Entrevista al general Majmut
Gareev (*)
“Rusia será el árbitro geopolítico en
los conflictos
del futuro”
Por Viktor Litovkin
(**)
Red Voltaire,
15/07/07
El general ruso Majmut Gareev dio a
conocer las principales características de la nueva doctrina militar
de la Federación Rusa en la conferencia que él mismo presidió en la
Academia de Ciencias Militares de Moscú, el pasado 20 de enero de
2007. En esta entrevista inédita en castellano, Garaev señala que su
país deberá hacer frente a la inestabilidad de algunos países, pero
sobre todo a las guerras que los Estados Unidos provocarán en el
mundo en su rapaz búsqueda de recursos naturales (sean hidrocarburos,
agua, etc.). Rusia se abstendrá de una confrontación directa y
concebirá su defensa para desempeñar un rol de árbitro mundial.
Moscú.-
El 20 de enero de este año, la conferencia de la Academia de Ciencias
Militares tuvo lugar en Moscú, en el Ministerio de Defensa. El
general Majmut Gareev, presidente de la Academia, presentó su informe
en la cual detallaba las principales características de la nueva
doctrina militar de Rusia. Los diferentes observadores, analistas,
investigadores y dirigentes de las fuerzas armadas examinaron este
importante documento el cual fue difundido dentro de la comunidad
militar para su respectivo estudio.
Viktor
Litovkin:
¿Cuáles han sido las razones que han llevado al estado mayor ruso
a meditar sobre la necesidad de una nueva doctrina? ¿Cuáles son la
innovaciones propuestas? ¿Y porqué una participación de la Academia
de Ciencias Militares?
General
Majmut Gareev:
Desde que se adoptó en el año 2000 la precedente doctrina militar,
la situación geopolítica y militaro-política ha considerablemente
evolucionado, así como el tipo de amenaza a la seguridad del estado.
Hoy en día se ha definido claramente la [nueva] misión que debe
cumplir las fuerzas armas y las diversas tropas. El sistema de
administración pública ha evolucionado también, así como el nivel
de desarrollo económico del país, su potencial demográfico.
Además,
ciertas disposiciones de la doctrina actualmente en vigor se han
mostrado no viables.
Ellas
no concuerdan con la realidad de los acontecimientos de estos últimos
años y, entonces, no sirven pues a reforzar la seguridad nacional.
Todo esto exigía una reflexión de expertos y un cuadro jurídico de
las nuevas ideologías de defensa.
La
doctrina militar es el sistema de conceptos oficialmente adoptada por
un estado y las disposiciones destinadas a neutralizar las amenazas y
a asegurar la seguridad, a prevenir guerras y conflictos armados, la
doctrina es también un sistema de [diferentes] visiones desarrolladas
acerca de una edificación [construcción] militar, la preparación
del país, de las fuerzas armadas y otras tropas de defensa de la
Patria. Se trata pues de una visión sobre los medios y recursos
[necesarios] para preparar y conducir una lucha armada (u otras formas
de lucha) para defender el país.
Fue
en el mes de junio de 2005, durante una reunión del Consejo de
Seguridad, que el presidente Putin pidió al comando conjunto de la
fuerzas armadas de poner en marcha una nueva doctrina. Tal trabajo no
puede realizarse correctamente si no se tiene antes una nueva concepción
de la seguridad nacional. Sin embargo, sin esperar a que esta se
concretice, los militares y los investigadores reunidos bajo el
auspicio de la Academia de Ciencias Militares pudieron exponer sus
[principales] ideas sobre como debiera ser esta, los temas que debe
tocar e incluir.
En
los años 1920, fue el país entero y el ejército que debatieron de
la doctrina de la joven república de los Soviets [URSS] y del
programa de reforma militar propuestas por Mijaíl Frounze. Esa
doctrina era algo comprensible, no solamente para los dirigentes de
las repúblicas y de las fuerzas armadas, sino también para los
simples soldados y ciudadanos. ¿Porqué no rehacer hoy en día este
mismo procedimiento?
Considero
que la doctrina militar es, en el fondo, una declaración acerca de la
política del estado en el campo de la defensa, y que ella debe ser
dada a conocer a toda la nación y el mundo entero. Nosotros no nos
escondemos de nadie, no desarrollamos tampoco intrigas contra nadie y
no tenemos nada a callar [ocultar].
Viktor
Litovkin:
¿Cuáles son las cuestiones claves en esta nueva doctrina militar
o, si pregunto de otra manera: cuáles son los asuntos prioritarios [o
la columna vertebral] de esta nueva estrategia?
General
Majmut Gareev:
Nosotros debemos encontrar una respuesta precisa a la siguiente
pregunta: ¿cuál es el tipo [y carácter] de amenaza(s) que rondan
alrededor de Rusia hoy en día y cuales son las disposiciones a tomar
para asegurar su defensa?
Posteriormente,
habrá que definir el tipo de organización militar que necesita el
estado para neutralizar estas amenazas potenciales y rechazarlas, si
necesidad hay. Será necesario, entre otro, indicar los medios
posibles de recurso a las fuerzas armadas y otras tropas. Así que el
tipo de guerra y de conflicto armado que [el enemigo] podría
imponernos en esta época, período comprendido hasta 2015.
De
todo esto resulta la orientación de la preparación y la formación
militar. Y, sobre todo, nosotros debemos saber cómo preparar al país
para la defensa de una manera general, y, ante todo, en función de
una planificación económica, militaro-industrial y político-moral.
Haciendo
esto, habrá que hacer cuidado en no politizar al extremo y de no
ideologizar los temas examinados, hay que concentrar la atención en
el trabajo práctico en vista de reforzar las capacidades de defensa
de Rusia.
Los
factores ecológicos y energéticos constituirán, en los próximos
diez o quince años, las principales causas de conflictos políticos y
militares.
Ciertos
estados se esforzarán por tomar controlar y acapara los recursos
naturales [y riquezas] energéticas, como esto ha ocurrido en Irak, y
la gente no tendrá más opción entre morir o resistir.
Si
contabilizamos estos factores, la comunidad mundial estará
confrontada, tarde o temprano, a la necesidad de limitar, en una
cierta medida, de reglamentar y de trasformar cualitativamente el
volumen y el carácter de la producción.
Y
si la ONU, los gobiernos de los principales países, de los
principales grupos transnacionales y otros organismos internacionales
no encuentran los medios y los métodos para coordinar y regular la
producción y la consumación, la sobrevivencia de numerosos pueblos
podría ser cuestionada con fuerza.
La
lucha por los recursos naturales llegará a su paroxismo, generando
una confrontación política y económica. No se puede excluir, en
este campo, la posibilidad de una confrontación militar.
La
inmensa diferencia [foso] existente [y que divide] entre aquellos que
llevan una «existencia de lujo» y los demás pueblos, crea un
terreno propicio al terrorismo y a una guerra de «todos contra todos».
Esta
de una de las amenazas posibles a nuestra seguridad. Mismo si no es
completamente justo de reducir las causas del terrorismo solamente a
la pobreza. Porque la República Popular de Corea [del Norte] y Cuba
son países pobres, pero el terrorismo inexistente. Y los atentados de
(septiembre) 2001 en los Estados Unidos han sido cometidos por gente
que no se les podría incluir, y de lejos, entre los más pobres. De
una manera general, no hay que simplificar los problemas cuales fueran
estos.
De
todas maneras, el carácter de la(s) amenaza(s) dependerá de mucho de
la estructura política del mundo. Está muy claro y cada día más
evidente, que la responsabilidad [carga] del “leadership” que los
Estados Unidos han asumido resulta cada día más penoso de soportar,
incluso para una superpotencia tan poderosa. Y los llamados a
compartir y repartirse esta carga con las otras grandes potencias
emanan ya no solamente del Partido Demócrata de ese país.
La
realidad aparece brutalmente, el pragmatismo va obligar incluso a los
congresistas recalcitrantes y tercos a reflexionar una vez más de lo
que más le conviene: tener a Rusia como asociado o tenerla como
adversario que será necesario neutralizar.
Y
otra realidad aparece de manera evidente: es imposible, en el mundo de
hoy en día, tratar una sola cuestión importante sin contar con
Rusia. Y nosotros no tenemos necesidad de una confrontación, ni con
los Estados Unidos, ni con Occidente ni tampoco con Oriente.
Se
puede decir claramente que no existe prácticamente otra opción que
un mundo multipolar, cristalizando los principales centros de
influencia (Estados Unidos, Unión Europea, Rusia, China, India).
Pero, siendo tal la correlación de fuerzas que se impone realmente en
el mundo, lo más racional para Rusia es, apoyándose en la ONU, de
cooperar con la OTAN, con la OSCE, con la Unión Europea, la China,
India y otros países interesados de intervenir con motivación en la
arena internacional para apoyar el fin de una política de confrontación,
para buscar hacer adoptar en lo posible, normas de derecho
internacional, prohibiendo los actos de sabotaje contra otros países.
En el caso de mantener un mundo multipolar, la lucha para sanear
radicalmente las relaciones internacionales podría contar con el
apoyo de numerosos países y medios sociales que estarían interesados
en ello.
El
análisis de las tendencias de desarrollo de la situación
internacional muestra que la política que sigue los EEUU conducirá
inevitablemente a una confrontación con una parte importante del
mundo [tarde o temprano]. Y las condiciones se están concretizando y
reuniendo objetivamente para una intervención de Rusia en calidad de
árbitro geopolítico.
Es
indispensable tener una cierta prudencia en la definición de los
intereses nacionales a fin de no defender únicamente los intereses
realmente vitales. Los intereses nacionales no pueden ser minimizados
si no se quiere limitar las capacidades de desarrollo económico y la
realización de factores geopolíticos. De todas maneras, como lo ha
demostrado la experiencia de posguerra, un maximalismo excesivo así
que el carácter irrealista de los intereses nacionales y de los
objetivos proclamados, la voluntad de realizarlos implacablemente,
cueste lo que cueste, engendran una política exterior y una doctrina
militar de confrontación, conducen además a la ruina económica y un
fracaso total de los objetivos nacionales buscados erróneamente. No
podemos permitir esto.
Viktor
Litovkin:
¿Cuáles son las amenazas para la seguridad de Rusia y partiendo
de ahí, los objetivos de las fuerzas armadas?
General
Majmut Gareev:
Es una de las preguntas más complejas, aquella por la cual un abanico
de opiniones se despliega. Dos posturas han aparecido.
La
primera, adoptada por la doctrina actualmente en vigor, se concentra
exclusivamente sobre las amenazas militares y sobre las posibilidades
de neutralizarlas por medios militares.
La
segunda se basa sobre las transformaciones militaro-políticas en el
mundo y toma en serio una amplia gama de amenazas sean tanto militares
como no militares. Político-diplomáticas, económicas, de información
[medios de comunicación-manipulación infromativa], por ejemplo. «La
experiencia» de la desintegración de la Unión Soviética [URSS], de
la Yugoslavia, las «revoluciones coloreadas» en Georgia, en Ucrania,
en Kirguistán y en otras regiones del mundo están ahí para
recordarnos y convencernos que las principales amenazas se realizan y
se ejecutan no por medios militares sino más bien mediante operativos
[secretos] de inteligencia, la acción secreta [injerencia que recibe
la terminología de «golpes suaves»].
Podemos
entonces sacar la conclusión siguiente: es imposible de separar las
amenazas militares de las no militares, es conveniente examinarlas en
su conjunto orgánico. Las contradicciones socio-políticas, económicas,
territoriales, religiosas, étnico-nacionales y otras entre las
diferentes regiones y estados, constituyen las principales fuentes y
causas de complicación posible de la situación militaro-política de
nuestro país.
Para
nosotros, las diversas amenazas se resumen en las siguientes y
principales categorías:
Primeramente,
la política y los esfuerzos de ciertas fuerzas internacionales
[grandes potencias] que atentan contra la soberanía de Rusia, sus
intentos por dañar nuestros intereses económicos . Las diferentes
formas de presión política mediante la manipulación de los grandes
medios informativos, las acciones de sabotaje, como fue el caso en
Ucrania, en Georgia, en Kirguistán y en otros países.
Las
reivindicaciones territoriales en casi todas nuestras fronteras.
La
amenaza por la seguridad energética es para nosotros de un carácter
particularmente agudo. Los principales dirigentes de la OTAN están
ahora dispuestos a considerar (e incluso por un simple aumento del
precio del petróleo) como una forma de agresión.
De
donde la importancia y la misión [que consagramos] para la defensa:
prevenir, localizar y neutralizar este tipo de amenaza por los medios
político-diplomáticos, económicos, de información y otros medios
no militares.
Segundo,
el uso del arma nuclear contra Rusia y la proliferación de armas de
destrucción masiva constituye una amenaza para nosotros.
Prácticamente
las armas nucleares de todos los principales países que las poseen
las tienen apuntadas hacia Rusia. Que nosotros queramos admitirlo o
non, está es la verdad. De esta manera, la misión de defensa
mediante la disuasión nuclear estratégica ante una posible agresión,
toma más importancia hoy en día que en el pasado.
Tercero,
las amenazas militares que recaen sobre Rusia se mantienen, existe un
riesgo de conflicto armado y en ciertas circunstancias, el estallido
de una guerra mayor. Las grandes potencias quieren por supuesto
efectuar y lograr un avance cualitativo para conseguir la supremacía
militaro-tecnológica, conseguir poderosos dispositivos de fuerza,
para desestabilizar considerablemente el equilibrio militar, algunos
de estos desplegados ya a las puertas [fronteras] de Rusia.
No
podemos seguir ignorando el hecho que la OTAN extiende su esfera de
actividad [influencia] y que se propone actuar a escala global.
En
cuanto a las amenazas internas, las más peligrosas son el terrorismo
y el separatismo, que son generalmente atizadas desde le exterior y
cuyo objetivo es romper la unidad y la soberanía territorial de
Rusia.
Partiendo
de esto, la doctrina militar debe saber de hecho, que las fuerzas
armadas y otros grupos de tropas, deben, en primer lugar, estar
preparadas para cumplir misiones de combate en los conflictos armados
locales, operaciones antiterroristas, estar preparadas a la movilización
para efectuar tareas de guerra regionales de gran envergadura.
Por
otro lado, en la medida en que los grandes países del mundo
(incluyendo Rusia, China, EEUU y la OTAN) están en la mira de
amenazas comunes y que sólo es posible de neutralizarlas por
esfuerzos conjuntos y coordenados, la doctrina militar rusa deberá
igualmente llevar un dispositivo para conjugar y concertar las
doctrinas de los diferentes países, en el campo de la lucha
antiterrorista.
Las
amenazas de carácter internacional exigen la creación de mecanismos
transnacionales para bloquearlas. También es posible de repartirse
las zonas de responsabilidad entre la OTAN y la Organización del
Tratado de Seguridad Colectiva.
Viktor
Litovkin:
¿Qué pasa con la doctrina actualmente en vigor, según la cual,
Rusia podría ser la primera a recurrir al arma nuclear?
General
Majmut Gareev:
Las guerras del futuro harán uso principalmente de armas
convencionales, sobre todo de armas de alta precisión, pero la
amenaza de recurrir al arma nuclear será permanente.
Para
Rusia, según la correlación de fuerzas que le es desfavorable en
todos los ejes estratégicos, el arma nuclear constituye el arma
capital, el medio más seguro de disuasión estratégico de una agresión
exterior y el medio más seguro de garantizar su propia seguridad.
Por
consiguiente, dada esta nueva forma de amenaza, no hay que apoyarse
tampoco y únicamente sobre el arma nuclear. La idea según la cual «mientras
que el arma nuclear exista, la seguridad de Rusia está garantizada»
no corresponde plenamente a las nuevas realidades.
La
Unión Soviética poseía el arma nuclear, pero, si el arma nuclear ha
sobrevivido, el estado federal [de la URSS] ha desaparecido.
Esta
arma además no puede emplearse en toda circunstancia, es imposible de
utilizar esta arma, por ejemplo, en Chechenia, para neutralizar las
amenazas económicas, de propaganda informativa y todo tipo de
sabotaje.
Es
necesario también tomar en cuenta el hecho que a consecuencia de la
reducción de nuestras capacidades espaciales [satélites u otros
sistemas en órbita terrestre], nuestro sistema de [alerta temprano
contra los ataques de mísiles enemigos], así que nuestra capacidad
estratégica de contraataque nuclear, en relación con la creación de
una defensa de ABM [Anti-Ballistic Missile, por sus siglas en inglés],
se ha convertido cada vez más complicado y problemático. Lanzar una
interceptación de respuesta e incluso una réplica de ataque lo
suficientemente eficaz contra un adversario potencial, requiere cada día
más esfuerzos. Por tal razón debemos mantener y agrandar el
potencial nuclear.
Al
mismo tiempo, la doctrina militar debe obligatoriamente prestar atención
al desarrollo de las fuerzas armadas en general, sean aéreas, navales
o terrestres. Dada la inmensidad del territorio ruso y la emergencia
posible en el futuro de adversarios potenciales al este y al sur,
nuestra composición militar terrestre no puede olvidarse de los
dispositivos de las fuerzas militares en su conjunto y tenerlas lo
suficientemente fuertes.
La
nueva doctrina militar da importancia a la transformación de las
fuerzas armadas, a la creación de un sistema unificado de defensa
aeroespacial, a la realización de acciones militares con y sin
contacto, al lanzamiento de contraataques activos de advertencia, en
cuanto a las otras cuestiones importantes de la edificación militar,
sobre todo la creación de grandes y pequeñas unidades mixtas
compuestas de profesionales y circunscriptos, cosa que no podemos
explayar en esta corta entrevista.
Concluyendo,
la nueva doctrina militar desempeñará un carácter defensivo activo.
Esta será adoptada y confirmada por el presidente del país, como lo
estipula la Constitución. Pero para que ésta cuaje y tome vida, ésta
no deberá solamente expresar las posiciones oficiales adoptadas, sino
también conseguir el apoyo de los administradores y funcionarios del
ejército, de la sociedad civil en su conjunto, ella no deberá
dividir sino al contrario unir las diferentes fuerzas del pueblo que
no son indiferentes al futuro del país.
(*) Majmut
Gareev: General
de Ejército y presidente de la Academia de Ciencias Militares de
Rusia.
(**) Viktor
Litovkin: Periodista y comentarista ruso, experto en asuntos militares
de la agencia RIA "Novosti" de Moscú.
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