Tras
los sucesos de Faluya
Soldados,
mercenarios y empresarios
Por
Sinfo
Fernández
Comité
de Solidaridad con la Causa Àrabe
CSCAweb, Madrid, 07/04/04
Iraq,
paradigma culminante del fenómeno de la privatización de las
guerras, está invadido no sólo por tropas sino también por un
enjambre de compañías privadas, fundamentalmente estadounidenses,
que actúan en diferentes campos asociados con la seguridad tanto de
las tropas estadounidenses como de las autoridades de ocupación y de
los contratistas civiles extranjeros en busca de hacer negocios. El día
31 de marzo morían en una emboscada en Faluya cuatros miembros de
seguridad de una de estas empresas, 'Blackwater'.
Las
denominadas reconstrucciones de los países arrasados por las
guerras lanzadas por EEUU están asociadas a intereses espurios que
suponen un negocio de miles de millones de dólares (se calcula que
alrededor de 87.000 millones) para compañías que se los están
embolsando o que se aprestan a hacerlo. Iraq se está convirtiendo en
paradigma culminante del fenómeno de la privatización de la guerra [1].
El
país está siendo invadido no solo por Ejércitos convencionales,
sino también por un enjambre de compañías privadas,
fundamentalmente estadounidenses, que actúan en diferentes campos
asociados con la seguridad tanto de las tropas estadounidenses como de
las autoridades de la ocupación y de los contratistas civiles
extranjeros en busca de hacer negocios. El día 31 de marzo morían en
una emboscada de la resistencia en Faluya cuatros miembros de
seguridad de una de estas empresas, Blackwater.
Seguridad
privada y guerra
La
empresa Kellogg, Brown & Root (KBR, filial del
gigante Halliburton) lleva a cabo para las fuerzas de ocupación
de Iraq servicios de cocina, limpieza, construcción de barracas
militares y, según su vicepresidente, Robert Hendon, servicios de
transporte para los militares por todo el país [2]. Tras el
final de la Guerra Fría, KBR diversificó sus actividades
ofreciendo todo tipo de apoyos logísticos al ejército
estadounidense. Así, trabajó para el ejército de EEUU en Afganistán,
Croacia, Kosovo, Kuwait, Arabia Saudí y Somalia. No en vano el actual
vicepresidente de EEUU, Dick Cheney, fue director ejecutivo de Halliburton
a finales de los 90, quien en una ocasión manifestó
orgullosamente: "[...] La primera persona que saluda a nuestros
soldados cuando llegan y la última que les dice adiós es uno de
nuestros empleados". Dick Cheney no es precisamente el único
integrante de la Administración Bush conectado por su anterior puesto
de trabajo con las compañías que se reparten el pastel en Iraq o en
cualquier otro país donde haya algo que arrebatar y contabilizar en dólares:
constan en la lista Condoleezza Rice, asesora presidencial de
seguridad, Rumsfeld, vicesecretario de Defensa y el mismo George W.
Bush.
El
Centro Estadounidense para la Integridad Pública señala loo
siguiente:
"[...]
en los últimos dos años más de 70 compañías de EEUU han
conseguido contratos en Iraq y Afganistán por un valor que alcanza ya
los 8 mil millones dólares. La tercera parte de esta cantidad recae
sobre las áreas de asistencia militar y seguridad y el resto en las
referidas a la reconstrucción. La mayoría de los diez contratos con
presupuesto más alto en Iraq han sido conseguidos por compañías que
tenían antiguos funcionarios gubernamentales en nómina o que son
conocidos por sus contactos con el Pentágono, el Departamento de
Estado y las Fuerzas Armadas. La conexión entre compañías y políticos
en Washington aumenta el espectro de ejecutivos que presionan por una
política exterior de rapiña ya que obtienen beneficios a partir de
las guerras."
Pero
KBR -con contratos que alcanzan la cifra de más de 2,3 mil
millones de dólares- no es el único actor privado en Iraq,
aunque encabece la lista. Por el momento, el número de miembros de
compañías privadas de seguridad (tanto civiles ex militares como
militares en activo) sobre el terreno que realiza las labores que
antes hacían los soldados se estima entre 10.000 y 15.000, uno por
cada 10 militares [3].
Las
ventajas de contratar civiles
¿Qué
ventajas ofrece para EEUU el hecho de contratar civiles? Además de
las crematísticas referidas se consigue que los empleados de las
compañías que mueren en Iraq no pasen a engrosar las estadísticas
gubernamentales sobre el número de muertos, y, con ello, que el ejército
estadounidense no sea oficialmente responsable de actuaciones
improcedentes, ilegales, abusivas, evitando el consiguiente impacto
negativo en las opiniones públicas y muy particularmente en la
propia.
Otra
compañía estadounidense con presencia en Iraq es Dyncorp que,
fundada por antiguos oficiales de la policía de la ciudad de Los Ángeles,
entrena a las fuerzas de policía iraquí con un contrato por valor de
50 millones de dólares, tarea que facilitó el presidente Bush al
solicitar que el Congreso financiara con una cantidad de 800 millones
de dólares las instalaciones en Iraq donde realizar los
entrenamientos y cuya contrata fue concedida a KBR. Dyncorp
es también conocida por entrenar a las fuerzas paramilitares que
operan en Colombia, por sus trabajos en Bosnia (donde se vio implicada
en un odioso escándalo de esclavitud sexual con empleados acusados de
violar, vender y comprar niñas menores de doce años) y por ocuparse
de la seguridad personal del presidente Karzai en Afganistán, en un
contrato que asciende a 130 mil dólares anuales.
Iraq,
la guerra más privatizada de la historia
Por
todo, la guerra en Iraq es de forma clara y con diferencia la más
privatizada de la Historia. Peter Singer hace aportaciones
interesantes sobre el tema en su reciente libro Guerreros
asociados: el ascenso de la industria militar privatizada [4]:
"[...]
Hay diez veces más civiles actuando en Kuwait y en Iraq que durante
la primera Guerra del Golfo, lo que confirma la tendencia hacia la
privatización de la guerra que se citaba anteriormente y que comenzó
en 1989 con el fin de la Guerra Fría. [...] Cuando cayó el muro de
Berlín todo el orden global se vino abajo de la noche a la mañana.
El efecto resultante en la oferta y la demanda de servicios militares
es que se produjo una desmovilización masiva creándose un vacío de
seguridad que el mercado privado se apresuró a llenar."
Según
Singer, Osama Ben Laden forma parte también de la tendencia global de
privatización y aduce: "La novedad que Ben Laden ha aportado al
terrorismo es su privatización, actuando fundamentalmente como una
empresa capitalista con células terroristas cuando el patrocinio
estatal se estaba agotando".
Aparte
del elemento de reducción de tropas en los Ejércitos estatales de
muchos países hay que tener en cuenta también el denominado
"factor somalí": la imagen de los marines de EEUU
arrastrados a través de las calles de Mogadiscio, capital del país,
ha influido en que los gobiernos estén menos dispuestos a arriesgar
las vidas de sus soldados en guerras lejanas de importancia estratégica
limitada.
Logística,
asesoramiento y entrenamiento militar privados
Todo
ese vacío es el que trata de llenar el sector privado. Singer
afirma que hay alrededor de 90 compañías privadas actuando en el
mercado global de la seguridad con un montante de alrededor de 100 mil
millones de dólares, cantidad que podría duplicarse en 2010. El
mercado está dividido en los siguientes segmentos: primero, las
firmas de apoyo militar como KBR que ofrecen fundamentalmente
logística. En segundo lugar, están las firmas que ofrecen
asesoramiento y entrenamiento, entre las que se encuentran Vinnell y
Recursos Incorporados Profesionales Militares (RIPM), que
afirman tener más generales por metro cuadrado que el Pentágono.
Finalmente, las firmas que proporcionan militares, como Executive
Outcomes and Sandline, que en sus páginas de internet ofrecen
actualmente soldados y equipamiento para luchar en cualquier guerra.
Sin embargo, son casos excepcionales. Más normales son las firmas que
emplean antiguos soldados, quienes -según John Davidson, de Rubican-
"[...] protegen a las personas y sus pertenencias en ambientes
hostiles".
Los
monopolios de la privatización de las guerras
Doug
Brooks, presidente de la Asociación de Operaciones Internacionales
para la Paz (AOIP), con sede en Washington, considera muy
positivamente esta evolución de recorte y privatización de los Ejércitos
estatales. La AOIP es esencialmente un grupo de presión que
tiene entre sus miembros compañías militares como Sandline, MPRI y
Armorgroup. Uno de sus objetivos es llevar a cabo con éxito
"operaciones internacionales de paz" a través de un
uso amplio de servicios militares privados.
"[...]
Las compañías privadas son más rápidas, más baratas y
normalmente, mucho mejores", afirma Brooks, quien añade:
"Hay también numerosos informes anecdóticos de cómo muchos
militares originan gastos excesivos que las compañías pueden hacer
mejor por una parte de ese coste". El hecho de que estas compañías
resulten más baratas no parece estar muy claro, sobre todo teniendo
en cuenta que funcionan como un monopolio. Varios ejemplos: el caso de
Halliburton, que ha sido acusada de cobrar al ejército de EEUU
en Iraq un precio abusivo de 61 millones de dólares por suministrarle
petróleo, o el de KBR que está bajo investigación por la
sospecha de haber sobrecargado los precios cobrados durante la guerra
de los Balcanes.
Pero
la AOIP de Brooks asegura que "[...] es más fácil controlar las
compañías militares privadas y se puede llevar mejor la
contabilidad. Cuando afecta a casos de mantenimiento internacional de
la paz, pueden llenar el vacío de las fuerzas occidentales que han
abandonado hace tiempo ese tipo de operaciones".
Se
refiere también a actuaciones de la compañía sudafricana Executive
Outcomes (EO) en Sierra Leona en 1995. "EO tuvo
una media de150 empleados en el país durante unos 21 meses, con un
costo de 36 millones y la guerra había finalizado fundamentalmente en
1996" añadió. "Todo se vino abajo cuando el contrato fue
cancelado prematuramente. Cuando Naciones Unidas llegaron en 1999, sus
gastos ascendían a más de 60 millones de dólares por mes. Y en mayo
de 2000, con 8.000 casos azules en el país, fueron derrotados
por un puñado de guerrillas". La efectividad militar de EO es
considerada como una historia de éxitos. Sin embargo, lo que Brooks
no menciona es que los ejecutivos de la compañía eran dueños de una
serie de compañías de minas y diamantes y que sus servicios eran
pagados con concesiones mineras.
Otra
compañía estadounidense asociada al fenómeno de la privatización
de la seguridad que aporta aspectos novedosos de actuación es Blackwater,
encargada, entre otras tareas, de la protección personal del proconsul
Bremer en Iraq; a ella pertenecían los cuatros agentes de
seguridad muertos en Faluya el 31 de marzo. Esta compañía ha fletado
un vuelo desde Santiago de Chile hasta un campo de entrenamiento en
Carolina del Norte con un primer grupo de 60 mercenarios chilenos -antiguos
comandos, soldados y marineros- reclutados por un constructor
del Pentágono para reemplazar a sus soldados en trabajos de seguridad
en Iraq, donde se espera que permanezcan entre seis meses y un año,
pagándoles hasta 4.000 dólares al mes por vigilar los pozos de petróleo
contra los ataques de la resistencia iraquí. Muchos de los
integrantes de estos comandos habían sido ya entrenados por militares
estadounidenses bajo el gobierno de Augusto Pinochet, por tanto,
inspiran una "gran confianza" a sus patronos.
En
cualquier caso, según la denominada Program Management Office
(instancia estadounidense encargada de gestionar el presupuesto
destinado a la reconstrucción de Iraq), la partida correspondiente a
seguridad de los contratos de las empresas estadounidenses ha
aumentado hasta el 10%. Blackwater admite que este coste
asciende en ciertas misiones al 25% [5].
A
la búsqueda de mercenarios en Chile
Según
el presidente de Blackwater, Gary Jackson,
"[...]Recorremos todos los confines de la tierra para encontrar
profesionales -los comandos chilenos son muy, muy profesionales
y encajan dentro del sistema Blackwater". La antigua
colaboración de esos militares chilenos con EEUU desde 1973 han dado
muy buenos resultados para los objetivos estadounidenses. Chile ha
sido el único país latinoamericano donde esa firma ha contratado
comandos para Iraq [6].
La
firma considera que "[...] alrededor del 95% de su trabajo
proviene de contratos gubernamentales y que su negocio tiene mucha
demanda. Hemos crecido un 300% en cada uno de los tres últimos años,
y somos pequeños comparados con los grandes. Tenemos una buena posición
en el mercado, trabajamos para obtener la flor y nata de la cosecha,
los mejores".
Muchos
soldados están dejando el ejército chileno para unirse a las compañías
privadas. El reclutamiento en Chile empezó hace seis meses y fue
criticado inmediatamente por los oficiales que temen que esto anime al
personal que trabaja en el sector a abandonarlo. Cuestiones similares
están creando problemas entre las fuerzas estadounidenses. El sector
privado paga al personal de las fuerzas especiales más de lo que el
ejército paga a sus fuerzas armadas.
Respondiendo
al temor de que cualquiera de sus reclutados pudiera sufrir stress
traumático durante su trabajo en Iraq y tuviera que ser devuelto a
una sociedad chilena que no tiene esquemas sanitarios para esas
situaciones, Jakson afirma que Blackwater USA tiene amplios
programas de apoyo psicológico. "Tenemos psicólogos clínicos
en el equipo y hacemos una batería de pruebas durante la fase de
preparación. Yo procedo personalmente de experiencias operativas
especiales y me siento tranquilo sabiendo que disponemos de
procedimientos sobre el terreno que les permiten hacer frente al stress.
Nosotros no sólo llegamos y decimos: 'tu y tu, ven a trabajar para
nosotros.' Todos son investigados en Chile y todos ellos tienen
experiencia militar. No
son boy scouts". Es
decir, todo está atado y previsto.
La
cuestión en su conjunto ha motivado que Michelle Bachelet, ministra
chilena de Defensa, haya pedido una investigación sobre el
entrenamiento paramilitar llevado a cabo por Blackwater para
ver si se estaban violando las leyes chilenas sobre el uso de armas
por ciudadanos particulares. Diversos sectores críticos están ya
advirtiendo que las compañías militares privadas a pesar de su suave
imagen corporativa pueden ser una reencarnación de los mercenarios
sin sentimientos que vagaban por África en los años 60 luchando sólo
por dinero.
En
Iraq hay varios millares de soldados reclutados de esa forma. Brigadas
de bosnios, filipinos y estadounidenses con experiencia en fuerzas
especiales han sido contratados para tareas que van desde la seguridad
en el aeropuerto hasta la protección de Paul Bremer. Sus salarios
pueden alcanzar, en determinados casos hasta los mil dólares al día,
según informó recientemente la agencia de noticias AFP.
Edwin, un antiguo sargento de 28 años del ejército de EEUU que
trabaja ahora en Iraq afirma que: "Este lugar es una mina de oro.
Todo lo que necesitas es haber pasado cinco años haciendo tareas
militares y te puedes venir aquí y conseguir un buen montón".
Guardaespaldas
iraquíes para las tropas japonesas
Japón
que forma parte de la coalición de EEUU en la ocupación de Iraq con
presencia de tropas en el país ha entrado igualmente en la dinámica
de la privatización de la ocupación en Iraq. Según informaba Review
of International Social Questions (RISQ, Revista de
Cuestiones Sociales Internacionales) en su número del pasado 27 de
enero, el gobierno japonés está pagando 75 millones de euros a los
dirigentes tribales iraquíes para que proporcionen guardaespaldas a
sus tropas en Iraq. La explicación ofrecida por el portavoz del
primer ministro japonés Junichiro Koizumi ha sido la de que
consideran más barato comprar seguridad a los dirigentes tribales
para sus soldados con esa suma de dinero que pagar salarios. Japón
justifica esta actuación alegando que ayudará a la economía local
iraquí y beneficiará la política exterior de Japón con el nuevo
Iraq.
RISQ
expone que el origen del acuerdo estuvo en la visita a Japón que
Abdul Amir al-Rukabi [7], exiliado iraquí que vive en París y
que tiene vínculos directos con una tribu local hizo el pasado
diciembre de 2003 y que, según una fuente de la oficina del primer
ministro japonés, llegó a un acuerdo confidencial con el primer
ministro: Japón pagaría una suma importante de dinero a cambio de
protección. Ya ha adelantado un millón de dólares haciendo uso
discrecional de los fondos con que cuentan tanto la Oficina del primer
ministro como el ministerio de Asuntos Exteriores de aquel país para
pagar las compensaciones por las posibles muertes de quienes se ocupen
de la protección de los soldados japoneses.
En
campamentos construidos con doble alambrada en los suburbios de la
ciudad de as-Samanah, de cuyo abastecimiento de agua parece que estarán
encargado el contingente japonés, éste empezó a llegar a finales de
enero escoltado por tropas holandesas y protegidos por personas
designadas por los líderes tribales a cambio del dinero recibido,
quienes patrullarán las veinticuatro horas al día y serán asistidos
en caso de ataques por las tropas holandesas.
Notas
de la autora y de CSCAweb:
1.
Véase en CSCAweb y www.socialismo-o-barbarie.org: La invasión de
Iraq: Un paso más en la privatización de la guerra y la ocupación
2.
KBR fue fundada en 1919 para realizar trabajos de pavimentación
pero fue evolucionando hasta convertirse en una de las constructoras más
importantes del mundo en provisión de instalaciones e
infraestructuras diversas. Levantó el estadio para fórmula uno en
Melbourne, varias edificaciones en Sydney y, más recientemente, asumió
el reto de convertirse en el cerebro que maquinó y construyó las
instalaciones carcelarias de la Bahía de Guantánamo donde EEUU tiene
encarcelados a detenidos apresados en Afganistán.
3.
The Guardian, 2 de abril de 2004.
4.
Singer. P.W. 2003. Corporate Warriors: The Rise of the Privatized
Military Industry, Cornell Studies in Security Affairs (ISBN:
0801441145).
5.
The Economist, 27 de marzo de 2004 y The Guardian, 2 de
abril de 2004.
6.
The Guardian de 5 de marzo de 2004.
7.
Véase: "Shukan Post" The Weekly, Japan today,
Duth Ministry of Defense, en www.risq.org/article276.html.
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