Se ganó una importante batalla, pero...
La
guerra sigue
Socialismo o Barbarie, periódico, 20/04/06
El retroceso del gobierno francés frente al movimiento contra el
“Contrato Primer Empleo” (PCE) que profundizaba la precarización
laboral, es una resonante victoria de los jóvenes estudiantes y
trabajadores.
Con toda razón –como lo pinta nuestra corresponsal en París– “en
la calle estamos felices. Esta semana sonreímos en las manifestaciones. No celebramos con champagne, como lo
hicieron las burocracias sindicales, porque nuestros medios no nos lo
permiten... y porque sabemos que los ataques continuarán y que uno de
los mayores obstáculos son y serán esas centrales sindicales... Esta
victoria la garantizó la unidad y la organización ejemplar de los jóvenes
en todo el país. El movimiento supo luchar de manera independiente a
través de su autoorganización: las asambleas generales soberanas,
con delegados elegidos y revocables. Estas formas de lucha hicieron la
fuerza del movimiento y representan también en sí mismas una
victoria. Asimismo, la solidaridad de los trabajadores activos, a
pesar de las maniobras de los sindicatos, que hacían de todo para
movilizar lo menos posible. Por último, también la simpatía y
adhesión del pueblo en general: según las encuestas, 82% de la
población quería el fin del CPE”.
Pero también, dentro de esta justificada alegría, comienzan las
necesarias reflexiones del balance... Así, la Coordination étudiant
(Coordinación Estudiantil), reunida en Nancy el domingo 16, subraya
la magnitud de la victoria... pero con toda razón alerta
también que la lucha sigue... y por profundos motivos.
“Desde 1995, es la primera vez –dice el “Appel de Nancy”–
que una movilización permite lograr un retroceso semejante del
gobierno... Pero, contra lo que dicen los medios y las direcciones
sindicales, no hemos logrado el conjunto de nuestras
reivindicaciones... Debemos continuar luchando...
“El retroceso del gobierno ha dado confianza a millones de personas,
que han tomado conciencia de sus propias fuerzas...”
“Además, hemos desarrollado lazos concretos con los trabajadores
asalariados: asambleas generales comunes, intervenciones hacia las
empresas, pero también acciones comunes (bloqueos económicos, cortes
de vías de comunicación, etc.). Es la extensión del movimiento a
los trabajadores asalariados lo que aterrorizó al gobierno...”
Pero la Coordinación registra que no sólo sigue vigente el resto de la
legislación que impone la precarización laboral, sino también, más
en general, el marco económico, social y político que obligó a
salir a las calles a los jóvenes y los trabajadores:
“Nuestra lucha ha revelado una crisis social y política. No se trata
de un acceso de fiebre ordinaria, sino de una manifestación de crisis
de todo el sistema social. La lógica capitalista ha sido puesta en el
banquillo de los acusados. El capitalismo no puede ya acordar ninguna
reforma social positiva. Por el contrario, necesita desmantelar las
antiguas conquistas sociales. Todos los lamentables jefes de la
derecha y de la izquierda gubernamental llevan adelante, con matices
de método, la misma política al servicio de un sistema económico
depredador” (Appel de Nancy, 16-4-06).
Este diagnóstico de la Coordinación Estudiantil sintetiza el balance y
las perspectivas de este gran movimiento que está teniendo
repercusiones más allá de Francia y Europa. Así, una periodista
del periódico latino “El Diario - La Prensa” de Nueva York
titulaba de esta forma su columna del martes 18: “La
protesta francesa ganó; es nuestro turno”.
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