La
represión a los metalúrgicos de Villa Constitución en marzo de 1975
Una
heroica huelga
Por
Oscar Alba
Socialismo
o Barbarie, periódico, 09/03/07
En estos días se cumplen
32 años de una de las huelgas más heroicas de la clase obrera
argentina. Esto ocurre en momentos en que se está reabriendo la causa
por los asesinatos de la Trilpe A, no casualmente con actividad
represiva directa contra los obreros de Villa Constitución en lucha.
Como no podía ser de otra manera la burocracia de la UOM (Unión
Obrera Metalútgica) estuvo completamente comprometida en ese accionar
represivo. En estas páginas ya hemos dado cuenta del similar rol de
Rodríguez, en el SMATA (sindicato de la industria automotriz).
Publicamos esta nota en homenaje a esa gran lucha y a los más de 50
compañeros obreros asesinados
El
jueves 20 de marzo de 1975, el gobierno de Isabel Perón anunció que
había detectado un “complot subversivo” destinado a paralizar la
industria pesada del país. Según el gobierno, el “complot” se
estaba organizando en el entonces cordón industrial del Paraná, que
abarcaba las localidades de Campana, Zárate, San Lorenzo, Villa
Constitución y Rosario, entre las principales localidades a orillas
del río Paraná.
El
epicentro de la supuesta conspiración subversiva descubierta por el
gobierno era Villa Constitución. Allí existía una gran concentración
de obreros metalúrgicos pertenecientes a las empresas Acindar,
Marathon, Metcon y Villber. En ese cordón industrial se había
desarrollado una amplia vanguardia de luchadores antiburocráticos y
antipatronales que se agrupaban en las organizaciones de la izquierda
revolucionaria y habían logrado ganar la dirección de importantes fábricas
de la zona. En Villa Constitución los metalúrgicos habían dado una
gran lucha contra la burocracia de Lorenzo Miguel, y luego de una
huelga de más de cuarenta días les habían arrancado elecciones para
la conducción de la seccional e impuesto democráticamente a la Lista
Marrón, opositora a la burocracia y antipatronal. El gobierno de
Isabel inventa el argumento del “complot” para lanzar un
gigantesco operativo que termine con la dirección de la Lista Marrón.
De esta manera, confluyeron sobre Villa Constitución tropas de la
Policía Federal, la policía provincial, la Gendarmería, la
Prefectura y grupos de la Triple A.
Ese
día también hubo represión en otras fábricas del cordón
industrial: en John Deere, Hanomag y Galizia Bargut, de la localidad
de San Lorenzo, fueron detenidos dirigentes y activistas obreros.
“El
operativo se inició el jueves a las cuatro de la mañana. La Policía
Federal y la Provincial avanzaron sobre los barrios y la zona de las fábricas,
la Prefectura desplegaba lanchas sobre el río Paraná para impedir
que los ‘buscados’ pudieran escapar por las costas” (Avanzada
Socialista 140, 29-3-75, periódico del Partido Socialista de los
Trabajadores).
Esa
madrugada se clausura el local de la UOM de Villa Constitución y la
mayor parte de la Comisión Directiva que encabezaba Alberto Piccinini
es detenida, salvo el compañero Luis Segovia. También es detenido el
compañero Sosa, secretario general de la Unión Ferroviaria de Villa
y en la ruta, la policía intercepta a los micros que llevaban a los
obreros para el turno de la mañana y detienen a muchos activistas.
Ese
mismo día los obreros votan la huelga por la libertad de los compañeros
presos y la devolución del sindicato. Los trabajadores quedan
ocupando Acindar, Marathon y Metcon y se forma un Comité de
Huelga.[1]
También
declaran la huelga los obreros de Vilber, la textil Cilsa y los
ferroviarios de la Unión Ferroviaria y La Fraternidad. Al día
siguiente el Ministerio de Trabajo declara ilegal el paro y nombra a
Simón De Iriondo como interventor. El domingo 23 un comando montonero
asesina en Rosario al Subcomisario Ojeda, de servicio en Villa
Constitución. “El Comité de Lucha, entonces, realiza asambleas en
todas las fábricas, y propone que se vote una moción de repudio al
asesinato y a los métodos de los grupos guerrilleros que actúan al
margen de la voluntad y las decisiones de los trabajadores. Así lo
hacen por unanimidad los trabajadores de Metcon y Acindar” (Avanzada
Socialista 140). En tanto, en el pueblo continuaba la represión.
Los Ford Falcon de las bandas parapoliciales y la policía recorrían
las casas en busca de activistas.
Mientras
la Comisión Directiva era trasladada a la Jefatura de Rosario para
ser llevada luego a la cárcel de Coronda, la burocracia de Lorenzo
Miguel designaba a Alberto Campos para que se ocupe del conflicto en
la seccional en complicidad con el gobierno y la patronal.
La
ocupación de las fábricas dura dos o tres días en que los
familiares les acercaban comida pero después la policía y los fachos
comienzan a hacer “pinzas” en la ruta, y los trabajadores, ante el
riesgo de quedar aislados de la población, resuelven en asamblea
desocupar las fábricas e ir a la huelga larga.
A
partir de ese momento la organización de la huelga se traslada a los
barrios obreros y comienza a editarse un Boletín de Huelga. Las
asambleas se fueron haciendo por barrios y no podían durar mucho
tiempo porque aparecían los grupos parapoliciales y atacaban a los
huelguistas. En los comercios de los barrios se solían dejar los
volantes que después pasaban a recoger los trabajadores o sus
mujeres. Todo tenía que ser clandestino porque los “fachos”
estaban atentos para actuar. Por ejemplo, cuando detectaban algún
lugar donde se guardaban provisiones para los huelguistas, llegaban y
lo volaban. La policía había montado un centro clandestino de
detención y tortura en el barrio en el que habitaban los jefes de
Acindar, en el mismo predio de la planta. A este centro eran llevados
los detenidos en primera instancia.
La
solidaridad del pueblo fue total. Los transportistas no cobraban, los
almaceneros “fiaban” a los trabajadores, pero se iban quedando sin
mercaderías. Entonces los trabajadores resolvieron pasarles las
provisiones que recibían en solidaridad.
Por
otro lado, se organizaron piquetes de autodefensa. Activistas obreros
armados resguardaban la seguridad de los dirigentes. Los “fachos”,
a su vez, llegaban por la noche a la casa de los activistas, y a los
que los agarraban los mataban.
El
10 de abril Miguel Angel Lobotti, obrero de Alindar, es fusilado en
una cancha de fútbol de Villa Gobernador Gálvez.[2]
La
patronal había contratado “carneros” para poner en marcha las fábricas.
Y los piquetes salían a buscarlos. También las mujeres, cuando
detectaban la casa de algún carnero iban a escracharlo. Las fábricas
no pudieron ser puestas en marcha hasta el final de la huelga. Las
mujeres tuvieron un papel destacado en la huelga; repartiendo el Boletín
de Huelga, buscando la solidaridad en las zonas aledañas y en la
atención a los presos que día a día se iban sumando. Por eso también
sufrieron la represión. En los allanamientos nocturnos eran sacadas
de las casas en ropa interior a la calle y maltratadas.
El
22 de abril se realiza una gran movilización. Trabajadores y vecinos
se encolumnan desde los barrios. La movilización es ferozmente
reprimida. Hay una gran cantidad de detenidos y muere baleado un
obrero. Unos días después también muere José García, obrero, a raíz
de los golpes recibidos durante la represión de la marcha.
El
1° de mayo es secuestrado el compañero Rodolfo Mancini y al otro día
su cuerpo aparece sin vida y con rastros de tortura en Sarandí,
provincia de Buenos Aires. Mientras, la huelga continúa. La patronal
comienza a mandar telegramas de despidos. No obstante, la lucha va a
continuar aunque el cansancio y el aislamiento se empiezan a sentir.
En
esos días es asesinado Jorge Chaparro. Había trabajado en Acindar y
se había negado a transportar en su colectivo a los carneros que la
empresa había traído para romper la huelga.[3]
Finalmente,
tras 57 días de huelga, los trabajadores en asamblea resuelven
levantarla. En medio del dolor y la bronca siete mil obreros vuelven a
su trabajo. La represión continuó aún después de levantada la
huelga. Julio Palacios, delegado de Acindar y que fuera uno de los
detenidos al inicio el conflicto, luego de ser liberado es secuestrado
y asesinado el 17 de octubre de ese año por un comando de la Triple
A. Igual suerte corrieron Antonio Reche, Jorge R Andino y Carlos
Timson, que fueron asesinados el 1° de enero de 1976.
Una
de las más grandes luchas obreras
La
huelga de Villa Constitución fue una las más grandes luchas que dio
el movimiento obrero en nuestro país. Y se da en un contexto nacional
de ofensiva burguesa sobre el movimiento obrero. Al mismo tiempo que
atacaban a la conducción metalúrgica de Villa Constitución,
intervenían el sindicato de trabajadores azucareros del Ingenio
Ledesma y a su dirección combativa, que encabezaba Melitón Vázquez.
La
patronal, el gobierno y la burocracia descargaron sobre los metalúrgicos
de Villa Constitución la saña y el salvajismo de las fuerzas
represivas. Lo hicieron conscientes de que la UOM de Villa, dirigida
por la Lista Marrón, era sin dudas un referente para los trabajadores
que luchaban en todo el país. El heroísmo, la entrega y la
solidaridad desplegada por los obreros, por las mujeres y los
pobladores en general demostraron que allí no había un “complot
subversivo” sino, realmente, una alternativa de dirección obrera
capaz de enfrentar con dureza el ataque y la violencia capitalistas.
Los numerosos presos que pasaron por Coronda, Chaco y Rawson y los 53
muertos durante y después de la huelga no pueden escapar de nuestra
memoria, como tampoco se puede olvidar que fue un gobierno
peronista, con el aporte de la patronal y la burocracia metalúrgica,
el que llevó adelante la represión.
La
desaparición del albañil Julio López, la represión kichnerista a
los petroleros de Las Heras y el ataque de las patotas a los compañeros
del Hospital Francés muestran que en el actual régimen “democrático”
también el gobierno, las patronales y la burocracia sindical
mantienen sus garras escondidas para mostrarlas en cuanto los
trabajadores quieran levantar cabeza La nueva generación de
trabajadores debe tomar el ejemplo de los compañeros de Villa
Constitución, como de tantas otras experiencias, para encarar las
presentes y próximas luchas.
Notas:
1.
Este Comité de Huelga se vota en asamblea y lo componen delegados de
base de Acindar, Marathon y Metcon. Entre los compañeros que lo
integraban se encontraban militantes de la Juventud Trabajadora
Peronista, el ERP y los compañeros Pacho Juárez y Pepe Kalauz del
Partido Socialista de los Trabajadores, entre otros. Posteriormente se
incorporan delegados de Vilber y se amplía el comité.
2.
Testimonios y Documentos, “Tito Martín...” por Jorge Shulman
3.
Testimonios y Documentos, J. S.
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