11 de septiembre
La ilusión de un golpe histórico en el curso del
imperialismo
Por
Hisham Bustani (*)
Monthly
Review, 11/09/07
Rebellion, 17/09/07
Traducido por Beatriz Morales Bastos
El congreso de Fairmont
A finales de septiembre de 1995 quinientos
dirigentes políticos y económicos del mundo se reunieron en el
prestigioso hotel Fairmont de San Francisco invitados por una institución
dirigida por Mikhail Gorbachov. El congreso fue financiado por algunos
multimillonarios estadounidenses, posiblemente como muestra de gratitud
por los “servicios prestados” por Gorbachov en la antigua Unión Soviética.
El objetivo del encuentro era "ilustrar el perfil del camino hacia el
siglo XXI, el camino que llevará a una nueva civilización".
El tiempo que se concedía a los oradores fue
inflexible: cinco minutos para cada orador y dos para cada comentario. Las
condensadas conclusiones respecto al futuro a las que llegaron los
invitados fueron escuetas, un críptico duo: "20–80" y "Entetanimiento"
[**].
"20–80" representa la proporción de
trabajadores en relación a los parados en la futura sociedad. El congreso
calculó que "el 20% de la población trabajadora mundial será
suficiente para mantener la actividad económica global en el próximo
siglo". El 80% restante se enfrentará con "grandes
problemas". Como lo expresó uno de los ejecutivos de Sun
Microsystems, la situación se reducirá a "comer o ser
comido".
"Entetanimiento" es una palabra
creada por Zbigniew Brzezinski y está compuesta por dos palabras: tits,
“tetas” (en referencia a la lactancia materna) y entertainment,
entretenimiento, espectáculo. Este Entetanimiento es un mezcla
de "espectáculo embriagador y suficiente alimentación" que
puede "tranquilizar las frustradas mentes de la población del
mundo"[1].
Pero, ¿cuál es la relación entre todo esto y el
tema que vamos a tratar? Hay una profunda relación entre ambos.
La primera trampa en la que caen muchos escritores
y analistas políticos es considerar que el 11 de septiembre supone una línea
divisoria entre dos épocas históricas, que es un hito histórico, un
hito que proporcionó el trampolín para un golpe político internacional.
Una comparación entre septiembre de 1995 (el congreso de Fairmont) y los
ataques de septiembre de 2001 no revelará una diferencia sustancial en la
calidad de la política estadounidense en particular y la política
capitalista en general; es, simplemente, una cuestión de cantidad. Este
es el punto principal que se argumenta en las líneas que siguen.
La trayectoria inexorable del Imperialismo
El actual sistema expansionista de Estados Unidos
– el Imperio de la ideología neoliberal de la agresión total –
estaba encaminado hacia su realización con o sin el 11 de septiembre.
Aunque nunca hubiera ocurrido el 11 de septiembre, habríamos asistido a
sus subsiguientes "consecuencias", si bien un poco después en
el tiempo.
Lo que se puede considerar un verdadero "punto
de inflexión histórico" es la coyuntura en la que el campo
capitalista conquistó la Unión Soviética y el bloque socialista. La
conquista en sí misma no fue el punto de inflexión, sino que lo fue el
proceso concomitante acelerado de acabar con el estado del bienestar y su
alto coste en el campo capitalista.
El capital, en busca permanente de maximizar sus
beneficios, había hecho una inversión para adelantarse al socialismo y
obtener altos rendimientos: el estado de bienestar con su economía
keynesiana, gasto público como un "mal necesario" para
preservar el equilibrio interno y evitar cualquier contagio del
"Este" que pudiera infectar al "Oeste" con objetivos
sociales como la justicia e igualdad social, supresión de los privilegios
de clase y garantizar de las necesidades básicas para todos (comida,
alojamiento, educación salud). Sin embargo, con la desaparición del
"otro polo" y la recesión de la actividad política y social de
la izquierda radical en todo el planeta, combinado con la falta de una
nueva alternativa revolucionaria, el estado del bienestar se convirtió en
un enorme gasto injustificado y el mundo se convirtió en un abierto campo
del juego de libre competencia. Entonces el imperialismo se deshizo de sus
máscaras "democrática" y "civilizada", tiró a la
basura los mitos del "mundo libre" y se expandió interna y
externamente para cubrir los huecos dejados por el polo desaparecido.
En aquel momento, el imperialismo tenía que pensar
en bajar por el "camino que llevará a una nueva civilización".
Esta fue la función principal del congreso de Fairmont, concebir
"respuestas" para las preguntas de la nueva transición.
Nada nuevo
Esta "nueva" civilización no es nueva en
absoluto. Es un restablecimiento de mecanismos pre–capitalistas.
Centrada en el beneficio, perfecciona su fuerza supina con una elaborada
disuasión de las masas. Esta vuelta a los mecanismos pre–capitalistas
no contradice la evolución de capitalismo en su fase neoliberal: los
imperialistas no tienen el menor problema en utilizar mecanismos que están
por debajo del nivel evolutivo histórico del capitalismo mientras para
ellos sea beneficioso hacerlo. El pensador árabe marxista Hadi el–Alawi
señala que "los modelos de producción más avanzados siempre fueron
capaces de utilizar modelos de producción desintegrados para
desarrollarse ellos mismos, pero esto no supone el restablecimiento de un
viejo modelo sino que este uso se produce bajo la influencia del mecanismo
de explotación total"[2].
La sociedad "20–80" antes mencionada es
una sociedad que será controlada por una mezcla de fuerza supina y Entetanimiento.
El festival de la nueva guerra, con su hiper–tecnología, sus modernos
soldados dotados de artilugios de la era espacial, su imaginería de satélite,
sus bombas inteligentes, sus imágenes de vídeo de precisión...
establece con exactitud los objetivos enemigos –– todo ello no son sólo
herramientas para la disuasión material y psicológica del oprimido 80%
de la población, sino que también son herramientas para transformar la
guerra desde una descomunal tragedia humana en un "espectáculo de
entretenimiento", en una película de Hollywood y en un entretenido vídeo–juego.
Esto es la espada de doble filo: asesinato y
entretenimiento embriagador. ¡Dos hojas que mutilan a la misma víctima!
Es indudable que este espectáculo de poder y
embriaguez no empezó el 11 de septiembre y que los hombres equipados como
astronautas en busca del ataque con antrax siguieron la secuencia de
"localizaciones" de los objetivos iraquíes durante la segunda
guerra del golfo de 1991.
Máquinas de propaganda imperial y la segunda
guerra del Golfo
Un hecho poco conocido: una empresa de relaciones públicas,
Hill and Knowlton, fue el cerebro empresarial que estaba detrás de
la campaña de la guerra del Golfo de 1991 en Estados Unidos. Esta empresa
pertenece al conglomerado gigante WPP de relaciones públicas, medios de
comunicación y publicidad dirigido por Martin Sorrell. WPP tiene 55.000
empleados en 92 países, con unas 1.300 oficinas por todo el mundo y unos
ingresos de 5.200 millones de dólares en 1999 [3].
Esta compañía es "un motor potencial, una
descomunal máquina de propaganda, con un alcance y unas habilidades
coordinadas para manipular a la gente que podrían permitirle dirigir las
mentes y los corazones de toda la población mundial"[4]. Junto con
su principal competidor, Omnicom, WPP controla el enorme segmento
principal del mercado de las relaciones públicas y de la publicidad en el
mundo a beneficio de corporaciones gigantes y, en ocasiones, de gobiernos.
A principios de los ochenta uno de los directivos
de J. Walter Thompson (una empresa de publicidad adquirida en 1987
por WPP) afirmó: "Tenemos en nuestras manos los mejores medios
globales de educación de masas y de persuasión que el mundo haya
conocido jamás, principalmente, los canales de comunicación de
publicidad... Tenemos poder. ¿Por qué no lo utilizamos?". Estas
ganas de utilizar el poder encontró su expresión en el mecanismo
sugerido por Brzezinski en el congreso de Fairmont de 1995 y en la salvaje
implementación de un ataque imperialista sin restricciones contra los
niveles de vida de las masas tras el fin del estado del bienestar durante
los años ochenta.
Freedom House
Este es un lado de la historia. El otro lado es que
los belicistas de extrema derecha del gobierno estadounidense no surgieron
ex nihilo ni aterrizaron en naves espaciales procedentes de una
colonia de neoliberales radicales de Marte preparados en estado de alerta
para situaciones de emergencia. Estaban presentes desde hacía mucho
tiempo en el corazón de las instituciones estadounidenses, especialmente
en aquellas instituciones dedicadas a llevar a cabo cambios externos, como
Freedom House. Freedom House es una ONG fundada en 1941 por Eleanor
Roosevelt y Wendell L. Willkie, y que se dedica a los "cambios democráticos"
en el mundo creando redes relacionadas en las regiones que son su
objetivo. Freedom House trabaja por una "política exterior
estadounidense comprometida" para introducir "reformas de libre
mercado"[5]. Por supuesto, el compromiso es únicamente en beneficio
del imperialismo. Así pues, no es sorprendente que el objetivo principal
de Freedom House fuera Europa central y del este, donde desempeñó
un papel fundamental en el "terremoto" ocasionado ahí al
financiar decenas de organizaciones subordinadas.
Esta importante institución con una orientación
aparentemente en favor de la democracia fue dirigida por el ex–director
de la CIA James Woolsey y en su consejo de administración tenía a
individuos como Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz y al principal teórico de
la era neoliberal, Samuel Huntington. Estos belicistas, además de
aquellos que son aparentemente moderados en comparación, como Brzezinski
(que también formó parte del consejo de administración de Freedom
House) fueron un aparte activa de la estructura estratégica
estadounidense mucho antes de que ascendieran a los puestos más altos de
mando cuando la situación objetiva creó una oportunidad excelente para
ellos: tras el 11 de septiembre. Así es como el Imperio preparó el
terreno a nivel estratégico.
Las corporaciones al mando
Un mundo unipolar es en sí mismo un problema, pero
se convierte en una pesadilla espantosa si este único polo es un poder
imperialista con una ideología neoliberal encaminada únicamente a la
expansión y al beneficio, a los mercados y al petróleo, y cuyos
dirigentes son, en realidad, directores ejecutivos de corporaciones
convertidos en políticos.
El grado de representación de las principales
corporaciones en el actual gobierno estadounidense es un hecho evidente:
el presidente George W. Bush es un ex–director ejecutivo de Harken
Energy; el vice–presidente Dick Cheney es un ex– director
ejecutivo de Halliburton; el ex–ministro de Defensa Donald
Rumsfeld es un ex– director ejecutivo de General Instruments y de
Searle Pharmaceutical Company; el actual secretario de
Defensa Robert Gates era miembro del consejo administrativo de Fidelity
Investments y miembro de los consejos de dirección de NACCO
Industries, Inc., Brinker International, Inc., Parker
Drilling Company, Science Applications International Corporation y de VoteHere,
una empresa tecnológica que proporciona software de seguridad para
criptografía y ordenadores de la industria del cómputo electoral electrónico.
El ex–secretario del Tesoro, Paul O'Neil, es un ex–director ejecutivo
de Alcoa; el ex–secretario del Tesoro, John Snow, es
ex–presidente y director ejecutivo de CSX Corporation; el
ex–secretario de Comercio, Don Evans es ex– director ejecutivo de Tom
Brown Inc.; el actual secretario del tesoro, Henry Paulson, es el
ex–director y director ejecutivo de Goldman Sachs. El ex–jefe de
personal de la Casa Blanca es un ex–director ejecutivo de la American
Automobile Manufacturers Association. El ex–secretario del Ejército,
Thomas White, es el ex– vicedirector de Enron; el ex–secretario
del Ejército, Francis Harvey, es un ex– director ejecutivo del IT
Group, un contratista de defensa; el ex–secretario del Ejército del
Aire, James Roche, es un ex–ejecutivo de Northrop Grumman; el
ex–secretario de la Armada y actual vice–secretario de Defensa, Gordon
England, es el ex–presidente de General Dynamics y
ex–presidente de Lockheed; el actual secretario de la Armada,
Donald Winter, fue un alto ejecutivo de Northrop Grumman [6]. Y así
sucesivamente.
Todos estos políticos son ejecutivos de primera línea
de las corporaciones, muchos de ellos están relacionados con empresas
petrolíferas y de energía, y la mayoría tiene estrechas relaciones con
el complejo militar e industrial. Esta relación es orgánica, hasta el
punto de que ¡Chevron Corporation bautizó uno de sus petroleros
con el nombre de Condoleeza Rice!
Más allá de la tragedia humana
Resulta relevante la perspicacia de un artículo de
James Petras, publicado el 4 de noviembre de 2001 y titulado "11 de
septiembre, más allá de la tragedia humana: los otros World Trade
Center/Pentágono". El artículo cita The Guardian ( 2 de
noviembre de 2001) que señalaba que el World Trade Center "era un
centro de la CIA y de los servicios secretos . . . Los sótanos, a setenta
pies por debajo de la superficie, contenían cientos de armas, incluyendo
rifles de asalto, barras de cocaína y falsos taxi utilizados en
operaciones tapadera en Estados Unidos. En otras palabras, la CIA
utilizaba civiles como tapadera en el WTC de un centro logístico y de
operaciones en los sótanos y de esta manera ponía irresponsablemente en
peligro a los civiles que trabajan en las oficinas que estaban por encima
de la superficie".
El número de víctimas neoyorquinas declarado por
la Cruz Roja de Estados Unidos asciende a 2.563. "Casi el 40% eran
extranjeros con permiso de residencia que trabajaban en Estados Unidos. En
otras palabras, puede que el número total de víctimas en Nueva York no
supere los 1.500 ciudadanos estadounidenses". La exagerada cifra de víctimas
dada por los altos cargos de la ciudad de Nueva York (4.964) "se debía
probablemente a propósitos políticos, para obtener más fondos del
gobierno federal para reconstruir el distrito financiero" y no con
propósito de ayudar, como nos recuerda Petras de uno de los bomberos de
la ciudad de Nueva York que "causó disturbios en las ruinas del WTC
para protestar contra los recortes de presupuesto. . ."
Petras indica además que "los medios de
comunicación y Washington manipula[ro]n la tragedia humana para desviar
la atención de las dimensiones militar y económica del conflicto" y
"una vez que las trágicas víctimas ya no era útiles como
propaganda política a favor de la guerra, fueron desechadas y reducidas a
hacer cola en las calles en las oficinas del paro. . . En octubre [de
2001] más de 450.000 trabajadores perdieron sus empleos, la cifra mensual
más alta de la historia reciente".
Petras también afirma que "han salido a la
luz numerosos casos de fraude y de explotación comercial, incluyendo
exageras peticiones a los seguros, la venta de objetos de interés por
parte de vendedores callejeros, la desaparición de millones de dólares
en ayuda financiara a las familias de las víctimas".
Aquí es evidente el móvil del beneficio y no es
sorprendente dada la envergadura y la naturaleza del capitalismo
estadounidense y de Estados Unidos. Lo extraño es su descarada y obvia
presencia en el corazón de la tragedia humana sufrida por los ciudadanos
del propio centro del imperialismo. Esto es el "progreso"
cualitativo en los mecanismos salvajes que fuera de Estados Unidos serán
aún más descarnados y de una manera aún más salvaje.
Al observar la gran cantidad de personas que, como
menciona Petras, perdieron sus empleos tras el 11 de septiembre, resulta
instructivo recordar las declaraciones de John Gage, uno de los fundadores
y altos ejecutivos de Sun Microsystems, en el congreso de Fairmont
celebrado en 1995: "Tengo 16.000 trabajadores; si excluimos una muy
pequeña cantidad de ellos, la inmensa mayoría son una reserva que puede
ser despedida cuando hagamos una reorganización". Esto es el cinismo
fundamental para administración de dominio y de manipulación.
Reestructuración interna y externa
Tras el 11 de septiembre, llegó el momento de una
reestructuración fundamental tanto interna como externamente:
1.. Internamente: muchas persona perdieron sus
empleos, entraron en vigor nuevas leyes restrictivas y opresivas y la
economía entró en un nuevo ciclo de descomunales beneficios para la
industria petrolífera y las industrias de defensa.
2.. Externamente: Estados Unidos consideró que era
el momento adecuado para ultimar su hegemonía sobre el mundo,
especialmente ante la potencial competencia de Europa y China, un
perfeccionamiento de la hegemonía definido por el control total de las
reservas petrolíferas, que empezó en la segunda guerra del Golfo de 1991
y continúo con el momento de aceleración del 11 de septiembre
expandiendo el control de las reservas en Asia central y ocupando Iraq que
alberga descomunales reservas de petróleo, además de estar próximo a
otras reservas en Kuwait, Arabia Saudí (ambos prácticamente ocupados con
bases militares estadounidenses ) e Irán. Además, Estados Unidos ha
completado su cinturón de super–potencia armamentística en todo el
planeta: además de sus flotas de barcos de guerra navegando por los
mares, ahora tiene bases militares en Europa, la península arábiga, Asia
central, Corea, Japón y Asia del sudeste, y, por lo tanto, tienen
capacidad y flexibilidad para contener a cualquier "Estado canalla"
u "organización terrorista".
¿"Choque de civilizaciones" o "
desesperada reacción violenta"?
A pesar de sus diferencias, los principales teóricos
de nuestra administración neoliberal, Samuel Huntington y Francis
Fukuyama, coinciden en que el 11 de septiembre no fue un momento de
transformación crucial en la historia. Para Huntington (con su
"choque de civilizaciones"), el hito histórico fue el inicio de
"la era de las guerra musulmanas" que empezó cuando iba
languideciendo la Guerra Fría en los ochenta", mientras que Fukuyama
argumenta que "hace más de diez años yo argumenté que habíamos
alcanzado el 'final de la historia'. . . Esta hipótesis sigue siendo
correcta... Los ataques del 11 de septiembre representan una desesperada
reacción violenta contra el mundo moderno".
En otras palabras, ambos teóricos de la era
neoliberal están de acuerdo en que el hito histórico fue el final de la
guerra fría y el desmoronamiento de la Unión Soviética, y que el 11 de
septiembre fue, como dice Fukuyama, una "desesperada reacción
violenta". Huntington señala además que no es tan nueva "la
'nueva guerra', como califican los altos cargos del gobierno
estadounidense a la violencia que empezó en 11 de septiembre. Es una
continuación e intensificación de modelos previos de violencia en los
que están implicados los musulmanes". Sin embargo, aquí
“musulmanes” significa de hecho la violencia de Washington, codificada
como la violencia del Otro demonizado.
Continuidad de la hegemonía imperialista global
Para hacer un análisis concluyente y situar el 11
de septiembre en su contexto objetivo, tenemos que reescribir las
afirmaciones de Huntington y Fukuyama: los ataques del 11 de septiembre
fueron una "desesperada reacción violenta" contra la salvaje
hegemonía imperialista representada por Estados Unidos. La "nueva
guerra" o la "guerra contra el terrorismo" no es nueva en
absoluto; es una intensificación y consumación de modelos anteriores de
violencia en los que Estados Unidos estaba involucrado en el contexto de
la hegemonía imperialista global. El 11 de septiembre sirvió de excusa
para esta intensificación.
La "guerra contra el terrorismo" es una
guerra desenfrenada por el control del petróleo, del beneficio y de la
hegemonía, no es una guerra de religiones o choque de civilizaciones. En
efecto, empezó desde el inicio del desmoronamiento de la Unión Soviética
y el ascenso del capitalismo neoliberal desde principios de los ochenta,
cuando la economía keynesiana se desarrolló en un espacio en el no tenía
rival el libre mercado sin restricciones tal como lo teorizó Friedrich
von Hayek e implementaron Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret
Thatcher en Gran Bretaña. El 11 de septiembre de 2001 sirve como la
prueba más destacada de la eficiencia del imperialismo para usar y abusar
de los acontecimientos, engañar a la gente y divulgar teorías
manipulativas acerca de la causa originaria de la lucha, teorías acordes
con el gusto de las manipuladas poblaciones. Actúa para transformar
cualquier resistencia eficaz contra el imperialismo de una acción
positiva acumulativa en una mera reacción que sirve únicamente al
objetivo de supervivencia, pero poco más, incapaz de hacernos avanzar por
el camino de la derrota de la hegemonía y la explotación.
Notas:
(*) El dr. Hisham Bustani es un escritor y
activista de izquierdas jordano. Es miembro fundador de la Alianza de los
Pueblos Árabes Resistentes, miembro del Comité Ejecutivo Jordano de la
Resistencia contra la Normalización [de las relaciones] con Israel y
miembro del comité ejecutivo del Foro de Pensamiento Marxista (Jordania).
Su correo electrónico es: hbustani2@yahoo.com
(**) N. de la t.: El término en inglés es tittytainment
que no debe entenderse con connotaciones sexuales, al contrario, alude
al efecto adormecedor que la lactancia materna produce al bebé.
[1]
Para más detalles de esta conferencia, véase Hans–Peter Martin y
Harald Schumann, The Global Trap: Globalization and the Assault
on Democracy and Prosperity (New York: St. Martin Press, 1997). Las
citas están tomadas de la edición árabe del libro y traducidas por el
autor al inglés. Véase también: en.wikipedia.org/wiki/The_Global_Trap.
[2] Hadi el–Alawi, Unanxious Characters in Islam,
Beirut: Dar el–Konooz el–Adabeyyah, 1997, p. 222. (en árabe, traducción
del autor).
[3]
Sharon Beder y Richard Gosden, "WPP: World Propaganda Power," PR
Watch 8.2, 2001, pp. 9–10.
[4] Beder y Gosden, ibid.
[5] NGO News, verano de 1998; y otros folletos y
panfletos de Freedom House. [N. de la t.: Freedom House, Casa del
libertad, en inglés]
[6] Se puede consultar la información sobre el
historial del personal del gobierno estadounidense en www.wikipedia.org
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