Sobre
los sucesos de Faluya
Una
derrota múltiple para EEUU
Por
Carlos Varea(*)
Comité
de Solidaridad con la Causa Árabe
CSCAweb, Madrid, 16/04/04
Los
sucesos de las últimas dos semanas en Iraq y la actual ofensiva
insurgente están modificando irreversiblemente la situación interna
en el país. La pretensión de los ocupantes de proceder antes del 30
de marzo a una cesión formal de soberanía a una nueva instancia
iraquí que, sancionada por la "comunidad internacional" a
través de una nueva resolución de Naciones Unidas, permita aliviar
su precaria situación en Iraq se esfuma por momentos. Faluya es el símbolo
del fracaso completo de la ocupación de Iraq y de la doble táctica
de EEUU y el Reino Unido de internacionalizar e iraquizar la crisis
consecuente.
1.
La resistencia, de 'terroristas' a beligerantes reconocidos
Al
cumplirse un año del inicio de la invasión, EEUU no ha podido tomar
al asalto una ciudad iraquí, Faluya, como era inicialmente su intención,
en represalia por la muerte de cuatro mercenarios estadounidenses el día
31 de marzo, cuyos cadáveres fueron posteriormente destrozados por
vecinos. Situada a 65 kilómetros al oeste de Bagdad, Faluya tiene
entre 300.000 y medio millón de habitantes. Pese a su superioridad
militar, las fuerzas estadounidenses han perdido decenas de marine en
los combates durante el ataque a Faluya, y ello a pesar de haber
recurrido a bombardeos premeditados indiscriminados contra la
totalidad del área urbana de la ciudad que han causado entre 600 y
700 muertos y al menos 1.250 heridos, mayoritariamente civiles, según
fuentes sanitarias locales totalmente fiables; durante el alto el
fuego, francotiradores de los marine han disparado contra
civiles que pretendían abandonar la ciudad, así como contra
ambulancias [1].
Pese
al alto el fuego, en las noches del martes y miércoles fuerzas
insurgentes han mantenido combates de varias horas de duración con
destacamentos de marine en puntos de la periferia de Faluya,
enfrentamientos en los que han participado por parte iraquí hasta un
centenar de guerrilleros y aviación y tanques por parte
estadounidense, en lo que permite imaginar las consecuencias de un
asalto final contra la ciudad [2].
Al
de la derrota militar estadounidense en Faluya cabe añadir como
segundo éxito para la resistencia el hecho de que por primera vez,
cuando menos en el escenario iraquí, el Pentágono se haya visto
obligado a reconocer como interlocutor a una fuerza beligerante que
antes consideraba meros terroristas, la resistencia iraquí.
EEUU ha tenido que aceptar una mediación a fin de establecer un alto
el fuego y pactar una salida honrosa para ambos bandos. Se trata, en
suma, de una negociación entre contendientes, que ha incluido la
renuncia por parte de los ocupantes a la entrega de los responsable de
la muerte de los mercenarios [3].
Todas
las reiteraciones por parte del Pentágono de estos meses atrás de
que la resistencia iraquí era exterior, carecía de apoyo popular
interno o no representaba más que los residuos del depuesto régimen
de Sadam Husein han quedado desmentidos por los hechos y por esta
forzada asunción de que es un beligerante con el que los ocupantes
han de negociar.
2.
Una resistencia cada vez más eficaz y coordinada
El
fracaso del intento estadounidense de reocupación de Faluya (las
tropas de EEUU optaron por retirarse en la primavera pasada tras
iniciales escaramuzas con insurgentes) se debe además a un hecho
constatable: "un notable incremento de sofisticación, coordinación
y agresividad en sus tácticas [por parte de los insurgentes] en el
transcurso de las últimas semanas", según mandos militares de
EEUU citados por The Washington Post [4], que perciben
una clara coordinación sobre el terreno de la resistencia al menos a
nivel regional e incluso ya nacional, como lo testimoniaría la
voladura de puentes y pasos elevados de autopistas en los últimos días,
una táctica a la que no se recurrió durante la invasión y que ahora
está dificultando el movimiento de tropas de refuerzo desde el norte
al centro y sur del país.
Así,
la actividad insurgente se ha incrementado en un amplio perímetro en
torno a Faluya y a la capital, con aportaciones de guerrilleros desde
su periferia, en una demostración de capacidad ofensiva, coordinada y
altamente eficaz, que ha aliviado la presión militar sobre la ciudad
al multiplicar los puntos de ataque y afectar a las líneas de
suministro estadounidenses (vías de comunicación al oeste y un sur
de Bagdad). Pese al alto el fuego precariamente mantenido en Faluya,
la resistencia sigue atacando hasta el día hoy a las fuerzas
estadounidenses en una escalada que se mantiene una semana después
del inicio del asalto a Faluya. Según ha sabido el CSCA, a partir de
20 kilómetros al oeste de Bagdad y prácticamente hasta la frontera
con Jordania, la carretera que une la capital iraquí con Amán está
dominada por la resistencia, con puntos de control fijos a lo largo de
sus varios centenares de kilómetros de recorrido.
Si
en las anteriores semanas y desde hace meses las acciones contra las
fuerzas de ocupación consistieron predominantemente en ataques con
bomba contra convoyes, el repaso a las circunstancias en que se ha
producido la muerte de más de 70 soldados, marine y guardias
nacionales en el transcurso de la semana del 5 al 11 de abril confirma
que aquéllos lo fueron en emboscadas seguidas de enfrentamientos
prolongados con nutridos grupos de insurgentes [5]. Según el
Pentágono (lunes, 12 de abril) las bajas entre los insurgentes habrían
sido 10 veces más que las de los estadounidenses -probablemente una
pretensión de sumar como combatientes muertos a víctimas civiles.
3.
Una sociedad unida: la derrota mediatica
Los
sucesos de Faluya -capacidad de resistencia- y la solidaridad interna
iraquí han desmentido además los estereotipos de los ocupantes,
reiterados mediaticamente. La columna de miles de iraquíes dirigiéndose
desde Bagdad hacia Faluya al grito de "No somos ni shi'íes ni
sunníes, somos iraquíes" ha roto la imagen de fragmentación étnica
y confesional que los ocupantes procuran presentar -y fomentar-
respecto a la sociedad iraquí. Con la crisis, anteriores estructuras
civiles iraquíes de denuncia de la ocupación, que se reclaman laicas
y democráticas, como el Observatorio de la Ocupación de Bagdad, han
emergido -aún discretamente- como referentes e interlocutores
internacionales [6].
Además,
la actual ofensiva insurgente borra los límite de esa imaginaria
geografía sectaria que los ocupantes presentan de la rebelión en
Iraq. La sublevación que en algunos barrios de la capital había sido
inicialmente asignada a los seguidores del clérigo as-Sadr se ha
extendido y mantenido en otros distritos y suburbios de Bagdad que no
pueden ser adscritos estrictamente a una u otra comunidad. De igual
manera, pese a la tregua unilateral de la milicia de as-Sadr con
motivo de la festividad religiosa de Arbaín, la actividad insurgente
se ha mantenido en el arco Nayaf-Karbala-Hilla-Diwaniya-Kut,
provincias del centro-sur del país en las que están desplegados los
contingente multinacionales polaco, ucraniano e
hispano-centroamericano. Como ejemplo, la base del contingente hondureño
en Nayaf ha sido bombardeada en seis ocasiones en los últimos días
(la última vez, este miércoles) pese al alto el fuego unilateral de
la milicia de as-Sadr.
Las
previsibles claves de resolución de la revuelta protagonizada por la
milicia del clérigo shi'í as-Sadr en las ciudades del sur, básicamente
por medio de un ajuste interno en la jerarquía shi'í y entre los
ocupantes e Irán (ver a continuación), permiten diferenciar nítidamente
este factor, que sí es confesional, de una insurgencia que no
pretende acomodarse a los invasores sino expulsarlos de Iraq.
4.
Se profundiza la división del campo colaboracionista
La
escalada de enfrentamientos ha debilitado y fracturado aún más a los
interlocutores iraquíes de la Autoridad Provisional de la Coalición
(APC). Primero la revuelta de los seguidores de as-Sader y después
los sucesos de Faluya han determinado cuando menos la dimisión del ministro
de Interior iraquí, Nuri Badran. Como a los restantes regímenes
árabes de la región, la brutalidad militarista de EEUU sitúa a las
instancias iraquíes designadas por los propios ocupantes (el Consejo
Gubernativo) entre la espada y la pared de perder aún más -si ello
es posible- su legitimidad ante sus pueblos o ser marginados y
eliminados por Washington.
Por
otra parte, la revuelta del clérigo as-Sader -ya desactivada por él
mismo- parece resolverse con la aceptación por parte de los ocupantes
de la intervención de Irán en los asuntos internos iraquíes y, con
ello, con el fortalecimiento de la preeminencia de las organizaciones
confesionales shi'íes del Consejo Gubernativo (particularmente del
Congreso Supremo de la Revolución Islámica en Iraq) y de la propia
jerarquía religiosa (con el ayatollah as-Sistani a la cabeza),
en mayor o menor grado dependientes de Teherán. Ello no dejará de
incrementar la sensación en otros sectores colaboracionistas de
marginación por parte de la Autoridad de ocupación (particularmente
entre las formaciones kurdo-iraquíes de Talaban y Barzani) y
complicará aún más la formación -aún no se sabe cómo- de la
nueva instancia ampliada que deberá hacerse cargo formal de la
soberanía cedida por la APC.
5.
Un escenario de guerra abierta: el fracaso de la internacionalización
La
brutalidad del asedio e intento de asalto a Faluya y la consecuente
respuesta insurgente han puesto de manifiesto la realidad de Iraq a un
año del inicio de la invasión: la de un escenario en ningún caso de
posguerra (proclamada por Bush el 1 de mayo de 2003 sobre el
portaviones Lincolm) sino de guerra abierta. Esta constatación
debilita notoriamente la previsión de EEUU y Reino Unido de una sanción
y participación internacionales (por medio de una nueva resolución
-actualización de la 1511 de octubre pasado- del Consejo de Seguridad
de NNUU y, tras ello, de la OTAN) en el proceso de "cesión de
soberanía" a un nueva instancia iraquí prevista para el 30 de
junio.
Igualmente
grave es el desplante de unas fuerzas de seguridad y militares iraquíes
que no pueden o no quieren participar en la represión de sus propios
conciudadanos y que, ante la escasa contribución militar
internacional, eran la última esperanza de EEUU y Reino Unido de
provisión de carne de cañón contra los rebeldes armados y para
someter a una población amotinada. Según publicaba el día 12 el
diario en árabe al-Hayat, al menos dos oficiales del nuevo Ejército
iraquí se habrían negado a participar en los ataques de las tropas
estadounidenses contra Faluya; otra brigada del Ejército iraquí,
compuesta por 620 soldados, se habría negado igualmente la pasada
semana a abrir fuego en un barrio de Bagdad en su camino hacia Faluya,
por lo que fueron enviados de vuelta a su base [7].
En
este escenario de empantanamiento militar, alejándose cada vez más
la previsión de una internacionalización de la ocupación y visto la
precariedad e insolvencia de los cuerpos iraquíes, a EEUU solo le
resta mantener en Iraq un contingente no inferior a los actuales
135.000 efectivos, renunciando a reducirlo a 105.000, como estaba
previsto aprovechando el actual proceso de reemplazo, y teniendo que
prolongar para ello la estancia en Iraq de 21.000 soldados al menos
tres meses más, tras un año de servicio en Iraq [8]. Junto
con el aumento de bajas mortales (abril es ya el mes más sangriento
para la tropas de EEUU en Iraq -561 militares han sido heridos [9])
el impacto doméstico de esta medida será evidente, pese al discurso
absolutamente fantasioso y triunfalista del presidente Bush del 13 de
abril [10].
Teniendo
en cuenta que el principal aliado de EEUU en Iraq, el Reino Unido, ha
reducido sigilosamente a menos de 10.000 efectivos sus tropas en la
zona sur, hoy el segundo ejército más numeroso en el país es el de
los mercenarios contratados por las compañías privadas de seguridad [11].
Los restantes 31 países con presencia militar formal en Iraq en la
actualidad apenas aportan poco más de 15.200 militares y policías.
De estos 31 países, 17 pertenecen a la OTAN -sobre un total de 26
miembros de la Alianza.
Epílogo:
Sharon en Washington
El
palmario fracaso de EEUU en Iraq tiene una consecuencia inevitable: el
sometimiento de la Administración Bush a la lógica genocida de
gobierno israelí contra el pueblo palestino. En el transcurso de la
visita de Sharon a Washington, iniciada el día 14 de abril, Bush ha
dado su visto bueno a la construcción del denominado "Muro del
Apartheid" y al plan de retirada unilateral de Gaza y anexión de
territorio palestino de Cisjordania.
A
día de hoy, en el horizonte regional no hay previsión alguna de
estabilización y normalización árabe-israelí, ni modo de poder
poner en marcha los anunciados proyectos de inserción económica de
Oriente Medio en la economía mundializada, formulados por medio de
las iniciativas de Área de Libre Comercio EEUU-Oriente Medio y el
"Proyecto para un Nuevo Gran Oriente Medio". Atascado en
Iraq, con unos regímenes árabes deslegitimados y paralizados, a EEUU
no le resta más que confiar ciegamente en su alianza con Israel, que
hoy se articula en la fórmula de "Guerra global contra el
terrorismo", ya sea en Iraq o en Palestina, frente a la
resistencia o la Intifada.
Con
ello, el pueblo palestino y el pueblo iraquí -el conjunto del pueblo
árabe- están más que nunca fundidos en su esfuerzo común de
sacudirse la ocupación y derrotar el proyecto estadounidense y
sionista de dominación regional, una derrota que desde hacía décadas
no se vislumbraba como posible. La clave, ya se está viendo, se llama
resistencia.
Notas:
(*) Carlos Varea
es miembro del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe y
director de la revista Nación Árabe, que se publica en
Madrid.
1.
Al-Jazeera, 13 y 14 de abril de 2004.
2.
AP, 14 de abril de 2004.
3.
Según ha declarado uno de los mediadores, miembro de la Asociación
de Ulemas Musulmanes, The Guardian, 14 de abril de 2004.
4.
"Insurgents Display New Sophistication", The Washington
Post, 14 de abril de 2004.
5.
Ídem y The Guardian, 14 de abril de 2004.
6.
Ver en CSCAweb su comunicado emitido la semana pasada: Eman A.
Khamas: Llamamiento de emergencia en solidaridad con el pueblo iraquí
- Programa de emergencia de la CEOSI en colaboración con el
Observatorio de la Ocupación
7.
Al-Fanar, Revista de Prensa Árabe, 12 de abril de 2004.
8.
AP, 14 de abril de 2004.0
9.
AP, 13 de abril de 2004. Véase además el 'Diario de la
resistencia' de abril en CSCAweb.
10.
The Guardian, 14 de abril de 2004.
11.
Véase en CSCAweb el artículo: Sinfo Fernández: Tras los sucesos
de Faluya. Soldados, mercenarios y empresarios: La privatización de
la guerra avanza en el Iraq ocupado.
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