticas puedan
llevarse a la práctica si obtienen el apoyo de la mayoría de esa
sociedad.
«Nuevo
periodo de lucha»
Está
meridianamente claro que una cosa es que se abra un proceso de
resolución del conflicto y otra en qué dirección se oriente
finalmente en función de la correlación de fuerzas que haya en la
sociedad. El Gobierno español, tanto en la negociación del Estatut
de Cataluña como en las declaraciones que el propio presidente, José
Luis Rodríguez Zapatero, realizó hace unas semanas en el Congreso de
los Diputados sobre la autodeterminación, ya ha dejado claro que no
es partidario de reconocer el derecho a decidir de las naciones
atrapadas en el Estado español. Por ello, es evidente que quienes
defienden que Euskal Herria es un pueblo y tiene derecho a decidir su
futuro, habrán de ganar ese pulso político.
Por
todo ello, no es extraño que los máximos dirigentes de la izquierda
abertzale insistan una y otra vez en que «un proceso de negociación
es un periodo de lucha y activar socialmente a la gente es una
necesidad de primer orden antes de construir el proceso, durante el
proceso y después del proceso». Son palabras de Arnaldo Otegi, en
una entrevista concedida a GARA una semana después del acto ante el
BEC, en la que añadía que «un proceso de negociación no es un
periodo de inactividad. Incluso si llegamos a un acuerdo de bases sólidas
y nos sentamos en una mesa, las partes siguen cada una defendiendo su
propio interés. Y, por tanto, en un proceso largo pueden intentar
condicionar el resultado final.
Nosotros
lo tenemos claro, y por eso es importante lo que se apuntó en el BEC.
Es que tiene que haber un polo que defienda los contenidos de ese
proceso continuamente. Por un lado, para evitar que los estados
intenten ganar en la mesa de negociación; por otro lado, para evitar
que otros, como puede ser el PNV, intenten cerrar un acuerdo en falso.
El término de lucha debe entenderse como de activación y movilización
popular, un elemento absolutamente imprescindible para afrontar un
proceso de negociación con una cierta garantía».
«Poner
a Zapatero en el trance»
La
necesidad de la movilización de quienes defienden que Euskal Herria
tiene derecho a decidir ha sido expresada también por portavoces
jeltzales como Joseba Egibar, quien señalaba recientemente que «Zapatero
o el PSOE no van a ir a resolver por magnanimidad un problema histórico
diciendo ‘ahí esta el pueblo vasco y tiene derecho a decidir’. El
nacionalismo vasco le tiene que colocar en ese trance a Zapatero
compartiendo unos mínimos». Pese a esas palabras, de momento, el PNV
ha preferido quedarse al margen de los mínimos compartidos por el
resto del abertzalismo, que aparecen reflejados en la convocatoria a
la manifestación del próximo 1 de abril.
Para
ese día, las fuerzas políticas y sindicales que comparten diagnóstico
y tratamiento en el Acuerdo Democrático de Base han llamado a una
marcha en Bilbao con el lema «Es tiempo de soluciones. Euskal Herria.
Decisión. Acuerdo». La convocatoria está firmada por los partidos
Batasuna, Eusko Alkartasuna, Aralar, Abertzalen Batasuna, Zutik y ANV,
y los sindicatos ELA, LAB, ESK, STEE–EILAS, EHNE, ELB e Hiru.
La
izquierda abertzale entiende que estas actuaciones conjuntas pueden
contribuir a dibujar un «polo autodeterminista y progresista en la
sociedad vasca» que puede ser como afirmaba recientemente Rafa Díez
Usabiaga «un factor determinante en los próximos meses y años».
Puesto que, por una parte, es una pieza clave en el proceso de
resolución del conflicto como motor de una ofensiva institucional y
de masas en defensa del derecho a ser y a decidir; y, por otra parte,
desde una perspectiva más estratégica, de ahí puede surgir también
un polo independentista y de cambio social que se configure como una
alternativa al modelo político y social del PNV.
Mesa
de partidos
Junto
a los llamamientos a la sociedad, al menos en una parte del abanico
político, el anuncio del alto el fuego de ETA ha provocado que se
comience a hablar de la necesidad de poner en marcha una mesa de
partidos.
En
este sentido, llama especialmente la atención que el Gobierno de
Lakua [sede del Gobierno de la Counidad autonoma de Euskadi], a través
del lehendakari, se adelantara ayer a «anunciar a los ciudadanos y
ciudadanas vascas que he iniciado ya el contacto con los
representantes de todas las fuerzas políticas vascas para valorar
este nuevo escenario de esperanza y para plantearles el inicio de una
fase preliminar de diálogo sin exclusiones, con el objetivo de
concretar el calendario del proceso, los principios, metodología y
los contenidos del diálogo, para abordar con garantías a continuación
la constitución de la mesa de partidos, cuyo objetivo será alcanzar
un acuerdo integrador para la normalización política que será
sometido después a consulta popular».
Conviene
recordar que Juan José Ibarretxe, hasta la fecha, había repetido en
más de una ocasión que el lehendakari jugará en la constitución de
la mesa el papel que acuerden los propios partidos. Por eso resulta en
cierta medida sorprendente que ahora pretenda dirigir o liderar su
conformación. Por otra parte, tampoco conviene olvidar que el
lehendakari tiene sus propias limitaciones institucionales que le
impiden tener cualquier tipo de protagonismo en cuatro de los siete
territorios de esta Euskal Herria que comparte la existencia de un
mismo conflicto.
Probablemente,
en la «cocina» que se ha ido haciendo durante los últimos meses, ya
se habrá avanzado algo en cuanto a calendario, metodología y los
contenidos de esa mesa de partidos, por lo que la declaración de
Lakua parece más un intento de obtener cierto protagonismo que una
aportación real a la constitución de la mesa.
Esa
mesa, además, habrá de convocarse al margen de las instituciones,
puesto que es evidente que resulta imprescindible la participación de
Batasuna. Formación que, por cierto, es preciso reiterar que continúa
ilegalizada y tiene prohibido realizar todo tipo de actos políticos y
cuyos dirigentes están siendo perseguidos y encarcelados por la
Audiencia Nacional española.
A
la espera del gobierno
ETA
ya ha dado el paso que tantos le demandaban porque, según aseguraban,
era imprescindible para que se dieran otro tipo de pasos. Según
afirmaban recientemente fuentes del Gobierno español a través de un
cauce autorizado, en la actualidad «las instituciones del Estado jueces,
fiscales, policías, etc. responden a un esquema heredado de la última
etapa de asesinatos de ETA, de 2000 a 2003, que dio lugar al Pacto
Antiterrorista, la Ley de Partidos y la ilegalización de Batasuna».
«A partir de esa decisión de ETA[alto el fuego] no sólo se abre la
vía del diálogo del Gobierno con ella. También se podrían adaptar
las instituciones democráticas al nuevo escenario y al nuevo clima
creado». Habrá que ver si todo esto también va confirmándose,
puesto que no es pequeño el andamiaje represivo que el Estado español,
y también el francés, tienen que desmontar.
De
momento, el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero,
anunció ayer que se tomará su tiempo antes de activar la resolución
del Congreso de los Diputados del pasado 17 de mayo y volver al
Congreso para pedir su apoyo para iniciar un diálogo con ETA. No es
tiempo para impaciencias, pero tampoco convendría que el Ejecutivo
español pensara que con el anuncio de ETA ya ha llegado a la meta. El
de ayer ha sido un «no–pistoletazo» de salida. –
El
PP empezó ayer un ligero viraje de su discurso
No
cabía esperar que el Partido Popular hiciera una valoración positiva
del comunicado de ETA, puesto que la llamada «lucha antiterrorista»
es una de sus principales armas para desgastar al Gobierno del PSOE.
Por lo tanto, la declaración oficial de Mariano Rajoy hecha en la
sede del partido se mantuvo dentro de lo esperable, aunque la
referencia a que ETA sólo hace «una pausa» resulta un tanto forzada
tras el anuncio de un alto el fuego permanente. Sin embargo, por la
tarde, en el Congreso de los Diputados, hizo más hincapié en la
oferta de colaboración con Zapatero «si no se paga precio político».
El presidente del Gobierno también estuvo más conciliador que de
costumbre y tendió la mano al líder del primer partido de la oposición.
Probablemente Rajoy comenzó ayer a dibujar un cierto «agiornamiento»
de sus posiciones en esta materia. Algo necesario simplemente por mero
instinto de supervivencia.
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