Los
italianos deciden entre el derechista Berlusconi o el conservador
Prodi
Ambos
con el mismo programa neoliberal
inSurGente,
0704/06
La campaña electoral
italiana terminó anoche con los exabruptos habituales, destinados a
entretener a los electores, y que pocos recuerden la semejanza de los
programas económicos de ambas alianzas, la liderada por Silvio
Berlusconi (magnate y multimillonario) y por Romano Prodi (demócrata
cristiano, pero vendido como candidato del centro–izquierda). Ambos
tienen previsto aplicar políticas económicas más que similares,
recetas neoliberales para un país que ha asistido con bastante
escepticismo al circo electoral, y que amenaza con una subida
importante de la abstención. En leer más, le ofrecemos la guía de
partidos para entender quienes apoyan a unos y a otros. Se encontrarán
hasta con un partido que hereda los ideales del corrupto Craxi. Un
panorama.
Berlusconi
El jefe del Gobierno
escogió la plaza del Plebiscito, en Nápoles (sur de Italia), para
poner punto final a la campaña de los comicios que se celebrarán el
próximo domingo y el lunes.
Ante miles de
seguidores, Berlusconi cargó contra los partidos integrantes de la
alianza de centroizquierda la Unión, a cuyos líderes llamó 'los
herederos de Stalin, Mao, y Pol Pot'.
Volvió a evocar el
fantasma del comunismo y dijo que la elección 'no es entre Berlusconi
y Prodi', sino entre la Italia que él representa y la de la
izquierda.
Afirmó también que
la Italia de la izquierda es 'la de las tasas, los insultos, las
mentiras, las puertas abiertas de par en par a los inmigrantes
clandestinos, los antiglobalización que queman las banderas de
potencias amigas y que quieren quitar el crucifijo de las escuelas'.
El jefe del
Ejecutivo, el primero que ha llegado a completar una legislatura de
cinco años en la historia de la República, defendió luego su
Italia, 'la de la derecha', a la que describió como la de 'la
tolerancia, el respeto hacia todos, el bienestar y una Italia que
sobre todo sabe amar'.
Tras destacar esa
'tolerancia y respeto hacia todos', Berlusconi declaró: 'ganaremos
porque no somos gilipollas'.
Se trata del mismo
insulto que el primer ministro ha reiterado en varias ocasiones
durante las últimas cuarenta y ocho horas contra los que votan a la
“izquierda”.
Berlusconi está
arropado por 10 partidos: el suyo, Forza Italia, punta de lanza de las
elecciones; con la retaguardia cubierta por la Alianza Nacional, de
Gianfranco Fini, a quien algunos auguran la sucesión del Cavaliere si
pierde las elecciones.
Forza Italia es el
grito de guerra de los hinchas del fútbol cuando juega la selección
y que tomó prestado Berlusconi para dar nombre al partido populista
que se inventó, prácticamente de la nada, en 1994, para entrar en la
política.
Alianza Nacional,
principal socio en el gobierno de Forza Italia, surgió en el seno del
neofascismo pero se ha situado en la derecha conservadora.
En la extrema
derecha, Berlusconi cuenta con la Liga Norte, fuerza de choque con
tintes racistas, dirigida por Umberto Bossi y a la que pertenece
Roberto Calderoli, el ministro sin cartera que dimitió tras colocarse
una camiseta con una caricatura de Mahoma.
Para reforzar ese
flanco, si es que necesita refuerzos, el jefe del Gobierno cuenta con
otros dos partidos: la Llama Tricolor, señoreada por Luca Romagnoli,
quien además de defensor de la pena de muerte duda de la existencia
de cámaras de gas en la Alemania nazi; y Alternativa Sociale, de
Alessandra Mussolini, nieta del dictador fascista Benito Mussolini.
Berlusconi cuenta
también con organizaciones denominadas progresistas como la Unión
Democristiana (UDC) de Pierferdinando Casini, y la DC–PSI, extraña
comunidad formada por grupúsculos de democristianos y socialistas,
dirigida por Gianni de Michelis.
La Federación de
Pensionistas, No Euro y los Verdes son las fuerzas libres que acompañan
a Berlusconi con objetivos particulares y sin adscripción aparente a
una ideología tradicional.
Prodi
Prodi dio su último
mitin de campaña en la Plaza del Pueblo, en Roma, donde mucha gente
llevaba camisetas en las que se podía leer: 'yo soy un gilipollas'.
En una plaza
convertida en un bosque de olivos, encinas y margaritas, los símbolos
estampados en las banderas de los principales partidos que integran la
Unión, Prodi explicó que la campaña había sido, a su pesar, 'muy
áspera' por la agresividad de Berlusconi y los suyos.
Después comentó que
eran ciertas las palabras de Berlusconi acerca de que el
centroizquierda 'quiere que sean iguales el hijo del obrero y el hijo
del abogado'.
'Sí, exactamente ese
es nuestro pensamiento, porque para nosotros sí son iguales y tienen
los mismos derechos y el mismo derecho a mirar la vida con las mismas
oportunidades', declaró el ex presidente de la Comisión Europea.
Luego aseguró que,
en caso de vencer, el suyo 'será un Gobierno para todos los
italianos, incluso aquellos que no hayan votado a la Unión', y
describió el futuro del país como uno 'donde prime el diálogo,
donde cuenten más las mujeres y donde haya más Europa'.
Frente a los ataques
de Berlusconi contra la Unión Europea y el euro, Prodi afirmó: 'si
se hubiera escuchado más la voz de Europa, hoy habría más paz en el
mundo'.
Según los últimos
sondeos, que datan del 25 de marzo, Prodi adelanta a Berlusconi entre
3,5 y 5 puntos, según los sondeos.
Los Demócratas de
Izquierda y la Margarita son las torres de este señor sin feudo que,
junto a los Republicanos Europeos, forman el Olivo, coalición dentro
de la coalición que se presenta unida para el Congreso pero separada
al Senado.
Los Demócratas de
Izquierda, al mando de Piero Fassino y Massimo D'Alema, ex primer
ministro, son antiguos comunistas, ahora próximos a la
socialdemocracia, y la fuerza motor de la Unión.
Francesco Rutelli, ex
alcalde de Roma, maneja la Margarita, un centro político que roza con
formaciones del bando de Berlusconi.
Uno de los alfiles de
Prodi es otra alianza, la Rosa en el Puño, abigarrada unión de
socialistas, liberales y radicales, con sus barones y baronesas, como
Enrico Boselli y Emma Bonino.
El otro alfil es
Refundación Comunista, comandada por Fausto Bertinotti –artífice
de la caída de Prodi en 1996–, y que ha renunciado, con purgas
internas incluidas, a buena parte de la ideología que consolidara en
su día a esta organización en la izquierda real.
Los peones del
Professore son otros Verdes; otros Pensionistas; la asociación de
consumidores Codacons; la Lista di Pietro, candidatura del antiguo
fiscal Antonio di Pietro; la escuadra móvil de la UDEUR, de Clemente
Mastella, que antes estaba con Berlusconi; otros comunistas, los del
PDCI; y otros socialdemócratas, los del PSDI.
A ellos se unen los
Socialistas de Craxi, escindidos de antiguos socialistas, y una serie
de partidos regionalistas: el del Tirol Sur; el de la Liga por la
Autonomía de los Lombardos y los del Frente Veneto.
No es de extrañar
que para dar cabida a todos, el Ministerio del Interior haya preparado
una papeleta electoral más grande de lo habitual: 40 centímetros por
22.
Tampoco es extraño
que a preguntas sobre el número de partidos que se presentan a las
elecciones un portavoz del Interior previniera que "las cosas no
son tan fáciles como parecen".
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