La
geografía ucraniana en manos de
los multimillonarios
Por
Vitali Pórtnikov
Director de la "Gaceta 24" (Kiev)
RIA
Novosti, 10/04/07
Sólo
las Pascuas amainaron los sucesos políticos en Ucrania. Tal era el
prurito que se apoderó de los bandos en pugna y no les permitió
esperar el fin de los días feriados que, pese a que el lunes era un día
festivo legítimo, el 9 de abril los diputados de la Duma Suprema se
reunieron en su plenaria extraordinaria.
Esto
es un síntoma de que el enfrentamiento en el país seguirá en
aumento. Y que nadie se propone estar con los brazos cruzados
esperando el veredicto del Tribunal Constitucional, máxime que parece
netamente declarativa la disposición de los políticos de aceptar su
apreciación del decreto presidencial sobre la disolución de la Rada
Suprema, expresada en reiteradas ocasiones también por representantes
de la coalición gobernante. El presidente reiteró insistentemente
que no se disponía a ceder un palmo en sus decisiones y no hizo la mínima
insinuación de que se proponía respetar en lo sucesivo el derecho.
La
coalición tiene posibilidades suficientes de bloquear las elecciones
si incluso éstas sean fijadas por el Tribunal Constitucional. Un buen
testimonio de ello ofrece la Comisión Electoral Central, cuyos
miembros se enfermaron de súbito. A decir verdad, no me atrevería a
cifrar esperanzas en el arreglo legítimo de la situación en torno al
decreto presidencial. Y los reiterados encuentros de Víctor Yúschenko
y Víctor Yanukóvich, lo que en pos del decreto sobre la disolución
del Parlamento podría parecer que carecen de sentido, son el mejor
testimonio al respecto.
Los
representantes de los clanes, enfrascados en la lid reñida por los
recursos, intentan llegar a un acuerdo burlando la ley. Lo evidencian
bien a las claras la presencia en uno de tales encuentros del
multimillonario Vitali Gaiduk quien controla el Consejo de Seguridad
Nacional y Defensa, y del menos acaudalado Víctor Baloga, jefe del
Secretariado del primer mandatario que influye en las decisiones, y la
declaración de otro multimillonario, Sergéi Taruta, socio de Gaiduk,
sobre el apoyo del decreto presidencial.
Yúschenko
y Yanukóvich podrían abandonar en general la pugna surgida dejando
el campo libre en manos de los multimillonarios de Lugansk y el
multimillonario Rinat Ajmétov del Jardín Botánico de Donetsk,
porque en este conflicto no hay ni asomos de ideología, de discusión
sobre el modelo de administración del país, ni de debates en torno a
la OTAN o del Espacio Económico Unificado.
¿De
qué OTAN se puede hablar si son los acaudalados, cuyos capitales están
encubiertos de un enigmático velo y que constituían la base del régimen
estructurado por Leonid Kuchma, crearon el peor modelo de Estado
corporativo y están saqueando a su población ingenua que a duras
penas comprende su responsabilidad por el futuro del país? Escinden a
Ucrania al socaire de un enfrentamiento de supuestos políticos. Eso
es todo lo que sucede en Ucrania y nada más ya se podrá suceder.
Por
esto, los observadores, incluido el autor del presente comentario, que
intentan hacer paralelo entre la crisis en Ucrania y la de 1993 en
Rusia o de 1997 en Bielorrusia, tienen y no tienen razón a un mismo
tiempo. En 1993 en Rusia no se había formado aún el capital oligárquico
que manejaba a la élite gobernante. Apareció más tarde, como
resultado de la destrucción por el presidente Borís Yeltsin, no
digamos ya de una democracia parlamentaria – de qué democracia se
podía hablar entonces en aquel congreso –, sino hasta de las
esperanzas que se abrigaban de la misma.
En el caso de Ucrania, el capital oligárquico
existe y está triunfando. Y solamente de éste dependen el desarrollo
de aquello que quisiera calificar de situación política, y las
formas de la pelea entre los clanes. Sea como fuere, el enfrentamiento
ucraniano se encuentra en su fase inicial, y la ciudadanía de este país
no puede ni imaginarse de las formas que podrá adquirir la pelea
entre los clanes. Lo mismo que los señores multimillonarios no pueden
hacer una apreciación justa de lo seria que es la situación capaz de
causar profundas heridas en el cuerpo de Ucrania y que su rivalidad en
la forma tan bruta podrá poner en duda la mera existencia del Estado
recién constituido. Pero lo que menos les importa a ellos es el
Estado.
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