Terror
en Londres
Unas
coincidencias sospechosas
Por
Tariq Alí Sin Permiso, 14/08/06
Traducción de Leonor Març
Cuando me enteré del
presunto complot terrorista descubierto en Londres, pensé
inicialmente que las informaciones eran exageradas. Ahora, hasta que
no me muestren las pruebas, seguiré escéptico. Los servicios de
inteligencia británicos han venido gritando “¡el lobo!” tantas
veces desde que el Reino Unido decidió unirse a la cruzada de Bush
contra Irak, que resulta imperioso exigirles hacer públicas las
pruebas del complot.
Una vez, poco antes
de la guerra en Irak, se enviaron carros blindados a Heathrow desde
las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde de un día festivo.
Dijeron que se trataba de una “amenaza terrorista”, pero luego
descubrimos que se trataba de simple propaganda de guerra destinada a
aterrorizar a una opinión pública escéptica.
No me resulta creíble
que exista en Gran Bretaña una organización capaz de atacar diez
aviones simultáneamente. Si fuera verdad, me sentiría feliz de que
los hubieran detenido, pero (y no hay sólo un pero) las preguntas
tienen de todos modos que tener respuestas. Hace tres semanas, varias
filtraciones procedentes de los servicios secretos indicaban que se
estaba preparando un grande atentado terrorista. Luego, anteayer, las
fuerzas antiterroristas lo han bloqueado en germen.
No creo ser el único
en albergar dudas persistentes. Todo esto ocurre en e momento en que
Blair y su gobierno han decidido apoyar una vez más una guerra
patrocinada por los EEUU; en el momento en el que los índices de
popularidad de Blair se hallan en su mínimo histórico; en el momento
en el que los sondeos de opinión indican que el 63% de la opinión pública
quiere que el Reino Unido sea menos filo-EEUU; en el momento en el que
las televisiones muestran cotidianamente imágenes de muerte en el Líbano.
Y hete aquí que se descubre un ataque terrorista en Londres. Una
coincidencia de todo punto perfecta.
Y aun si todo esto
fuera verdad, lo que revela (como escribí ya a propósito de los
atentados de 7 de julio del año pasado) es que estratos enteros de la
población musulmana están completamente excluidos de todo tipo de
participación política. Eso es consecuencia directa de todo lo que
sucede en Irak, en Palestina y, hoy, en el Líbano. La guerra estimula
un terrorismo individual a la desesperada, un anarquismo islámico que
no puede ser controlado. La lección que hay que sacar es obvia. Pero
no hay quien esté dispuesto a recibirla.
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Tariq Ali es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO.
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