@DIN
– Agencia Digital de Noticias, 29/03/06
Las 135
manifestaciones convocadas en Francia para este martes por sindicatos
y organizaciones estudiantiles, contra los Contratos Primer Empleo
(CPE) propuestos por el Gobierno reunieron a 1.055.000 personas,
según la Policía y CNN, y más de tres millones de personas, según
los medios independientes y los sindicatos.
Esta movilización
confirma que se ha doblado la asistencia a las protestas del pasado 18
de marzo, que reunió a entre 500.000 y 1,5 millones de manifestantes,
y es síntoma del consenso existente en Francia contra el plan de
empleo juvenil del Ejecutivo.
El primer ministro,
Dominique de Villepin, dijo hoy que no retirará el texto y que son
los sindicatos quienes "han rechazado la mano tendida por el
Gobierno" para negociar. Sin embargo, el 'número dos' del
Ejecutivo, Nicolas Sarkozy, reconoció ante la dirección de la UMP,
partido gubernamental de centroderecha, que "el Gobierno ahora
tiene que ceder" tras la "demostración de fuerza de los
sindicatos".
Los líderes
sindicales y también los dirigentes de los partidos de izquierdas han
exigido al presidente, Jacques Chirac, que obligue al Ejecutivo a
retirar la ley. "Frente a un movimiento de esta fuerza, el primer
ministro y el presidente deben asumir la situación creada y terminar
con una crisis de la que son autores", declaró François
Hollande, primer secretario del Partido Socialista.
Una huelga de 24
horas contra el Contrato de Primer Empleo (CPE), que precariza el
trabajo juvenil, paralizó a Francia, mientras tres millones de
personas se movilizaron en todo el país contra esa medida, según el
diario Liberation. En incidentes aislados la policía detuvo a 387
personas, 200 de los cuales en París.
La oposición
reclamó "una rápida intervención" del presidente Jacques
Chirac, mientras el ministro del Interior, Nicolás Sarkozy, admitió
que "el gobierno debe ahora moverse", en otro gesto de tomar
distancia del premier Dominique de Villepin, autor de la iniciativa
polémica.
De Villepin, que pone
en juego su cargo y su candidatura presidencial en 2007, quedó hoy
más debilitado luego de que además los cinco sindicatos rechazaron
su invitación a reunirse mañana para debatir el tema.
El país se paralizó
por una huelga general decretada por las organizaciones sindicales
contra el CPE propuesto por el gobierno, sobre todo el transporte
(aviones, trenes y metro).
Según comenta
Ignacio Ramonet, a Radiochango, "hay en Francia como un
aire de Mayo del 68". Pero las apariencias terminan ahí, aclara
el famoso periodista de Le Monde. "Aunque las imágenes
sean semejantes, y muchos estudiantes retomen algunos de los lemas
míticos de aquel mayo legendario –Bajo el adoquín, la playa–, la
historia no se está repitiendo".
Con un crecimiento
económico avasallador, Francia era hace casi 40 años una sociedad
próspera, con tanta oferta de empleo que debía importar millones de
trabajadores extranjeros. Los que se sublevaron entonces no lo
hicieron por temor a no hallar trabajo, sino –y ahí reside todo el
misterio simbólico de aquella explosión– para protestar contra una
sociedad muy conservadora en materia de costumbres y cada vez más
consumista, que podía castrar los ideales de libertad de toda una
generación.
La Francia de hoy
tiene muy poco crecimiento y una alta tasa de desempleo entre los
jóvenes. Este factor ya fue el detonante, en noviembre del 2005, de
la insurrección de las periferias urbanas, donde a veces el 40% de
los hijos de los inmigrantes no encuentran trabajo.
Para tratar de
resolver este problema, bajo una ortodoxa óptica neoliberal, el
primer ministro, Dominique de Villepin, propuso el contrato de primer
empleo (CPE). Es sólo para menores de 26 años, que se verán
sometidos a un período de pruebas de dos años durante el cual
podrán ser despedidos sin justificación alguna.
Al parecer, la
intención del primer ministro era vencer los argumentos de tipo
racista que existen en las mentes de muchos empresarios y que les
impiden dar una oportunidad de trabajar a jóvenes franceses de origen
magrebí o africano bajo el pretexto que la legislación laboral no
permite despedir con facilidad a un asalariado.
Al suprimir todo
riesgo para el empleador, el contrato CPE debía favorecer la puesta a
prueba de los hijos de inmigrantes y demostrar que podían ser tan
serios, eficaces y profesionales como el que más.
Y resultó que lo que
parecía bueno, según el primer ministro, para los marginados de las
periferias, se revelaba catastrófico para todos los jóvenes del
país. Éstos –y en primer lugar los estudiantes– entendieron de
inmediato que, bajo el pretexto de querer insertar a unos pocos, el
contrato CPE iba a precarizarlos a todos. Pues a partir del instante
en que empezara a aplicarse no distinguiría entre los jóvenes. Todos
se verían sometidos a la famosa prueba de los dos años con
posibilidad de ser despedidos de la noche a la mañana sin
justificación de ninguna clase.
Los sindicatos
también lo vieron rápido y se lanzaron con toda su fuerza a la
batalla contra el CPE. Para ellos era una cuestión capital, pues
comprendían que se trataba de destruir el actual derecho laboral –viejo
sueño ultraliberal– y sustituirlo por un sistema de precarización
generalizado.
Es interesante anotar
que muchos comentaristas, y hasta algunos grandes canales de
televisión, han presentado la triste situación de los jóvenes
españoles en trabajo precario y mal pagado como el revulsivo absoluto
que la juventud francesa debe rechazar. «No queremos ser como tantos
jóvenes españoles –dicen muchos estudiantes revoltosos–, no
queremos ser una generación basura».
Francia
y los "neopobres" de la globalización
El economista Marcio
Pochman, de la Universidad Estatual de Campinas, Brasil, creó el
término "neopobres" para referirse a los jóvenes
que no obstante que gozan de instrucción superior, inclusive
instrucción universitaria, sencillamente no consiguen empleos
duraderos. Ante los recientes acontecimientos de Francia, el
neologismo se puede aplicar a escala mundial.
De nuevo el país se
estremece a causa de las desigualdades socio–económicas producidas
por la globalización financiera. Como ya es común y corriente en el
mundo globalizado: las conquistas sociales que se alcanzaron en luchas
de siglos anteriores son ahora obstáculos para la
"competitividad" de las empresas europeas; se cuenta con
mano de obra asiática a salarios reducidísimos (en gran medida
empleada por trasnacionales occidentales), que es proporcionada por la
reducción salarial mundial que ha sido uno de los pilares del mal
económico–financiero internacional.
La causa inmediata de
los nuevos motines, que se comparan inadecuadamente con los disturbios
estudiantiles de 1968, fue la creación del llamado Contrato del
Primer Empleo (CPE), que propuso el gobierno francés para estimular
la contratación de jóvenes de hasta 26 años, supuestamente para
promover la reducción de cargas sociales a los empresarios –el tema
más polémico prevé despidos por causa justificada después de dos
años de trabajo–.
El desempleo entre
los franceses de entre 18 y 25 años alcanza el 20 por ciento de la
Población Económicamente Activa de esa edad, más del doble del
índice nacional.
El pasado domingo 19
de marzo, en el periódico brasileño Folha de Sao Paulo, el
portugués Luis Rego, quien vive desde hace 45 años en Francia y
quien asistió a la gran manifestación de París el pasado 18 de
marzo, con su hija, resumió el sentimiento general: "Quieren
acabar con la seguridad social. La globalización es la idea estúpida
de crear en países ricos mano de obra tan mal pagada como la de China
o la India. Olvídese del 68, entonces no había crisis económica, la
situación es totalmente distinta."
La verdad es que la
gran presencia de los padres al lado de sus hijos fue una constante de
las manifestaciones que movilizaron a más de un millón de personas
en todo el país el fin de semana pasado. Los eventos de 1968,
protagonizados, irónicamente, por la generación de los padres de los
jóvenes desempleados de hoy, fueron el momento culminante del cambio
de modelo cultural que tuvo lugar entre 1960 y 1970, cambio que abrió
la senda para la crisis económica de hoy, entre otras cosas, con la
conversión de los "jóvenes rebeldes" de entonces a
ideologías misantrópicas como el ambientalismo y el fundamentalismo
de los mercados.
La ironía no pasó
desapercibida al enviado del Financial Times, John Thornhill,
cuando registró la opinión de sectores de la derecha francesa, para
los que los "activistas de mayo de 68 están entre las
generaciones más egoístas de la historia, pues heredaron de sus
padres una economía vibrante y con pleno empleo, y le entregan a sus
hijos una economía incapaz de competir, endeudada y con desempleo
enorme."
Esto no deja de ser
válido, no obstante que el tradicional órgano de la City de Londres
atribuya el problema a la falta de disposición gala a sumarse a las
bendiciones de la "globalización."
Villepin
"piojoso"
A pesar de las
airadas reacciones populares contra su propuesta, el Primer Ministro,
Dominique de Villepin, quien había presentado la medida inicialmente
en enero pasado, afirmó que no dará marcha atrás y que gran parte
de la oposición es fruto de la "desinformación"
(posiblemente semejante a la que llevó a la mayoría de los franceses
a rechazar la Constitución de la Unión Europea, el año pasado, se
dijo). La verdad es que Villepin se metió en camisa de once varas, ya
que es enorme el desgaste político al que se someterá si mantiene su
posición tanto como si da marcha atrás. El asunto perjudicará
seriamente sus aspiraciones a suceder en el puesto al Presidente
Jaques Chirac en 2007. Se reconoce esto a tal grado que el CPE se
traduce ahora por "Cómo Perder unas Elecciones."
Como era de
esperarse, los "eurócratas" de Bruselas se preparan para
respaldar el CPE. El lunes 20 de marzo, el presidente de la Comisión
Europea, José Manuel Durao Barroso, manifestó su apoyo y su encomio
a las reformas, a pesar de la resistencia popular. Para él, Europa
demuestra una "nostalgia por la revolución, pero también miedo
a las reformas."
El presidente del
Banco Central Europeo, Jean–Claude Trichet, también saltó a la
arena para afirmar que es "imperativo" que las economías
flexibilicen su legislación laboral, si quieren superar el problema
del desempleo.
Es evidente que la
transformación del "arbitraje internacional de la mano de obra
de salarios bajos", como la llaman algunos especialistas, es algo
que pasa muy lejos de las mentes de estos tecnócratas globales.
Cronología
del conflicto
Los principales
sucesos desde el anuncio por parte del primer ministro Dominique de
Villepin de la creación del Contrato Primer Empleo (CPE) hace ocho
semanas, que desató una masiva oposición sindical y estudiantil.
– 16 enero. De
Villepin presenta el CPE, enmarcada en su segunda presentación de su
supuesta "lucha contra el desempleo".
– 19 de enero. 12
organizaciones estudiantiles, sindicales y políticas crean una
intersindical para reclamar el retiro del CPE.
– 7 de febrero.
Primera jornada de movilización contra el CPE, 700 mil personas se
movilizan en toda Francia.
– 9 de febrero. De
Villepin sorprende al utilizar el artículo 49–3 (de un decreto)
para que la Asamblea Nacional (Senado) apruebe el texto sin voto ni
debate, y lo transforme en proyecto de ley llamado "Igualdad de
posibilidades", que incluye el CPE en su articulo 8.
– 7 de marzo.
Segunda jornada de movilización nacional contra el CPE, 900 mil
manifestantes.
– 9 de marzo. Los
diputados sancionan definitivamente el CPE. La universidad de la
Sorbona, emblema de la educación francesa y escenario principal de la
revuelta de mayo del '68, es ocupada por unos 500 estudiantes.
– 10 de marzo. 500
estudiantes ingresan a La Sorbona por los techos y las ventanas para
sumarse a la ocupación. En todo el barrio Latino que rodea a la
mítica universidad se producen incidentes.
– 11 de marzo. En
la madrugada la Sorbona es desalojada violentamente por mil quinientos
agentes de la policía antidisturbios (CRS).
– 12 de marzo. En
un discurso televisivo, De Villepin promete "nuevas
garantías" y que negociará con los actores sindicales.
– 14 de marzo. El
opositor Partido Socialista presenta un recurso ante el Consejo
Constitucional para que evalúe la validez de la ley denominada
"Igualdad de oportunidades".
– 16 de marzo. Los
estudiantes secundarios se unen a los universitarios y manifiestan en
todo el país. Se producen incidentes en Paris, Marsella, Estrasburgo
y Rennes.
– 18 de marzo.
Tercera manifestación nacional contra el CPE, un millón y medio de
franceses salen a las calles. Un sindicalista resulta grávemente
herido y aun permanece en coma con estado reservado, luego de sufrir
un bastonazo en su cráneo por parte de un policía antidisturbios.
– 20 de marzo.
Indignados por la represión de la policía antidisturbios y la
inflexibilidad del Gobierno, la intersindical anuncia una huelga
general con movilización nacional para el 28 de marzo.
– 23 de marzo. 800
mil estudiantes de toda Francia se movilizan nuevamente contra el CPE.
En Paris, Marsella, Rennes, Lyon, Tour y Nantes se producen
importantes incidentes provocados por jóvenes de los suburbios.
– 24 de marzo. De
Villepin recibe a los cinco máximos sindicatos pero no a los
estudiantes, sin embargo, por la rigidez de las partes la reunión no
provoca cambios en el conflicto.
– 26 de marzo. Una
Asamblea General de estudiantes de toda Francia exige la renuncia del
primer ministro De Villepin.