Francia

 

Segunda vuelta, el 6 de mayo

Sarko versus Ségo... el policía malo y el
policía bueno

Por Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, periódico, 26/04/07

El artículo de Flor Beltrán, nuestra corresponsal en París, analiza los elementos presentes de polarización social y política. Pero, como siempre sucede, esta polarización se refleja muy distorsionadamente en la esfera electoral. Sarko produce legítimamente una polarización a la derecha que atrae a un sector del electorado. Por su parte, Ségo es presentada como un polo “de izquierda” frente a Sarko. Pero sólo las buenas intenciones (e ilusiones) de un sector importante del electorado –que la votó por el clásico mecanismo del “mal menor” frente a Sarkozy– le dan esa apariencia.

El carácter de los candidatos y partidos no lo determinan ni las ilusiones, ni las intenciones de sus votantes. Lo determinan su carácter de clase y su programa. El PS francés hace mucho que dejó de ser un “partido obrero reformista”. Por su carácter de clase, es un partido directo del capital imperialista francés. En cuanto a su programa, las únicas “reformas” que hizo desde 1981, cuando ejerció intermitentemente el poder con Mitterrand y luego con Jospin, son las contrarreformas neoliberales, terreno en el cual compitió con e incluso superó a la “derecha”. Así fue, por ejemplo, en el campo fundamental de las privatizaciones.

El PS es algo más que el clásico “reformismo sin reformas”: es pseudo-reformismo con contrarreformas neoliberales. La diferencia con la “derecha” es que las presenta pintadas de rosa y no de negro, y tiende más a aplicarlas por “cuotas” en vez de dosis de shock.

Por ejemplo, el récord de sectores privatizados lo sigue teniendo el PS, que lo ganó cuando Jospin gobernaba junto con el PCF y los Verdes. Ahora, cuando la gran patronal francesa exige una nueva embestida neoliberal, las consignas de Ségo son las de “rehabilitar las ganancias” y “reconciliar a los franceses y las empresas”... o seguir en ese camino de privatizar y mercantilizar todo...

Sarko y Ségo, campeones de la Constitución neoliberal europea

Y no se trata sólo de las privatizaciones. Tanto Sarko como Ségo (al igual que Bayrou) fueron fervorosos defensores del proyecto de “Constitución Europea”, rechazado por la mayoría del pueblo francés en el referéndum del 2005, y que imponía los lineamientos neoliberales más salvajes.

Es por eso que desde la Unión Europea se han celebrado tanto los resultados de estas elecciones, porque se interpretan como una “vuelta al redil” de la UE, después del aplastante “No” del 2005.

La Comisión Europea –informaba Europa Press al otro día de la elecciones– manifestó hoy su «satisfacción» por el resultado de la primera vuelta. Celebró que los tres candidatos más votados –Nicolas Sarkozy, Ségolène Royal y François Bayrou– representen a «fuerzas pro europeas» que votaron afirmativamente en el referéndum galo sobre la Constitución. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel  Barroso, encuentra que «es una buena señal que los tres candidatos que han tenido el mejor resultado representen fuerzas pro europeas».”

La represión racista a los jóvenes y la población de origen inmigrante

Pero, contra lo que podría creerse, no hay tampoco diferencias de fondo en otro tema crucial: el racismo antiinmigrante, el tratamiento represivo a la juventud de los suburbios, la “seguridad”, etc.

En ese tema, Sarko es conocido por sus exabruptos racistas, como la de llamar “canalla” (“racaille”) a la población y la juventud de los suburbios provenientes de la emigración: una basura que prometió barrer de las calles con los camiones-tanque que lanzan chorros de agua.

Por supuesto, Ségolène Royal tiene modales más finos, más vendedores para su clientela “de izquierda” (el negocio de Sarko, en cambio, es el de ganar la clientela del “facho” Le Pen). Pero el programa de Ségo en relación ese tema es tan brutalmente represivo como el de Sarko.

Propone “crear una nueva policía de barrio”... por supuesto no para los barrios de los ricos, sino para dar palos a los miserables de los suburbios. A partir de allí, desde cada comisaría se desarrollarían “brigadas de menores” encargadas de la represión a los chicos. Los más recalcitrantes serían enviados a “centros educativos (???) reforzados con un encuadramiento militar” (¡textual!) [1]. Como Ségolène es de “izquierda”, queda mejor decir esto que hablar de campos de concentración para chicos árabes o negros, como haría el bruto de Sarko.

¿Votar por el mal menor, por Ségo contra Sarko?

En resumen: no se trata sólo de que son candidatos igualmente burgueses. En las últimas elecciones venezolanas, por ejemplo, aunque Chávez se diga “socialista”, su candidatura era tan burguesa como la de Rosales. Pero, a partir de allí, representaban proyectos capitalistas muy distintos.

No es ése el caso de Sarko y Ségo. Hace falta un microscopio para distinguir diferencias que vayan más allá de los modales necesarios para atraer sus distintas clientelas electorales. Sarko y Ségo son como el policía malo y el policía bueno, que tienen los mismos propósitos y que obedecen a los mismos jefes.

Todo esto es fundamental en relación con la segunda vuelta. No había terminado el escrutinio en la noche del domingo cuando ya todos los candidatos a la izquierda del PS llamaban a votar por Ségolêne contra Sarkosy.

Esto es lógico en los formaciones capituladoras al PS, como la de Bové, el PCF y los Verdes. Pero en relación a Besancenot, de la LCR, y Arlette Laguillier, de LO, se hace más contradictorio con sus campañas, uno de cuyos ejes fue insistir que frente a Sarko la candidata del PS no era opción, porque estaba igualmente con el capitalismo liberal. ¡Pero ahora resulta que no es tan así, y que para derrotar a la derecha hay que votar a Ségolène!

No pensamos que el voto en sí sea una cuestión de principios. Pero aunque sea “táctico”, es de inmensa importancia. Excepcionalmente, como por ejemplo, en la última elección presidencial de Venezuela, defendimos, contra posiciones sectarias, que podía ser correcto plantear un voto crítico por Chávez al tiempo que se lo denunciaba políticamente. Sin embargo, entre Venezuela y Francia, Chávez y Ségolène, evidentemente hay enormes diferencias. Además de las que apuntamos antes, es también evidente que existe una relación completamente distinta de ambos con las masas obreras y populares e, incluso, con la vanguardia.

Pero, más en general, en el terreno de las elecciones burgueses, se plantea mundialmente la necesidad de hacer frente a la trampa usual del voto por el “mal menor” y el “voto útil”. La LCR pertenece a una corriente internacional que se ha caracterizado por ceder con la mayor facilidad a esas presiones (recordemos que en la misma Francia la elección pasada llamó a votar nada menos que por Chirac!!). Por su parte, LO esta vez cambió su posición tradicional, al apoyar a Ségo.

El argumento principal de LO para justificar este cambio sin precedentes apunta a la presión de la vanguardia. Entre el activismo obrero y juvenil ha prendido la consigna: “¡Cualquiera menos Sarko!” Por otra parte, las primeras encuestas presentan a Sarko y Ségo casi igualados (51% y 49%, respectivamente). Evidentemente, LO no quiere jugar con la posibilidad de ser recriminado en la vanguardia si Sarko resulta elegido por algunas décimas.

Pero cualesquiera sean las justificaciones (que no compartimos), el hecho es que, además, el apoyo a Ségolène, tanto de LO como de la LCR, no sólo fue instantáneo, sino incondicional.

Ségolène, con su flanco izquierdo así cubierto gratuitamente, viró con todo a la derecha. Inició negociaciones con Bayrou y su partido, la UDF, con la perspectiva de un gobierno de coalición con esa agrupación de centro-derecha, si la apoya en la segunda vuelta.

Por su parte, Bayrou, actuando con más “muñeca” que las corrientes a la izquierda del PS, no anunció inmediatamente ningún apoyo, sino que puso a negociar con Ségolène... y, por las dudas, también con Sarko.

Ante esos hechos, la LCR y el PCF fueron a los medios a quejarse amargamente: ambos “denuncian las «maniobras» de François Bayrou y temen que la candidata socialista ceda, formando un gobierno con ministros de la UDF... «La batalla para derrotar a Sarkozy implica el rechazo a gobernar con quienes fueron sus cómplices durante años», subraya la LCR...” [2]

¿Pero qué esperaban? ¿Que el apoyo de la LCR, del PCF y de Bové iba a hacer “girar a la izquierda” a Ségolène y al PS?


Notas:

1.- Zaïre Djaouane, “Ségolène Royal, l’immigration et les banlieues”, afrik.com, 12-2-07.

2.- “La LCR et le PCF dénoncent les «manoeuvres» de François Bayrou”, Reuters, 25-4-07.