Rusia

 

Putin y la geopolítica de la Nueva Guerra Fría

Por F. William Engdahl
Global Research, 20/02/07
Rebelión, 20/03/07
Traducido por Germán Leyens

Las palabras sin tapujos del presidente de Rusia, Vladimir Putin, a los participantes reunidos en la conferencia anual de seguridad Wehrkunde en Munich han desatado una tormenta de protestas con pretensiones de superioridad moral por parte de medios y políticos occidentales. Un visitante de otro planeta podría haber pensado que el presidente ruso había decidido abruptamente el lanzamiento de una provocativa política de confrontación con Occidente que recuerda la Guerra Fría entre 1943 y 1991.

Sin embargo, los detalles del suceder en la OTAN y las políticas militares de USA desde 1991 son cualquier cosa excepto un “nuevo dèjà vu,” para parafrasear al legendario catcher de los New York Yankees, Togi Berra.

Esta vez ya estamos metidos profundamente en una Nueva Guerra Fría, que literalmente amenaza el futuro de la vida en este planeta. La debacle en Iraq, o la perspectiva de un ataque preventivo nuclear de USA contra Irán son suficientemente espantosos. En comparación con lo que está en juego en la acumulación militar global de USA contra su más formidable rival global, Rusia, son amenazas que parecen relativamente pequeñas. Las políticas militares de USA desde el fin de la Unión Soviética y la emergencia de la República de Rusia en 1991 requieren un examen más cercano en este contexto. Sólo entonces tienen sentido las francas observaciones de Putin del 10 de febrero en la Conferencia de Seguridad de Munich.

Debido a las informaciones engañosas publicadas en los medios occidentales sobre la mayor parte de las observaciones de Putin, vale la pena leerlas en su integridad en inglés (Abra: www.securityconference.de para la traducción completa en inglés).

Putin habló en términos generales de la visión de Washington de un mundo ‘unipolar.’ con ‘un centro de autoridad, un centro de fuerza, un centro de toma de decisiones, y lo llamó un ‘mundo en el que hay un solo amo, un solo soberano. Y a fin de cuentas esto es pernicioso no sólo para todos los que están dentro de ese sistema, sino para el propio soberano, porque lo destruye desde su interior.’

Luego el presidente ruso llega al punto principal: ‘Hoy presenciamos un uso de la fuerza – fuerza militar – casi descontrolado en las relaciones internacionales, fuerza que está hundiendo al mundo en un abismo de conflictos permanentes. Como resultado, no tenemos suficiente fuerza para encontrar una solución exhaustiva para ninguno de esos conflictos. El encuentro de un arreglo político también se hace imposible.’

Putin continuó diciendo: “Vemos un desdeño cada vez mayor por los principios básicos del derecho internacional. Y las normas legales independientes llegan, en realidad, cada vez más cerca a un sistema legal de un solo Estado. Un Estado y, por cierto, ante todo USA, ha sobrepasado de muchas maneras sus fronteras nacionales. Esto se deja ver en las políticas económicas, políticas, culturales y educacionales que impone a otras naciones. Bueno, ¿a quién le gusta algo semejante? ¿Quién está contento con algo semejante?’

Estas palabras directas comenzaron a mencionar lo que preocupa al señor Putin en las políticas exterior y militar de USA desde el fin de la Guerra Fría hace unos 16 años. Pero más adelante en el texto explicita ante cuáles políticas militares reacciona. Es el sitio en el que su discurso vale una aclaración. Putin advierte contra el efecto desestabilizador de las ‘armas espaciales.’ – ‘es imposible avalar la aparición de armas de alta tecnología nuevas, de alta tecnología... una nueva área de confrontación, sobre todo en el espacio exterior. Las guerras estelares ya no son una fantasía – son una realidad... A juicio de Rusia, la militarización del espacio exterior podría tener consecuencias imprevisibles para la comunidad internacional, y provocar nada menos que el comienzo de una era [de carrera armamentista – f.w.e.] nuclear.’

Luego pasa a declarar: ‘Los planes para expandir ciertos elementos del sistema de defensa antimisiles a Europa no puede dejar de inquietarnos. ¿Quién necesita el próximo paso de lo que sería, en este caso, una inevitable carrera armamentista?’

¿A qué se refiere? Pocos saben que aunque afirma que lo hace para protegerse contra países como Corea del Norte, o tal vez algún día Irán, USA recientemente anunció que está construyendo masivas instalaciones de defensa contra misiles en Polonia y en la República Checa.

¿Polonia? ¿Defensa contra misiles? ¿De qué estamos hablando?

Defensa contra misiles y un primer ataque de USA

El 29 de enero el general de brigada de USA, Patrick J. O`Reilly, Director Adjunto de la Agencia de Defensa con Misiles del Pentágono, anunció planes de USA de desplegar elementos de defensa balística contra misiles en Europa en 2011, que según el Pentágono tienen el objetivo de proteger instalaciones estadounidenses y de la OTAN contra amenazas enemigas provenientes de Oriente Próximo, no de Rusia. Después de las observaciones de Putin en Munich, el Departamento de Estado de USA publicó un comentario formal señalando que el gobierno de Bush se siente ‘intrigado por los repetidos comentarios cáusticos desde Moscú sobre el sistema previsto.’

Vaya... Más vale que envíen de vuelta el comunicado de prensa a la Oficina de Propaganda Engañosa del Pentágono para que lo reescriban. De alguna manera la amenaza de misiles de Irán para las instalaciones de la OTAN en Polonia no suena convincente. ¿Por qué no pedir al antiguo miembro de la OTAN, Turquía, si USA puede colocar su escudo contra misiles en ese país, mucho más cerca de Irán? ¿O tal vez Kuwait? ¿O Israel?

La política de USA desde 1999 ha exigido alguna forma de defensa activa contra misiles a pesar de la amenaza en la Guerra Fría por parte de los ICBM (misiles balísticos intercontinentales) soviéticos u otro lanzamiento de misiles. La Ley de Defensa Nacional de Misiles de 1999 (Ley Pública 106-38) así lo dice: “Es política de USA desplegar tan pronto como sea tecnológicamente posible un efectivo Sistema Nacional de Defensa de Misiles capaz de defender el territorio de USA contra un ataque limitado con misiles balísticos (sea accidental, no-autorizado o deliberado) con un financiamiento sujeto a la autorización anual de apropiaciones y la apropiación anual de fondos para la Defensa Nacional de Misiles.’ La defensa de misiles fue una de las obsesiones de Donald Rumsfeld como Secretario de Defensa.

¿Por qué ahora?

Lo que queda cada vez más claro, por lo menos en Moscú y en Beijing, es que Washington tiene una estrategia muchísimo más grandiosa tras sus acciones militares aparentemente irracionales y de un unilateralismo arbitrario.

Para el Pentágono y los círculos dominantes de la política de USA, no importa de qué partido político, la Guerra Fría con Rusia nunca terminó. Sólo continuó en una forma disimulada. Ha sido el caso con los presidentes G.H.W. Bush, William Clinton y con George W. Bush.

La defensa contra misiles sonó plausible cuando USA era vulnerable a un ataque por una pequeñísima banda de terroristas islámicos de gran dedicación capaces de apoderarse de un avión Boeing con cuchillas para cortar cartón. El único problema es que la defensa contra misiles no apunta a terroristas delincuentes como Al Qaeda de Bin Laden, o a Estados como Corea del Norte o Irán.

La amenaza de un ataque nuclear devastador en el territorio de USA por parte de estos últimos es inexistente. La Armada de USA y la flota de bombarderos de la Fuerza Aérea están actualmente en plena preparación para bombardear, incluso atacar con bombas nucleares, a Irán hasta devolverlo a la edad de piedra, sólo por sospechas de que estaría tratando de desarrollar una tecnología independiente de armas nucleares. Estados como Irán no tienen la capacidad necesaria que hacer que USA quede indefenso, sin arriesgar una múltiple aniquilación nuclear.

La defensa contra misiles apareció en los años ochenta cuando Ronald Reagan propuso el desarrollo de un sistema de satélites en el espacio y de bases de radar en todo el globo, de estaciones de escucha y misiles de intercepción, para controlar y derribar a misiles nucleares antes de que llegaran a su objetivo.

Recibió el mote de Guerras Estelares de sus críticos, pero el Pentágono ha gastado oficialmente más de 130.000 millones de dólares en un sistema semejante desde 1983. George W. Bush lo aumentó considerablemente a comienzos de 2001, a 11.000 millones de dólares al año, el doble del nivel durante los años de Clinton. Y han presupuestado otros 53.000 millones de dólares durante los cinco años siguientes.

La obsesión de Washington con la primacía nuclear

Lo que Washington no ha dicho, pero a lo que Putin aludió ahora en Munich, es que la defensa de misiles de USA no es para nada defensiva. Es ofensiva, y cómo.

La posibilidad de suministrar a un Estado poderoso, que tiene la maquinaria militar más aterradora del mundo, un escudo para que se proteja contra un ataque limitado, apunta directamente a Rusia, la única otra potencia nuclear que tenga aproximadamente la capacidad de lanzar un contraataque nuclear verosímil.

Si USA pudiera protegerse efectivamente contra una potencial reacción rusa a un primer ataque nuclear de USA, USA podría dictar simplemente a todo el mundo sus condiciones, no sólo a Rusia. Eso sería lo que los militares llaman Primacía Nuclear. Es el verdadero significado del poco usual discurso de Putin. No es paranoico. Es estrictamente realista.

Desde el fin de la Guerra Fría en 1989, ahora ha quedado en claro que el gobierno de USA no dejó ni por un instante la busca de la Primacía Nuclear. Para Washington y las elites de USA, la Guerra Fría nunca tuvo fin. Sólo se olvidaron de decírnoslo.

La busca del control global de los recursos de petróleo y energía, la busca del establecimiento de bases militares en toda Eurasia, su intento de modernizar y mejorar su flota submarina nuclear, su comando de bombarderos estratégicos B-52, todo tiene sentido sólo si es visto a través de la perspectiva de la inexorable búsqueda de la Primacía Nuclear de USA.

El gobierno Bush abrogó unilateralmente el Tratado ABM USA-Rusia en diciembre de 2001. Es una carrera para completar una red global de defensa contra misiles como clave para la primacía nuclear de USA. Incluso con un escudo primitivo contra misiles, USA podría atacar los silos de misiles rusos y las flotas submarinas sin temor a represalias efectivas, ya que los pocos misiles nucleares rusos restantes no estarían en condiciones de lanzar una reacción suficientemente convincente para disuadir contra un primer ataque de USA.

La capacidad de ambos lados durante la Guerra fría – el Pacto de Varsovia y la OTAN – de aniquilarse mutuamente los unos a los otros, condujo a un punto muerto nuclear apodado por los estrategas militares, MAD – [siglas en inglés de destrucción mutua asegurada]. Daba miedo, pero en un sentido extraño, era más estable que lo que tenemos en la actualidad, con una búsqueda unilateral de USA de la primacía nuclear. La perspectiva de una aniquilación nuclear mutua sin decisivas ventajas para ninguno de los lados, condujo a un mundo en el que una guerra nuclear había sido ‘impensable’.

Ahora, USA busca la posibilidad de una guerra nuclear ‘pensable.’ Es una locura total.

La primera nación con un escudo nuclear de misiles tendría de facto la ‘capacidad de primer ataque.’ Con razón, el teniente coronel Robert Bowman, director del programa de defensa de misiles de la Fuerza Aérea de USA, llamó reciente la defensa contra misiles, “el eslabón faltante para un primer ataque.’

Más alarmante es el hecho de que nadie aparte de un puñado de planificadores del Pentágono o de altos funcionarios de la inteligencia en Washington discute las implicaciones de la búsqueda por Washington de defensa contra misiles en Polonia, la República Checa o su impulso hacia la primacía nuclear.

Trae a la memoria “Reconstruyendo las Defensas de USA,” el informe de septiembre de 2000 del belicista Proyecto para un Nuevo Siglo estadounidense, del que eran miembros Dick Cheney y Don Rumsfeld. En él declararon: “USA debe desarrollar y desplegar defensas de misiles globales para defender la patria estadounidense y a los aliados de USA, y para suministrar una base segura para la proyección del poder de USA en todo el mundo.’

Antes de llegar a ser Secretario de Defensa de Bush en enero de 2001, Rumsfeld encabezó una Comisión Presidencial propugnando el desarrollo de la defensa contra misiles para USA.

Tan ansioso estaba el gobierno de Bush-Cheney de hacer progresar sus planes de defensa de misiles, que el presidente y el Secretario de Defensa ordenaron que se dejaran de lado los requerimientos operativos usuales esenciales para determinar si el altamente complejo sistema de sistemas era efectivo.

El programa de defensa de misiles de Rumsfeld encuentra una fuerte oposición dentro del comando militar. El 26 de marzo de 2004, no menos de 49 generales y almirantes de USA firmaron una Carta Abierta al presidente, llamando a que se postergara la defensa contra misiles.

Como señalaron: ‘La tecnología de USA, ya desplegada, puede identificar la fuente de un lanzamiento de un misil balístico. Es, por lo tanto, altamente improbable que algún Estado se atreva a atacar a USA o permita que un terrorista lo haga desde su territorio con un misil armado con un arma de destrucción masiva, arriesgando así la aniquilación por un devastador ataque de represalias de USA.’

Los 49 generales y almirantes, incluyendo al almirante William J. Crowe, ex presidente del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas siguió exponiendo al presidente que: ‘Como usted ha dicho, señor presidente, nuestra principal prioridad es impedir que terroristas adquieran y empleen armas de destrucción masiva. Estamos de acuerdo. Por ello recomendamos, como el camino responsable desde el punto de vista militar, que usted postergue el despliegue operacional del caro y no-probado sistema GMD [siglas en inglés para Defensa con Misiles basada en Tierra) y transfiera los fondos con él asociados a programas acelerados para asegurar la multitud de instalaciones que contienen armas y materiales nucleares, y para proteger nuestros puertos y fronteras contra terroristas que puedan intentar el contrabando de armas de destrucción masiva a USA.’

Lo que no dijeron los experimentados veteranos militares fue que Rumsfeld, Cheney, Bush y compañía tenían una orden del día bastante diferente que amenazas terroristas de delincuentes. Buscaban el Dominio de Pleno Espectro, el Nuevo Orden Mundial, y la eliminación de una vez por todas de Rusia como rival potencial por el poder.

El apuro por desplegar un escudo de defensa contra misiles no apunta obviamente a Corea del Norte o a ataques terroristas. Apunta a Rusia y, mucho menos, a las capacidades nucleares mucho más pequeñas de China. Como los 49 generales y almirantes señalaran en su carta al presidente en 2004, USA ya tenía más que suficientes ojivas nucleares para atacar mil búnkeres o cuevas de un Estado delincuente potencial.

Kier Lieber y Daryl Press, dos analistas militares estadounidenses, escribieron en marzo de 2006 en la influyente Foreign Affairs del Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York: ‘Si la modernización nuclear de USA apuntara realmente a Estados delincuentes o terroristas, la fuerza nuclear del país no necesitaría las mil ojivas perforadoras del suelo adicionales que obtendrá del programa de modernización W-76. La fuerza nuclear actual y futura de USA, en otras palabras, parece diseñada a realizar un ataque desarmador preventivo contra Rusia o China.’

Refiriéndose a los agresivos nuevos planes de despliegue para la defensa de misiles, Lieber y Press agregan: ‘el tipo de defensas de misiles que USA podría plausiblemente desplegar sería valioso en primer lugar en un contexto ofensivo, no defensivo – como un complemento para una capacidad de Primer Ataque de USA, no como un escudo independiente. Si USA lanzara un ataque nuclear contra Rusia (o China), el país atacado se quedaría con un ínfimo arsenal sobreviviente – si queda alguno. En esa situación, incluso un sistema de defensa de misiles relativamente modesto o ineficiente podría perfectamente bastar para proteger contra todo ataque de represalias...’

Ésta es la verdadera orden del día del Gran Juego Eurasiático de Washington. Naturalmente, declarar algo semejante abiertamente haría correr el riesgo de revelar la estrategia de Washington antes de haber apretado irreversible el dogal alrededor del cuello metafórico de Moscú. Por lo tanto el Departamento de Estado y el Secretario de Defensa Gates tratan de hacer chistes sobre las recientes observaciones rusas, como si fueran desvaríos paranoicos de Putin.

Todo este programa estadounidense de modernización de la defensa de misiles y del Primer Ataque nuclear es suficientemente espeluznante como idea en sí. Bajo el gobierno de Bush, se ha convertido en operacional y aerotransportado, recordando los días peligrosos de la Guerra Fría, en los que flotas de bombarderos B-52 con armas nucleares, y submarinos Trident con misiles nucleares en alerta permanente las veinticuatro horas del día, un guión de horror nuclear.

El Conplan 8022 del Pentágono: Ataque Global

La marcha hacia una posible catástrofe nuclear intencional o por cálculo erróneo, como consecuencia de la audaz nueva política de Washington, alcanzó una nueva gravedad significativa en junio de 2004, sólo semanas después de que 49 generales y almirantes tomaran el paso extremadamente atípico de escribir a su presidente.

En junio de ese año, el Secretario de Defensa, Rumsfeld, aprobó una orden de Alto Secreto para las Fuerzas Armadas de USA para que implementaran algo llamado Conplan 8022, ‘que provee al presidente una rápida capacidad de ataque global.’

El término, Conplan, es la abreviatura del Pentágono para Plan de Contingencia. ¿Para qué ‘contingencias’ se preparan los planificadores del Pentágono? ¿Un ataque preventivo convencional contra la minúscula Corea del Norte o incluso Irán? ¿O un ataque nuclear preventivo de intensidad total contra la última formidable potencia nuclear que no está bajo la dominación del Dominio de Espectro Pleno de USA – Rusia?

Las dos palabras, ‘ataque global,’ también son notables. Este Pentágono-speak para describir un ataque preventivo específico que, por primera vez desde los primeros días de la Guerra Fría, incluye una opción nuclear, contrariamente a la noción militar tradicional de USA de que las armas nucleares se utilizan sólo en la defensa para disuadir contra ataques.

Conplan 8022, como algunos han señalado, es diferente de planes de guerra tradicionales del Pentágono que han sido esencialmente reacciones defensivas ante una invasión o ataque.

En concierto con la agresiva Doctrina preventiva Bush de 2002, el nuevo Conplan 8022 de Bush es ofensivo. Podría ser desencadenado por la simple ‘percepción’ de una amenaza inminente, y realizado por orden presidencial, sin el Congreso.

En vista de los detalles sobre ‘percepciones’ falsas o falsificadas en el Pentágono y en la Oficina del vicepresidente sobre la amenaza de armas de destrucción masiva de Iraq en 2003, el nuevo Conplan 8022 sugiere que un presidente de USA podría ordenar el disparo de misiles contra toda y cualquier amenaza percibida o incluso contra una amenaza potencial, no probada.

Como reacción a la orden de junio de 2004 de Rumsfeld, el general Richard Myers, en aquel entonces jefe del Estado Mayor Conjunto, firmó la orden para hacer operacional Conplan 8022. Bombarderos con capacidad nuclear seleccionados, misiles balísticos intercontinentales, submarinos nucleares con misiles balísticos (SSBN), y unidades de ‘guerra de información’ (sic) han sido desplegados contra objetivos no identificados de alto valor en países ‘adversarios.’

¿Era Irán un país adversario, aunque nunca había atacado a USA? ¿Lo era Corea del Norte aunque nunca en cinco décadas había lanzado un ataque directo contra Corea del Sur, para qué hablar de algún otro? ¿Es China un ‘adversario’ simplemente porque se está convirtiendo en demasiado influyente desde el punto de vista económico?

¿Es Rusia ahora un adversario porque se niega a abdicar y a aceptar ser convertida en lo que Brzezinski llama un Estado ‘vasallo’ del Imperio estadounidense?

Como no ha habido ningún debate abierto dentro de USA sobre Conplan 8022, no ha habido virtualmente ninguna discusión sobre alguna de esas preguntas potencialmente cargadas de peligro nuclear.

Lo que estremece en la orden de Rumsfeld de junio de 2004 a un mundo que había esperado verdaderamente que los hongos nucleares se hubieran convertido en una amenaza del pasado es que Conplan contiene un importante componente de ataque nuclear.

Es verdad que la cantidad general de armas nucleares en el arsenal militar de USA ha estado disminuyendo desde el fin de la Guerra Fría. Pero no, parece, porque USA esté orientando al mundo a apartarse del borde de una guerra nuclear por error de cálculo.

La nueva expansión de la defensa de misiles a Polonia y a la República Checa se entiende mejor desde el ángulo de la remarcable expansión de la OTAN desde 1991. Como señalara Putin: ‘la OTAN ha puesto sus fuerzas de primera línea en nuestras fronteras... pienso que es obvio que la expansión de la OTAN no tiene ninguna relación con la modernización de la Alianza propiamente tal o con la garantía de la seguridad en Europa. Al contrario, representa una seria provocación que reduce el nivel de la confianza mutua. Y tenemos el derecho de preguntar: ¿contra quién proponen esta expansión? ¿Y que pasó con las garantías que nuestros socios occidentales dieron después de la disolución del Pacto de Varsovia?’

Bases de USA rodean a Rusia

Como señalara recientemente un experto estratega y militar ruso, Yevgeny Primakov, cercano asesor de Putin, la OTAN fue ‘fundada durante la era de la Guerra Fría como una organización regional para garantizar la seguridad de los aliados de USA en Europa.’ Agrega que: ‘Actualmente la OTAN actúa sobre la base de una filosofía y doctrina completamente diferentes, actuando fuera del continente europeo y realizando operaciones militares mucho más allá de sus fronteras. La OTAN... se expande rápidamente en contravención de acuerdos anteriores. La admisión de nuevos miembros a la OTAN está llevando a la expansión de bases que albergan sistemas militares de USA, defensas aéreas, así como componentes de defensa contra misiles balísticos.’

En la actualidad, los Estados miembro de la OTAN incluyen no sólo el núcleo de la Guerra Fría, en Europa Occidental, comandado por un estadounidense. La OTAN incluye también a antiguos Estados del Pacto de Varsovia o de la Unión Soviética, como Polonia, Latvia, la República Checa, Estonia, Lituania, Rumana, Bulgaria, Hungría, Eslovaquia y Eslovenia, de la antigua Yugoslavia. Los candidatos a unirse incluyen a la República de Georgia, Croacia, Albania y Macedonia. El presidente de Ucrania, Victor Yushchenko, ha tratado agresivamente de llevar a Ucrania a la OTAN. Esto constituye un claro mensaje a Moscú, y no sorprende que no lo reciba con los brazos abiertos.

También han sido formadas nuevas estructuras de la OTAN y se han abolido otras antiguas. La Fuerza de Reacción de la OTAN (NRF, por sus siglas en ingles) fue lanzada en la Cumbre de Praga de 2002. En 2003, justo después de la caída de Bagdad, comenzó una importante reestructuración de los comandos militares de la OTAN. Fue abolido el Cuartel del Comandante Supremo Aliado, Atlántico. Un nuevo comando, Comando de Transformación de la Alianza (ACT, por sus siglas en inglés), fue establecido en Norfolk, Virginia. ACT es responsable de impulsar la ‘transformación’ en la OTAN.

Al llegar el año 2007 Washington había firmado un acuerdo con Japón para cooperar en el desarrollo de defensa de misiles. Estaba profundamente involucrado con Israel en el ensayo de un sistema de defensa de misiles. Ahora ha ampliado su Defensa de Misiles Europea a Polonia, país en el que el ministro de defensa es un amigo cercano y aliado de los halcones belicistas neoconservadores del Pentágono, y a la República Checa. La OTAN ha decidido colocar en la vía rápida el tema de las proposiciones de Ucrania y de la República de Georgia para la membresía en la OTAN. El Oriente Próximo, a pesar de la debacle en Iraq, está siendo militarizado con una red permanente de bases de USA desde Qatar a Iraq y más allá.

El 15 de febrero, el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de USA aprobó un borrador de, un proyecto de nombre orwelliano, la Ley de Consolidación de la Libertad de la OTAN de 2007, reafirmando el respaldo de USA para la ampliación ulterior de la OTAN, incluyendo el apoyo para que Ucrania se una, junto con Georgia.

Desde el punto de vista ruso, la expansión hacia el este de la OTAN desde el fin de la Guerra Fría ha constituido una ruptura evidente de un acuerdo entre el dirigente soviético de esos días, Mikhail Gorbachev y el presidente de USA George H.W. Bush, que incluía la unificación pacífica de Alemania. La política de expansión de la OTAN es vista como una continuación del intento de la Guerra Fría de rodear y aislar a Rusia.

¿Nuevas bases para proteger a la ‘democracia?

Una consecuencia de la política de Washington desde el bombardeo de Serbia en 1999 que ha pasado casi desapercibida, ha sido el establecimiento de una extraordinaria red de nuevas bases militares de USA, en partes del mundo donde parecen poco justificadas como una precaución defensiva de USA, considerando la amenaza y los inmensos gastos para el contribuyente, para no hablar de otros compromisos militares globales.

En junio de 1999, después del bombardeo de Yugoslavia, las fuerzas de USA comenzaron la construcción de Camp Bondsteel, en la frontera entre Kosovo y Macedonia. Fue la chaveta en lo que sería una nueva red global de bases de USA.

Bondsteel colocó el poder aéreo de USA dentro de una fácil distancia para ataques en Oriente Próximo y el Mar Caspio, ricos en petróleo, así como en Rusia. En la época, Camp Bondsteel era la mayor base militar de USA construida desde la Guerra de Vietnam, con casi 7.000 soldados. La base había sido construida por la mayor compañía de construcción militar de USA, KBR de Halliburton. El jefe de Halliburton en la época era Dick Cheney.

Antes del comienzo del bombardeo de la OTAN en Yugoslavia en 1999, el Washington Post señaló con toda naturalidad: ‘Con la creciente fragilidad en Oriente Próximo, necesitaremos bases y derechos de sobrevuelo en los Balcanes para proteger el petróleo del Mar Caspio.’

Camp Bondsteel fue la primera de una vasta cadena de bases de USA que fueron construidas durante esta década. Las fuerzas armadas de USA siguieron construyendo bases militares en Hungría, Bosnia, Albania y Macedonia, además de Camp Bondsteel en Kosovo, que entonces seguía siendo parte de Yugoslavia.

Una de las bases de USA más importantes y menos mencionadas estaba en Bulgaria, un antiguo satélite soviético y ahora nuevo miembro de la OTAN. En un conflicto – y en Pentágono-speak hay sólo ‘conflictos,’ ya no son guerras, que involucrara aspectos que requirieran que el Congreso las declarara oficialmente, los militares utilizarían Bezmer para ‘aumentar’ hombres y material hacia las líneas del frente. ¿Dónde? ¿En Rusia?

USA ha estado construyendo sus bases en Afganistán. Ha construido tres importantes bases de USA desde su ocupación de Afganistán en el invierno de 2001, en Bagram Air Field al norte de Kabul, el principal centro logístico militar de USA; Kandahar Air Field, en el sur de Afganistán y Shindand Air Field en la provincia occidental de Herat. Shindand, la mayor base de USA en Afganistán, fue construida a unos 100 kilómetros de la frontera con Irán.

Afganistán había sido históricamente el corazón del Gran Juego Británico-Ruso: la lucha por el control de Asia Central durante los siglos XIX y comienzos del XX. La estrategia británica era impedir a todo precio que Rusia controlara Afganistán y con ello obtuviera un puerto de agua caliente para su armada y amenazara la joya de la corona imperial británica: India.

Afganistán es visto también por los planificadores como de alta importancia estratégica. Es una plataforma desde la cual los militares de USA podrían amenazar directamente a Rusia y China así como a Irán y a otros del Oriente Próximo rico en petróleo. Poco ha cambiado al respecto en más de un siglo de guerras.

Afganistán es un sitio extremadamente vital, que está a horcajadas sobre Asia meridional, Asia Central y Oriente Próximo. Afganistán también se halla a lo largo de una ruta propuesta para un oleoducto desde los campos petrolíferos del Mar Caspio al Océano Índico, donde la compañía petrolera estadounidense, Unocal, participó en negociaciones, junto con la Halliburton de Cheney y Enron, para obtener derechos exclusivos al gasoducto para llevar gas natural de Turkmenistán por Afganistán y Pakistán a la inmensa planta eléctrica de gas natural de Enron en Dabhol cerca de Mumbai.

Al mismo tiempo, el Pentágono llegó a un acuerdo con el gobierno de Kirguistán en Asia Central, para construir allí una base estratégicamente importante, Manas Air Base en el aeropuerto internacional de Bishkek. Manas no sólo está cerca de Afganistán; también está a una fácil distancia del petróleo y el gas del Mar Caspio, así como de las fronteras tanto de China como de Rusia.

Como parte del precio de su aceptación como aliado de USA en la Guerra contra el Terror en lugar de ser su enemigo, Washington impuso un acuerdo con el dictador militar de Pakistán, general Pervez Musharraf, que permite que el aeropuerto de Jacobabad, a unos 400 Km. al norte de Karachi, sea utilizado por la Fuerza Aérea de USA y por la OTAN ‘para apoyar su campaña en Afganistán.’ Otras dos bases de USA fueron construidas en Dalbandin y Pasni.

Todo esto es sólo una pequeña parte de la vasta red de bases militares controladas por USA que Washington ha estado construyendo globalmente desde el así llamado fin de la Guerra Fría.

Está quedando claro para gran parte del resto del mundo que Washington incluso podría estar instigando o provocando guerras o conflictos con naciones en todo el mundo, no sólo para controlar el petróleo, aunque el control estratégico del flujo global del petróleo ha estado al centro del Siglo estadounidense desde los años veinte. Es el verdadero significado de lo que Vladimir Putin dijo en Munich. Dijo al mundo lo que éste no quería oír: “La nueva ropa del emperador” estadounidense no existe. El emperador está vestido de la búsqueda desnuda del control militar global.

A comienzos de los años noventa, al terminar la Guerra Fría, el gobierno de Yeltsin había solicitado a Washington una serie de reducciones mutuas del tamaño del arsenal de armas y misiles nucleares de cada superpotencia. Los arsenales nucleares rusos estaban envejeciendo y Moscú veía poca necesidad de seguir armado hasta sus dientes nucleares una vez que la Guerra Fría había terminado.

Evidentemente Washington vio una oportunidad dorada para buscar la primacía nuclear, por primera vez desde los años cincuenta, cuando Rusia desarrolló por primera vez la capacidad de lanzamiento del Misil Balístico Intercontinental (ICBM) para su creciente arsenal de armas nucleares.

La primacía nuclear es una política agresiva ofensiva. Significa que una superpotencia, USA, tendría la posibilidad de lanzar un Primer Ataque nuclear total contra las instalaciones nucleares de Rusia y destruir suficientes objetivos en el primer golpe, con lo que Rusia se vería discapacitada para realizar alguna represalia efectiva.

Sin una amenaza verosímil de represalia, Rusia no tendría un disuasivo nuclear verosímil. Estaría a la merced del poder supremo. Nunca antes en la historia había parecido tan cercana la perspectiva de semejante poder supremo en las manos de una sola nación.

Esta acción sigilosa del Pentágono hacia la Primacía Nuclear ha sido realizada, hasta ahora, en el máximo secreto, disfrazada en una retórica de “Asociación por la Paz” entre USA y Rusia.

En lugar de aprovechar la oportunidad para retirarse del borde de la aniquilación nuclear después del fin de la Guerra Fría, Washington se ha orientado hacia la mejora de su arsenal nuclear, simultáneamente con la reducción de su cantidad.

Mientras el resto del mundo seguía en choque por los eventos del 11 de septiembre de 2001, el gobierno de Bush actuó unilateralmente para desgarrar sus anteriores obligaciones contractuales con Rusia de no construir una defensa contra misiles.

El 13 de diciembre de 2001, el presidente Bush anunció que el gobierno de USA abandonaba unilateralmente el Tratado contra Misiles Balísticos (ABM) con Rusia, y comprometió 8.000 millones de dólares del presupuesto para 2002 para construir un sistema Nacional de Defensa de Misiles. Lo hizo aprobar por el Congreso, presentándolo como una acción para proteger el territorio de USA contra ataques terroristas delincuentes, de Estados que incluían a Corea del Norte e Iraq.

El argumento delincuente era un fraude, una historia de fachada plausible diseñada para hacer pasar a hurtadillas el cambio de política sin debate, después del choque del 11 de septiembre.

La revocación del Tratado ABM fue poco comprendida fuera de los círculos militares cualificados. En realidad, representaba el paso más peligroso tomado por USA hacia la guerra nuclear desde los años cincuenta. Washington iba rápido hacia el objetivo de la superioridad nuclear total en todo el globo: la Primacía Nuclear.

Washington desmanteló sus altamente letales misiles MX en 2005. Pero eso engaña: Al mismo tiempo, mejoró significativamente sus restantes ICBM instalando las ojivas nucleares MX de alto rendimiento y vehículos de reingreso en sus ICBM Minuteman. El sistema de guía de los Minuteman ha sido mejorado para equiparar el de los desmantelados MX.

El Pentágono comenzó a reemplazar los misiles balísticos anticuados en sus submarinos por misiles Trident II D-5 mucho más precisos, con nuevas ojivas nucleares de mayor rendimiento.

La Armada transfirió más submarinos nucleares SSBN lanzadores de misiles balísticos al Pacífico para patrullar el punto ciego del radar de advertencia anticipada de Rusia así como para patrullar cerca de las costas de China. La Fuerza Aérea de USA completó el reacondicionamiento de sus bombarderos B-52 con misiles crucero con armas nucleares considerados invisibles para el radar de defensa aérea de Rusia. Una nueva electrónica de aviación aplicada a los bombarderos furtivos B-2 les dio la capacidad de volar a alturas extremadamente bajas evitando también la detección por radar.

Una vasta cantidad de armas acumuladas no es necesaria para la proyección del nuevo poder global. Tecnología poco publicitada ha permitido que USA despliegue una fuerza nuclear de ataque ‘más sobria y más maligna.’ Un ejemplo es el exitoso programa de la Armada de mejorar la espoleta de las ojivas nucleares W-76 que se usan en la mayoría de los misiles lanzados por los submarinos de USA, lo que posibilita que alcancen objetivos muy duros tales como los silos de ICBM.

Nadie ha presentado jamás evidencia verosímil de que Al Qaeda, Hamas, Hezbolá o alguna otra organización en la Lista Negra de Organizaciones Terroristas del Departamento de Estado posean misiles nucleares en silos subterráneos reforzados. Aparte de USA y tal vez Israel, sólo Rusia y en menor grado, China, los poseen en alguna cantidad.

En 1991, en el supuesto fin de la Guerra Fría, en un gesto para reducir el peligro de un error de cálculo nuclear estratégico, se ordenó a la Fuerza Aérea de USA que sacara a su flota de bombardeos nucleares de la condición de Alerta Inmediata. Después de 2004 esto también ha cambiado.

Una vez más, Conplan 8022 puso a los bombarderos de largo alcance B-52 y a otros bombarderos de la Fuerza Aérea de USA en la condición de ‘Alerta’. El comandante de la 8ª Fuerza Aérea declaró en la época, que sus bombarderos nucleares estaban ‘esencialmente en alerta para planificar y ejecutar Ataques Globales’ por cuenta del Comando Estratégico de USA o STRATCOM, basado en Omaha, Nebraska.

Conplan 8022 incluía no sólo armas nucleares de largo alcance y convencionales lanzadas desde USA, sino también bombas nucleares y otras desplegadas en Europa, Japón y otros sitios. Concedió a USA lo que el Pentágono llamó el Ataque Global, la capacidad de atacar cualquier punto de la tierra o del cielo con una fuerza devastadora, nuclear así como convencional. Desde la orden de preparación de Rumsfeld en junio de 2004, el Comando Estratégico de USA se ha vanagloriado de que está listo para ejecutar un ataque en cualquier sitio de la tierra ‘en medio día o menos,’ desde el momento en que el presidente diera la orden.

El 24 de enero de 2006, en el Financial Times de Londres, la embajadora de USA ante la OTAN, Victoria Nuland, ex asesora del vicepresidente Dick Cheney y esposa de un destacado halcón belicista neoconservador de Washington, declaró que USA quería una ‘fuerza militar globalmente desplegable’ que operaría por doquier – de África a Oriente Próximo y más allá.

Incluiría a Japón y Australia así como a las naciones de la OTAN, agregó Nuland. ‘Es un animal (sic) totalmente diferente cuyo rol en última instancia dependerá de los deseos y aventuras de USA.’ ¿Dependiente de los deseos y las aventuras de USA? Son palabras que difícilmente ayudan a calmar considerando el historial del antiguo jefe de Nuland en la falsificación de inteligencia para justificar guerras en Iraq y otros sitios.

Ahora bien, con el despliegue de una defensa de misiles aún más brutal, bajo Conplan 8022, USA tendría lo que los planificadores del Pentágono llamaron ‘dominación de escalada’ – la capacidad de ganar una guerra a cualquier nivel de violencia, incluyendo la guerra nuclear.

Como argumentaron algunas mentes más sobrias, si Rusia y China reaccionaran ante estas acciones de USA, incluso con un mínimo de medidas de autoprotección, los riesgos de una conflagración nuclear global por error de cálculo aumentarían a niveles que van mucho más allá de cualesquiera que hayan sido vistos incluso durante la Crisis de Misiles en Cuba o en los días peligrosos de la Guerra Fría.

La pesadilla de Mackinder

En unos pocos años, Washington se las ha arreglado para crear la pesadilla del padre británico de la geopolítica, Sir Halford Mackinder, el guión horripilante temido por Zbigniew Brzezinski, Henry Kissinger y otros veteranos de la política exterior de la Guerra Fría de USA que estudiaron y comprendieron el cálculo del poder de Mackinder.

La zona central y la masa continental de Eurasia, ricas en recursos y población, están creando vínculos económicos y militares mutuos por primera vez en la historia, un impulso que surge del papel cada vez más agresivo de Washington en el mundo.

El impulsor de esta cooperación geopolítica europea emergente es obvio. China, con la mayor población del mundo y una economía que expande a más de un 10% por año, necesita urgentemente socios seguros que puedan garantizar su seguridad energética. Rusia, un Goliat energético, necesita mercados comerciales seguros independientes del control de Washington para desarrollar y reconstruir su economía debilitada. Esas necesidades complementarias forman la semilla cristalina de lo que Washington y los estrategas de USA definen como una nueva Guerra Fría, esta vez por la energía, sobre todo por el petróleo y el gas natural. El poderío militar es esta vez la divisa, igual que en la anterior Guerra Fría.

Al llegar el año 2006 Moscú y Beijing habían decidido claramente la mejora de su cooperación con sus vecinos euroasiáticos. Ambos acordaron que convertirían una moribunda organización inarticulada que habían fundado conjuntamente en 2001, después de la crisis asiática de 1009, la Organización de Cooperación de Shangai o SCO. La SCO tenía miembros muy importantes, desde el punto de vista geopolítico. La SCO incluía a Kazajstán rico en petróleo, a Uzbekistán, Kirguistán y Tajikistán así como a China y Rusia. En 2006 Beijing y Moscú comenzaron a ver a la SCO como un contrapeso naciente ante una política del poder estadounidense cada vez más arbitraria. La organización discutió proyectos de cooperación energética e incluso la defensa militar mutua.

Las presiones de una política exterior estadounidense cada vez más desesperada están imponiendo una improbable ‘coalición de los no dispuestos’ en toda Eurasia. Los potenciales de una tal cooperación euroasiática entre China, Kazajstán e Irán son bastante reales y obvios. El eslabón faltante, sin embargo, es la seguridad que la haría invulnerable, o casi, a la bravuconería de Washington y la OTAN. Sólo un poder sobre la tierra tiene la base nuclear y militar y el know-how para asegurarla – la Rusia de Vladimir Putin.

El oso ruso afila sus dientes nucleares...

No puede sorprender que el gobierno ruso reaccione cuando las tropas de la OTAN se aproximan sigilosamente a las fronteras rusas desde todos lados, los B-52 nucleares de USA y los submarinos SSBN son desplegados a sitios estratégicos en el perímetro de Rusia, Washington extiende su nuevo escudo de misiles de Groenlandia al Reino Unido, a Australia, Japón y ahora incluso a Polonia y la República Checa.

Los planificadores de Washington pueden haber supuesto que porque el otrora poderoso Ejército Rojo era una carcasa de su antigua gloria, el estado de preparación de las fuerzas armadas rusas desde el fin de la Guerra Fría era ridículo.

Pero Rusia nunca abandonó su principal triunfo – su fuerza estratégica nuclear.

Durante todo el caos económico de los años de Yeltsin, Rusia nunca dejó de producir tecnología militar de punta.

En mayo de 2003, unos meses después de que George Bush desgarrara unilateralmente el Tratado bilateral de Defensa Antimisiles con Moscú, invadiera Afganistán y bombardeara Bagdad hasta subyugarla, el presidente de Rusia presentó a la nación rusa un nuevo mensaje en su discurso anual sobre el Estado de la Unión.

Putin habló por primera vez en público de la necesidad de modernizar el disuasivo nuclear de Rusia creando nuevos tipos de armas, ‘que garantizarán a largo plazo la capacidad de defensa de Rusia y sus aliados.’

Como respuesta a la abrogación por el gobierno de Bush del Tratado ABM, y con su Start II, era previsible que Rusia dejara de retirar y destruir sus misiles SS-18 MIRVed. Start II había prevista la eliminación total de misiles de ojivas múltiples o MIRVed, por ambas partes para 2007.

En esa ocasión Rusia comenzó a reconfigurar sus misiles SS-18 MIRV a fin de extender su vida útil hasta 2016. Los misiles SS-18 con carga completa tenían un alcance de 11.000 kilómetros. Además, cambió de frente los misiles nucleares móviles basados en rieles SS-24 M1.

En su presupuesto 2003, el gobierno convirtió en una ‘prioridad’ el financiamiento de sus misiles de una sola ojiva SS-27 o Topol-M. Y el ministerio de defensa reanudó los lanzamientos de prueba de SS-27 y Topol-M.

En diciembre de 2006, Putin dijo a periodistas rusos que el despliegue del sistema móvil ruso Topol-M de misiles balísticos intercontinentales era crucial para la seguridad nacional de Rusia. Sin nombrar la obvia amenaza estadounidense, declaró: ‘El mantenimiento de un equilibrio estratégico significará que nuestras fuerzas de disuasivo estratégico podrán garantizar la neutralización de cualquier agresor potencial, no importa qué sistemas modernos de armas posea.’

No cabía duda sobre en quién estaba pensando, y no se trataba de los habitantes de las cavernas de Al Qaeda en Tora Bora.

El ministro ruso de defensa, Sergei Ivanov, anunció al mismo tiempo que los militares desplegarían otros 69 sistemas de misiles Topol-M basados en silos y móviles durante la década siguiente. Justo después de su discurso de Munich, Putin anunció que había nombrado a su antiguo amigo del KGB/FSB, Ivanov, como su primer vice-primer ministro supervisando toda la industria militar.

El ministerio ruso de defensa informó que a partir de enero de 2006, Rusia poseía 927 vehículos de lanzamiento nuclear y 4.249 ojivas nucleares en comparación con 1.255 y 5.966 respectivamente de USA. No existen otras dos potencias sobre la faz de la tierra que lleguen siquiera a aproximarse a esas masivas capacidades de sobrecapacidad de exterminación. Fue el motivo, en última instancia, por el que toda la política exterior de USA, militar y económica, desde el fin de la Guerra Fría había tenido como objetivo final la total deconstrucción de Rusia como un Estado en funcionamiento.

En abril de 2006, los militares rusos probaron el misil K65M-R, un nuevo misil diseñado para penetrar los sistemas de defensa contra misiles de USA. Formaba parte del ensayo y despliegue de una ojiva uniforme tanto para misiles basados en tierra como en el mar. El nuevo misil era hipersónico y capaz de cambiar la ruta de vuelo.

Cuatro meses antes, Rusia ensayó con éxito su Bulava ICBM, una versión naval del Topol-M. Fue lanzado desde uno de sus submarinos de misiles balísticos de la clase Typhoon en el Mar Blanco, viajando 1.600 kilómetros antes de alcanzar con éxito un objetivo simulado en la Península Kamchatka. Los misiles Bulava han de ser instalados en submarinos nucleares rusos de la clase Borey a partir de 2008.

Durante una inspección personal del primer regimiento de misiles balísticos intercontinentales móviles rusos Topol-M en diciembre de 2006, Putin dijo a reporteros que el despliegue de ICBM móviles Topol-M es crucial para la seguridad nacional de Rusia, declarando: ‘Éste es un paso significativo hacia la mejora de nuestras capacidades de defensa.’

‘El mantenimiento de un equilibrio estratégico,’ continuó, ‘significará que nuestras fuerzas de disuasión estratégica podrán garantizar la neutralización de cualquier agresor potencial, no importa qué sistemas modernos de armas posea.’

Obviamente Putin no pensaba en Francia cuando se refirió al anónimo ‘agresor.’ El presidente Putin había presentado personalmente al presidente francés, Chirac, una visita de una de las instalaciones de misiles de Rusia durante ese mes de enero, en la que Putin explicó los últimos adelantos en misiles rusos. ‘Sabe de lo que estoy hablando,’ dijo Putin a los reporteros posteriormente, refiriéndose a la comprensión de Chirac de la importancia del arma.

Putin tampoco pensaba en Corea del Norte, China, Pakistán o India, ni en Gran Bretaña con su anticuada capacidad nuclear, ni siquiera en Israel. La única potencia que rodea a Rusia con armas de destrucción masiva es su antiguo enemigo de la Guerra Fría – USA.

El comandante de las fuerzas de cohetes estratégicos de Rusia, general Nikolai Solovtsov, fue más explícito. Al comentar el exitoso ensayo del K65M-R en el área de pruebas de misiles de Kapustin Yar en abril pasado, declaró que los planes de USA para un sistema de defensa de misiles, ‘podrían afectar la estabilidad estratégica. La escala planificada del despliegue por USA de un... sistema de defensa de misiles es tan considerable que el temor de que podría tener un efecto negativo sobre los parámetros del potencial de disuasión nuclear de Rusia es bastante justificado.’ Para decirlo de modo simple, se refirió a la búsqueda abierta ahora por USA de la Dominación de Espectro Pleno: Primacía Nuclear.

Se prepara un nuevo Apocalipsis. La orden del día militar unilateral de Washington ha provocado previsiblemente un importante esfuerzo de Rusia por defenderse. Las perspectivas de una conflagración nuclear global, por error de cálculo, aumentan de día en día. ¿En qué momento podría decidir un presidente estadounidense, Dios nos libre, un ataque nuclear preventivo generalizado contra Rusia para impedir que Rusia reconstruya un estado de disuasión mutua?

El nuevo Apocalipsis no es exactamente el Apocalipsis por el que oran los fanáticos cristianos de George Bush cuando sueñan con su Rapto. Es un Apocalipsis en el que Rusia y USA irradiarían el planeta y, tal vez, destruirían la civilización humana al hacerlo.

Irónicamente, el petróleo, en el contexto de la fracasada guerra de Iraq de Washington y del alza de los precios del petróleo en el mundo después de 2003, ha posibilitado que Rusia inicie la dura tarea de reconstruir su economía derrumbada y sus capacidades militares. La Rusia de Putin ya no es una superpotencia que mendiga ante sus vecinos. Utiliza su arma del petróleo y reconstruye las nucleares.

Los USA de Bush son una economía ahuecada, plagada de deudas, empeñada en utilizar su última carta: su vasto poder militar para fortalecer el dólar y su papel como la única superpotencia del mundo.

Obviamente Putin ha comprendido que su nuevo ‘compañero en las oraciones,’ George W. Bush, tiene un gran punto negro que oculta los secretos de su corazón. Recuerda una popular balada de ‘country-and-eastern’ de la difunta Tammy Wynette: “Los vaqueros ya no tiran certeramente como solían hacerlo. Te miran a la cara y mienten con sus sombreros blancos puestos.’ Es ciertamente lo que sucede con el famoso vaquero de Crawford, Texas, en sus manejos con Vladimir Putin y el resto del mundo.


(*) F. William Engdahl es autor de: “A Century of War: Anglo-American Oil Politics and the New World Order,” y de “Seeds of Destruction: the dark side of gene manipulation,” a ser publicado próximamente. Este artículo proviene de su nuevo libro, en preparación, sobre la historia del “Siglo Americano”.