Francia
Los barrios pobres arden otra vez
Por Flor Beltrán
Corresponsal en París de Socialismo o Barbarie, 27/10/06
La revuelta juvenil han recomenzado en los barrios pobres vecinos de Paris.
Estas últimas semanas. hasta el 25 de octubre el blanco eran las
patrullas policiales. El jueves 26 se han incendiado algunos
autobuses. Es la víspera del aniversario de la muerte de dos
adolescentes a Clichy-sous-Bois en un transformador eléctrico, donde
se habían refugiado para huir de la policía el 27 de octubre de
2005. Esta tragedia causó varias semanas de revueltas hace un año.
Los familiares y amigos de las víctimas organizaron una marcha silenciosa
en la mañana y homenajes y debates por noche. El alcalde de
Clichy-sous-Bois, del Partido Socialista, se quejaba de que los medios
de comunicación predecían desordenes desde hace semanas y que esto
obligaría a los jóvenes a “no decepcionar”.
Pero no se necesita ser brujo para saber que tarde o temprano los jóvenes
retomarían el camino de las acciones violentas. No necesitan que los
medios les “den la idea”. Es
que la situación de estos jóvenes no ha mejorado en nada. Al
contrario, ellos y sus las familias están cada vez más pobres, con más
desempleos y peores salarios.
El director departamental de la Seguridad Pública de Seine-Saint-Denis,
David Skuli, destacó "un fenómeno de mimetismo" entre los
incidentes, los cuales permanecen no obstante "limitados".
Antes de estos ataques a autobuses y “agresiones” a policías
(descriptas como “emboscadas” por estos últimos), los mismos
servicios de seguridad del gobierno consideraban en un reciente
informe que "la mayoría de las condiciones sociales que
provocaron, hace un año, el desencadenamiento de violencia colectiva
en una gran parte del territorio metropolitana, no han cambiado".
(Le Monde, 26/10/06).
En los barrios "difíciles", la gente coincide con esta apreciación
de los “servicios” del régimen: el sentimiento dominante es que
nada cambió ni mejoró en un año.
Desde septiembre, los jóvenes han
atacado tres veces a la policía con piedras, barras de hierro y cócteles
Molotov. Anoche, el fuego persistía alrededor de París, se quemaron
dos autobuses y el combate contra la policía y las autoridades sigue.
No son las escuelas los
blancos, a pesar de que el sistema educativo es excluyente en los
barrios periféricos. Los blancos son principalmente el uniforme de
policía y los
transportes. Los protagonistas son jóvenes franceses hijos de
inmigrantes árabes y negros.
Las causas profundas que se tratan de ignorar
Las causas de todo esto han sido señaladas
mil veces. Al régimen (tanto en sus alas de derecha como de
“izquierda”) se le hace cada vez más difícil desentenderse de
esta candente realidad. En este sentido, un documento de sectores
provenientes de la emigración, señala:
“Comienzan a reconocerse, después de
décadas de ceguera o negación, las discriminaciones institucionales
la existencia masiva de discriminaciones racistas, y muchos están
dispuestos a admitir que afectan más específicamente a los
descendientes de antiguos
colonizados.
“Pero, a pesar de la existencia de
tantos estudios que destacan el carácter capitalista de estas
discriminaciones, éstas siguen siendo consideradas como fenómenos
puramente «individuales» de «ignorancia del otro» o de «repliegue
sobre sí». Peor aun, las mismas víctimas son culpabilizadas por su
«falta de integración» o su «retraso cultural».
“En todos los casos, se niega la
existencia de procesos sociales de reproducción de las
discriminaciones, en toda la legalidad, y por las instituciones de la
República, encubiertos por leyes antidiscriminación, declaradas pero
violadas diariamente .
“Este carácter sistémico e
institucional de las discriminaciones es evidente, y constituye la
primera semejanza con el
proceso colonial: además de la serie de parecidos que se pueden
encontrar entre los dos fenómenos –analogías de carácter histórico
(la inmigración es hija de la colonización directa o indirecta) y
analogías de estructura (la inmigración, actualmente, ocupa en el
orden de relaciones de dominación el lugar que ocupaba ayer la
colonización)– la inmigración, de una determinada manera, se
transformó en sistema de la misma manera que «colonización
es un sistema» (según la expresión de Sartre).
“El racismo poscolonial no es pues una
simple «supervivencia del pasado». Se trata, por el contrario, de
una producción permanente y sistémica de nuestra sociedad, que retomó
las imágenes heredadas del pasado y las utiliza al servicio de
intereses contemporáneos.
“Está sociedad sigue produciendo «indígenas»
en el sentido político del término: «semiciudadanos»,
que no son extranjeros en
sentido jurídico pero que
no son tratados como franceses verdaderos. Marx estudió bien
esta interacción entre pasado y presente, y el papel que desempeña
el imaginario social heredado . Es a
través de este imaginario que los hombres descifran su
realidad vivida, determinan las fronteras entre el «nosotros» y «ellos»,
y realizan acciones.
“En este caso, es a
través del imaginario colonial que se representaron los
inmigrantes poscoloniales de
los años 60 y 70, y que se legitimó su opresión económica, social
y política: inserción por la parte baja en los sectores más duros
del trabajo, negación de las necesidades sociales no vinculadas
directamente a las necesidades productivas, reducción del hombre a
una simple fuerza de trabajo (y en consecuencia no se toma en cuenta
la vida familiar y el problema del arraigo), obligados a la
discreción y al apoliticismo.
“La masificación del desempleo y la
precariedad desde la década del
1980 se realizó sobre la base de esta dominación capitalista en el cual los inmigrantes aparecen como los mas oprimidos
entre los dominados.”
“Si la situación no mejora, todo va a explotar en 2007”
Esta situación de “masificación del
desempleo y la precariedad” (que empeora día a día) golpea
especialmente a la juventud. Vamos a un centro comercial,
a conversar con algunos de ellos. Allí, los jóvenes
desempleados o precarizados “sostienen” los muros, mientras matan
el aburrimiento discutiendo.
Karin, de 27 años, no soporta más su
trabajo de vigilante en un supermercado. Como tiene antecedentes
policiales, no puede conseguir nada mejor, ni siquiera tiene derecho a
una licencia para conducir. Dice que no participa en los desordenes,
pero que habría que atacar todo lo que pertenece al estado. Como
hacen los nacionalistas corsos: “Ellos atacan las instituciones,
ponen bombas en las alcaldías y en las oficinas de recaudación de
impuestos, y siempre les dan lo que piden”. Otro chico,
Munir, dice que hay que ir a votar [en las presidenciales del 2007].
“No somos idiotas, somos de
izquierda”, dice otro joven, Milos. “Pero nadie se hace ilusiones:
si la situación no mejora, todo va a explotar en 2007.”
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www.indigenes-republique.org/article.php3?id_article=503
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