La
Crucifixión de Haití
Por
Nikolas Barry Shaw
Investigación
adicional de Diego Hausfather
ZNet,
02/06/05
Traducido
por Cora Fernández Anderson y revisado por Genoveva Santiago
Primera
parte: Contexto histórico y luchas políticas - Diciembre de 1990 a
Febrero de 2004
Introducción:
entendiendo a Haití
Hoy,
como ya ha ocurrido varias veces desde el nacimiento de esta nación
en 1804, Haití está sangrando. Sangra porque las naciones poderosas
del mundo están una vez más poniendo a Haití como ejemplo, están
forzando a Haití a cumplir su tiempo en la cruz. Para entender esta
tragedia se requiere un examen crítico del pasado de este país, una
tarea que ha sido evadida reiteradamente por la prensa tradicional.
Por el contrario, los medios corporativos sólo ofrecen imágenes
descontextualizadas del "caos" y el "desconcierto"
indiferenciado que rige hoy en Haití. Como consecuencia de esta
perspectiva antihistórica, los comentarios consisten frecuentemente
en referencias superficiales (y no tan sutilmente racistas) a la
deficiente cultura política del país (Vudú, corrupción,
sectarismo, etc.) que podrían frustrar nuestras benevolentes
intenciones una vez más. (1)
Contrariamente
a las descripciones de los medios corporativos, el susodicho caos en
Haití está lejos de ser indiferenciado y "nuestras"
intenciones lejos de ser benevolentes. Los asesinatos y la violencia
que se han intensificado desde el 30 de septiembre son parte de un
esfuerzo sistemático del gobierno interino y los militares para
silenciar y someter a quienes apoyaban al depuesto presidente Jean
Bertrand Aristide y a su partido, Fanmi Lavalas. Más aún, los
EE.UU., Francia y Canadá jugaron un rol crucial en la creación de
las condiciones para derrocar a Aristide (lo cual lograron finalmente
los Marines estadounidenses) y desde aquel momento han apoyado
resueltamente los brutales esfuerzos del nuevo gobierno. Estos eventos
no quiebran la norma: incluso el repaso más superficial a la historia
de este país revela la influencia preponderante que las potencias
extranjeras han mantenido sobre el desarrollo de esta empobrecida nación
caribeña. En particular, las fuerzas armadas haitianas y el gobierno
de los EE.UU. han tenido una participación prominente en las luchas
políticas del país a lo largo del siglo XX.
La
historia de Haití es la historia de una explotación extranjera y de
una lucha de clases nacional, de una violencia visceral y de una
corrupción debilitante; sin embargo, la historia de Haití es sobre
todo una historia de resistencia. Como tal, el patrón de intervención
estadounidense en Haití debe estudiarse en el gran contexto del
imperialismo después de la Segunda Guerra Mundial contra movimientos
progresistas y en apoyo de las oligarquías latinoamericanas (2).
Mientras que las limitaciones de espacio impiden una revisión
completa de la historia de las relaciones entre EE.UU. y Haití desde
esta perspectiva, antes de analizar el reciente golpe de estado y la
situación actual del país, es importante destacar el origen del ejército
haitiano y revisar algunas de las escandalosas afirmaciones de los
medios estadounidenses en contra del Padre Aristide durante su primera
presidencia.
"Un
ejercito para combatir al pueblo"
Nacido
de la única rebelión de esclavos exitosa de la historia, Haití
afronta la antipatía de los EE.UU. y de Francia desde sus comienzos
como país. La invasión y ocupación de los Marines estadounidenses
desde 1915 hasta 1934 es significativa por dos razones: 1) revela los
motivos del involucramiento estadounidense en Haití antes de la
Guerra Fría, es decir, las mismas preocupaciones que guían la política
de los EE.UU. hoy día, y 2) dejó cicatrices importantes en Haití y
creó las fuerzas armadas, una institución que dominaría la vida política
del país incluso mucho después del final de la ocupación. Según el
presidente de los EE.UU. Woodrow Wilson, los objetivos de la ocupación
eran la "pacificación" de los campesinos, el control de las
aduanas y la disminución de la influencia europea en Haití. Noam
Chomsky describe los numerosos "éxitos" de la misión:
"La aceleración de la centralización económica, militar y política,
su dependencia económica y sus agudas divisiones de clase, la
explotación viciosa de los campesinos, los conflictos internos
intensificados por el racismo extremo de las fuerzas de ocupación, y
quizás lo peor de todo, el establecimiento de un ejército para
combatir al pueblo" (3). Otros logros de la ocupación fueron la
restitución virtual de la esclavitud y la disolución de la Asamblea
Nacional con el fin de imponer una constitución diseñada por los
EE.UU. que permitía la propiedad extranjera de la tierra local. Este
fue el legado político e institucional del "idealismo wilsoniano"
y los esfuerzos estadounidenses para "traer la democracia" a
Haití (escasamente diferentes de sus nobles aventuras actuales), un
legado cuyo control sobre el país solo se debilitaría en 1986 con la
caída de la dictadura de Duvalier. (4)
"Contrapesos
vitales": el gobierno de los EE.UU. y la prensa tradicional vs.
la democracia
Luego
de la retirada de "Baby Doc" Duvalier del país en 1986, los
haitianos sufrieron un período de "duvalierismo sin Duvalier"
marcado por golpes de estado, masacres los días de elecciones y
gobiernos militares, hasta las elecciones de diciembre de 1990, cuando
una gama diversa de organizaciones de base llamada Lavalas (que
significa "inundación súbita") llevó a Jean Bertrand
Aristide a la presidencia. Las clases altas de Haití y el gobierno de
los EE.UU. esperaban que su candidato, Marc Bazin, ex economista del
Banco Mundial, ganara fácilmente y quedaron sorprendidos por la
victoria de Aristide, sacerdote y abogado de los pobres. Los siete
primeros meses de Aristide como presidente trajeron la interrupción
de las violaciones de los derechos humanos, una reducción de la
cantidad de gente en balsas huyendo de Haití, una exitosa campaña
anti-corrupción, un salario mínimo más alto y, el 30 de septiembre
de 1991, un golpe militar. La brutalidad con la cual los militares y
sus aliados lidiaron con el movimiento Lavalas está bien documentada:
masacres, asesinatos políticos, violaciones, palizas y arrestos
arbitrarios eran comunes. El ejército, ayudado por el grupo
paramilitar FRAPH (Frente Revolucionario para el Avance y el Progreso
de Haití), asesinó a unas 5.000 personas entre 1991 y 1994. El golpe
siguió el guión habitual en el cual la élite de Haití organiza y
financia la operación mientras que los militares se encargan del
trabajo sucio. El gobierno de los EE.UU. estaba profundamente
implicado en el golpe: el líder del golpe, el General Raúl Cedras y
otras figuras militares de alto rango, habían sido empleados de la
CIA previamente y durante el golpe, y el FRAPH había sido organizado
y financiado por la CIA, según el líder Emmanuel "Toto"
Constant", a fin de actuar como un "contrapeso vital"
al movimiento Lavalas. (5)
Mientras
que el gobierno de los EE.UU. se ha opuesto a los regímenes
revolucionarios, nacionalistas o incluso reformistas en América
Latina (1954: Arbenz en Guatemala, 1964: Goulart en Brasil, 1973:
Allende en Chile, 2002 hasta hoy: Chávez en Venezuela), la prensa
estadounidense ha intentado justificar esa oposición. La mayoría de
las veces los medios han recurrido a la práctica venerable de
demonizar a los líderes de los gobiernos "enemigos." El líder
es entonces calificado de "autoritario" o de "mano
dura", acusado de fomentar la "violencia" y la
"guerra de clases." En consecuencia, cuando los militares
entrenados por los EE.UU. derrocan a los gobiernos elegidos y los
reemplazan por juntas militares sangrientas, la prensa se lamenta que
el gobierno haya sido la causa de su propio fracaso, mientras que los
sectores más reaccionarios celebran que la iniciativa militar haya
llegado justo a tiempo para "salvar la democracia" del
"comunismo totalitario." A este respecto, las acusaciones
estrafalarias emitidas contra el Presidente Aristide se mantuvieron
fieles al guión tradicional, culpando al presidente por su caída
mientras ocultaban el papel de los EE.UU. en el golpe. Por ejemplo,
Newsweek describe a Aristide como "un demagogo anti-estadounidense,
un populista de izquierda inestable que amenazaba la empresa privada y
aprobaba la violencia contra sus oponentes políticos." Otros
medios repetían las declaraciones de la oposición de que Aristide
estaba construyendo un nuevo "fascismo", que era "peor
que Duvalier" o que era un narcotraficante. (6) Todas estas
afirmaciones carecían de fundamento: los abusos contra los derechos
humanos alcanzaron el nivel más bajo de la historia del país y
Aristide dio comienzo a una iniciativa para frenar el tráfico de
drogas. A la vez que condenaba ocasionalmente la masiva inequidad
reinante en el país, con frecuencia exhortaba a los empresarios a
cooperar y ayudar a los pobres. Difícilmente Aristide podría haber
sido culpado por las tensiones y los conflictos en una sociedad en la
que el 1% de la población recibe el 46% del ingreso nacional mientras
la vasta mayoría vive en la miseria.
Domando
al sacerdote
Mientras
que los EE.UU. se unieron nominalmente a la comunidad internacional al
aplicar sanciones contra la junta militar, la verdadera presión se
estaba ejerciendo sobre Aristide. El embargo de los EE.UU. era
extremadamente poroso y ni Bush padre ni Clinton tenían intenciones
de cerrar ninguno de sus agujeros. (7) Mientras tanto, durante las
negociaciones iniciadas por los EE.UU. entre Aristide y los militares,
el ex sacerdote era frecuentemente forzado a hacer concesiones a sus
adversarios, aún cuando estaban masacrando a su gente en Haití. El
razonamiento era el siguiente: Aristide es un líder que ha dividido y
polarizado al país (nuevamente, una retórica muy habitual cuando se
trata de líderes latinoamericanos que no le can bien a la burguesía).
Por lo tanto es necesario que Aristide forme un gobierno más
"inclusivo" antes de volver a Haití. Sin embargo, el haber
reunido al 67% de los votos es difícilmente un indicador de
polarización, a menos que descartemos las opiniones de los
"analfabetos que votaron por Aristide", como quería la
elite haitiana. Más aún, los EE.UU., al forzar a Aristide a negociar
con los militares y las elites, estaban implícitamente reconociendo
que las demandas de cada parte eran igualmente válidas. Cuando el
torrente de refugiados que escapaban de Haití rumbo a Florida forzó
la reacción de Clinton, en octubre de 1994 Aristide fue restaurado en
el poder por los Marines estadounidenses. Sin embargo, su regreso
implicó un precio muy alto en términos de justicia y democracia:
amnistía para los militares, "ampliación" del gobierno
para incluir a miembros de la oposición que apoyaron el golpe,
implementación de "ajustes estructurales," el plan económico
que favorecía a su oponente Marc Bazin, y el terminar los cinco años
de mandato en 1995, contando sus tres años en el exilio como parte de
su gobierno.
Sin
embargo Aristide demostró que era un hueso duro de roer. "En
septiembre de 1995 Aristide despidió a su Primer Ministro por aprobar
un proyecto para privatizar los molinos harineros y las fabricas de
cemento sin insistir en los términos progresistas que el FMI había
prometido respetar" (8) y antes del final de su truncado mandato,
Aristide disolvió el ejército asesino. Ésta fue probablemente la
mayor contribución que jamás se haya hecho a la causa de la
democracia en Haití. Luego de que Rene Préval asumiera la
presidencia en 1996, Aristide se distanció de aquellos miembros de la
Organización Política Lavalas (OPL) que se sentían cómodos
implementando el paquete de políticas neoliberales (liberalización
comercial, desregularización del sector privado, y privatización de
las empresas estatales) y formó Fanmi Lavalas (FL). Desde esta posición
de ventaja Aristide era libre de criticar las reformas que le
impusieron a su gobierno, mientras que sus opositores las llevaban a
cabo, situándolo a él en una posición políticamente muy sólida
para las próximas elecciones. (9)
El
regreso triunfante pero "defectuoso" de Aristide
La
crisis actual de Haití comenzó en Mayo de 2000 con las notoriamente
"defectuosas" elecciones legislativas. Se votó una plétora
de posiciones nacionales y locales y Aristide emergió con una
victoria aplastante, ganando 89 de los 115 puestos municipales, 72 de
los 83 asientos en la Cámara de Diputados y 18 de los 19 asientos en
juego en el Senado (hay 27 asientos en el Senado). La OEA (Organización
de Estados Americanos) y otros observadores estimaron que la
participación electoral había sido del 60% con "muy pocos"
incidentes de violencia o fraude. El impacto, como afirma Meter
Hallward en New Left Review, fue tremendo:
"Las
elecciones de 1995 han desacreditado completamente a los llamados
partidos políticos tradicionales, especialmente a aquellos que
colaboraron con el régimen militar entre 1991 y 1994 eliminándolos
de cualquier rol futuro en la política electoral. En mayo de 2000,
los miembros de la coalición original de Lavalas que se habían
vuelto contra Aristide sufrieron el mismo destino. Para la oposición
anti-Aristide las elecciones demostraron que no había posibilidad de
derrotar a FL en las elecciones del futuro inmediato" (10).
Enfrentados
con esta masiva derrota en las elecciones de mayo y con la perspectiva
inminente de otra derrota en las próximas elecciones presidenciales,
la oposición y sus aliados imperialistas hicieron lo único que podían
hacer: gritaron fraude. El esfuerzo propagandístico para desacreditar
las elecciones, y por extensión a FL, comenzó con la OEA (comúnmente
considerada como un instrumento de la política exterior de los EE.UU.
en América). Esta organización revirtió su anterior informe acerca
de las elecciones sobre la base de un detalle técnico, afirmando que
el método utilizado para contar los votos para 8 asientos del Senado
por el CEP (Coalición de Elección Provisional) era
"defectuoso". La Constitución de Haití estipula que el
ganador debe obtener más de la mitad más uno de los votos. El CEP
determinó esto calculando el porcentaje de votos de los cuatro
candidatos principales, mientras que la OEA reclamó que deberían
haber incluido a todos los candidatos (11). Estas preocupaciones sobre
la validez de las elecciones cobraban fuerza en muchos frentes. En
primer lugar, la OEA había estado trabajando con el CEP para preparar
las elecciones desde 1999, y por lo tanto estaba totalmente al tanto
del método a ser utilizado y no levantó la voz en su momento. En
segundo lugar, la utilización del método de la OEA muy difícilmente
hubiera cambiado el resultado de las elecciones. Tomando el ejemplo
dado por James Morrell, un politicucho anti-Aristide, el departamento
del noreste en el cual dos asientos del Senado estaban en juego ofrece
una idea de cuán "defectuosas" fueron las elecciones. En
esta contienda, para lograr la mitad más uno de los votos demandada
por la OEA se necesitaban 33.154 votos, mientras que los dos
candidatos del FL habían ganado con 32.969 y 30.739 votos
respectivamente, mientras que el rival más cercano había ganado
alrededor de 16.000 votos. Por lo tanto, si esta elección hubiera ido
a una segunda vuelta como fue solicitado por la OEA, los dos
candidatos del FL hubieran necesitado 185 y 2.418 votos
respectivamente, mientras que su oponente hubiera necesitado unos
17.000 votos.(12). Finalmente, los resultados de las elecciones
legislativas concordaban con los de las elecciones municipales y la Cámara
de Diputados, sobre las cuales la OEA no tenía objeciones.
Las
calumnias emitidas por la OEA se convirtieron en el punto de partida
de todos los esfuerzos de la oposición y sus aliados imperialistas
para derribar al gobierno de Fanmi Lavalas. La oposición denunció
las elecciones como fraudulentas y sus representantes en el CEP
dimitieron como protesta. Las dispares ramas de la oposición -OPL y
otros disidentes "de izquierda" anteriormente asociados a
Lavalas, junto con líderes empresarios, exduvalieristas y otros
elementos de la derecha- se unieron en el verano de 2000 bajo la
bandera de la Convergencia Democrática (CD) y anunciaron un boicot a
las elecciones presidenciales que se llevaría a cabo en noviembre.
Demostró ser un gesto vacío. Cerca del 50% del electorado se presentó
a votar a pesar del boicot, y entregaron a Aristide la presidencia con
alrededor del 92% de los votos. Pese a que la Convergencia Democrática
y las embajadas aliadas afirmaron que la participación en las
elecciones fue mucho menor, entre 10 y 20%, una encuesta pedida por
USAID realizada en octubre de 2000 por Gallup justo antes de la elección
confirma las declaraciones oficiales demostrando que era "muy
probable" y "algo probable" que más de 3 cada 4
personas concurrieran a votar. En la misma encuesta, alrededor del 50%
nombró a Aristide como la figura política en la que "más
confiaban". La figura siguiente era el miembro de la CD Evans
Paul que recibió solamente un apoyo del 3,8% (13).
Asuntos
habituales en el patio trasero de los EE.UU
Por
su parte, los EE.UU., Canadá, y la UE (a petición de Francia), junto
con las instituciones prestamistas multilaterales como el Banco
Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, interrumpieron toda
ayuda y créditos a Haití, llevando su frágil economía hacía la
crisis. Los EE.UU. declararon que el final del embargo estaba
condicionado a una solución política. Sin embargo la oposición no
tenía intención alguna de resolver el asunto (al menos democráticamente).
"Desde el comienzo, el objetivo de la CD era la opción cero: la
anulación total de las elecciones de 2000 y el rechazo a que Aristide
participara en las siguientes elecciones" (14). Después de que
Aristide asumiera la presidencia logró persuadir a 7 de los 8
senadores a presentar su renuncia para llevar a cabo nuevas elecciones
de los asientos disputados, pero la CD se negó sabiendo perfectamente
bien que perderían en unas nuevas elecciones tal como lo habían
hecho en las anteriores. En cada negociación subsiguiente Aristide y
FL ofrecían más y más concesiones a la CD y la CD las rechazaba
cada vez. La intransigencia de la oposición fue continuamente apoyada
por los EE.UU., que fundaron la CD y varias organizaciones anti-Aristide
a través de USAID y la NED (Nacional Endowment for Democracy, Fondo
Nacional para la Democracia). Una de estas organizaciones era el muy
neoliberal Grupo de los 184, una asociación de varios grupos de la
"sociedad civil" liderados por Andy Apaid, un empresario dueño
de fábricas de maquila. Este "bloqueo político" creado por
la oposición fue el pretexto utilizado por los EE.UU. y otros países
imperialistas para estrangular económicamente a Haití hasta el
derrocamiento de Aristide.
Luego
de la Segunda Guerra Mundial, la estrangulación económica y la
desestabilización política, combinadas con un aumento de los
programas de entrenamiento y ayuda a los militares, fue la estrategia
estadounidense para derribar a los gobiernos latinoamericanos
errantes. Desde la década de los 60, de acuerdo con documentos
internos desclasificados, la ayuda y el entrenamiento militar
estadounidense ha servido para reorientar a las fuerzas armadas
latinoamericanas hacia la "seguridad interna" y otros
"objetivos estadounidenses," principalmente "para
proteger y promover las inversiones y el comercio de EE.UU.,"
produciendo una fuerza local preparada para intervenir a favor de los
"intereses estadounidenses" una vez que el gobierno atacado
comience a debilitarse.(15) Cuando la implementación de este tercer y
crucial elemento de la estrategia se volvió imposible, los EE.UU.
financiaron y organizaron fuerzas en estados aliados limítrofes para
"liberar" ese país. Esta alternativa fue utilizada contra
Nicaragua en los 80, con los Contras lanzando ataques desde su base en
la vecina Honduras, y ha sido puesta en práctica nuevamente en Haití.
El
28 de Julio de 2001, ex miembros del Ejército y/o de las brigadas de
la muerte FRAPH lideradas por el ex policía Guy Philippe, organizaron
ataques contra las comisarías situadas a lo largo de la frontera
entre Haití y República Dominicana asesinando al menos a cinco
oficiales. Guy Philippe había recibido entrenamiento militar
estadounidense en Ecuador durante el golpe de 1991-1994, y fue
incorporado a la Policía Nacional Haitiana (HNP) en 1995. Su carrera
en la HNP estuvo marcada por las ejecuciones que los policías
llevaron a cabo bajo sus órdenes y acusaciones de narcotráfico (16).
En octubre de 2000, Philippe huyó a la República Dominicana después
de habérsele descubierto planeando un golpe contra el gobierno de Préval
junto a otros jefes de policía. Desde el exilio y junto al segundo en
rango en la FRAPH, Louis Jodel Chamblain, dirigieron ataques contra el
Palacio Presidencial el 17 de diciembre de 2001 y contra la represa
hidroeléctrica de Peligre el 6 de mayo de 2003. Éstos y otros muchos
ataques a través de la frontera provocaron la muerte de docenas de
policías y miembros de Fanmi Lavalas (17). Mientras tanto, el
gobierno dominicano no hizo nada para impedir estos ataques e ignoró
las repetidas peticiones que hicieron las autoridades haitianas para
extraditar a los culpables de abusos contra los derechos humanos que
se escondían en su territorio. Stan Goff fue parte de una delegación
organizada por el Internacional Action Center (Centro de Acción
Internacional) que en marzo de 2004 visitó la República Dominicana y
descubrió, a través de entrevistas con el ex general del ejército
dominicano, agentes de aduana y otras fuentes, que ex militares y
paramilitares haitianos habían sido discretamente integrados en el ejército
dominicano y entrenados en una base cercana a la frontera con Haití.
Más aún, según Goff, "el gobierno dominicano es un gobierno
colonial y nada más...nada de esto hubiera pasado sin la complicidad
de los EE.UU., sin la facilitación de los EE.UU. sin el
financiamiento y el apoyo de los EE.UU." Es más, Goff indica que
la embajada de los EE.UU. en la República Dominicana estaba al tanto
de la presencia de paramilitares e incluso los entrenaban y armaban.
Cita declaraciones del general dominicano retirado Nobel Espejo en las
que dice que 20.000 M-16 enviadas por EE.UU. en febrero de 2003 jamás
fueron recibidas por el ejército, armas éstas cómo las utilizadas
por los hombres de Philippe (18). Las M-16 eran parte del programa de
asistencia militar llamado "Operación Jaded Task" destinado
a entrenar a los militares dominicanos en estrategias de
contra-insurgencia.(19)
Los
derechos humanos como encubrimiento del imperialismo
Los
medios occidentales jugaron un rol integral en la campaña contra el
gobierno de Lavalas, planteando preguntas falsas sobre las
credenciales democráticas de Aristide mientras los imperialistas y
sus varias "instituciones internacionales" luchaban para
derrocarlo. Con este objetivo, los medios recurrieron a la misma retórica
difamatoria utilizada con anterioridad y durante el golpe de
1991-1994. Se retrató a Aristide como a un líder corrupto y
hambriento de poder que tomó el poder mediante elecciones
"defectuosas" y "fraudulentas" y utilizó la
violencia para aplastar a la oposición política de su gobierno.
Mientras que los opositores reavivaron y exageraron las antiguas
acusaciones sobre sus tendencias autoritarias, su extrema corrupción
y su involucramiento en el narcotráfico, que la prensa tradicional
sostuvo sin cuestionamiento alguno; quizás la afirmación más seria
en su contra fue que Lavalas había otorgado armas a las pandillas y
había utilizado a estos "Chimères" para atacar a
opositores y sofocar el disenso. Como la mayoría de las buenas
mentiras, había una pizca de verdad en estas acusaciones. Los
partidarios de Aristide habían utilizado la violencia contra las
manifestaciones de la oposición y algunos eran miembros de pandillas
criminales. Robert Fatton, un implacable crítico de Aristide y sus
supuestas tendencias autoritarias, ofrece una interesante interpretación
de las motivaciones de las pandillas: "Los Chimères de Lavalas y
sus seguidores están amenazando a la oposición porque ellos creen
que están exacerbando la crisis para generar un caos que incite el
regreso de los militares. Temen que el objetivo último de la CD es
derribar a Aristide y están comprometidos a utilizar la violencia
para prevenir ese resultado" (20). A la luz de los recientes
eventos en Haití, sus miedos parecen estar bien fundados. En cuanto
al presunto apoyo de Aristide a los Chiméres, no hay evidencia
alguna. Es más, el actual Ministro de Justicia interino de Haití ha
preferido trabajar con el Departamento de Justicia de los EE.UU. para
encontrar pruebas de que Aristide envió dinero del tesoro estatal a
cuentas bancarias personales en el extranjero, abandonando
aparentemente los esfuerzos para ligar al depuesto presidente con la
violencia que ocurrió durante su mandato.
Los
medios ofrecieron una visión unilateral de lo que estaba pasando en
Haití, enfatizando constantemente la violencia contra la oposición e
ignorando los ataques contra Lavalas provenientes de la República
Dominicana y de dentro de Haití. Por lo tanto, la historia de Haití
fue descripta como "una crisis de derechos humanos" en lugar
de como una lucha política entre ex militares y la élite local por
un lado, y el gobierno de Lavalas y sus seguidores por otro. Voces
estridentes de la CD y la "sociedad civil" igualaban
frecuentemente a Aristide y los "Chimères" con la dictadura
de Duvalier y sus "Tonton Macoutes." Meter Hallard observa:
Sin
embargo, en comparación, la violencia política durante la
administración de Lavalas fue mucho menor que bajo los regímenes
previos. Los informes de Amnistía Internacional de los años 2000 a
2003 atribuyen un total de aproximadamente 20 o 30 asesinatos a policías
y seguidores de FL, un número mucho menor que los 5.000 asesinatos
cometidos por la junta y sus partidarios entre 1991 y 1994, y menor aún
que los 50.000 que se le atribuyen usualmente a las dictaduras de los
Duvalier. El estudio de la violencia de Lavalas sugiere a su vez que
mayormente fue un asunto de pandillas. Existen pandillas armadas en
Puerto Príncipe, como las hay en San Pablo, Lagos o Los Angeles, y
sus números se han incrementado durante los años recientes con la
deportación a la isla de más de mil convictos haitianos y
haitianos-estadounidenses del sistema carcelario de los EE.UU. (21)
Un
golpe hecho en Canadá
Mientras
se apretaban las tuercas en Haití, el gobierno canadiense,
representado por el entonces Ministro de la Francofonía Denis Paradis,
organizó una "mesa redonda de alto nivel sobre Haití "para
discutir "la situación política actual del país." La
"Iniciativa Ottawa" llevada a cabo del 31 de enero al 1 de
febrero no incluyó a ningún oficial haitiano, quienes se enteraron
de esa reunión después de que Paradis comentara los detalles de la
misma con el periodista de L'Actualité Michel Vastel, en marzo de
2003. Según Vastel, Paradis le dijo que los temas discutidos
incluyeron la posibilidad de derrocar a Aristide, el regreso potencial
de las desbandadas fuerzas armadas haitianas, y la opción de imponer
en Haití un protectorado al estilo del de Kosovo. Como consecuencia
del escándalo que este reportaje causó en Haití, Paradis fue
retirado de su posición como Secretario de Estado para América
Latina y reemplazado como Ministro de la Francofonía. Más tarde
Paradis declararía que el verdadero tema de la reunión había sido
"la responsabilidad de proteger" la doctrina impulsada por
Paul Martin mediante la cual la comunidad internacional tiene la
obligación de intervenir militarmente en los "estados
fracasados" por el bien de sus pueblos, por supuesto. "En
retrospectiva, como ha comentado el periodista independiente Anthony
Fenton, la distinción es algo sutil: ya sea que la intervención
militar haya sido discutida explícitamente, como afirma Vastel, o
implícitamente, como insiste Paradis, el hecho importante es que la
intervención militar tuvo lugar, Aristide fue derrocado, las fuerzas
armadas haitianas efectivamente han vuelto y se ha impuesto un
protectorado de facto sobre el pueblo haitiano." (22)
En
febrero de 2004, la intensa presión ejercida sobre Haití desde el
tiempo del embargo fue acompañada por el crecimiento de la oposición
financiada por el imperialismo, y de los ex militares y paramilitares.
La CD y el Grupo de los 184 organizaron una serie de manifestaciones
antigubernamentales; y una coalición de pandillas liderada por Butter
Metayer y el ex líder de FRAPH Jean Tatoune organizaron una
"rebelión" en Gonaives que luego se vio reforzada por la
invasión de Guy Philippe. Los medios describieron la situación como
una revuelta popular contra el régimen autoritario y corrupto, y para
nada se mostraron compungidos por los ataques liderados por gente que
no respetaba los derechos humanos, ignorando por completo el pasado sórdido
de estos cabecillas. Los medios frecuentemente exageraban el tamaño
de las manifestaciones de la oposición mientras ignoraban las
contra-manifestaciones mucho mayores de los partidarios de Lavalas. Se
decía que la oposición de la sociedad civil tenía amplias bases e
incluía a gente de todo el espectro político, mientras que jamás se
mencionó que Aristide aún seguía teniendo el apoyo de la mayor
parte de la población. En una encuesta de USAID de marzo de 2002, el
60% de los entrevistados respondieron que Aristide era el político en
quien más confiaban y el 61,6% dijo que simpatizaban o eran miembros
de FL, mientras que sólo el 13% se decantaban por la convergencia o
alguno de sus partidos miembros (23). Desde el golpe, funcionarios de
las embajadas estadounidense y canadiense en Haití han confirmado
estos resultados y le dijeron al periodista Anthony Fenton en julio de
2004 que, de haber convocado a elecciones, Lavales hubiera ganado.
(24)
Los
"rebeldes" arrasaron Haití ciudad por ciudad, asesinando a
policías e incendiando edificios públicos, llegando rápidamente a
la capital Port-au-Prince. Aristide pidió "dos docenas de
pacificadores" a la comunidad internacional para ayudarle a
restaurar el orden y prevenir que los ex militares tomen el país
nuevamente, pero su petición cayó en oídos sordos. Jeffrey Sachs
recuerda los eventos de la noche del 29 de febrero de 2004, cuando los
hombres de Guy Philippe esperaban en las afueras de Port-au-Prince:
"Según
el Sr. Aristide, oficiales estadounidenses que estaban en Port-au-Prince
le dijeron que los rebeldes estaban en camino hacia la residencia
presidencial, y que él y su familia no sobrevivirían si no tomaban
inmediatamente un avión estadounidense listo para llevarlos al exilio
. Los EE.UU. dijeron bien claro, afirmó, que no le otorgarían
protección en la residencia oficial a pesar de que podrían haberlo
arreglado fácilmente."
Es
más, el abogado de Aristide declaró que los EE.UU. bloquearon el
refuerzo de la propia seguridad de Aristide y se negaron a dejarlo
entrar al avión hasta que firmara una carta de renuncia.
Luego
se le negó acceso a un teléfono por cerca de 24 horas y no supo nada
de su destino hasta que fue depositado en la República de Africa
Central" (25)
El
gobierno de los EE.UU. desmintió las declaraciones de Aristide
calificándolas de "ridículas", sin otorgar en respuesta
evidencia o explicación alguna de lo que había ocurrido. (26). Como
de costumbre, los medios demostraron su falta de compromiso y rápidamente
abandonaron el tema.
Canadá
jugó un papel principal en el secuestro/golpe de estado. La Fuerza
Conjunta de Tareas Nº 2, un grupo comando de elite de las Fuerzas
Armadas Canadienses, se encontraba en Haití el 29 de febrero de 2004,
vigilando la pista desde la cual los marines estadounidenses
secuestrarían al Presidente Jean-Bertrand Aristide. Canadá, junto
con Francia y Chile, también suministró tropas para la subsecuente
ocupación, liderada por EE.UU. y aprobada por las Naciones Unidas,
que dio a los invasores el nombre de Fuerza Interina Multinacional (MIF).
Parte
ll: Después del golpe en Haití - Marzo de 2004 a Enero de 2005
El
desastre desde el golpe
La
situación de los derechos humanos en Haití es muy grave. La
insurgencia de febrero de 2004 que culminó con el secuestro del
Presidente Aristide desembocó en una ola de abusos contra su partido,
Fanmi Lavalas, y sus seguidores. La campaña de persecución se ha
llevado a cabo por los rebeldes con el apoyo activo de autoridades de
facto instaladas por los EE.UU. y con la complicidad de los ocupantes.
Numerosos
grupos de derechos humanos han documentado los abusos generalizados
que han ocurrido y continúan ocurriendo desde la caída de Aristide.
Veintenas de ex funcionarios del gobierno, miembros de organizaciones
populares, gente de las barriadas pobres, campesinos, y otros
seguidores de Lavalas han sido asesinados; muchos otros han sido
golpeados, amenazados y forzados a esconderse por temor a perder sus
vidas. Un informe del Instituto para la Justicia y la Democracia en
Haití (IJDH) ofrece una imagen terrorífica de la escalada de la
violencia: "El director de la morgue del hospital público de
Puerto Príncipe informó que ha recibido más de 1.000 cuerpos solo
en el mes de marzo. A pesar de que algunos han muerto por causas
naturales, en un mes normal la morgue recibe unos 100 cadáveres. El
Director dijo que muchos de los 1.000 cuerpos habían llegado con las
manos atadas en la espalda y con orificios de balas en la parte
trasera del cráneo." (27)
En
marzo de 2004, la delegación de la Asociación Nacional de Abogados (NLG)
en Haití informó que entre 40 y 60 cuerpos habían sido arrojados a
la Pista de Aviación en Delmas 2, un barrio de Puerto Príncipe;
donde encontraron una pila de cenizas y cerdos comiendo carne humana
de huesos que no habían sido quemados. El grupo fotografió cráneos
frescos y otros huesos humanos, algunos todavía enredados en ropas o
con zapatos o zapatillas al lado. La delegación observó que el
combustible utilizado para el fuego era divisa local errada." La
Pista de Aviación se había utilizado durante el gobierno de la junta
militar de 1991-1994 para deshacerse de cuerpos. (28)
Amnistía
Internacional (AI) ha informado que: "En febrero y marzo, la
Comisión de Justicia y Paz de la Iglesia Católica documentó unos
300 casos de asesinatos sólo en Puerto Príncipe, a pesar de que
estimaban que el verdadero número de asesinatos podía llegar a ser
de 500."
De
acuerdo con los hallazgos de prácticamente todas las delegaciones de
derechos humanos, AI remarcó que "la identidad de las víctimas
y la naturaleza de las amenazas y otros abusos cometidos concordaban
con un patrón de persecución contra aquellos especialmente cercanos
o percibidos como cercanos al ex régimen de Fanmi Lavalas." (29)
Desafortunadamente,
la situación en el campo, donde viven 2 de cada 3 haitianos, bien
podría ser aún peor. Las fuerzas de la policía local han sido
diezmadas por los rebeldes, que están actuando como autoridades de
facto: "(los rebeldes) han ocupado las estaciones de policía y
los ex cuarteles militares. En varias ocasiones las autoridades
judiciales han emitido y entregado órdenes de arresto para hacerlas
cumplir a estas fuerzas ya que son la única fuerza
"policial" en el área. (30). El acceso a las áreas rurales
se ha restringido, especialmente en el norte dominado por los
rebeldes, pero ha habido muchos informes (en algunos casos
documentados) de asesinatos e incendios provocados contra los
seguidores de Lavalas.
Como
resultado de la ola de violencia contra Lavalas y sus partidarios,
muchas personas se han convertido en refugiados en su propio país, y
han escapado a Puerto Príncipe, donde deben cambiar de lugar cada
noche para no ser atrapados, o a las montañas, donde subsisten como
pueden. (31)
El
comportamiento de los rebeldes no sorprende a nadie que esté
familiarizado con el pasado de sus líderes, un grupo de notorios
violadores de los derechos humanos salidos de los altos mandos del
FRAPH y las ex fuerzas armadas. Guy Philippe ha sido citado diciendo
que el hombre que más admira es Pinochet, y Louis-Jodel Chamblain fue
condenado por liderar la masacre de Raboteau en 1994. Hombres como
Jean "Tatoune" Baptiste y el auto declarado General
Remissainthes Ravix poseen historias personales similares. El rango y
las filas de los rebeldes están compuestos por miembros de las ex
fuerzas armadas, violadores de los derechos humanos ya condenados pero
liberados después de que las cárceles fueran vaciadas durante el
golpe y pandillas criminales que presintieron hacia qué lugar
soplaban los vientos políticos en aquel momento.
"Neutralidad"
al estilo estadounidense y la política del régimen de Latortue
Con
la caída de Aristide, los EE.UU. establecieron un gobierno
"neutral" y "tecnocrático" para organizar
elecciones inclusivas y "restaurar" la democracia (después
de que los EE.UU. y sus fuerzas aliadas hubieran terminado de
desmantelarla). Sin embargo, de acuerdo con el Consejo para Asuntos
Hemisféricos, lejos de haber sido un actor político neutral, el
gobierno de facto del Primer Ministro Gerard Latortue "es el
equipo de ensueño para los partidos de oposición de Haití... que
barrió con todos los vestigios del Aristidismo llevando al país
hacia una dirección más conservadora y decididamente más
pro-EE.UU." (32) Tom Reeves describe la historia política del
personal del nuevo gobierno: "Latortue fue miembro de un gobierno
golpista en 1988. El gobierno instalado por los EE.UU. incluye a
funcionarios de extrema derecha del anterior régimen golpista de Raúl
Cedras y de los regímenes de los infames Duvaliers. El Ministro del
Interior es Herard Abraham, un ex general haitiano que pretende
restablecer las fuerzas armadas haitianas. La mayor parte del gabinete
está formada por tecnócratas exiliados que trabajaron para el Banco
Mundial, el FMI, USAID y las Naciones Unidas. Son campeones del ajuste
estructural y las políticas neoliberales." (33)
El
gobierno de Latortue ha desmantelado programas sociales dirigidos a
los pobres que establecidos durante las administraciones de Préval y
Aristide. Ha recortado subsidios para fertilizantes destinados a los
hacendados pobres, con el consecuente incremento de los precios de los
mismos, acrecentando las dificultades que deben enfrentar estos
sectores. El gobierno ha interrumpido el financiamiento de los
programas de alfabetización y ha eliminado subsidios para niños en
edad escolar y para libros de texto. El proyecto Accompaniment Haití
ha informado que: "grandes terratenientes acompañados de fuerzas
paramilitares armadas han tomado tierras que se habían entregado a
familias campesinas como parte de los proyectos de reforma agraria de
las administraciones de Préval y Aristide (300 hectáreas fueron
distribuidas a 6.000 familias). Estas medidas se implementaron después
de que el Primer Ministro de facto Gerard Latortue criticara el
programa de reforma agraria de Lavalas en Jacmel. AI ha denunciado
eventos similares. El sector público ha sido blanco de ataque: se ha
despedido sin compensación a unos 10.000 empleados públicos,
incluidos 2.000 empleados de la empresa estatal de telefonía, por su
supuesto apoyo a Lavalas. (34) Médicos y enfermeras del Hospital
General de Puerto Príncipe organizaron una huelga en enero porque el
gobierno no ha pagado sus salarios durante tres meses, resultando en
un severo deterioro del ya de por sí inadecuado sistema de salud.
(35) Sin embargo, el régimen de Latortue ha ofrecido apoyo económico
a los grandes negocios de Haití en forma de exención fiscal por tres
años.
Desafortunadamente,
la hostilidad del gobierno de facto hacia Lavalas y los pobres va más
allá de estos ataques económicos. "En su primera declaración pública,
(Latortue) anunció que la orden de Aristide de reemplazar al ejército
por una fuerza de policía civil violaba la constitución de Haití;
prometió nombrar una comisión para examinar los asuntos relacionados
con su restauración," informa Paul Farmer, un doctor
estadounidense que trabaja en Haití. (36) En un discurso revelador
realizado en Gonaives el 19 de marzo, el primer ministro de facto
elogió a los rebeldes como "luchadores de la libertad" y
pidió un minuto de silencio por todos aquellos que "cayeron
luchando contra la dictadura." El Ministro de Justicia de
Latortue, Bernard Gousse, político de extrema derecha y miembro de la
campaña anti-Aristide, ha declarado que no pretende desarmar a los
rebeldes o detener a los convictos que escaparon, y ha estado
persiguiendo con gran determinación a Lavalas y sus seguidores. Es más,
el gobierno instalado por los EE.UU. ha copado todos los altos mandos
de la Policía Nacional Haitiana (HNP) con ex militares (37) y ha
incorporado a 500 miembros de las antiguas fuerzas armadas a esta
institución, mientras entre 500 y 1.000 de ellos esperan ser
contratados durante el próximo año. (38)
Bajo
la mirada pasiva del gobierno interino, el antiguo ejército se ha
reconstituido ilegalmente, estableciendo bases a lo largo del país,
incluso una en el rico distrito de Petionville en Puerto Príncipe.
Los soldados en Petionville son apoyados por los residentes de clase
alta y colaboran con las operaciones de rutina de la HNP en los barios
pobres, y también llevan a cabo sus propias operaciones. Además, los
soldados demandaron el pago de salarios atrasados por el período que
va de 1995 a 2004 ocupando edificios públicos y amenazando al
gobierno. Entonces el gobierno de Latortue, tan servicial, les ofreció
unos $ 30 millones en compensación provenientes del erario público.
(39)
Represión
política y justicia unilateral
Con
el resurgimiento del cruel ejército haitiano y la hostilidad de las
autoridades provisionales hacia Lavalas, que constituye el mayor
movimiento político de masas en el país, la libertad política se ha
visto severamente restringida.
Al
menos cuatro estaciones de radio a favor de Lavalas han sido
incendiadas y saqueadas en Cap-Haitian y San Marcos, y los ex rebeldes
han amenazado, secuestrado o golpeado a todo periodista considerado
seguidor de Lavalas o crítico del gobierno de facto. La Asociación
de Periodistas Haitianos ha informado que varios periodistas que temían
por su seguridad en las regiones norte y central de Haití han
decidido ocultarse. El gobierno de facto también restringió la
libertad de prensa cerrando ilegalmente Radio TiMoun y Tele-TiMoun,
dos medios establecidos por la Fundación Aristide para la Democracia,
y arrestó a uno de sus camarógrafos. (40). Mientras tanto los medios
haitianos ya no defienden la libertad de prensa con el mismo vigor.
Según Joseph Guy Delva, director de la Asociación de Periodistas
Haitianos, corresponsal de Reuters y crítico de Aristide, si se
arrestaba a un periodista durante el gobierno de Aristide, la prensa y
la radio organizaban un alboroto tremendo. Hoy en día, declara Delva,
cuando un periodista es arrestado "los diarios y las estaciones
de radio aplauden". Lamentablemente, la razón de este cambio súbito
es evidente: aproximadamente 20 de las 25 radios y medios gráficos en
Haití pertenecen a miembros del Grupo de los 184 y han diseminado sin
sentido crítico la propaganda anti-Lavalas del gobierno. (41)
Los
opositores políticos al gobierno de Latortue y los seguidores de
Lavalas son arrestados cotidianamente violando sus libertades civiles.
El 16 de septiembre "oficiales de policía asaltaron las oficinas
de la Confederación de Trabajadores Haitianos y arrestaron a 9
miembros del sindicato sin orden alguna. La justificación oficial del
arresto fue que los acusados eran "cercanos a las autoridades de
Lavalas". Horas más tarde, hombres encapuchados con uniformes
militares atacaron la oficina del Comité para la Protección de los
Derechos del Pueblo Haitiano". (42) Se ha arrestado a numerosos líderes
de Fanmi Lavalas y activistas sin orden judicial, que han sido
abandonados a su suerte en cárceles, negándoseles el derecho de ver
a un juez dentro de las 48 horas siguientes a su detención. Las
"búsquedas de armas" que realizó la policía en barrios
pro-Lavalas de Puerto Príncipe han terminado con pocas armas en mano
pero con muchos arrestos arbitrarios. El Instituto para la Justicia y
la Democracia en Haití (IJDH) ha informado que: "las prisiones
están peligrosamente abarrotadas y en malas condiciones sanitarias.
Muchas cárceles fueron destruidas por los insurgentes, especialmente
en Cap. Haitian, Gonaives, Les Cayes, y Jeremie. La gran afluencia de
prisioneros, incluidos muchos prisioneros políticos, se amontona en
las zonas que quedan. No hay comida adecuada, agua potable o servicios
médicos, y muchos prisioneros están gravemente enfermos". (43)
Son comunes las palizas y otras formas de abuso por parte de los
guardias. Los atrasos en el sistema judicial constituían un problema
ya en el régimen de Aristide, por tanto no se puede culpar
enteramente al régimen de facto, pero el gobierno de Latortue está
exacerbando conscientemente las malas condiciones carcelarias al
arrestar ilegalmente y en masa a opositores políticos con el fin de
silenciarlos.
Por
otro lado, el sistema de "justicia" ha sido extremadamente
amable con los amigos del nuevo gobierno. Louis-Jodel Chamblain,
previamente condenado in absentia por el asesinato del empresario
Antoine Izmery en 1993 así como por su participación en la masacre
de Raboteau, se entregó entre llantos a las autoridades el 22 de
abril (según la ley haitiana, los condenados in absentia tienen
derecho a un nuevo juicio al regresar a su país). Chamblain declaró
que sacrificaría su libertad a fin de que "Haití pueda tener la
oportunidad de una verdadera democracia por la que él había estado
luchando hasta ese momento". Incluso antes de que comenzara el
juicio, toda esperanza de que éste fuera imparcial era minúscula: el
Ministro de Justicia Bernard Gousse admitió que la entrega había
sido negociada y declaró que Chamblain "no tenía nada que
ocultar". Gousse continuó elogiando la decisión de Chamblain de
entregarse "como un gesto bueno y noble" y sugirió que podría
ser perdonado "por su gran servicio a la nación". La
intimidación fue también un factor importante: En marzo de 2004, el
juez que había condenado a Chamblain por la masacre del año 2000 fue
golpeado por unos matones del ex comando FRAPH como represalia. De los
cinco testigos que llamó la parte acusadora, sólo uno se presentó
en el juicio a Chamblain de media noche y admitió no haber visto ningún
crimen. Chamblain fue absuelto de todo cargo en un juicio denunciado
por Amnistía Internacional como un "insulto a la justicia"
y "una burla". (44)
"Operación
Bagdad": resistencia popular y propaganda de la élite
Las
masas pobres de Haití no han permanecido pasivas frente a la
violencia y la represión. Por el contrario, "uno de los
hallazgos más sorprendentes del viaje del Proyecto de Acompañamiento
de Haití (Haiti Accompaniment Project) fue que a pesar del incremento
de la represión, muchos grupos en Puerto Príncipe y otras partes del
país se estaban preparando para llevar a cabo una movilización a
largo plazo y continua para exigir el regreso de la democracia al país".
El 18 de mayo la policía, con la ayuda de los marines
estadounidenses, disparó y dispersó a la fuerza una manifestación
en favor de la democracia en Puerto Príncipe dejando al menos un
muerto. Inicialmente la policía declaró que no habían recibido un
aviso adecuado sobre la manifestación, pero luego admitió que la
marcha había sido anunciada con bastante anterioridad y que habían
recibido información apropiada por parte de los organizadores.
El
30 de septiembre, una gran manifestación que conmemoraba el
aniversario del primer golpe que destituyó al presidente Aristide en
1991, fue recibida con la misma violencia por parte de la policía,
esta vez complementada por una vasta propaganda del gobierno y los
medios en manos de la élite. Más de 10.000 residentes de las
barriadas pobres de Puerto Príncipe marchaban hacia el Palacio
Nacional para exigir el fin de la persecución y el regreso de Jean
Bertrand Aristide cuando la policía comenzó a disparar contra los
manifestantes desarmados. El 1 de octubre, en una entrevista radial
Gerard Latortue no estaba arrepentido: "Disparamos sobre ellos.
Algunos murieron, otros fueron heridos, y otros escaparon". También
indicó que las autoridades actuarán de la misma manera en la próxima
protesta. (45)
Después,
funcionarios del gobierno declararían que tres oficiales de policía
habían sido asesinados y decapitados por seguidores de Lavalas
durante aquella manifestación del 30 de septiembre. Cuando los
periodistas y los grupos de derechos humanos preguntaron los nombres
de los policías asesinados y demandaron ver sus cuerpos el gobierno
se negó. El miembro de Plataforma Democrática Jean Claude Bajeux
apuntó que las decapitaciones eran el comienzo de la "Operación
Bagdad", una insurgencia organizada por Lavalas contra el
gobierno interino. Esta historia sensacionalista, totalmente
infundada, fue luego tomada y repetida hasta el cansancio por Latortue
y la prensa local e internacional. (46) Los voceros de Lavalas negaron
la existencia de una "Operación Bagdad" y condenaron la
violencia, pero fueron ignorados por los informes de los medios
tradicionales. Mientras tanto, el grupo local de derechos humanos
CARLI (Comité de Abogados por el Respeto de las Libertades
Individuales) realizó una investigación acerca de la "Operación
Bagdad" que concluyó que esta operación no existía. La
investigación de CARLI confirmó que dos oficiales habían sido
decapitados, pero esto había sido obra de ex soldados el 29 de
septiembre, y destacó que fue después de las manifestaciones del 30
de ese mes que el gobierno y los medios comenzaron a culpar a los
seguidores de Lavalas. Los medios agitaron aún más el sentimiento
anti-Lavalas cuando informaron del funeral de cinco oficiales de la
Policía Nacional Haitiana. Si bien sólo dos de ellos habían sido víctimas
de la violencia, el gobierno y los medios mostraron el evento como el
funeral de cinco oficiales heroicos que murieron en manos de
militantes pro-Aristide. (47)
Los
disparos de la policía contra los manifestantes desarmados el 30 de
septiembre generaron una ola de disturbios en la capital con más
marchas de protesta, enfrentamientos con la policía y una resistencia
armada de los residentes de las barriadas pobres contra las mortales
incursiones policiales en sus barrios. La violencia presente en Haití
desde el 30 de septiembre es en su mayoría el producto de los
esfuerzos brutales del gobierno de facto para reprimir las protestas
populares en la capital, y no el resultado de un mítico esfuerzo de
Lavalas para desestabilizar al nuevo gobierno.
Silenciando
las barriadas de Puerto Príncipe
La
reacción del gobierno a la continua (y en gran parte pacífica)
oposición de la población ha sido intensificar el terror y la
represión, una política que continúa hasta el día de hoy. Las
redadas de la policía "anti-pandillas" en las barriadas
pobres de Puerto Príncipe, que ya eran frecuentes, se han convertido
en un hecho cotidiano, con el consecuente aumento de arrestos
arbitrarios y ejecuciones sumarias. Reed Lindsay informó el 1 de
noviembre en el diario británico The Observer que "policías con
máscaras negras dispararon y mataron a 12 personas y luego
arrastraron sus cuerpos. Al menos tres familias han identificado los
cuerpos de sus parientes en la morgue; otros que tienen seres queridos
desaparecidos temen lo peor." (48) La alerta que declaró Amnistía
Internacional el 11 de noviembre es igualmente horripilante: el 26 de
octubre en Fort National, "individuos identificados como miembros
de la policía irrumpieron en una casa y asesinaron al menos a siete
personas," y al día siguiente en Carrefour Pean, "cuatro jóvenes
fueron asesinados en la calle a plena luz del día por individuos que
llevaban uniformes negros y pasamontañas. Testigos de estos hechos
han identificado a los vehículos como patrulleros de policías."
(49) Los ataques de la Policía Nacional Haitiana son acompañados
frecuentemente por ambulancias que se utilizan para cargar los
cuerpos. Los heridos a consecuencia de la violencia policial no buscan
asistencia médica ya que la Policía ha detenido a toda persona,
especialmente hombres jóvenes, que se encuentre en los hospitales con
heridas de bala. (50)
Las
consecuencias mortales de la campaña posterior al 30 de septiembre se
evidencian en los informes provenientes de la morgue. El periodista
independiente Kevin Pina informó que el 15 de octubre "el
Hospital General llamó al Ministerio de Salud para pedir vehículos
de emergencia para llevarse más de 600 cuerpos que estaban apilados
allí, que habían llegado como consecuencia de los asesinatos sólo
de las dos últimas semanas." (51) Desde el 21 de octubre se ha
prohibido la entrada a la morgue estatal excepto para los visitantes
aprobados previamente por el administrador del Hospital General;
aparentemente debido a la atención indeseada generada por los
periodistas e investigadores de derechos humanos a causa de la gran
cantidad de cuerpos que ingresaban. Sin embargo, al entrevistar a
empleados de la morgue a mediados de noviembre, el abogado Tom Griffin
descubrió que "desde el 30 de septiembre de 2004 ... la Policía
Nacional Haitiana raramente trae gente asesinada violentamente a la
morgue. Declararon que, sencillamente, la policía lleva los cuerpos
de aquellos asesinados a vertederos secretos, algunas veces pasando
por la morgue sólo para pedir prestado el camión vertedor."
(52)
Junto
a la ola de asesinatos, los arrestos masivos de hombres jóvenes en
las barriadas pobres de Puerto Príncipe y los arrestos de líderes
políticos de Lavalas se han incrementado dramáticamente, engrosando
la población carcelaria de Haití. El 2 de octubre, los senadores
Yvon Feuillé y Gerard Pilles y el ex diputado Rudi Hérivaux fueron
arrestados, sin orden judicial, después de que criticaran al gobierno
interino en la Radio Caraibe. El 13 de octubre, la Policía Nacional
haitiana golpeó y arrestó al reverendo Gérard Jean Juste,
nuevamente sin orden judicial, mientras repartía comida a niños en
su iglesia en el barrio pobre de Delmas. Ellos se unieron a muchos
otros funcionarios del gobierno constitucional de Haití que están en
la cárcel, incluido el ex Primer Ministro Yvon Neptuno, el ex
Ministro del Interior Jocelerme Privert y el ex Delegado Jacques
Mathelier.
La
presión de grupos de derechos humanos sobre el gobierno de facto,
como Amnistía Internacional, ha conseguido la liberación de varios
prisioneros políticos prominentes, pero la situación es más sombría
para las víctimas desconocidas detenidas simplemente por vivir en
barrios pro-Lavalas. La Comisión de Justicia y Paz de la Iglesia Católica
estima que hay unos 700 prisioneros políticos actualmente en Haití.
Hill Quigley del grupo de derechos humanos Pax Christi menciona que la
población carcelaria ha aumentado un 20% desde que comenzó la
ofensiva del nuevo gobierno: "En septiembre de este año había
unas 868 personas en prisión, 21 de las cuales habían sido
condenadas por un crimen. Unos funcionarios de la prisión me
advirtieron que "muchos no habían visto a un juez jamás y que
no sabían cuando podrían hacerlo". A comienzos de diciembre,
unas nueve semanas más tarde, la penitenciaría tenía 1041 reclusos,
22 de los cuales habían visto a un juez". (53)
La
detenciones injustas y las condiciones deplorables de las cárceles
llegaron a un punto crítico el 1 de diciembre cuando los guardias y
la policía reprimieron violentamente una protesta de los prisioneros
contra la transferencia de presos de la Penitenciaría Nacional hacia
otras prisiones. Esta última y los funcionarios de la prisión
afirmaron que sólo habían matado a 10 presos y que se había
utilizado la fuerza en defensa propia. Sin embargo, ex prisioneros y
otras personas que todavía permanecen en prisión declararon que el número
de muertos fue de entre 60 y 110, y que la policía ejecutaba metódicamente
a los prisioneros cargando sus cuerpos en ambulancias para arrojarlos
a un vertedero secreto. Residentes de los alrededores de la prisión
en aquel momento informaron que escucharon fuertes disparos después
de que la policía entrara a la prisión, y que continuaron por varias
horas. Un periodista de la radio Megastar, desde cuyas oficinas se ve
la prisión, fue testigo de cómo la policía disparaba contra las
celdas desde la pasarela. Funcionarios del gobierno y de la prisión
prohibieron que grupos de derechos humanos independientes,
periodistas, abogados de los prisioneros e incluso familiares entraran
a la prisión, con pocas excepciones, y no han hecho pública una
lista de muertos y heridos en el incidente. (54)
Legitimando
el terrorismo de estado: el papel de las Naciones Unidas en Haití
La
presencia de MINUSTAH, el componente militar de la Misión de
Estabilización de las Naciones Unidas en Haití que reemplazó a la
Fuerza Multinacional Interina (MIF) el 1 de junio, ha fracasado como mínimo
en la misión de proteger al pueblo de Haití. En el mejor de los
casos, MINUSTAH ha hecho la vista gorda a las atrocidades que están
sucediendo bajo su vigilancia y, en el peor de ellos, ha apoyado
activamente al gobierno y sus aliados paramilitares, otorgando una
apariencia de legitimidad a la violencia estatal de facto.
A
pesar de que su mandato establece que debe "asistir ... con
programas de Desarme, Desmovilización y Reintegración de forma
exhaustiva y sostenible a todos los grupos armados", las fuerzas
de MINUSTAH han perseguido este objetivo loable de la misma manera
unilateral con la que lo ha hecho el gobierno de facto. Es decir, se
ha unido a la Policía Nacional Haitiana en el fervor con el que
realizan "búsquedas de armas" en las zonas más pobres de
la capital, mientras que no hace ningún esfuerzo para desarmar a las
reconstituidas fuerzas armadas, e incluso colabora con ellas según
algunos informes. En julio, la delegación del Proyecto Acompañando a
Haití afirmó que: "De todos los informes que hemos recibido se
desprende que el Comando Militar de la ONU trabaja en coordinación
cercana con la Policía Nacional Haitiana, la cual ha integrado a
muchos ex militares a sus rangos. La ONU ha enviado miles de tropas a
Haití, y sin embargo tan sólo ha enviado a un funcionario de
derechos humanos, que tiene que recibir permiso del que es Ministro de
Justicia desde el golpe, Bernard Gousse, antes de visitar una prisión".
El Proyecto Acompañando a Haití ha citado "numerosos informes
donde se establece que el Comando Militar de la ONU en el norte
coordina sus actividades con Guy Philippe, el líder rebelde
responsable de grandes violaciones contra los derechos humanos
-incluyendo asesinatos- en el período previo al golpe". (55) A
comienzos de octubre, las fuerzas de la ONU que utilizaban Vehículos
Personales Armados (APVs) y perros de ataque, ocupó posiciones
alrededor de Bel Air junto a las unidades altamente armadas de la
Policía Haitiana. El periodista independiente Kevin Pina informó que
miembros de las ex fuerzas armadas estaban patrullando abiertamente
junto con las fuerzas chilenas asignadas a la ONU. Las tropas de
Naciones Unidas estaban respaldando a la Policía Haitiana mientras
arrestaban ilegalmente a parlamentarios de Lavalas en una estación de
radio el 2 de octubre. Algunos policías antidisturbios de la ONU
estuvieron también presentes el 30 de septiembre mientras la Policía
Nacional Haitiana disparaba sobre los manifestantes desarmados. El
comandante de la policía antidisturbios jordana se negó a hacer
comentario alguno cuando se le preguntó por qué la ONU no intervenía
para impedir que la Policía Nacional Haitiana disparara contra gente
desarmada. (56)
El
apoyo material provisto por MINUSTAH durante las
"operaciones" de la Policía Nacional Haitiana fue lo
suficientemente dañino, pero la peor cara de la presencia de la ONU
en Haití es la legitimidad que confiere a las acciones y la
propaganda del gobierno interino. Desde el 30 de septiembre, altos
funcionarios de la ONU han apoyado la afirmación de Latortue de que
la violencia en su país es el resultado de una campaña de
desestabilización orquestada por Lavalas, y han adoptado los
adjetivos "Chimères" y "bandidos", que utilizaba
el gobierno para referirse a los seguidores de Aristide, apoyo que ha
resultado decisivo. Por ejemplo, el 8 de octubre en una entrevista de
radio, el Comandante brasileño de MINUSTAH, el General Heleno, se
hizo eco de la retórica generalmente sedienta de sangre del régimen
de Latortue y declaró: "Debemos matar a los bandidos, pero tendrá
que ser solamente a los bandidos, no a todo el mundo." (57) De la
misma manera, la perspectiva de los altos diplomáticos de la ONU
sobre los hechos recientes es casi indistinguible de la propaganda del
gobierno: "Lo que hemos visto en este país durante los últimos
meses ha sido el resurgimiento de una violencia brutal organizada
probablemente con el fin de provocar un proceso de desestabilización
política" declaró Juan Gabriel Valdes, quien encabeza la Misión
de Estabilización en Haití de la ONU (MINUSTAH). "Cualquier
estado tiene derecho a defenderse. Nosotros hemos sido enviados por
las Naciones Unidas para ayudar y asistir al gobierno, y esta tarea
nos fue asignada por el Consejo de Seguridad de la ONU." (58)
Claramente, esta tarea tiene precedencia sobre la de defender la
libertad política o los derechos humanos del pueblo haitiano.
Conclusión:
Haití, Canadá y el nuevo imperialismo
Ellen
Meiksins Wood describe el nuevo imperialismo que emergió después de
la Segunda Guerra Mundial como una compleja interacción entre algunos
estados soberanos, en oposición a la antigua relación entre el amo
imperial y el sujeto colonial. El sistema está gobernado por
imperativos económicos (en el Tercer Mundo la deuda es el principal
mecanismo) y es administrado por múltiples estados, mientras que el
orden y la estabilidad de este sistema multiestatal es mantenido por
la hegemonía militar y política de los EE.UU. (59) Los términos
"orden" y "estabilidad" tienen en América Latina
y el Caribe, como observa Noam Chomsky, un significado muy específico:
el mantenimiento de "gobiernos a favor de la inversión privada
por parte del capital doméstico y extranjero, de la producción para
exportación y del derecho a sacar las ganancias del país." (60)
Mucha
gente podría objetar el análisis precedente sobre la base de que, en
términos económicos, Haití simplemente no cuenta: el comercio y la
inversión de los EE.UU. con Haití es minúsculo, tanto en términos
absolutos como en relación con la economía estadounidense, y a
diferencia de Irak, Haití no está asentado sobre una inmensa
cantidad de valiosos recursos naturales. En este sentido, la exposición
de Noam Chomsky del modus operandi de la política exterior de EE.UU.
en América Latina es especialmente esclarecedora: "En cuanto a
lo que de negocios estadounidenses se trate, Nicaragua podría
desaparecer y nadie se daría cuenta. Lo mismo es cierto acerca de El
Salvador. Pero ambos han sido objeto de asaltos asesinos por parte de
los EE.UU. que les han costado cientos de miles de vidas y muchos
billones de dólares". Entonces, cuál fue el motivo de los
EE.UU. para atacar salvajemente a estas naciones pobres? "Si se
quiere un sistema global que esté subordinado a las necesidades de
los inversores estadounidenses, no se puede dejar de lado ninguna
pieza." En particular, "cuanto más débil y más pobre es
un país, más peligroso es como ejemplo. Si un país diminuto y pobre
como Granada puede tener éxito en otorgar una mejor vida a su pueblo,
otro lugar que tiene más recursos se preguntará, ¿por qué no
nosotros?" "En otras palabras, lo que los EE.UU. quieren es
"estabilidad", es decir, seguridad para las clases altas y
las grandes empresas extranjeras". Si esto se puede alcanzar a
través de mecanismos formales democráticos, perfecto. Si no, la
"amenaza a la estabilidad" que represente un buen ejemplo
debe ser destruida antes de que el virus infecte a otros". (61)
Reemplacen "Nicaragua" o "Granada" con Haití y
tendremos una explicación casi perfecta de la lógica que hay detrás
de la destrucción por EE.UU. de la democracia haitiana.
La
intervención estadounidense en Haití es sólo la última aventura en
una larga historia de emprendimientos imperialistas en América
Latina, sin embargo el grado de involucramiento de Canadá en una
operación como ésta no tiene precedentes. Este país fue la sede de
la reunión para preparar el asalto a un gobierno elegido democráticamente
y ayudó a garantizar una pista aérea para secuestrar a Aristide, y
el gobierno canadiense continúa involucrado profundamente en las
actividades cotidianas (y por lo tanto en los crímenes) del régimen
interino. "Canadá ha prometido cerca de 200 millones de dólares
estadounidenses en ayuda para Haití incluyendo el pago de salarios a
Philippe Vixamar, un funcionario de alto nivel del Departamento de
Justicia de Haití, y a Fernand Yvon, un consultor canadiense del
Primer Ministro. Ambos son empleados de la Agencia de Desarrollo
Internacional Canadiense (CIDA)." (62) Más de 100 oficiales de
la Policía Real Montada Canadiense (RCMP) lideran la misión policial
de la ONU que está controlando el entrenamiento de los ex militares y
su integración en la fuerza de policía. Más aún, cuando tiene que
hacer frente a la falta de apoyo a la agresión estadounidense en
Irak, Paul Martin responde frecuentemente que Canadá participa
activamente en otros asuntos como Afganistán y Haití. Por lo tanto,
"El rol de Canadá en el mundo," y utilizo así el título
de una conferencia reciente que se llevó a cabo en Montreal a la cual
asistieron muchos altos funcionarios de la política exterior, es
claro: es un administrador de rango medio del Imperio estadounidense,
que provee la "atención de largo plazo en los más altos
niveles" necesaria para "realmente tener éxito en Haití"
(63) y en otros estados "fracasados." Este papel es aún más
importante en un momento en que los EE.UU. están focalizados en otros
asuntos, como ser la actual resistencia a la ocupación en Irak.
A
fin de justificar este nuevo grado de participación canadiense en el
imperialismo estadounidense, el gobierno liberal ha apelado
repetidamente a la nueva "responsabilidad de proteger" la
doctrina cuando se hable de Haití; algo que se asemeja
sorprendentemente a las ideologías colonialistas
"civilizadoras" de antaño. ¡Cuánta hipocresía se
necesita para declarar que Canadá ha de intervenir para proteger a
los ciudadanos de "estados fracasados" mientras organiza y
participa activamente en los esfuerzos para conseguir que esos estados
"fracasen"! Las afirmaciones específicas de los
funcionarios canadienses relativas a Haití no son menos deshonestas.
El Consultor Especial del Primer Ministro de Haití, Denis Coderre ha
dicho que "habría una tolerancia cero a la impunidad pero que
Canadá no se involucrará en el sistema judicial haitiano". El
testimonio que obtuvo Tom Griffin de la marioneta del CIDA, Vixamar,
en el Ministerio de Justicia no puede ser más claro: "Vixamar
reveló que los gobiernos de EE.UU. y Canadá juegan un papel clave en
el sistema judicial de Haití" y "declaró que él fue
nombrado por la administración Latortue, pero que la Agencia de
Desarrollo Internacional Canadiense (CIDA) le asignó este puesto y
que es su empleador directo" (énfasis añadido). Coderre también
ha manifestado que los únicos grupos que reclaman el recuento de los
cuerpos apilados son partidarios de Aristide "que se niegan a
admitir que ambos bandos tienen sangre en las manos" mientras a
la vez afirma que "la situación es mejor hoy en día que antes
de que partiera Aristide". (64) De nuevo, contradicen a Coderre
las conclusiones unánimes de numerosas misiones observadoras enviadas
por Amnistía Internacional, Human Rights Watch, el Centro de Estudios
de los Derechos Humanos, el Instituto para la Justicia y la Democracia
en Haití y otros, que no pueden considerarse un bloque uniforme pro-Lavalas,
y han informado del incremento severo de las violaciones de los
derechos humanos, siendo la mayoría de las víctimas miembros de
Lavalas y sus seguidores. Se intenta que renunciemos a comprender el
presente según muestran implícitamente las exhortaciones orwellianas
de Paul Martin y otros funcionarios de que "no podemos ser nostálgicos"
con el pasado de Haití. En el mundillo de la política exterior
canadiense, la ignorancia (del pueblo) es la fortaleza (del gobierno).
Nosotros,
que dependemos como nadie del imperio estadounidense, tenemos la
responsabilidad de rechazar la creciente participación y apoyo de
nuestro gobierno al imperialismo de los EE.UU., y la ideología engañosa,
contradictoria, e hipócrita que utiliza para justificarlo. Tenemos la
oportunidad de contribuir tremendamente en la lucha por la democracia
y los derechos humanos en Haití. Los haitianos continúan desafiando
las balas policiales exigiendo el regreso del gobierno electo. Los
canadienses, que no tenemos que hacer frente a tales obstáculos,
podemos impactar igualmente en la lucha por la democracia en Haití
sin necesidad de un heroísmo tan extraordinario. Un puñado de
activistas en Canadá, junto con la comunidad haitiana, han logrado
que este asunto llegue a los titulares de los periódicos en muchas
ocasiones, y cuantos más políticos se vean obligados a defender políticas
neo-coloniales, más evidente será su bancarrota moral. Lograr que
Canadá retire su apoyo y reconocimiento al gobierno de Latortue sería
un golpe decisivo contra el imperialismo. Incluso con sólo lograr que
el gobierno critique el historial de violaciones de derechos humanos
de Latortue alentaría la lucha del pueblo haitiano. No estaremos
solos en nuestra oposición al golpe de estado en Haití. La comunidad
del Caribe (CARICOM), la Unión Africana y Venezuela todavía se
niegan a reconocer al gobierno impuesto, y en enero de 2005, el Foro
Social Mundial en Puerto Alegre aprobó una resolución que denuncia
la represión en Haití. La oportunidad para comenzar a fraguar un
sistema mundial más humano y más justo aquí en Canadá está en
nuestras manos si estamos dispuestos a luchar por ella.
Notas
al pie:
1.
En relación con estos temas véase Noam Chomsky, "Democracy
Enhancement Part 2", Z Magazine, julio/agosto de 1994. http://www.zmag.org/ZMag/articles/chomdemenh2.htm
2.
"La versión moderna (del terrorismo de estado) tiene sus raíces
en las doctrinas de seguridad de la administración Kennedy, que se
establecieron oficialmente con la decisión crucial de 1962 por la que
la misión de los militares latinoamericanos pasó de ser la
"defensa hemisférica" a la "seguridad interna":
la guerra contra el "enemigo interno", entendiéndose como
tal a aquellos que amenazan el orden tradicional de dominación y
control". Noam Chomsky, "Democracy Enhancement Part 1",
Z Magazine, mayo de 1994. http://www.zmag.org/ZMag/articles/chomdemenh1.htm
Véase
también el excelente libro de Noam Chomsky."Deterring
Democracy", disponible en su totalidad en
http://www.zmag.org/chomsky/dd/dd-contents.html
3.
Chomsky, "Democracy Enhancement Part 2".
4.
Un informe completo sobre este período puede encontrarse en el libro
seminal de Paul Farmer "The Uses of Haití".
5.
Anthony Arnove, "An Interview with Allan Nairn", Z Magazine,
junio de 1995. http://www.zmag.org/ZMag/articles/june95arnove.htm
6.
Jim Naureckas, "Enemy Ally: The Demonization of Jean-Bertrand
Aristide", Extra!, noviembre/diciembre de 1994.
http://www.fair.org/extra/9411/aristide-demonization.html
7.
Acerca del embargo y la excepción de las compañías petroleras
estadounidenses en particular, véase Chomsky, "Democracy
Enhancement Part 2".
8.
Peter Hallward, "Option Zero In Haiti", New Left Review,
mayo/junio de 2004. http://www.newleftreview.net/nlr26102.shtml
9.
Robert White, "Haiti: Democrats Vs. Democracy", Centro de
Política Internacional, octubre de 1997. Incluye una defensa increíblemente
incorrecta de las políticas del Banco Mundial.
http://ciponline.org/democrac.htm
10.
Hallward, "Option Zero In Haiti".
11.
La oposición, junto con sus partidarios de la "sociedad
civil" internacional, como el centro de investigación
anti-Lavalas Proyecto Democracia en Haití (Haití Democracy Project),
ha denunciado un amplio fraude electoral por parte de FL, pero ni la
OEA ni los EE.UU. ni ningún otro miembro de la comunidad
internacional ha apoyado estas reivindicaciones.
12.
James Morrell, "Snatching Defeat From The Jaws of Victory",
Centro de Política Internacional, agosto de 2000.
http://ciponline.org/oldiprsnat.htm
13.
Ira Kurzban, "The February 29th Coup d'Etat Against President
Jean Bertrand Aristide and the Role of the United States in the
Coup", Haiti Progres, 17 de marzo de 2004.
http://www.haitiprogres.com/2004/sm040317/eng03-17.html
14.
Hallward, "Option Zero In Haiti".
15.
Noam Chomsky, Perspectives on Power, 1997.
16.
Paul Farmer, "Who Removed Aristide?" London Review of Books,
13 de abril de 2004.
http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?ItemID=5318
17.
Véase http://haitisupport.gn.apc.org/destabilisation.htm para obtener
una amplia información.
18.
Anthony Fenton, "The Invasion of Haiti: Stan Goff
Interviewed", Znet, 19 de mayo de 2004.
http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=40&ItemID=5557
19.
Kurzban, "The February 29th Coup".
20.
Robert Fatton, "Haiti's Predatory Republic: The Unending
Transition To Democracy", segunda edición, 2002.
21.
Hallward, "Option Zero In Haiti".
22.
Anthony Fenton, "Canada's Growing Role In Haitian Affairs",
Haiti Progres, 21 de marzo de 2005.
http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?ItemID=7496
23.
Kurzban, "The February 29th Coup".
24.
Anthony Fenton, "Human Rights Horrors in Haiti", Dissident
Voice, 27 de julio de 2004.
http://www.dissidentvoice.org/July2004/Fenton0727.htm
25.
Jeffrey Sachs, "U.S. Fingerprints", Christian Science
Monitor, 10 de marzo de 2004.
http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?ItemID=5123
26.
Es más, toda renuncia firmada por un jefe de estado electo debido a
una amenaza directa a su seguridad, ya sea por parte de insurgentes o
por tropas de una potencia imperial, es un documento firmado bajo
coacción y por lo tanto ilegítimo e inválido.
27.
Institute for Justice and Democracy in Haiti, "Human Rights
Violations in Haiti: February-March 2004", 19 de julio de 2004.
http://www.ijdh.org/articles/article_ijdh-human-rights-violations.html
28.
National Lawyers Guild, "Summary Report of Haiti Human Rights
Delegation", 29 de marzo a 5 de abril de 2004.
http://www.nlg.org/news/delegations.htm
29.
Amnesty International, "Haiti: Breaking the Cycle", 21 de
junio de 2004. http://web.amnesty.org/library/Index/ENGAMR360382004
30.
AI, "Haiti: Breaking the Cycle".
31.
Refugees International, "Haitians Displaced by Political
Reprisals", 4 de agosto de 2004.
http://www.refugeesinternational.org/content/article/detail/3119
32.
Jessica Leight, "Another Failed Washington Regime Change: Haiti's
Caricature of Democratic Governance", Council on Hemispheric
Affairs, 15 de junio de 2004.
http://www.coha.org/NEW_PRESS_RELEASES/New_Press_Releases_2004/04.29_Haiti_PR.htm
33.
Tom Reeves, "Haiti's Disappeared", ZNet, 5 de mayo de 2004.
34.
Laura Flynn, Robert Roth and Leslie Fleming, "Report of the Haiti
Accompaniment Project", 28 de julio de 2004.
http://www.haitiaction.net/News/hap6_29_4.html
35.
Associated Press, "Doctors Strike, Crippling Haiti
Hospital", 5 de enero de 2005.
https://listhost.uchicago.edu/pipermail/haiti-news/2005-January/000066.html
36.
Farmer, "Who Removed Aristide?"
37.
Tom Griffin, "Haiti Human Rights Investigation", Centro para
el Estudio de los Derechos Humanos, 11 a 21 de noviembre de 2004.
http://www.law.miami.edu/news/368.html
38.
Lyn Duff, "Haiti Rapes", ZNet, 24 de febrero de 2005.
http://www.haitiaction.net/News/LD/3_10_5/3_10_5.html
39.
Griffin, "Haiti Human Rights Investigation".
40.
Carlos Lauria y Jean-Claude Chery, "Taking Sides", Committee
to Protect Journalists, 26 de julio de 2004.
http://www.cpj.org/Briefings/2004/haiti_7_04/haiti_7_04.html
41.
Griffin, "Haiti Human Rights Investigation".
42.
IJDH, "Haiti Human Rights Alert: Illegal Arrest of Political
Prisoners", 8 de octubre de 2004.
http://www.ijdh.org/articles/article_human_rights_alerts_oct8.html
43.
IJDH, "IJDH Human Rights", 26 de julio de 2004.
http://www.ijdh.org/articles/article_ijdh-human-rights_update-july-26-04.html#intro
44.
IJDH, "IJDH Human Rights Alert: Haiti Assassination Trial An
Affront to All Those Who Have Worked and Died for Justice", 17 de
agosto de 2004.
http://www.ijdh.org/articles/article_ijdh-human-rights_alert_august-17.html
45.
IJDH, "Haiti Human Rights Alert: Illegal Arrest of Political
Prisoners".
46.
Haiti News Watch, "'Operation Baghdad' Brought to you by
AP", HaitiAction.net, 3 de octubre de 2004.
http://www.haitiaction.net/News/HNW/10_3_4.html
47.
Griffin, "Haiti Human Rights Investigation". La transformación
de CARLI, que pasó de ser un grupo de derechos humanos serio a
convertirse en una máquina de propaganda anti-Lavalas, tal como lo
detalla Tom Griffin, es un caso de estudio interesante de cómo el
financiamiento imperialista puede distorsionar el trabajo de las
organizaciones de la sociedad civil.
48.
Reed Lindsay, "Police Terror Sweeps Across Haiti", The
Observer, 1 de noviembre de 2004.
http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=55&ItemID=6538
49.
AI, "Haiti: Amnesty International calls on the transitional
government to set up an independent commission of enquiry into summary
executions attributed to members of the Haitian National Police",
11 de noviembre de 2004.
http://www.ijdh.org/articles/article_ijdh-human-rights_alert_nov11.html
50.
Griffin, "Haiti Human Rights Investigation".
51.
Dennis Bernstein, "Death Squads Rampage: Flashpoints Radio
Interviews Kevin Pina", HaitiAction.net, 15 de octubre de 2004.
http://www.haitiaction.net/News/HIP/10_15_4a.html
52.
Griffin, "Haiti Human Rights Investigation".
53.
Bill Quigley, "Death Watch for Human Rights in Haiti",
Counterpunch, 23 de diciembre de 2004.
http://www.counterpunch.org/quigley12222004.html
54.
Para un análisis completo de este caso, véase la documentación
compilada por IJDH:
http://www.ijdh.org/articles/article_ijdh-human-rights_alert_december-20.html
55.
Flynn et al., "Report of the Haiti Accompaniment Project".
56.
Ben Terrall, "'We Must Kill The Bandits!'", Counterpunch, 17
de noviembre de 2004. http://www.counterpunch.org/terrall11172004.html
57.
Terrall, "'We Must Kill The Bandits!'".
58.
Lindsay, "Police Terror Sweeps across Haiti".
59.
Ellen Meiksins Wood, Empire of Capital, 2003.
60.
Noam Chomsky, What Uncle Sam Really Wants, 1993.
http://www.zmag.org/chomsky/sam/sam-contents.html
61.
Chomsky, "What Uncle Sam Really Wants".
62.
Sue Montgomery, "Lean on Haiti, Activists Urge", Montreal
Gazette, 12 de marzo de 2005.
63.
Carlos Dade de FOCAL (Fundación Canadiense para las Américas) citó
en Fenton, "Canada's Growing Role In Haitian Affairs".
64.
Jooneed Khan, "Ottawa pressé d'enquêter en Haïti", La
Presse, 12 de marzo de 2005.
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