Las
tropas de la ONU acusadas de una segunda masacre
Haiti
Information Project
La Haine, 22/03/07 (*)
Surge evidencia
aterradora que contradice desmentidos de la ONU :: El pueblo de Cite
Soleil ve ahora a un presidente Preval con las manos manchadas de
sangre de víctimas inocentes, a semejanza del enviado especial de la
ONU en Haití, Edmond Mulet, y del general brasileño recientemente
substituido José Elito Carvalho de Siquiera.
Un activista
comunitario de Cité Soleil, Samuel Leconte, fue arrestado el día 18
de enero a punta de pistola por soldados brasileños y entregado a la
policía haitiana. Las primeras preguntas que la ONU le hizo fueron
acerca de si estaba en posesión de alguna información que
relacionara al ex preso político Annette Auguste, alias So An, y al
presidente exiliado Aristide, con las grandes manifestaciones que habían
tenido lugar en el barrio costero de chabolas de Cité Soleil.
Mientras Leconte respondía que no tenía ninguna información a
respecto, y que tales manifestaciones se habían llevado a cabo por
iniciativa de la comunidad, la información que sí hubiera podido dar
era la de su testimonio ocular de las matanzas llevadas a cabo por las
fuerzas de la ONU en su comunidad el 22 de diciembre de 2006.
Semanas antes de su
detención, Leconte habló en un funeral por las víctimas de lo que
los habitantes de Cité Soleil califican de una segunda masacre
perpetrada por las fuerzas militares de la ONU en esa comunidad.
Leconte condenaba las matanzas sentado delante de una gran bandera
donde estaba escrito "Gracias presidente Preval por este regalo
de Navidad," en obvia referencia al hecho de que Preval, según
informes, habría dado el visto bueno para la mortal incursión.
"Mataron a mujeres, niños y ancianos. Les disparaban como si
fueran animales" cuenta Leconte, que comienza a llorar ante el
micrófono. Concluye: "nunca podrán detener nuestras demandas
por el regreso del presidente Aristide. Seguiremos con las
manifestaciones y no vamos a parar hasta que la tierra de Dessalines
sea verdaderamente libre e independiente." En el momento de este
escrito Leconte sigue detenido sin cargos por la policía haitiana en
la notoria prisión de Delmas 33, a la que llaman Fort Dimanche en
alusión a una antigua prisión regida por la dictadura de Duvalier.
Según habitantes de
Cité Soleil, las fuerzas de la ONU atacaron el barrio a primeras
horas de la mañana del 22 de diciembre de 2006, matando a más de 30
personas, inclusive mujeres y niños. Para muchos fue una repetición
de las operaciones militares de la ONU del 6 de julio de 2005, cuando
dejaron a más de 26 personas muertas en un intento exitoso de
asesinato de Emmanuel "Dred" Wilmer y cuatro de sus
seguidores más cercanos. Wilmer era abiertamente hostil a la ocupación
militar de su país por la ONU, y se había opuesto a la destitución
del presidente constitucional Jean-Bertrand Aristide. Lideró una
resistencia armada e inspiró otros a hacer lo mismo contra la brutal
policía haitiana y el irremediablemente corrupto sistema legislativo.
Esta vez el objetivo
fue una presunta banda de secuestradores liderada por un joven llamado
Belony. Se dice que la operación militar fue sancionada personalmente
por el presidente Rene Preval, elegido el año pasado con la ayuda del
movimiento Lavalas de Aristide. Decenas de miles de partidarios de
Lavalas paralizaron la capital durante más de una semana en un acto
de desafío ante el fiasco de las elecciones patrocinadas por la ONU
con 76 millones de dólares. El Consejo Electoral Provisional (CEP)
intentó el fraude en el conteo de votos para impedir que Preval
asumiera el cargo.
La ironía es que el
ataque de 22 de diciembre también parece haber sido provocado no por
una oleada de secuestros, como sostiene la ONU, sino por una nueva
manifestación masiva de partidarios de Lavalas que comenzó en Cite
Soleil. Cerca de diez mil personas se habían manifestado durante
varios días por el regreso del presidente Aristide, en claro repudio
a lo que califican de ocupación militar extranjera del país. Esas
grandes manifestaciones no deben ser confundidas con otras protestas
menores protagonizadas por las así llamadas "manifestaciones
estudiantiles" del movimiento "testículos en tu
trasero" del GNB, que ayudaron a deponer el presidente Aristide
el 29 de febrero de 2004. A los manifestantes de Cite Soleil la ONU
les brindó un tratamiento bastante distinto que a esos supuestos
"estudiantes".
Filmaciones
realizadas por videógrafos pertenecientes al Proyecto de Información
de Haití (HIP) muestran como civiles desarmados caen víctimas del
fuego indiscriminado de las fuerzas de la ONU el 22 de diciembre de
2006. Aunque la ONU niega que se haya disparado desde helicópteros, a
un hombre no identificado de 28 años se le ve morir delante de las cámaras
declarando haber sido baleado en el abdomen desde un helicóptero que
circunvolaba la zona, salpicando muerte sobre la gente abajo. No es la
primera vez que la ONU desmiente haber asesinado a civiles desarmados
en Cite Soleil. La fuerza de ocupación también negó haber matado a
civiles desarmados el 6 de julio de 2005. Eloufi Boulbars, un portavoz
de la ONU, declaraba el 8 de julio de 2005 que "vimos a cinco
personas asesinadas, fue lo que pudimos contar. A bandidos armados que
intentaban resistir se les mataba o hería". Pero la evidencia
brindada por el documentario obligó finalmente a la ONU a admitir que
civiles desarmados habían sido asesinados por sus fuerzas, a pesar de
los intentos por encubrir esos hechos.
Lo sucedido el 22 de
diciembre de 2006 no fue muy distinto, con la ONU suministrando a los
medios corporativos un relato que habla de una intervención militar
contra secuestradores y desmintiendo una vez más el uso
desproporcionado de la fuerza, que había provocado numerosas muertes
entre civiles desarmados. Otra similitud fue la total indiferencia de
la ONU en prever víctimas civiles. Como sucediera en julio de 2005,
ninguna unidad médica acompañó a las fuerzas de la ONU, mientras
que residentes alcanzados por el fuego continuo e indiscriminado se
desangraban hasta la muerte en plena calle o lograban arrastrarse
hasta sus viviendas para morir en brazos de sus familiares.
"No pude contar
todas las víctimas", cuenta una sobreviviente que quiso
permanecer en el anonimato por temor por su seguridad. "Entraron
disparando. ¡Mire aquella mujer embarazada que ha sido baleada.! ¡Mire
aquel joven! ¿Todos somos bandidos? ¿Todos somos
secuestradores?" Annette Auguste, que fue presa política en Haití
por un período de más de dos años en total, nos cuenta que
"vimos como jóvenes y mujeres caían ante el fuego de las
fuerzas de la ONU en Cite Soleil. Jóvenes asesinados a tiros. ¿También
eran secuestradores todos ellos?"
Más de tres horas de
filmaciones de video y un gran surtido de fotos digitales ilustran,
como jamás podrían hacerlo las palabras, lo que la ONU está
haciendo en Haití. Heridos y agonizantes que vemos en el video
expresan su horror y desconcierto acerca de las razones por las que la
ONU les disparaba. Un joven de 16 años, al ver claramente que está a
punto de morir, pregunta por qué las fuerzas de la ONU le disparan.
Menos que una hora después vemos su cuerpo sin vida, en lugar de lo
que había sido hasta hace poco un joven alegre y elocuente. El
montador y fundador del HIP, Kevin Pina, comenta: "Está claro
que esto constituye un acto del terror contra la comunidad. La
evidencia que este video brinda muestra claramente que la ONU es
culpable, de nuevo, de haber encañonado a civiles desarmados en Cite
Soleil. No puede haber justificación para el uso de tal grado de
fuerza en zonas densamente pobladas de este barrio. Está claro que la
ONU considera la matanza de estos inocentes como algo que de alguna
manera resulta aceptable para sus fines de pacificación de esta
comunidad. Cada manifestación, no importa lo pacífica que sea, se ve
como una amenaza a su control si ésta contiene demandas por el
retorno de Aristide a Haití. En este contexto se nos hace difícil
seguir viendo la misión de la ONU como una fuerza independiente y
neutral en Haití. Al parecer, en algún momento han decidido hacer
uso de la fuerza militar para modificar el mapa político y ajustarlo
a las metas estratégicas que tienen para el pueblo haitiano."
El pueblo de Cite
Soleil ve ahora a un presidente Preval con las manos manchadas de
sangre de víctimas inocentes, a semejanza del enviado especial de la
ONU en Haití, Edmond Mulet, y del general brasileño recientemente
substituido José Elito Carvalho de Siqueira. En la mente de los
sobrevivientes esta gente se incorpora ahora a las filas dónde ya están
el general Heleno Ribera, el anterior enviado de la ONU Juan Gabriel
Valdés, y el anterior primer ministro, aupado por los Estados Unidos,
Gerard Latortue, todos ellos implicados en ordenar y ocultar la
masacre del 6 de julio de 2005.
(*)
Traducido para ZNet por José Luis Vivas y revisado por Alfred Sola.
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