Refundación
Comunista cierra un ciclo de su historia: el partido ha optado por
integrarse a una coalición política que apoya los intereses de la
patronal proeuropea italiana
La
izquierda italiana en un momento de cambio
Por
Salvatore Cannavó (*)
corriente[a]lterna
Enviado
por Correspondencia de Prensa, 07/04/06
Traducción
de Alberto Nadal
A
medida que la campaña electoral avanza, la violencia con la que
Berlusconi y su formación afrontan la competición se hace cada vez más
preocupante. Una tras otra, las empresas de la "Casa de las
libertades" (1) nos recuerdan la urgencia de su derrota electoral
y de un cambio rápido en la política italiana. Porque, aunque tenue,
hay un hilo que liga la camiseta de Calderoni (2) al "manifiesto
de la raza" de Pera (3), hasta la alianza con los neonazis, y es
el hilo de una derecha obsesionada por el anticomunismo que alienta el
enfrentamiento social, que azuza los más bajos instintos de una
sociedad occidental precarizada y en crisis de identidad y que está
muy dispuesto a sacrificar en el altar del choque de civilizaciones
las reglas y los principios de la entente social que dice sin embargo
querer defender.
Si
el programa realizado por Berlusconi no bastaba –el firmado en la
asamblea de Parma de Confindustria (4) en 2001 y el suscrito con la
Casa Blanca– lo que ha llegado en el curso de las últimas semanas
basta para motivar una batalla resuelta para expulsar a las fuerzas de
la derecha los próximos días 9 y 10 de abril. Pero como un lugar ya
común de la izquierda lo repite, derrotar a la derecha no es
suficiente si no se va más allá de sus políticas y de su horizonte,
más allá del berlusconismo que reina en el país.
Este
horizonte no concierne únicamente a la política económica. Se trata
igualmente de la política exterior y del clima de la oposición
cultural entre el "occidente" y el "mundo islámico"
que se refuerza cada vez más. Como el caso Calderoli ha demostrado,
se trata de una urgencia absoluta para toda hipótesis de cambio.
Derrotar la política del choque de civilizaciones es una prioridad
insoslayable. Para un eventual gobierno de centro izquierda, esto
significa saber proponer opciones y decisiones profundamente
diferentes a las que dominan la escena mundial, no solo desde 2001
sino también desde la primera guerra del Golfo de 1991.
En
suma, si la retirada de las tropas de Iraq es un paso obligado, es
evidente que este acto no arreglará todo y que será necesario saber
al mismo tiempo enfrentarse a la crisis iraní –el "Financial
Times" acaba de desvelar la existencia de un proyecto
estadounidense para derrocar al régimen de Teherán– y resolver el
problema palestino. Esto no será fácil, como testimonia la ofensiva
entrevista del embajador israelí en Roma a propósito de nuestro Ali
Rashid (5). No hay que olvidar tampoco, en la "frontera" del
mundo musulmán, que Italia está también comprometida en Afganistán
bajo la cobertura de una guerra a la que nos habríamos opuesto y que
no ha resuleto ninguno de los problemas que pretendía resolver. En
definitiva, el giro frente a Berlusconi pasa por una nueva política
internacional que recupere un papel de mediación de la paz para
Italia capaz de valorar su función de "bisagra del Mediterráneo"
y por tanto de puente hacia el mundo arabo–musulmán. Así, la
manifestación del 18 de marzo (6) es importante pues será la ocasión
de sacar recursos a la vez en el plano programático y concentrando
las energías humanas.
El
problema es el siguiente: el programa y la coalición del
centro–izquierda (7), de la que forma parte el Partido de la
Refundación Comunista (PRC), ¿lograrán cambiar la política y abrir
una nueva fase y una nueva perspectiva para los trabajadores
italianos?. La respuesta es evidente y, desgraciadamente, es no.
El
PRC ha apoyado un acuerdo político gubernamental con el centro
izquierda,dando vida a la coalición de la Unión. Es una decisión
que, como corriente Sinistra Crítica (8), hemos combatido proponiéndole
simplemente un acuerdo técnico–electoral para derrotar a la derecha
y a Berlusconi. La línea elegida por la mayoría del partido ha
desembocado en un acuerdo programático –un texto de 280 páginas–
que sirve de base para el acuerdo gubernamental. La decepción que
provoca este texto supera nuestros peores temores (9). Se trata, en
efecto, de una orientación liberal, que ha sido
"atemperada" por la aportación del PRC sin que a pesar de
ello conduzca a un cambio significativo en lo que concierne la gestión
del estado capitalista (y, debido a la naturaleza de la alianza y al
papel de Prodi, no podía ser de otra forma).
El
programa sostiene el Pacto de Estabilidad y el Consenso de Lisboa y
posee una visión euroliberal de la Unión Europea (UE) en continuidad
con la gestión de Prodi de la Comisión Europea. En el terreno de la
política exterior, el texto propone, en efecto, la retirada de las
tropas de ocupación en Irak –incluso si es después de consulta con
el gobierno irakí– pero sostiene la política de alianza atlántica
con los Estados Unidos y la perspeciva de un ejército europeo para
contrapesar la fuerza de Washington. El texto habla expresamente de
las privatizaciones y liberalizaciones de la economía –salvo el
agua que debe seguir siendo pública– y, en contra de las
expectativas de los movimientos sociales, no se compromete a derogar
las peores leyes del gobierno Berlusconi (la ley sobre la precaridad
del trabajo, la ley sobre la escuela, etc.). Es por tanto una
orientación liberal que la dirección del PRC presenta como una
conquista y una victoria en la confrontación con los partidos
social–liberales de la Unión (Demócratas de izquierda y
Margarita), cuando, al contrario, estos últimos dan el tono de la
alianza.
El
pacto de los productores
Este
papel es visible en la ofensiva que las fuerzas neoliberales están
llevando a cabo en la campaña electoral, en la que el PRC es el más
fiel defensor del programa común....
El
primer nivel de esta ofensiva es más claramente económico. Prodi ha
dado ya un paso explícito en este terreno, anunciando una reducción
de las cargas fiscales sobre el empleo (10) que está en continuidad
con las políticas anteriores, vista la ventaja cuasi exclusiva que
comporta para las empresass. Pero la trampa es más compleja y se
oculta en los pliegues del presupuesto público. El montante de la
relación entre el déficit y el PNB, que el gobierno Berlusconi lega
a su sucesor y que la Unión Europea ha puesto ya en observacion,
sigue desconocido. En 2005 ha sido del 4,3% cuando Italia se ha
comprometido con la UE a llevar esta cifra a menos del 3% en 2007.
Para 2006, el gobierno ha previsto el 3,5%, pero no hay ninguna
certeza de que esta maniobra financiera alcance ese resultado. Esto
puede significar una pesada herencia para el próximo gobierno, porque
todo punto de porcentaje del PNB vale alrededor de 13 millardos de
euros... Es pues fácil hacer las cuentas. Esta situación parece
preocupante, si miramos como Prodi lo explica a la prensa
internacional: "Si ganamos las elecciones –ha dicho al periódico
francés "Les Echos"– nuestro compromiso fundamental es
justamente dar una señal de saneamiento de las finanzas públicas.
Nuestro objetivo es volver progresivamente a un déficit satisfactorio
y tener un comportamiento mejor que los criterios de Maastricht de aquí
a cinco años" (11).
El
segundo nivel corresponde a una reestructuración del sistema
industrial italiano, para hecer frente a la competencia internacional.
Confindustria no quiere ceder en cuanto a las reglas que introducen la
precariedad, continúa exigiendo subvenciones y ayudas diversas y
tiene necesidad de un sistema de negociación que permita a Italia
hacer lo que Alemania ha podido realizar y que, a ojos de los
empresarios, explica su recuperación. Esto, cuando el capital
italiano ha emprendido una profunda reorganización financiera, como
lo demuestra el enfrentamiento en el sistema bancario. Por ello, la
mayoría de los grupos bancarios, al menos los más importantes, como
Intesa y Unicredit, se han situado al lado de la Unión. Esta ofensiva
se alimenta de dos cantinelas ideológicas: la primera es que para
recuperar la competitividad hay que reducir los costes de empresa
–lo que parece evidente pero es desmentido por todo lo que ha
ocurrido en el curso de los últimos veinte años– y la segunda es
que para ayudar a las empresas a mejor evolucionar en el mercado
mundial hay que liberalizar los servicios (es la cantinela que está
detrás de Bolkestein).
En
suma, es la cuestión del "declive" que, para muchos,
incluso para el centro–izquierda, significa la pérdida de
productividad, mientras que para otros, la minoría, incluso nosotros,
se trata ante todo del declive de los salarios. Para no ser ambiguo,
Prodi ha respondido positivamente al llamamiento, lanzado por el
presidente de la patronal italiana, Luca Cordero di Motezemolo, que ha
pedido más ayuda a las empresas, más reducción del coste del
trabajo, más libertad de acción en las fábricas, más flexibilidad
del trabajo, más competitividad. Al mismo tiempo, Prodi se ha
presentado en el congreso de la CGIL, el principal sindicato italiano,
para ganar su apoyo y para presentar, bajo los más cálidos aplausos,
la msma receta social. El objetivo es evidente: la estrategia de Prodi
y de la Unión es la renovación de una línea de "concertación"
entre los sindicatos y la patronal, una especie de "pacto de los
productores" moderno, que se explica también con el proyecto de
aumentar los impuestos sobre los ingresos salariales a la vez que se
disminuye el coste del trabajo cuando su productividad se supone que
crece.
El
tercer nivel de la ofensiva es político y democrático, y afecta en
general al papel de los movimientos, de la ciudadanía activa y del
conflicto social. Es insoportable constatar como portavoces
influyentes de la Unión y los principales periódicos italianos
favorables a ésta tratan a los habitantes del Val de Susa (12). Esta
actitud –frente a toda una población en lucha– es un índice de
la relación establecida en general con toda forma de fermento social
que no entre en los cánones de contabilidad establecidos por los
dirigentes de la Margarita o por los principales portavoces de la DS.
No es un azar que Rifondazione sea el objetivo, dados sus lazos con el
movimeinto No Tav (contra el tren de gran velocidad) y su compromiso
en el seno del movimiento pacifista y de movimiento altermundialista.
Hay ahí una articulación delicada que, por ejemplo, ha hecho
imposible, que el programa de la Unión sea verdaderamente
"participativo" y que sea discutido a un nivel de masas. Hay
un derecho a la desaprobación, que parece ser concedido desde arriba
y que pone la camisa de fuerza a todo lo que escapa a los compromisos
posibles y a los equilibrios internos de la coalición, especialmente
cuando se trata de política internacional.
En
fin, hay un cuarto nivel, el de la cultura democrática y los derechos
cívicos. La Unión ha logrado que le den la espalda todas las
asociaciones de homosexuales y también una parte del movimiento de
mujeres. Su opción en cuanto a las uniones civiles ha dejado no solo
amargura sino también decepción y rabia. El rechazo de Arcilesbica
(13) a comprometerse a favor del voto por la Unión es sintomático de
un estado de espíritu más difuso y el precio pagado a la jerarquía
católica podría ser muy elevado.
El
PRC cierra un ciclo
Todo
esto no demuestra solo la imposibilidad de un acuerdo gubernamental
con la izquierda liberal que satisfaga las aspiraciones de los
trabajadores, sino también la amplitud del giro dado por el PRC
italiano. Rifondazione cierra así un ciclo de su historia: el partido
a optado por integrarse a una coalición política que apoya los
intereses de la patronal proeuropea italiana y no es una casualidad si
esta opción corresponde a otros dos datos importantes: el proceso, ya
en curso, que debe llevar a la formación de un nuevo sujeto político
que se llamará "Sección italiana de la Izquierda europea"
y que representa una disolución "de facto" del PRC; y la
opción de la "no violencia" como elemento identificador del
nuevo proyecto político. Además, la decisión de apartar la
candidatura de Marco Ferrando –representante de la otra componente
trotskista del PRC– a causa de sus declaraciones públicas sobre la
resistencia irakí, es sintomática de un partido más dispuesto a
satisfacer a sus aliados de la Unión (que han pedido la eliminación
de Ferrando) que de defender la integridad del propio partido.
La
situación de la izquierda italiana va pues a cambiar rápidamente lo
que producirá un cambio en nuestra actitud y nuestro proyecto político.
No es casualidad que como Izquierda Crítica estemos discutiendo un
"Manifiesto programático" para elaborar las coordenadas de
una Izquierda Anticapitalista nueva y moderna. Este debate es llevado
a cabo en el partido y tiene por objetivo extenderse a todosas los
militantes. Pero, al mismo tiempo, es un instrumento para prepararnos
de cara a un escenario incierto y que evolucionará rápidamente.
Avanzamos
esta iniciativa en el marco de la campaña electoral. Luego, se
planteará, a través de las propuestas y las decisiones, en el futuro
parlamento, al que accederemos como representantes de la Izquierda Crítica.
Se tratará de una batalla muy dura e importante porque el PRC está
dispuesto a apoyar un gobierno burgués y ello no dejará de tener un
impacto en nosotros mismos. Es en esta persepctiva, muy difícil, que
estamos discutiendo la evolución de la Izquierda Crítica, de su
autonomía, de su papel para mantener una perspectiva anticapitalista
y revolucionaria en la política italiana.
Roma,
15 de marzo de 2006
Notas:
(*)
Salvatore Cannavò, director adjunto del periódico del Partido de la
Refundación Comunista (PRC, también llamado Rifondazione),
Liberazione, y animador de la revista ERRE (Resistenze, Ricerche,
Rivoluzioni), es miembro de la Dirección nacional del PRC
representando a la componente Izquierda Crítica (Sinistra Crítica).
Es miembro del Comité Ejecutivo de la IV Internacional.
1.
Casa delle libertá (Casa de las libertades) es el nombre de la
coalición electoral alrededor de Silvio Berlusconi, que reagrupa
principalmente a Forza Italia (el partido creado por Berlusconi), la
Alianza nacional (partido de extrema derecha post–fascista
domesticado), la Liga Norte (partido xenófobo que había reclamado la
independencia de la Italia del Norte), la Unión demócrata cristiana
(los segmentos más conservadores de la histórica Democracia
Cristiana, que estalló como consecuencia de los procesos contra la
corrupción –Mani pulite, Manos limpias –de 1992), el Nuevo
partido socialista italiano (tradición conservadora del PSI hundido
en la corrupción), y el Partido republicano italiano. El 17 de
febrero de 2006 Silvio Berlusconi ha firmado un acuerdo electoral con
Allessandra Mussolini, nieta del dictador, integrando así a la
organización neofascista Alternativa social que ella dirige en la
Casa de las libertades.
2.
Roberto Calderoli, ministro de las reformas en el gobierno Berlusconi,
de la Liga Norte xenófoba, dió un escándalo mostrando el 14 de
febrero una camiseta con las caricaturas danesas del profeta. Ha
debido dimitir el 18 de febrero a demanda de Berlusconi. La Liga del
Norte aspira a un "choque de civilizaciones" y reclama del
papa que se ponga a la cabeza de una "cruzada" contra le Islám...
3.
El "Manifiesto por Occidente" del presidente del senado
Marcello Pera –por Occidente... pero contra los valores laicos!. Señalemos
que Liberazione ha publicado un contramanifiesto el 5 de marzo de
2006.
4.
Confindustria es la organización patronal italiana.
5.
Ali Rashid, un intelectual y representante político palestino que ha
adquirido recientemente la nacionalidad italiana, es candidato en las
elecciones legistaltivas por el Partido de Refundación Comunista
(PRC). En una entrevista concedida a "Il Giornale"
(propiedad de la familia Berlusconi) del 28 de febrero, el embajador
israelí en Roma, Ehud Gol, le ha insultado.
6.
El 18 de marzo, tercer aniversairo de la guerra de Irak, es una
jornada internacional de movilización contra la guerra. Tras una
semana de movilizaciones en toda Italia, una manifestación nacional
está prevista en Roma este 18 de marzo de 2006.
7.
La Coalición de centro–izquierda lleva el nombre de "l´Unione"
(la Unión). Está compuesta de la Federación del Olivo, que
constituye su columna vertebral, de varias pequeñas organizaciones
–la Union de demócratas europeos (demócrata cristianos), del
Partido de los comunistas italianos (PdCI, una escisión por la
derecha del PRC), de la Federación de los Verdes, de Italia dei
Valori, la Rosa en el puño (una alianza de los socialdemócratas
italianos y de los radicales)– satelizados por el Olivo y del
Partido de la Refundación Comunista (PRC). La Federación del Olivo
por su parte alía a los Demócratas de izquierda (DS, ex PDS, ex
PCI), la Margarita (de origen democrata cristiano, dirigida por
Francesco Rutelli) y los republicanos europeos (igualmente demócrata
cristianos). La Unione está dirigida por Romano Prodi, que fue
Presidente del Consejo de ministros italiano (mayo 1996–octubre
1998) y Presidente de la Comisión europea (1999–2004), de nuevo
candidato para dirigir el gobierno.
8.
Sinistra critica (Izquierda crítica) ha aparecido como corriente
alrededor de la revista ERRE (Resistenze, Richerche, Rivoluzioni) y ha
presentado una moción alternativa a la de la mayoría en el VI
congreso del PRC en marzo de 2005, obteniendo entonces el 6,5% de los
mandatos. Los militantes que han formado esta corriente se habían
unido en octubre de 1998 a la mayoría del PRC de Fausto Bertinotti,
en acuerdo con él para que el PRC dejara de apoyar la política
neoliberal del precedente gobierno Prodi. Retomaron su autonomía
cuando Bertinotti llevó a cabo un giro hacia la coalición de
centro–izquierda en 2004.
9.
Se leerá con interés sobre este tema el documento de Sinistra
Critica presentado en la reunión de la Dirección nacional del
partido en la que se aprobó el programa de la Unión, que
reproducimos en la pg.
10.
Preguntado sobre su promesa emblemática de reducir el coste del
trabajo un 5%, Prodi ha hablado a los "Echos" de la
"disminución del nivel impositivo sobre la hora trabajada que,
en Italia, es entre las más elevadas de Europa" (Les Échos del
22 de febrero de 2006). Se ve así que, en cualquier país, los
neoliberales encuentran siempre que "las cargas" (la parte
social del salario) son más elevadas que en otras partes...
11.
Les Échos del 22 de febrero de 2006.
12.
Un enlace ferroviario a gran velocidad entre Lyon y Turin está en
proyecto. Debería conducir a la construcción de un túnel de 53 km
que desembocaría en el Valle de Susa (Val de Susa), cuya población
está masivamente movilizada contra este proyecto... El pasado
noviembre una huelga general paralizó el valle.
13.
Varias ARCI (Asociaciones recreativas y culturales italianas), antes
ligadas al Partido Comunista Italiano, son asociaciones progresistas
importantes. Arcilesbica, www.arcilesbica.it, es la de las lesbianas
en Italia.
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