Putin
y la geopolítica de la Nueva Guerra Fría
Por
F. William Engdahl
Global
Research, 20/02/07
Rebelión,
20/03/07
Traducido
por Germán Leyens
Las
palabras sin tapujos del presidente de Rusia, Vladimir Putin, a los
participantes reunidos en la conferencia anual de seguridad Wehrkunde
en Munich han desatado una tormenta de protestas con pretensiones de
superioridad moral por parte de medios y políticos occidentales. Un
visitante de otro planeta podría haber pensado que el presidente ruso
había decidido abruptamente el lanzamiento de una provocativa política
de confrontación con Occidente que recuerda la Guerra Fría entre
1943 y 1991.
Sin
embargo, los detalles del suceder en la OTAN y las políticas
militares de USA desde 1991 son cualquier cosa excepto un “nuevo dèjà
vu,” para parafrasear al legendario catcher de los New York Yankees,
Togi Berra.
Esta
vez ya estamos metidos profundamente en una Nueva Guerra Fría, que
literalmente amenaza el futuro de la vida en este planeta. La debacle
en Iraq, o la perspectiva de un ataque preventivo nuclear de USA
contra Irán son suficientemente espantosos. En comparación con lo
que está en juego en la acumulación militar global de USA contra su
más formidable rival global, Rusia, son amenazas que parecen
relativamente pequeñas. Las políticas militares de USA desde el fin
de la Unión Soviética y la emergencia de la República de Rusia en
1991 requieren un examen más cercano en este contexto. Sólo entonces
tienen sentido las francas observaciones de Putin del 10 de febrero en
la Conferencia de Seguridad de Munich.
Debido
a las informaciones engañosas publicadas en los medios occidentales
sobre la mayor parte de las observaciones de Putin, vale la pena
leerlas en su integridad en inglés (Abra: www.securityconference.de
para la traducción completa en inglés).
Putin
habló en términos generales de la visión de Washington de un mundo
‘unipolar.’ con ‘un centro de autoridad, un centro de fuerza, un
centro de toma de decisiones, y lo llamó un ‘mundo en el que hay un
solo amo, un solo soberano. Y a fin de cuentas esto es pernicioso no sólo
para todos los que están dentro de ese sistema, sino para el propio
soberano, porque lo destruye desde su interior.’
Luego
el presidente ruso llega al punto principal: ‘Hoy presenciamos un
uso de la fuerza – fuerza militar – casi descontrolado en las
relaciones internacionales, fuerza que está hundiendo al mundo en un
abismo de conflictos permanentes. Como resultado, no tenemos
suficiente fuerza para encontrar una solución exhaustiva para ninguno
de esos conflictos. El encuentro de un arreglo político también se
hace imposible.’
Putin
continuó diciendo: “Vemos un desdeño cada vez mayor por los
principios básicos del derecho internacional. Y las normas legales
independientes llegan, en realidad, cada vez más cerca a un sistema
legal de un solo Estado. Un Estado y, por cierto, ante todo USA, ha
sobrepasado de muchas maneras sus fronteras nacionales. Esto se deja
ver en las políticas económicas, políticas, culturales y
educacionales que impone a otras naciones. Bueno, ¿a quién le gusta
algo semejante? ¿Quién está contento con algo semejante?’
Estas
palabras directas comenzaron a mencionar lo que preocupa al señor
Putin en las políticas exterior y militar de USA desde el fin de la
Guerra Fría hace unos 16 años. Pero más adelante en el texto
explicita ante cuáles políticas militares reacciona. Es el sitio en
el que su discurso vale una aclaración. Putin advierte contra el
efecto desestabilizador de las ‘armas espaciales.’ – ‘es
imposible avalar la aparición de armas de alta tecnología nuevas, de
alta tecnología... una nueva área de confrontación, sobre todo en
el espacio exterior. Las guerras estelares ya no son una fantasía –
son una realidad... A juicio de Rusia, la militarización del espacio
exterior podría tener consecuencias imprevisibles para la comunidad
internacional, y provocar nada menos que el comienzo de una era [de
carrera armamentista – f.w.e.] nuclear.’
Luego
pasa a declarar: ‘Los planes para expandir ciertos elementos del
sistema de defensa antimisiles a Europa no puede dejar de
inquietarnos. ¿Quién necesita el próximo paso de lo que sería, en
este caso, una inevitable carrera armamentista?’
¿A
qué se refiere? Pocos saben que aunque afirma que lo hace para
protegerse contra países como Corea del Norte, o tal vez algún día
Irán, USA recientemente anunció que está construyendo masivas
instalaciones de defensa contra misiles en Polonia y en la República
Checa.
¿Polonia?
¿Defensa contra misiles? ¿De qué estamos hablando?
Defensa
contra misiles y un primer ataque de USA
El
29 de enero el general de brigada de USA, Patrick J. O`Reilly,
Director Adjunto de la Agencia de Defensa con Misiles del Pentágono,
anunció planes de USA de desplegar elementos de defensa balística
contra misiles en Europa en 2011, que según el Pentágono tienen el
objetivo de proteger instalaciones estadounidenses y de la OTAN contra
amenazas enemigas provenientes de Oriente Próximo, no de Rusia. Después
de las observaciones de Putin en Munich, el Departamento de Estado de
USA publicó un comentario formal señalando que el gobierno de Bush
se siente ‘intrigado por los repetidos comentarios cáusticos desde
Moscú sobre el sistema previsto.’
Vaya...
Más vale que envíen de vuelta el comunicado de prensa a la Oficina
de Propaganda Engañosa del Pentágono para que lo reescriban. De
alguna manera la amenaza de misiles de Irán para las instalaciones de
la OTAN en Polonia no suena convincente. ¿Por qué no pedir al
antiguo miembro de la OTAN, Turquía, si USA puede colocar su escudo
contra misiles en ese país, mucho más cerca de Irán? ¿O tal vez
Kuwait? ¿O Israel?
La
política de USA desde 1999 ha exigido alguna forma de defensa activa
contra misiles a pesar de la amenaza en la Guerra Fría por parte de
los ICBM (misiles balísticos intercontinentales) soviéticos u otro
lanzamiento de misiles. La Ley de Defensa Nacional de Misiles de 1999
(Ley Pública 106-38) así lo dice: “Es política de USA desplegar
tan pronto como sea tecnológicamente posible un efectivo Sistema
Nacional de Defensa de Misiles capaz de defender el territorio de USA
contra un ataque limitado con misiles balísticos (sea accidental,
no-autorizado o deliberado) con un financiamiento sujeto a la
autorización anual de apropiaciones y la apropiación anual de fondos
para la Defensa Nacional de Misiles.’ La defensa de misiles fue una
de las obsesiones de Donald Rumsfeld como Secretario de Defensa.
¿Por
qué ahora?
Lo
que queda cada vez más claro, por lo menos en Moscú y en Beijing, es
que Washington tiene una estrategia muchísimo más grandiosa tras sus
acciones militares aparentemente irracionales y de un unilateralismo
arbitrario.
Para
el Pentágono y los círculos dominantes de la política de USA, no
importa de qué partido político, la Guerra Fría con Rusia nunca
terminó. Sólo continuó en una forma disimulada. Ha sido el caso con
los presidentes G.H.W. Bush, William Clinton y con George W. Bush.
La
defensa contra misiles sonó plausible cuando USA era vulnerable a un
ataque por una pequeñísima banda de terroristas islámicos de gran
dedicación capaces de apoderarse de un avión Boeing con cuchillas
para cortar cartón. El único problema es que la defensa contra
misiles no apunta a terroristas delincuentes como Al Qaeda de Bin
Laden, o a Estados como Corea del Norte o Irán.
La
amenaza de un ataque nuclear devastador en el territorio de USA por
parte de estos últimos es inexistente. La Armada de USA y la flota de
bombarderos de la Fuerza Aérea están actualmente en plena preparación
para bombardear, incluso atacar con bombas nucleares, a Irán hasta
devolverlo a la edad de piedra, sólo por sospechas de que estaría
tratando de desarrollar una tecnología independiente de armas
nucleares. Estados como Irán no tienen la capacidad necesaria que
hacer que USA quede indefenso, sin arriesgar una múltiple aniquilación
nuclear.
La
defensa contra misiles apareció en los años ochenta cuando Ronald
Reagan propuso el desarrollo de un sistema de satélites en el espacio
y de bases de radar en todo el globo, de estaciones de escucha y
misiles de intercepción, para controlar y derribar a misiles
nucleares antes de que llegaran a su objetivo.
Recibió
el mote de Guerras Estelares de sus críticos, pero el Pentágono ha
gastado oficialmente más de 130.000 millones de dólares en un
sistema semejante desde 1983. George W. Bush lo aumentó
considerablemente a comienzos de 2001, a 11.000 millones de dólares
al año, el doble del nivel durante los años de Clinton. Y han
presupuestado otros 53.000 millones de dólares durante los cinco años
siguientes.
La
obsesión de Washington con la primacía nuclear
Lo
que Washington no ha dicho, pero a lo que Putin aludió ahora en
Munich, es que la defensa de misiles de USA no es para nada defensiva.
Es ofensiva, y cómo.
La
posibilidad de suministrar a un Estado poderoso, que tiene la
maquinaria militar más aterradora del mundo, un escudo para que se
proteja contra un ataque limitado, apunta directamente a Rusia, la única
otra potencia nuclear que tenga aproximadamente la capacidad de lanzar
un contraataque nuclear verosímil.
Si
USA pudiera protegerse efectivamente contra una potencial reacción
rusa a un primer ataque nuclear de USA, USA podría dictar simplemente
a todo el mundo sus condiciones, no sólo a Rusia. Eso sería lo que
los militares llaman Primacía Nuclear. Es el verdadero significado
del poco usual discurso de Putin. No es paranoico. Es estrictamente
realista.
Desde
el fin de la Guerra Fría en 1989, ahora ha quedado en claro que el
gobierno de USA no dejó ni por un instante la busca de la Primacía
Nuclear. Para Washington y las elites de USA, la Guerra Fría nunca
tuvo fin. Sólo se olvidaron de decírnoslo.
La
busca del control global de los recursos de petróleo y energía, la
busca del establecimiento de bases militares en toda Eurasia, su
intento de modernizar y mejorar su flota submarina nuclear, su comando
de bombarderos estratégicos B-52, todo tiene sentido sólo si es
visto a través de la perspectiva de la inexorable búsqueda de la
Primacía Nuclear de USA.
El
gobierno Bush abrogó unilateralmente el Tratado ABM USA-Rusia en
diciembre de 2001. Es una carrera para completar una red global de
defensa contra misiles como clave para la primacía nuclear de USA.
Incluso con un escudo primitivo contra misiles, USA podría atacar los
silos de misiles rusos y las flotas submarinas sin temor a represalias
efectivas, ya que los pocos misiles nucleares rusos restantes no estarían
en condiciones de lanzar una reacción suficientemente convincente
para disuadir contra un primer ataque de USA.
La
capacidad de ambos lados durante la Guerra fría – el Pacto de
Varsovia y la OTAN – de aniquilarse mutuamente los unos a los otros,
condujo a un punto muerto nuclear apodado por los estrategas
militares, MAD – [siglas en inglés de destrucción mutua
asegurada]. Daba miedo, pero en un sentido extraño, era más estable
que lo que tenemos en la actualidad, con una búsqueda unilateral de
USA de la primacía nuclear. La perspectiva de una aniquilación
nuclear mutua sin decisivas ventajas para ninguno de los lados,
condujo a un mundo en el que una guerra nuclear había sido
‘impensable’.
Ahora,
USA busca la posibilidad de una guerra nuclear ‘pensable.’ Es una
locura total.
La
primera nación con un escudo nuclear de misiles tendría de facto la
‘capacidad de primer ataque.’ Con razón, el teniente coronel
Robert Bowman, director del programa de defensa de misiles de la
Fuerza Aérea de USA, llamó reciente la defensa contra misiles, “el
eslabón faltante para un primer ataque.’
Más
alarmante es el hecho de que nadie aparte de un puñado de
planificadores del Pentágono o de altos funcionarios de la
inteligencia en Washington discute las implicaciones de la búsqueda
por Washington de defensa contra misiles en Polonia, la República
Checa o su impulso hacia la primacía nuclear.
Trae
a la memoria “Reconstruyendo las Defensas de USA,” el informe de
septiembre de 2000 del belicista Proyecto para un Nuevo Siglo
estadounidense, del que eran miembros Dick Cheney y Don Rumsfeld. En
él declararon: “USA debe desarrollar y desplegar defensas de
misiles globales para defender la patria estadounidense y a los
aliados de USA, y para suministrar una base segura para la proyección
del poder de USA en todo el mundo.’
Antes
de llegar a ser Secretario de Defensa de Bush en enero de 2001,
Rumsfeld encabezó una Comisión Presidencial propugnando el
desarrollo de la defensa contra misiles para USA.
Tan
ansioso estaba el gobierno de Bush-Cheney de hacer progresar sus
planes de defensa de misiles, que el presidente y el Secretario de
Defensa ordenaron que se dejaran de lado los requerimientos operativos
usuales esenciales para determinar si el altamente complejo sistema de
sistemas era efectivo.
El
programa de defensa de misiles de Rumsfeld encuentra una fuerte
oposición dentro del comando militar. El 26 de marzo de 2004, no
menos de 49 generales y almirantes de USA firmaron una Carta Abierta
al presidente, llamando a que se postergara la defensa contra misiles.
Como
señalaron: ‘La tecnología de USA, ya desplegada, puede identificar
la fuente de un lanzamiento de un misil balístico. Es, por lo tanto,
altamente improbable que algún Estado se atreva a atacar a USA o
permita que un terrorista lo haga desde su territorio con un misil
armado con un arma de destrucción masiva, arriesgando así la
aniquilación por un devastador ataque de represalias de USA.’
Los
49 generales y almirantes, incluyendo al almirante William J. Crowe,
ex presidente del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas siguió
exponiendo al presidente que: ‘Como usted ha dicho, señor
presidente, nuestra principal prioridad es impedir que terroristas
adquieran y empleen armas de destrucción masiva. Estamos de acuerdo.
Por ello recomendamos, como el camino responsable desde el punto de
vista militar, que usted postergue el despliegue operacional del caro
y no-probado sistema GMD [siglas en inglés para Defensa con Misiles
basada en Tierra) y transfiera los fondos con él asociados a
programas acelerados para asegurar la multitud de instalaciones que
contienen armas y materiales nucleares, y para proteger nuestros
puertos y fronteras contra terroristas que puedan intentar el
contrabando de armas de destrucción masiva a USA.’
Lo
que no dijeron los experimentados veteranos militares fue que Rumsfeld,
Cheney, Bush y compañía tenían una orden del día bastante
diferente que amenazas terroristas de delincuentes. Buscaban el
Dominio de Pleno Espectro, el Nuevo Orden Mundial, y la eliminación
de una vez por todas de Rusia como rival potencial por el poder.
El
apuro por desplegar un escudo de defensa contra misiles no apunta
obviamente a Corea del Norte o a ataques terroristas. Apunta a Rusia
y, mucho menos, a las capacidades nucleares mucho más pequeñas de
China. Como los 49 generales y almirantes señalaran en su carta al
presidente en 2004, USA ya tenía más que suficientes ojivas
nucleares para atacar mil búnkeres o cuevas de un Estado delincuente
potencial.
Kier
Lieber y Daryl Press, dos analistas militares estadounidenses,
escribieron en marzo de 2006 en la influyente Foreign Affairs
del Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York: ‘Si la
modernización nuclear de USA apuntara realmente a Estados
delincuentes o terroristas, la fuerza nuclear del país no necesitaría
las mil ojivas perforadoras del suelo adicionales que obtendrá del
programa de modernización W-76. La fuerza nuclear actual y futura de
USA, en otras palabras, parece diseñada a realizar un ataque
desarmador preventivo contra Rusia o China.’
Refiriéndose
a los agresivos nuevos planes de despliegue para la defensa de misiles,
Lieber y Press agregan: ‘el tipo de defensas de misiles que USA podría
plausiblemente desplegar sería valioso en primer lugar en un contexto
ofensivo, no defensivo – como un complemento para una capacidad de
Primer Ataque de USA, no como un escudo independiente. Si USA lanzara
un ataque nuclear contra Rusia (o China), el país atacado se quedaría
con un ínfimo arsenal sobreviviente – si queda alguno. En esa
situación, incluso un sistema de defensa de misiles relativamente
modesto o ineficiente podría perfectamente bastar para proteger
contra todo ataque de represalias...’
Ésta
es la verdadera orden del día del Gran Juego Eurasiático de
Washington. Naturalmente, declarar algo semejante abiertamente haría
correr el riesgo de revelar la estrategia de Washington antes de haber
apretado irreversible el dogal alrededor del cuello metafórico de
Moscú. Por lo tanto el Departamento de Estado y el Secretario de
Defensa Gates tratan de hacer chistes sobre las recientes
observaciones rusas, como si fueran desvaríos paranoicos de Putin.
Todo
este programa estadounidense de modernización de la defensa de
misiles y del Primer Ataque nuclear es suficientemente espeluznante
como idea en sí. Bajo el gobierno de Bush, se ha convertido en
operacional y aerotransportado, recordando los días peligrosos de la
Guerra Fría, en los que flotas de bombarderos B-52 con armas
nucleares, y submarinos Trident con misiles nucleares en alerta
permanente las veinticuatro horas del día, un guión de horror
nuclear.
El
Conplan 8022 del Pentágono: Ataque Global
La
marcha hacia una posible catástrofe nuclear intencional o por cálculo
erróneo, como consecuencia de la audaz nueva política de Washington,
alcanzó una nueva gravedad significativa en junio de 2004, sólo
semanas después de que 49 generales y almirantes tomaran el paso
extremadamente atípico de escribir a su presidente.
En
junio de ese año, el Secretario de Defensa, Rumsfeld, aprobó una
orden de Alto Secreto para las Fuerzas Armadas de USA para que
implementaran algo llamado Conplan 8022, ‘que provee al presidente
una rápida capacidad de ataque global.’
El
término, Conplan, es la abreviatura del Pentágono para Plan de
Contingencia. ¿Para qué ‘contingencias’ se preparan los
planificadores del Pentágono? ¿Un ataque preventivo convencional
contra la minúscula Corea del Norte o incluso Irán? ¿O un ataque
nuclear preventivo de intensidad total contra la última formidable
potencia nuclear que no está bajo la dominación del Dominio de
Espectro Pleno de USA – Rusia?
Las
dos palabras, ‘ataque global,’ también son notables. Este Pentágono-speak
para describir un ataque preventivo específico que, por primera vez
desde los primeros días de la Guerra Fría, incluye una opción
nuclear, contrariamente a la noción militar tradicional de USA de que
las armas nucleares se utilizan sólo en la defensa para disuadir
contra ataques.
Conplan
8022, como algunos han señalado, es diferente de planes de guerra
tradicionales del Pentágono que han sido esencialmente reacciones
defensivas ante una invasión o ataque.
En
concierto con la agresiva Doctrina preventiva Bush de 2002, el nuevo
Conplan 8022 de Bush es ofensivo. Podría ser desencadenado por la
simple ‘percepción’ de una amenaza inminente, y realizado por
orden presidencial, sin el Congreso.
En
vista de los detalles sobre ‘percepciones’ falsas o falsificadas
en el Pentágono y en la Oficina del vicepresidente sobre la amenaza
de armas de destrucción masiva de Iraq en 2003, el nuevo Conplan 8022
sugiere que un presidente de USA podría ordenar el disparo de misiles
contra toda y cualquier amenaza percibida o incluso contra una amenaza
potencial, no probada.
Como
reacción a la orden de junio de 2004 de Rumsfeld, el general Richard
Myers, en aquel entonces jefe del Estado Mayor Conjunto, firmó la
orden para hacer operacional Conplan 8022. Bombarderos con capacidad
nuclear seleccionados, misiles balísticos intercontinentales,
submarinos nucleares con misiles balísticos (SSBN), y unidades de
‘guerra de información’ (sic) han sido desplegados contra
objetivos no identificados de alto valor en países ‘adversarios.’
¿Era
Irán un país adversario, aunque nunca había atacado a USA? ¿Lo era
Corea del Norte aunque nunca en cinco décadas había lanzado un
ataque directo contra Corea del Sur, para qué hablar de algún otro?
¿Es China un ‘adversario’ simplemente porque se está
convirtiendo en demasiado influyente desde el punto de vista económico?
¿Es
Rusia ahora un adversario porque se niega a abdicar y a aceptar ser
convertida en lo que Brzezinski llama un Estado ‘vasallo’ del
Imperio estadounidense?
Como
no ha habido ningún debate abierto dentro de USA sobre Conplan 8022,
no ha habido virtualmente ninguna discusión sobre alguna de esas
preguntas potencialmente cargadas de peligro nuclear.
Lo
que estremece en la orden de Rumsfeld de junio de 2004 a un mundo que
había esperado verdaderamente que los hongos nucleares se hubieran
convertido en una amenaza del pasado es que Conplan contiene un
importante componente de ataque nuclear.
Es
verdad que la cantidad general de armas nucleares en el arsenal
militar de USA ha estado disminuyendo desde el fin de la Guerra Fría.
Pero no, parece, porque USA esté orientando al mundo a apartarse del
borde de una guerra nuclear por error de cálculo.
La
nueva expansión de la defensa de misiles a Polonia y a la República
Checa se entiende mejor desde el ángulo de la remarcable expansión
de la OTAN desde 1991. Como señalara Putin: ‘la OTAN ha puesto sus
fuerzas de primera línea en nuestras fronteras... pienso que es obvio
que la expansión de la OTAN no tiene ninguna relación con la
modernización de la Alianza propiamente tal o con la garantía de la
seguridad en Europa. Al contrario, representa una seria provocación
que reduce el nivel de la confianza mutua. Y tenemos el derecho de
preguntar: ¿contra quién proponen esta expansión? ¿Y que pasó con
las garantías que nuestros socios occidentales dieron después de la
disolución del Pacto de Varsovia?’
Bases
de USA rodean a Rusia
Como
señalara recientemente un experto estratega y militar ruso, Yevgeny
Primakov, cercano asesor de Putin, la OTAN fue ‘fundada durante la
era de la Guerra Fría como una organización regional para garantizar
la seguridad de los aliados de USA en Europa.’ Agrega que:
‘Actualmente la OTAN actúa sobre la base de una filosofía y
doctrina completamente diferentes, actuando fuera del continente
europeo y realizando operaciones militares mucho más allá de sus
fronteras. La OTAN... se expande rápidamente en contravención de
acuerdos anteriores. La admisión de nuevos miembros a la OTAN está
llevando a la expansión de bases que albergan sistemas militares de
USA, defensas aéreas, así como componentes de defensa contra misiles
balísticos.’
En
la actualidad, los Estados miembro de la OTAN incluyen no sólo el núcleo
de la Guerra Fría, en Europa Occidental, comandado por un
estadounidense. La OTAN incluye también a antiguos Estados del Pacto
de Varsovia o de la Unión Soviética, como Polonia, Latvia, la República
Checa, Estonia, Lituania, Rumana, Bulgaria, Hungría, Eslovaquia y
Eslovenia, de la antigua Yugoslavia. Los candidatos a unirse incluyen
a la República de Georgia, Croacia, Albania y Macedonia. El
presidente de Ucrania, Victor Yushchenko, ha tratado agresivamente de
llevar a Ucrania a la OTAN. Esto constituye un claro mensaje a Moscú,
y no sorprende que no lo reciba con los brazos abiertos.
También
han sido formadas nuevas estructuras de la OTAN y se han abolido otras
antiguas. La Fuerza de Reacción de la OTAN (NRF, por sus siglas en
ingles) fue lanzada en la Cumbre de Praga de 2002. En 2003, justo
después de la caída de Bagdad, comenzó una importante
reestructuración de los comandos militares de la OTAN. Fue abolido el
Cuartel del Comandante Supremo Aliado, Atlántico. Un nuevo comando,
Comando de Transformación de la Alianza (ACT, por sus siglas en inglés),
fue establecido en Norfolk, Virginia. ACT es responsable de impulsar
la ‘transformación’ en la OTAN.
Al
llegar el año 2007 Washington había firmado un acuerdo con Japón
para cooperar en el desarrollo de defensa de misiles. Estaba
profundamente involucrado con Israel en el ensayo de un sistema de
defensa de misiles. Ahora ha ampliado su Defensa de Misiles Europea a
Polonia, país en el que el ministro de defensa es un amigo cercano y
aliado de los halcones belicistas neoconservadores del Pentágono, y a
la República Checa. La OTAN ha decidido colocar en la vía rápida el
tema de las proposiciones de Ucrania y de la República de Georgia
para la membresía en la OTAN. El Oriente Próximo, a pesar de la
debacle en Iraq, está siendo militarizado con una red permanente de
bases de USA desde Qatar a Iraq y más allá.
El
15 de febrero, el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de
Representantes de USA aprobó un borrador de, un proyecto de nombre
orwelliano, la Ley de Consolidación de la Libertad de la OTAN de
2007, reafirmando el respaldo de USA para la ampliación ulterior de
la OTAN, incluyendo el apoyo para que Ucrania se una, junto con
Georgia.
Desde
el punto de vista ruso, la expansión hacia el este de la OTAN desde
el fin de la Guerra Fría ha constituido una ruptura evidente de un
acuerdo entre el dirigente soviético de esos días, Mikhail Gorbachev
y el presidente de USA George H.W. Bush, que incluía la unificación
pacífica de Alemania. La política de expansión de la OTAN es vista
como una continuación del intento de la Guerra Fría de rodear y
aislar a Rusia.
¿Nuevas
bases para proteger a la ‘democracia?
Una
consecuencia de la política de Washington desde el bombardeo de
Serbia en 1999 que ha pasado casi desapercibida, ha sido el
establecimiento de una extraordinaria red de nuevas bases militares de
USA, en partes del mundo donde parecen poco justificadas como una
precaución defensiva de USA, considerando la amenaza y los inmensos
gastos para el contribuyente, para no hablar de otros compromisos
militares globales.
En
junio de 1999, después del bombardeo de Yugoslavia, las fuerzas de
USA comenzaron la construcción de Camp Bondsteel, en la frontera
entre Kosovo y Macedonia. Fue la chaveta en lo que sería una nueva
red global de bases de USA.
Bondsteel
colocó el poder aéreo de USA dentro de una fácil distancia para
ataques en Oriente Próximo y el Mar Caspio, ricos en petróleo, así
como en Rusia. En la época, Camp Bondsteel era la mayor base militar
de USA construida desde la Guerra de Vietnam, con casi 7.000 soldados.
La base había sido construida por la mayor compañía de construcción
militar de USA, KBR de Halliburton. El jefe de Halliburton en la época
era Dick Cheney.
Antes
del comienzo del bombardeo de la OTAN en Yugoslavia en 1999, el Washington
Post señaló con toda naturalidad: ‘Con la creciente fragilidad
en Oriente Próximo, necesitaremos bases y derechos de sobrevuelo en
los Balcanes para proteger el petróleo del Mar Caspio.’
Camp
Bondsteel fue la primera de una vasta cadena de bases de USA que
fueron construidas durante esta década. Las fuerzas armadas de USA
siguieron construyendo bases militares en Hungría, Bosnia, Albania y
Macedonia, además de Camp Bondsteel en Kosovo, que entonces seguía
siendo parte de Yugoslavia.
Una
de las bases de USA más importantes y menos mencionadas estaba en
Bulgaria, un antiguo satélite soviético y ahora nuevo miembro de la
OTAN. En un conflicto – y en Pentágono-speak hay sólo
‘conflictos,’ ya no son guerras, que involucrara aspectos que
requirieran que el Congreso las declarara oficialmente, los militares
utilizarían Bezmer para ‘aumentar’ hombres y material hacia las líneas
del frente. ¿Dónde? ¿En Rusia?
USA
ha estado construyendo sus bases en Afganistán. Ha construido tres
importantes bases de USA desde su ocupación de Afganistán en el
invierno de 2001, en Bagram Air Field al norte de Kabul, el principal
centro logístico militar de USA; Kandahar Air Field, en el sur de
Afganistán y Shindand Air Field en la provincia occidental de Herat.
Shindand, la mayor base de USA en Afganistán, fue construida a unos
100 kilómetros de la frontera con Irán.
Afganistán
había sido históricamente el corazón del Gran Juego Británico-Ruso:
la lucha por el control de Asia Central durante los siglos XIX y
comienzos del XX. La estrategia británica era impedir a todo precio
que Rusia controlara Afganistán y con ello obtuviera un puerto de
agua caliente para su armada y amenazara la joya de la corona imperial
británica: India.
Afganistán
es visto también por los planificadores como de alta importancia
estratégica. Es una plataforma desde la cual los militares de USA
podrían amenazar directamente a Rusia y China así como a Irán y a
otros del Oriente Próximo rico en petróleo. Poco ha cambiado al
respecto en más de un siglo de guerras.
Afganistán
es un sitio extremadamente vital, que está a horcajadas sobre Asia
meridional, Asia Central y Oriente Próximo. Afganistán también se
halla a lo largo de una ruta propuesta para un oleoducto desde los
campos petrolíferos del Mar Caspio al Océano Índico, donde la compañía
petrolera estadounidense, Unocal, participó en negociaciones, junto
con la Halliburton de Cheney y Enron, para obtener derechos exclusivos
al gasoducto para llevar gas natural de Turkmenistán por Afganistán
y Pakistán a la inmensa planta eléctrica de gas natural de Enron en
Dabhol cerca de Mumbai.
Al
mismo tiempo, el Pentágono llegó a un acuerdo con el gobierno de
Kirguistán en Asia Central, para construir allí una base estratégicamente
importante, Manas Air Base en el aeropuerto internacional de Bishkek.
Manas no sólo está cerca de Afganistán; también está a una fácil
distancia del petróleo y el gas del Mar Caspio, así como de las
fronteras tanto de China como de Rusia.
Como
parte del precio de su aceptación como aliado de USA en la Guerra
contra el Terror en lugar de ser su enemigo, Washington impuso un
acuerdo con el dictador militar de Pakistán, general Pervez Musharraf,
que permite que el aeropuerto de Jacobabad, a unos 400 Km. al norte de
Karachi, sea utilizado por la Fuerza Aérea de USA y por la OTAN
‘para apoyar su campaña en Afganistán.’ Otras dos bases de USA
fueron construidas en Dalbandin y Pasni.
Todo
esto es sólo una pequeña parte de la vasta red de bases militares
controladas por USA que Washington ha estado construyendo globalmente
desde el así llamado fin de la Guerra Fría.
Está
quedando claro para gran parte del resto del mundo que Washington
incluso podría estar instigando o provocando guerras o conflictos con
naciones en todo el mundo, no sólo para controlar el petróleo,
aunque el control estratégico del flujo global del petróleo ha
estado al centro del Siglo estadounidense desde los años veinte. Es
el verdadero significado de lo que Vladimir Putin dijo en Munich. Dijo
al mundo lo que éste no quería oír: “La nueva ropa del
emperador” estadounidense no existe. El emperador está vestido de
la búsqueda desnuda del control militar global.
A
comienzos de los años noventa, al terminar la Guerra Fría, el
gobierno de Yeltsin había solicitado a Washington una serie de
reducciones mutuas del tamaño del arsenal de armas y misiles
nucleares de cada superpotencia. Los arsenales nucleares rusos estaban
envejeciendo y Moscú veía poca necesidad de seguir armado hasta sus
dientes nucleares una vez que la Guerra Fría había terminado.
Evidentemente
Washington vio una oportunidad dorada para buscar la primacía
nuclear, por primera vez desde los años cincuenta, cuando Rusia
desarrolló por primera vez la capacidad de lanzamiento del Misil Balístico
Intercontinental (ICBM) para su creciente arsenal de armas nucleares.
La
primacía nuclear es una política agresiva ofensiva. Significa que
una superpotencia, USA, tendría la posibilidad de lanzar un Primer
Ataque nuclear total contra las instalaciones nucleares de Rusia y
destruir suficientes objetivos en el primer golpe, con lo que Rusia se
vería discapacitada para realizar alguna represalia efectiva.
Sin
una amenaza verosímil de represalia, Rusia no tendría un disuasivo
nuclear verosímil. Estaría a la merced del poder supremo. Nunca
antes en la historia había parecido tan cercana la perspectiva de
semejante poder supremo en las manos de una sola nación.
Esta
acción sigilosa del Pentágono hacia la Primacía Nuclear ha sido
realizada, hasta ahora, en el máximo secreto, disfrazada en una retórica
de “Asociación por la Paz” entre USA y Rusia.
En
lugar de aprovechar la oportunidad para retirarse del borde de la
aniquilación nuclear después del fin de la Guerra Fría, Washington
se ha orientado hacia la mejora de su arsenal nuclear, simultáneamente
con la reducción de su cantidad.
Mientras
el resto del mundo seguía en choque por los eventos del 11 de
septiembre de 2001, el gobierno de Bush actuó unilateralmente para
desgarrar sus anteriores obligaciones contractuales con Rusia de no
construir una defensa contra misiles.
El
13 de diciembre de 2001, el presidente Bush anunció que el gobierno
de USA abandonaba unilateralmente el Tratado contra Misiles Balísticos
(ABM) con Rusia, y comprometió 8.000 millones de dólares del
presupuesto para 2002 para construir un sistema Nacional de Defensa de
Misiles. Lo hizo aprobar por el Congreso, presentándolo como una acción
para proteger el territorio de USA contra ataques terroristas
delincuentes, de Estados que incluían a Corea del Norte e Iraq.
El
argumento delincuente era un fraude, una historia de fachada plausible
diseñada para hacer pasar a hurtadillas el cambio de política sin
debate, después del choque del 11 de septiembre.
La
revocación del Tratado ABM fue poco comprendida fuera de los círculos
militares cualificados. En realidad, representaba el paso más
peligroso tomado por USA hacia la guerra nuclear desde los años
cincuenta. Washington iba rápido hacia el objetivo de la superioridad
nuclear total en todo el globo: la Primacía Nuclear.
Washington
desmanteló sus altamente letales misiles MX en 2005. Pero eso engaña:
Al mismo tiempo, mejoró significativamente sus restantes ICBM
instalando las ojivas nucleares MX de alto rendimiento y vehículos de
reingreso en sus ICBM Minuteman. El sistema de guía de los Minuteman
ha sido mejorado para equiparar el de los desmantelados MX.
El
Pentágono comenzó a reemplazar los misiles balísticos anticuados en
sus submarinos por misiles Trident II D-5 mucho más precisos, con
nuevas ojivas nucleares de mayor rendimiento.
La
Armada transfirió más submarinos nucleares SSBN lanzadores de
misiles balísticos al Pacífico para patrullar el punto ciego del
radar de advertencia anticipada de Rusia así como para patrullar
cerca de las costas de China. La Fuerza Aérea de USA completó el
reacondicionamiento de sus bombarderos B-52 con misiles crucero con
armas nucleares considerados invisibles para el radar de defensa aérea
de Rusia. Una nueva electrónica de aviación aplicada a los
bombarderos furtivos B-2 les dio la capacidad de volar a alturas
extremadamente bajas evitando también la detección por radar.
Una
vasta cantidad de armas acumuladas no es necesaria para la proyección
del nuevo poder global. Tecnología poco publicitada ha permitido que
USA despliegue una fuerza nuclear de ataque ‘más sobria y más
maligna.’ Un ejemplo es el exitoso programa de la Armada de mejorar
la espoleta de las ojivas nucleares W-76 que se usan en la mayoría de
los misiles lanzados por los submarinos de USA, lo que posibilita que
alcancen objetivos muy duros tales como los silos de ICBM.
Nadie
ha presentado jamás evidencia verosímil de que Al Qaeda, Hamas,
Hezbolá o alguna otra organización en la Lista Negra de
Organizaciones Terroristas del Departamento de Estado posean misiles
nucleares en silos subterráneos reforzados. Aparte de USA y tal vez
Israel, sólo Rusia y en menor grado, China, los poseen en alguna
cantidad.
En
1991, en el supuesto fin de la Guerra Fría, en un gesto para reducir
el peligro de un error de cálculo nuclear estratégico, se ordenó a
la Fuerza Aérea de USA que sacara a su flota de bombardeos nucleares
de la condición de Alerta Inmediata. Después de 2004 esto también
ha cambiado.
Una
vez más, Conplan 8022 puso a los bombarderos de largo alcance B-52 y
a otros bombarderos de la Fuerza Aérea de USA en la condición de
‘Alerta’. El comandante de la 8ª Fuerza Aérea declaró en la época,
que sus bombarderos nucleares estaban ‘esencialmente en alerta para
planificar y ejecutar Ataques Globales’ por cuenta del Comando
Estratégico de USA o STRATCOM, basado en Omaha, Nebraska.
Conplan
8022 incluía no sólo armas nucleares de largo alcance y
convencionales lanzadas desde USA, sino también bombas nucleares y
otras desplegadas en Europa, Japón y otros sitios. Concedió a USA lo
que el Pentágono llamó el Ataque Global, la capacidad de atacar
cualquier punto de la tierra o del cielo con una fuerza devastadora,
nuclear así como convencional. Desde la orden de preparación de
Rumsfeld en junio de 2004, el Comando Estratégico de USA se ha
vanagloriado de que está listo para ejecutar un ataque en cualquier
sitio de la tierra ‘en medio día o menos,’ desde el momento en
que el presidente diera la orden.
El
24 de enero de 2006, en el Financial Times de Londres, la
embajadora de USA ante la OTAN, Victoria Nuland, ex asesora del
vicepresidente Dick Cheney y esposa de un destacado halcón belicista
neoconservador de Washington, declaró que USA quería una ‘fuerza
militar globalmente desplegable’ que operaría por doquier – de África
a Oriente Próximo y más allá.
Incluiría
a Japón y Australia así como a las naciones de la OTAN, agregó
Nuland. ‘Es un animal (sic) totalmente diferente cuyo rol en última
instancia dependerá de los deseos y aventuras de USA.’ ¿Dependiente
de los deseos y las aventuras de USA? Son palabras que difícilmente
ayudan a calmar considerando el historial del antiguo jefe de Nuland
en la falsificación de inteligencia para justificar guerras en Iraq y
otros sitios.
Ahora
bien, con el despliegue de una defensa de misiles aún más brutal,
bajo Conplan 8022, USA tendría lo que los planificadores del Pentágono
llamaron ‘dominación de escalada’ – la capacidad de ganar una
guerra a cualquier nivel de violencia, incluyendo la guerra nuclear.
Como
argumentaron algunas mentes más sobrias, si Rusia y China
reaccionaran ante estas acciones de USA, incluso con un mínimo de
medidas de autoprotección, los riesgos de una conflagración nuclear
global por error de cálculo aumentarían a niveles que van mucho más
allá de cualesquiera que hayan sido vistos incluso durante la Crisis
de Misiles en Cuba o en los días peligrosos de la Guerra Fría.
La
pesadilla de Mackinder
En
unos pocos años, Washington se las ha arreglado para crear la
pesadilla del padre británico de la geopolítica, Sir Halford
Mackinder, el guión horripilante temido por Zbigniew Brzezinski,
Henry Kissinger y otros veteranos de la política exterior de la
Guerra Fría de USA que estudiaron y comprendieron el cálculo del
poder de Mackinder.
La
zona central y la masa continental de Eurasia, ricas en recursos y
población, están creando vínculos económicos y militares mutuos
por primera vez en la historia, un impulso que surge del papel cada
vez más agresivo de Washington en el mundo.
El
impulsor de esta cooperación geopolítica europea emergente es obvio.
China, con la mayor población del mundo y una economía que expande a
más de un 10% por año, necesita urgentemente socios seguros que
puedan garantizar su seguridad energética. Rusia, un Goliat energético,
necesita mercados comerciales seguros independientes del control de
Washington para desarrollar y reconstruir su economía debilitada.
Esas necesidades complementarias forman la semilla cristalina de lo
que Washington y los estrategas de USA definen como una nueva Guerra
Fría, esta vez por la energía, sobre todo por el petróleo y el gas
natural. El poderío militar es esta vez la divisa, igual que en la
anterior Guerra Fría.
Al
llegar el año 2006 Moscú y Beijing habían decidido claramente la
mejora de su cooperación con sus vecinos euroasiáticos. Ambos
acordaron que convertirían una moribunda organización inarticulada
que habían fundado conjuntamente en 2001, después de la crisis asiática
de 1009, la Organización de Cooperación de Shangai o SCO. La SCO tenía
miembros muy importantes, desde el punto de vista geopolítico. La SCO
incluía a Kazajstán rico en petróleo, a Uzbekistán, Kirguistán y
Tajikistán así como a China y Rusia. En 2006 Beijing y Moscú
comenzaron a ver a la SCO como un contrapeso naciente ante una política
del poder estadounidense cada vez más arbitraria. La organización
discutió proyectos de cooperación energética e incluso la defensa
militar mutua.
Las
presiones de una política exterior estadounidense cada vez más
desesperada están imponiendo una improbable ‘coalición de los no
dispuestos’ en toda Eurasia. Los potenciales de una tal cooperación
euroasiática entre China, Kazajstán e Irán son bastante reales y
obvios. El eslabón faltante, sin embargo, es la seguridad que la haría
invulnerable, o casi, a la bravuconería de Washington y la OTAN. Sólo
un poder sobre la tierra tiene la base nuclear y militar y el know-how
para asegurarla – la Rusia de Vladimir Putin.
El
oso ruso afila sus dientes nucleares...
No
puede sorprender que el gobierno ruso reaccione cuando las tropas de
la OTAN se aproximan sigilosamente a las fronteras rusas desde todos
lados, los B-52 nucleares de USA y los submarinos SSBN son desplegados
a sitios estratégicos en el perímetro de Rusia, Washington extiende
su nuevo escudo de misiles de Groenlandia al Reino Unido, a Australia,
Japón y ahora incluso a Polonia y la República Checa.
Los
planificadores de Washington pueden haber supuesto que porque el
otrora poderoso Ejército Rojo era una carcasa de su antigua gloria,
el estado de preparación de las fuerzas armadas rusas desde el fin de
la Guerra Fría era ridículo.
Pero
Rusia nunca abandonó su principal triunfo – su fuerza estratégica
nuclear.
Durante
todo el caos económico de los años de Yeltsin, Rusia nunca dejó de
producir tecnología militar de punta.
En
mayo de 2003, unos meses después de que George Bush desgarrara
unilateralmente el Tratado bilateral de Defensa Antimisiles con Moscú,
invadiera Afganistán y bombardeara Bagdad hasta subyugarla, el
presidente de Rusia presentó a la nación rusa un nuevo mensaje en su
discurso anual sobre el Estado de la Unión.
Putin
habló por primera vez en público de la necesidad de modernizar el
disuasivo nuclear de Rusia creando nuevos tipos de armas, ‘que
garantizarán a largo plazo la capacidad de defensa de Rusia y sus
aliados.’
Como
respuesta a la abrogación por el gobierno de Bush del Tratado ABM, y
con su Start II, era previsible que Rusia dejara de retirar y destruir
sus misiles SS-18 MIRVed. Start II había prevista la eliminación
total de misiles de ojivas múltiples o MIRVed, por ambas partes para
2007.
En
esa ocasión Rusia comenzó a reconfigurar sus misiles SS-18 MIRV a
fin de extender su vida útil hasta 2016. Los misiles SS-18 con carga
completa tenían un alcance de 11.000 kilómetros. Además, cambió de
frente los misiles nucleares móviles basados en rieles SS-24 M1.
En
su presupuesto 2003, el gobierno convirtió en una ‘prioridad’ el
financiamiento de sus misiles de una sola ojiva SS-27 o Topol-M. Y el
ministerio de defensa reanudó los lanzamientos de prueba de SS-27 y
Topol-M.
En
diciembre de 2006, Putin dijo a periodistas rusos que el despliegue
del sistema móvil ruso Topol-M de misiles balísticos
intercontinentales era crucial para la seguridad nacional de Rusia.
Sin nombrar la obvia amenaza estadounidense, declaró: ‘El
mantenimiento de un equilibrio estratégico significará que nuestras
fuerzas de disuasivo estratégico podrán garantizar la neutralización
de cualquier agresor potencial, no importa qué sistemas modernos de
armas posea.’
No
cabía duda sobre en quién estaba pensando, y no se trataba de los
habitantes de las cavernas de Al Qaeda en Tora Bora.
El
ministro ruso de defensa, Sergei Ivanov, anunció al mismo tiempo que
los militares desplegarían otros 69 sistemas de misiles Topol-M
basados en silos y móviles durante la década siguiente. Justo después
de su discurso de Munich, Putin anunció que había nombrado a su
antiguo amigo del KGB/FSB, Ivanov, como su primer vice-primer ministro
supervisando toda la industria militar.
El
ministerio ruso de defensa informó que a partir de enero de 2006,
Rusia poseía 927 vehículos de lanzamiento nuclear y 4.249 ojivas
nucleares en comparación con 1.255 y 5.966 respectivamente de USA. No
existen otras dos potencias sobre la faz de la tierra que lleguen
siquiera a aproximarse a esas masivas capacidades de sobrecapacidad de
exterminación. Fue el motivo, en última instancia, por el que toda
la política exterior de USA, militar y económica, desde el fin de la
Guerra Fría había tenido como objetivo final la total deconstrucción
de Rusia como un Estado en funcionamiento.
En
abril de 2006, los militares rusos probaron el misil K65M-R, un nuevo
misil diseñado para penetrar los sistemas de defensa contra misiles
de USA. Formaba parte del ensayo y despliegue de una ojiva uniforme
tanto para misiles basados en tierra como en el mar. El nuevo misil
era hipersónico y capaz de cambiar la ruta de vuelo.
Cuatro
meses antes, Rusia ensayó con éxito su Bulava ICBM, una versión
naval del Topol-M. Fue lanzado desde uno de sus submarinos de misiles
balísticos de la clase Typhoon en el Mar Blanco, viajando 1.600 kilómetros
antes de alcanzar con éxito un objetivo simulado en la Península
Kamchatka. Los misiles Bulava han de ser instalados en submarinos
nucleares rusos de la clase Borey a partir de 2008.
Durante
una inspección personal del primer regimiento de misiles balísticos
intercontinentales móviles rusos Topol-M en diciembre de 2006, Putin
dijo a reporteros que el despliegue de ICBM móviles Topol-M es
crucial para la seguridad nacional de Rusia, declarando: ‘Éste es
un paso significativo hacia la mejora de nuestras capacidades de
defensa.’
‘El
mantenimiento de un equilibrio estratégico,’ continuó,
‘significará que nuestras fuerzas de disuasión estratégica podrán
garantizar la neutralización de cualquier agresor potencial, no
importa qué sistemas modernos de armas posea.’
Obviamente
Putin no pensaba en Francia cuando se refirió al anónimo
‘agresor.’ El presidente Putin había presentado personalmente al
presidente francés, Chirac, una visita de una de las instalaciones de
misiles de Rusia durante ese mes de enero, en la que Putin explicó
los últimos adelantos en misiles rusos. ‘Sabe de lo que estoy
hablando,’ dijo Putin a los reporteros posteriormente, refiriéndose
a la comprensión de Chirac de la importancia del arma.
Putin
tampoco pensaba en Corea del Norte, China, Pakistán o India, ni en
Gran Bretaña con su anticuada capacidad nuclear, ni siquiera en
Israel. La única potencia que rodea a Rusia con armas de destrucción
masiva es su antiguo enemigo de la Guerra Fría – USA.
El
comandante de las fuerzas de cohetes estratégicos de Rusia, general
Nikolai Solovtsov, fue más explícito. Al comentar el exitoso ensayo
del K65M-R en el área de pruebas de misiles de Kapustin Yar en abril
pasado, declaró que los planes de USA para un sistema de defensa de
misiles, ‘podrían afectar la estabilidad estratégica. La escala
planificada del despliegue por USA de un... sistema de defensa de
misiles es tan considerable que el temor de que podría tener un
efecto negativo sobre los parámetros del potencial de disuasión
nuclear de Rusia es bastante justificado.’ Para decirlo de modo
simple, se refirió a la búsqueda abierta ahora por USA de la
Dominación de Espectro Pleno: Primacía Nuclear.
Se
prepara un nuevo Apocalipsis. La orden del día militar unilateral de
Washington ha provocado previsiblemente un importante esfuerzo de
Rusia por defenderse. Las perspectivas de una conflagración nuclear
global, por error de cálculo, aumentan de día en día. ¿En qué
momento podría decidir un presidente estadounidense, Dios nos libre,
un ataque nuclear preventivo generalizado contra Rusia para impedir
que Rusia reconstruya un estado de disuasión mutua?
El
nuevo Apocalipsis no es exactamente el Apocalipsis por el que oran los
fanáticos cristianos de George Bush cuando sueñan con su Rapto. Es
un Apocalipsis en el que Rusia y USA irradiarían el planeta y, tal
vez, destruirían la civilización humana al hacerlo.
Irónicamente,
el petróleo, en el contexto de la fracasada guerra de Iraq de
Washington y del alza de los precios del petróleo en el mundo después
de 2003, ha posibilitado que Rusia inicie la dura tarea de reconstruir
su economía derrumbada y sus capacidades militares. La Rusia de Putin
ya no es una superpotencia que mendiga ante sus vecinos. Utiliza su
arma del petróleo y reconstruye las nucleares.
Los
USA de Bush son una economía ahuecada, plagada de deudas, empeñada
en utilizar su última carta: su vasto poder militar para fortalecer
el dólar y su papel como la única superpotencia del mundo.
Obviamente
Putin ha comprendido que su nuevo ‘compañero en las oraciones,’
George W. Bush, tiene un gran punto negro que oculta los secretos de
su corazón. Recuerda una popular balada de ‘country-and-eastern’
de la difunta Tammy Wynette: “Los vaqueros ya no tiran certeramente
como solían hacerlo. Te miran a la cara y mienten con sus sombreros
blancos puestos.’ Es ciertamente lo que sucede con el famoso vaquero
de Crawford, Texas, en sus manejos con Vladimir Putin y el resto del
mundo.
(*)
F. William Engdahl es autor de: “A Century of War: Anglo-American
Oil Politics and the New World Order,” y de “Seeds of Destruction:
the dark side of gene manipulation,” a ser publicado próximamente. Este
artículo proviene de su nuevo libro, en preparación, sobre la
historia del “Siglo Americano”.
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