El
Papa cuestiona el valor científico de la teoría de la evolución, a
la que llega a calificar de ideología
El
discurso 'teocons' de Benedicto XVI
Por
Juan José Tamayo El
Periódico, 18/09/06
El
reciente viaje de Benedicto XVI a Alemania ha revelado la auténtica
identidad ideológica del actual pontificado, en continuidad con el
anterior. No debe olvidarse que el cardenal Ratzinger fue el
principal guionista de Juan Pablo II. En los discursos
pronunciados durante el viaje, el Papa ha expuesto con total nitidez
las grandes líneas en las que se sustenta el discurso teocons,
del que él es el principal ideólogo y aval. Un discurso cuyos ejes
principales son: el teológico, el político, el moral, el económico,
el científico y el religioso.
En
el plano teológico, ha definido los perfiles de la doctrina católica
en su más pura ortodoxia, sin apenas concesión alguna al diálogo
con los nuevos climas culturales y las nuevas corrientes de
pensamiento. Este planteamiento está en continuidad con la época en
la que fue presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
cuando ejerció de vigía de la ortodoxia y condenó a numerosos teólogos
y teólogas acusados de heterodoxos; todos ellos, o la mayoría, del
sector crítico y liberador.
En
el terreno político, Benedicto XVI defiende la necesidad de la
presencia de Dios en la vida pública. Una presencia que a veces no
respeta la laicidad, desemboca con frecuencia en la confesionalidad
de la sociedad, de la política y de la cultura, y choca con la
doctrina del Concilio Vaticano II sobre la autonomía de las
realidades temporales.
Para
él, desterrar a Dios de la vida pública, de la realidad del mundo y
de nuestra vida y aceptarlo solamente en el ámbito privado no es
signo de tolerancia, sino, más bien, muestra de hipocresía. Si Dios
entra en nuestro tiempo, todo el tiempo se hace más grande, asevera
el Papa.
En
el terreno moral, muestra similar rigidez a la de su predecesor, sobre
todo en las cuestiones que tienen que ver con la sexualidad, la
pareja, el principio y el final de la vida. Sigue manteniendo su
oposición al uso de métodos anticonceptivos y a las relaciones
prematrimoniales. Entiende el matrimonio como la unión indisoluble
entre el hombre y la mujer, condenando las uniones de hecho y el
matrimonio entre homosexuales y negando el acceso a la eucaristía a
los católicos divorciados que han vuelto a casarse. Es contrario al
empleo de técnicas que contribuyen al bienestar, la salud y la
felicidad de los seres humanos, como la investigación con células
madre embrionarias, la reproducción asistida y la clonación terapéutica.
Expresa su rechazo a la eutanasia. Y todo ello con un discurso
abstracto a favor de la vida, que a veces se contradice con la
libertad individual y con el derecho de todo ser humano a una vida y
una muerte dignas.
El
elemento clave de la construcción del pensamiento teocons es
la tendencia e legitimar teológicamente el capitalismo en su actual
versión neoliberal y la globalización que dicho sistema económico
ha puesto en marcha. Existe hoy en la Iglesia católica y en algunos
sectores del protestantismo una tendencia a considerar el capitalismo
como el modelo económico que más fomenta la iniciativa y la libertad
del ser humano, que más riquezas genera y que mejor las reparte. Este
planteamiento ha dado lugar a una nueva corriente teológica: la
teología neoliberal del mercado, desarrollada por pensadores
cristianos como Michel Novak y Michel Camdesuss, este último
nombrado asesor del Vaticano por Juan Pablo II.
En
el plano científico, el pensamiento teocons ha vuelto a
resucitar el viejo contencioso entre ciencia y fe. Cuestiona el valor
científico de la teoría de la evolución y llega a considerarla
ideología. Cree que la vida en la tierra es un fenómeno muy complejo
para ser explicado solo por medio del evolucionismo, y propone como
explicación la teoría del diseño inteligente.
Su
principal defensor en el catolicismo es el cardenal de Viena Christoph
Schönborn, para quien "todo sistema de pensamiento que
niegue o intente minimizar la abundante evidencia de un designio en la
biología es ideología y no ciencia". Este planteamiento ha sido
asumido y defendido por Benedicto XVI en su viaje a Alemania.
Se produce así una afinidad con los sectores fundamentalistas del
pentecostalismo norteamericano, que apoyó la reelección de George
Bush y respalda ahora su política.
Lo
que me resulta más preocupante de la tendencia teocons, por lo
que tiene de desestabilizador de la convivencia entre culturas y
religiones, es su concepción sobre las relaciones entre cristianismo
e islam, del que es un buen ejemplo el discurso pronunciado por Benedicto
XVI en la Universidad de Ratisbona el 12 de septiembre. Ese
discurso no fue de comunicación y diálogo simétricos, como demanda
el pluralismo cultural y religioso del mundo actual, sino de
confrontación, como están demostrando las reacciones críticas de
amplios sectores musulmanes y de numerosos colectivos que trabajan por
el diálogo intercultural e interreligioso. Por ese camino pueden
volver e editarse, al menos intelectualmente, las guerras de
religiones del pasado. Bienvenidas sean las excusas del Papa, pero lo
que hay que cambiar es el discurso.
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Teólogo. Autor del libro “Nuevo diccionario de teología”.
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