Fraude
electoral favorece a las dos formaciones oficialistas
La
bancada nacionalista se retira del Parlamento
Por
Juan Pablo Duch
Corresponsal en Rusia
La Jornada, 15/03/07
Moscú.–
La bancada del ultranacionalista Partido Liberal Democrático (LDPR,
por sus siglas en ruso) abandonó hoy la sala de sesiones de la Cámara
baja del Parlamento ruso, la Duma, en protesta por "el robo de
sus votos que se adjudicaron a los partidos oficialistas" en las
recientes elecciones legislativas en 14 regiones de Rusia, al tiempo
que el Partido Comunista exigió el recuento voto por voto en Daguestán,
el caso más escandaloso de alteración de resultados.
Vladimir
Zhirinovsky, líder del LDPR, aseguró a gritos que todas las actas se
"falsificaron" durante la "indigna madrugada" del
12 de marzo y que la mitad de sus votos, cerca de 10 por ciento del
total, fueron reasignados a Rusia Justa.
Esta
formación oficialista "nada tiene de 'justa' y debería llamarse
Rusia Falsa", definió así Zhirinovsky al partido político que
surgió para sondear la viabilidad de establecer con Rusia Unida un
sistema bipartidista manejado desde el Kremlin.
El
representante del Partido Comunista, Nikolai Jaritonov, denunció que
en varios distritos de la república norcaucásica de Daguestán su
organización obtuvo entre 25 y 30 por ciento, pero en las actas no se
anotó ni un solo sufragio.
De
su lado, el dirigente de la Unión de Fuerzas de Derecha (SPS, por sus
siglas en ruso), Nikita Belyj, como botón de muestra del fraude
distribuyó a los periodistas fotocopias que corresponden a dos actas
de la casilla 517 de la región de Moscú.
En
la primera, firmada por todos los miembros de la comisión electoral,
los votos se dividieron así: 313 para Rusia Unida; 146 para el
Partido Comunista; 71 para Rusia Justa; 63 para la SPS; 56 para el
LDPR; 38 para Yabloko, y 13 para Patriotas de Rusia.
De
acuerdo con la segunda, que avaló el presidente de la comisión de
esa casilla y que se incorporó al cómputo general de votos, Rusia
Unida sacó ahí 685 votos y el Partido Comunista sólo 15. Los demás
nada.
Dentro
de Rusia tienen poco impacto estas denuncias. Los medios las silencian
o, al sacarlas de contexto, ridiculizan a los opositores y refuerzan
la impresión de que Rusia Unida ganó las elecciones y que Rusia
Justa sacó un excelente resultado.
Los
oficialistas, conviene insistir en ello, no necesitarían hacer trampa
para imponerse en las urnas. El fraude y las irregularidades obedecen
a que el margen de apoyo que podrían sacar limpiamente Rusia Unida y
Rusia Justa no permite alcanzar la mayoría calificada con que ahora
se cuenta en la Duma, sin hablar de la Cámara alta cuyos miembros son
designados.
Para
la elite gobernante la más sólida garantía de seguir ejerciendo el
poder absoluto, sin contrapesos en el Legislativo y con la posibilidad
de modificar la Constitución cuando le venga en gana, es tener de
nuevo dos tercios de los escaños en la Duma, aunque quede en
entredicho la manera de conseguirlo en diciembre próximo.
Previsible
triunfo oficialista en parlamentarias rusas
Por
Juan Pablo Duch
Corresponsal en Rusia
La Jornada, 13/03/07
Moscú.–
Calificadas por la oposición de "las más sucias que ha habido
nunca en este país", las elecciones para renovar los parlamentos
en 14 de las 88 entidades que integran la Federación Rusa, celebradas
ayer, confirman que el Kremlin no escatima recursos en su afán por
seguir gobernando sin contrapesos.
La
fórmula, que se basa en conseguir a cualquier precio la mayoría
calificada de dos tercios de la composición de los parlamentos
federal y regionales, convierte al Legislativo en dócil instrumento
del Ejecutivo.
Por
ello era previsible el triunfo arrollador del partido oficialista
Rusia Unida en las 14 regiones, que se refleja ya en los resultados
preliminares dados a conocer hoy, seguido del Partido Comunista, la
principal fuerza de oposición que tendrá representación en los 14
parlamentos; el partido Rusia Justa, también oficialista y creado
para quitar con un discurso de centroizquierda votos a los comunistas,
que estará en 13; el ultranacionalista Partido Liberal Democrático,
que tendrá diputados en 11; y la Unión de Fuerzas de Derecha, que
logró entrar a los parlamentos de cinco entidades federativas.
Estas
elecciones se rigieron por una reformada ley electoral, cuyas
enmiendas sólo buscan marginar más a la oposición. Entre las
novedades, aplicadas por primera vez en tres entidades en su totalidad
y parcialmente en el resto de regiones, figuran la votación sólo por
listas de partidos y la supresión de distritos de votación
mayoritaria; la eliminación del mínimo de participación; el retiro
en las boletas de la casilla "Contra todos los candidatos",
que era la forma tradicional de expresar el voto de castigo; y el
aumento hasta 7 por ciento como mínimo de votos que permite acceder a
los parlamentos.
Las
elecciones más sucias de la historia
"Estas
elecciones devinieron las más sucias que ha habido nunca en este país",
se quejó Guennadi Ziuganov, el líder del Partido Comunista, mientras
el dirigente del liberal Yabloko, Grigori Yablinski, partido
tradicionalmente fuerte en San Petersburgo y al que se impidió
participar con un pretexto menor, dijo que se ensayó la "elección
sin posibilidad de elegir" que el Kremlin quiere imponer en
diciembre próximo en las legislativas federales.
Como
viene siendo una constante, las autoridades utilizaron con profusión
todos los recursos a su alcance para favorecer a los partidos
oficialistas, mientras la oposición volvió a denunciar los abusos en
su contra como la negativa a registrar listas de partido, la
intimidación a candidatos, los "ajustes" en el padrón y la
alteración de resultados, entre otros.
Al
mismo tiempo, la coyuntura –la relativa mejoría del nivel de vida
de la población que origina la lluvia de petrodólares y el control
absoluto sobre los medios de comunicación que nulifica las voces
discordantes– hace casi inevitable el triunfo de los partidos
oficialistas en cualesquiera elecciones, aun sin tener que cometer
ningún tipo de irregularidad.
Y
la meta para las legislativas de diciembre es que la Duma siga siendo
una maquinaria de aprobación de decisiones que se toman al margen de
la opinión de los diputados que formalmente emiten el voto.
|