Manipulación
de la opinión pública
Londres:
terrorismo ficticio, guerra real
Por Jürgen Elsässer [1]
Red
Voltaire, 23/08/06
Fuertemente
dramatizado por el ministro británico del Interior, el anuncio del 10
de agosto de 2006 sobre el descubrimiento de un complot terrorista en
Londres suscitó pánico y, posteriormente, perplejidad. El periodista
alemán Jürgen Elsässer analiza este caso de histeria colectiva y el
papel del espionaje israelí en esa manipulación de la opinión pública
montada en medio de los bombardeos israelíes contra el Líbano.
Berlín.–
«La estrategia de la masacre» nos grita la portada de la revista Der
Spiegel, en venta en toda Alemania desde el lunes pasado [1]. Pero no
se trata de los bombardeos masivos e indiscriminados de la aviación
israelí contra el Líbano. Tampoco de los muertos tremendamente
reales que esa locura ha costado ya –alrededor de 1 300, de los
cuales la tercera está constituida por niños. No se equivoquen. El
semanario informativo publicado en Hamburgo se refiere a las posibles
víctimas de un posible atentado que posiblemente cometerían posibles
kamikazes islamistas –«una masacre de proporciones gigantescas».
Los astrólogos especializados en movimientos islámicos incluso
mencionan las fechas previstas para esa masacre: el quinto aniversario
del 11 de septiembre de 2001 o el 22 de agosto, o sea el martes próximo.
Ese
día los musulmanes de todo el mundo celebran el ascenso al cielo de
su profeta, Mahoma, cabalgando sobre Burak, el caballo alado. Según
Bernard Lewis, reconocido islamófobo [2] interrogado por Der Spiegel,
esa fecha «puede ser considerada como plausible para un ataque apocalíptico
cuyo objetivo sería la destrucción de Israel e incluso, si fuese
necesario, del mundo entero» [3].
Esas
elucubraciones sobre un posible fin del mundo se basan en la
espectacular razzia que tuvo lugar en Gran Bretaña, en la noche del 9
al 10 de agosto, durante la cual la policía arrestó a 10 supuestos
terroristas que, según el ministro británico del Interior John Reid,
estaban preparándose para cometer atentados contra varios aviones y
provocar «una masacre de proporciones inconcebibles» que dejaría «un
número nunca visto de víctimas».
La
gran mayoría de las personas arrestadas son jóvenes bien integrados
a la sociedad y que no se caracterizan por presentar prácticas
religiosas muy marcadas, lo cual implica un cambio de imagen del
enemigo. El peligro no tiene ya el rostro de barbudos iluminados («predicadores
del odio»). Las bombas de tiempo humanas se han hecho aún más
peligrosas y difíciles de detectar bajo la forma de nuestro vecino
turco o de nuestro colega árabe. Al día siguiente de los arrestos de
Londres, el diario más leído de Alemania, el Bild–Zeitung,
comentaba: «La Jihad, la guerra santa contra los infieles, la
conquista del mundo por el Islam, representa una amenaza que aumenta día
a día […].
Lo
más peligroso de esa guerra es que hasta los hijos de los
inmigrantes, que crecen en paz en nuestro país, se dejan contaminar
por ese virus y comienzan a creer que su deber, como “Soldados de Alá”,
es destruir a los enemigos de la Fe. También en Alemania, entre
nosotros, se esconden bombas invisibles en el corazón de nuestra
sociedad». Como en los años 1930, se señala a todo un grupo de la
población de nuestro país como enemigo interno.
Bombas
artesanales en los baños
Lo
más extraordinario es la manera unánime en que los medios de difusión
repiten y adornan, digamos más bien que inflan de forma
sensacionalista, la historia del megacomplot descubierto justo a
tiempo. Ello ocurre incluso a pesar de que las autoridades británicas
no han sido prolijas en detalles y ni siquiera han presentado hasta el
momento la menor prueba de lo que afirman. La histeria mediática es
similar a la que siguió al incendio del Reichstag, sin que se haya
producido siquiera incendio alguno.
Ni
siquiera nos han dicho exactamente cuántos aviones iban a ser
atacados –unas veces nos hablan de 3, otras de 10 y otras veces se
habla de «una docena». Pero no nos precisan tampoco cuándo iban a
tener lugar esos atentados. Al propio Der Spiegel no le queda más
remedio que reconocer que «por el momento, nadie ha visto todavía
las falsas botellas de refresco Gatorade que contenían el explosivo líquido
que los sospechosos debían introducir a bordo de los aviones».
Tampoco
aparecen las armas que iban a ser utilizadas en el atentado. Las teorías
presentadas de forma no oficial sobre la manera cómo pensaban los
terroristas hacer explotar los aviones son ridículas. Según la
prensa, se trataba de utilizar componentes de explosivos líquidos que
los terroristas debían combinar estando ya a bordo de los aviones.
¿Cuáles
eran esos componentes? Se habla de nitroglicerina y de nitrometano
–dos productos extremadamente peligrosos que explotan al menor
choque–, como sabe cualquiera que haya visto la película Le Salaire
de la peur. Por su parte, Der Spiegel se inclina más bien por el TATP
o triacetonaperóxido ya que, según afirma, es fácil fabricar esa
sustancia a partir de la pintura de uñas y de otros productos que están
corrientemente en venta al público. Pero, «El TATP exige mucho
tiempo para su fabricación, sólo al cabo de varias horas se forma el
polvo explosivo en el fondo de la probeta. Por el contrario,
innumerables accidentes ocurridos durante la mezcla de los componentes
demuestran la letal inestabilidad de ese producto durante su fabricación».
Hay
que creer entonces que los terroristas planeaban encerrarse durante
varias horas en los baños del avión con la esperanza de que el cóctel
mezclado no les explotara entre las manos antes de lograr obtener la
potencia requerida. Para terminar, existe otro elemento que está
lejos de ser uno de los menos importantes. El Guardian de Londres nos
informa en su edición del 13 de agosto que ninguna de las personas
arrestadas por la policía había reservado ni comprado un pasaje de
avión. Entonces, ¿por qué son sospechosos?
A
causa de algunas conversaciones telefónicas y correos electrónicos
que intercambiaron. Veamos una muestra de los elementos utilizados
para acusarlos: «Utilizaban nombres codificados que no dejan lugar a
dudas sobre sus intenciones, expresiones con imágenes como por
ejemplo “uvas secas”, término que se utiliza a menudo en árabe
para referirse a explosivos». En alemán también se utiliza «uvas
secas» como nombre codificado. Cuando se habla de alguien que «caga
uvas secas» se hace referencia a una persona quisquillosa, mezquina y
pusilánime que se vende al mejor postor.
Propaganda
belicista
Las
autoridades británicas afirman hacer actuado basándose en
informaciones provenientes del ISI, la agencia pakistaní de
espionaje. Pero en Alemania, los diarios sensacionalistas del grupo
Springer nos dan otra versión que menciona al espionaje israelí, el
Mossad, como fuente adicional. «Baalbek, principio de agosto: un
comando israelí se apodera de un hospital. El objetivo inicial es la
búsqueda de terroristas de Hezbollah pero, según expertos británicos,
durante esa operación varios agentes de los servicios secretos israelíes
encontraron tres computadoras. Los discos duros contienen
informaciones sobre más de 20 células terroristas en Inglaterra.
Tel
Aviv, domingo 6 de agosto: en la sede del Mossad se recibe una
información urgente proveniente de Islamabad; ¡Al Qaeda acaba de
ordenar a sus terroristas en Inglaterra que se preparen para
actuar!... Poco después, el jefe del Mossad informa a su homólogo de
los servicios secretos MI6…»
La
información que sugiere ese artículo es clara: la agresión
sanguinaria y violatoria del derecho internacional que Israel emprendió
contra su vecino permitió impedir un terrible baño de sangre en
Europa. Conclusión: las guerras que emprenden Estados Unidos y sus
aliados en la región comprendida entre el Canal de Suez y el Golfo Pérsico
también benefician a Europa.
El
diario crea un clima para sus lectores: «Crisis, conflictos y guerras
por todos lados: Afganistán. Irak y ahora el Líbano. ¿Estamos ante
el preludio de una guerra mundial entre el mundo libre y el Islam fanático?».
Después se puede leer: «La principal fuente de financiamiento del
terrorismo es Irán. ¿Debe tomar Occidente medidas más severas
contra Teherán?» Cuando uno se plantea la pregunta de esa forma es
porque ya tiene la respuesta.
Notas:
[1]
«Strategie Massenmord», Der Spiegel, 14 de agosto de 2006.
[2]
Sobre Bernard Lewis, ver «La “Guerre des civilisations”», por
Thierry Meyssan, Voltaire, 4 de junio de 2004.
[3]
«August 22, Does Iran have something in store?», por Bernard Lewis,
Wall Street Journal, 8 de agosto de 2006.
.– Periodista alemán. Su
última obra publicada: “Comment le Djihad est arrivé en
Europe”, prefacio de Jean–Pierre Chevènement, Xenia,
2005.
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