Irak resiste

 

Denuncian que EEUU estaba introduciendo en Iraq armas de destrucción masiva desde marzo.

Sobre el 'hallazgo' de gas sarín en Iraq: justificar la invasión en un momento de extrema crisis de la ocupación

CSCAweb, 17 /05/04
Traducción de Loles Oliván

"Las fuerzas ocupantes 'descubren' gas sarín en Iraq dos meses después de que medios de prensa árabes denunciaran que EEUU estaba introduciendo componentes de armamento de destrucción masiva en el país en una operación secreta"

El Pentágono declaraba este pasado lunes, 17 de mayo, a través de su portavoz y segundo mando militar en Iraq, el general Mark Kimmitt, que las fuerzas de ocupación han descubierto un proyectil de artillería que contenía gas nervioso sarín, que había sido manipulado para ser utilizado como artefacto explosivo. Kimmitt explicó que el proyectil estalló al paso de un convoy militar estadounidense sin causar víctimas, aunque no precisó ni el lugar ni la fecha del supuesto atentado [1]. Igualmente, el alto mando militar estadounidense informó de que dos miembros del equipo de artificieros estadounidenses fueron afectados y tratados por "exposición menor" a dicho gas letal.

También este lunes dos oficiales estadounidenses informaban del hallazgo de un viejo proyectil de artillería con restos de gas mostaza. Diversos mandos militares y expertos en armamento estadounidenses (entre ellos, David Kay, jefe de inspecciones en Iraq ya durante el período de ocupación) han indicado ya que todos estos proyectiles pueden datar del período previo a 1991, de la guerra contra Irán [2].

Maniobra estadounidense

El anuncio de este supuesto hallazgo de armamento, caracterizado como de destrucción masiva por los efectos de su uso, se produce en un momento en que la Administración Bush se está viendo acorralada tanto internacionalmente como a escala nacional por el fracaso de la ocupación y por sus escándalos asociados, en concreto, la práctica de tortura y vejaciones a iraquíes detenidos. Las implicaciones del Departamento de Defensa en los sucesos de la cárcel de Abu Ghraib y otros centros de internamiento, desveladas por la revista estadounidense The New Yorker [3], y de su propio secretario, Rumsfeld, acusado por este medio de haber autorizado las prácticas de tortura y de abusos sexuales contra los presos y presas iraquíes en Iraq para obtener información sobre la resistencia iraquí, se han sumado a un cúmulo de despropósitos que han derivado en que los índices de popularidad del presidente Bush hayan descendido a menos del 45% en las últimas semanas.

Por ello, el repentino descubrimiento de un proyectil con gas sarín bien podría constituir una maniobra estadounidense para recuperar alguna justificación a su invasión y ocupación de Iraq, a pesar de que no solo los equipos de inspección de armamento de Naciones Unidas (NNUU) sino los propios equipos estadounidenses ya descartaron el pasado mes de enero la existencia de ningún elemento o componente de armamento de destrucción masiva en el país.

A este respeto, merece la pena señalar que al menos desde el pasado mes de marzo diversos medios de prensa árabes e iraníes han difundido informaciones que afirmaban que las fuerzas de ocupación estadounidenses estaban descargando componentes de armamento de destrucción masiva en Iraq por el sur del país desde los barcos de la armada estadounidense [4]. Las primeras filtraciones sobre la descarga de un gran cargamento de piezas de misiles de largo alcance y materiales componentes de armamentos de destrucción masiva en los puertos del sur de Iraq se produjeron en el curso de los ataques ejecutados en el mes de marzo contra la ciudad de Kerbala, que produjeron decenas de víctimas mortales y que EEUU pretendió presentar entonces como un ataque de autoría sunní contra una ciudad de mayoría shi'í, y cuando estaban teniendo lugar las disputas que retrasaron la firma de la Constitución interina iraquí promovida por la Autoridad Provisional de la Coalición (APC).

Denuncias de científicos iraquíes

La información difundida a este respecto procedería de fuentes no identificadas, pero previsiblemente próximas al amplio grupo de científicos e investigadores académicos iraquíes especializados en los campos bacteriológico y químico que la inteligencia militar estadounidense en Iraq mantiene vigilados y amenazados. En la Universidad de Bagdad un profesor de Química que preservaba su identidad declaraba en abril que los miembros de dicho grupo de científicos habían sido sobornados o amenazados durante las últimas semanas para que proporcionaran información por escrito sobre lo que supieran en relación con diversos programas y centros de investigación de Iraq así como sobre equipamientos para armamento [5].

Operación secreta y atención mediática

De acuerdo con estas informaciones, los cargamentos de componentes de armamento de destrucción masiva se habrían trasladado al sur y oeste de Iraq en una operación secreta y utilizando para ello contenedores falsamente identificados con el distintivo de la empresa Maaresk Shiping Company e incluso de la Cruz Roja y la USAID (la agencia gubernamental de EEUU de cooperación al desarrollo). Las fuentes indicaban ya entonces que las fuerzas policiales creadas por la APC, estacionadas en el sur del país, habían recibido órdenes de no inspeccionar la carga de dichos contenedores.

Igualmente, durante la segunda semana de abril, cuando se iniciaban las operaciones del cerco de Faluya que atrajeron toda la atención mediática internacional sobre lo que ocurría en Iraq, diversos camiones con matrículas de Jordania y de Arabia Saudí habrían penetrado en Iraq por ambas fronteras sin que los guardias fronterizos de dichos países sometieran a los vehículos a control alguno y derivando los convoyes a las fuerzas de ocupación estadounidenses y británicas estacionadas al otro lado de sendas fronteras respectivamente.

Otra fuente citada en los mismos medios ya indicados declaraba en abril que "[...] numerosos contenedores sospechosos identificados como aprovisionamiento de combustible han sido trasladados por unidades de las fuerzas especiales de EEUU. El traslado se ha llevado a cabo de noche y bajo fuertes medidas de seguridad. Igualmente, existen informes no oficiales [que indican] que los contenedores contenían toxinas biológicas y bacteriológicas en estado líquido. Es posible que las noticias sobre el descubrimiento de armas de destrucción masiva se anuncien dentro de poco".

Las mismas fuentes de información indicaban que "[...] la Casa Blanca en colaboración con la CIA ha encargado directamente al Departamento de Defensa esconder dichas armas. Dados los recientes escándalos [...] podrían intentar anunciar inmediatamente el descubrimiento de armas de destrucción masiva en Iraq con el fin de ocultar tales escándalos y evitar un mayor descenso en del apoyo a Bush por parte de la opinión pública estadounidense según se aproximan las elecciones en EEUU".

Y así parece ser: aunque el secretario de Defensa Rumsfeld no haya querido volver a ponerse en evidencia nuevamente y haya decidido adoptar un perfil bajo declarando que "[...] tenemos que ser precavidos. No podemos decir algo que sea inexacto [...] ¿Qué significaría esto en términos de riesgo para nuestras fuerzas y para otra gente? Y ¿qué otras implicaciones deberían derivarse? Esto va a llevar tiempo", los mandos militares estadounidenses en Iraq ya han declarado que "[...] Si esto es lo que ciertamente parece ser, demuestra que los iraquíes no fueron exactos en su total y completa declaración final cuando dijeron que se habían deshecho de este material. Dijeron que lo habían destruido todo y parece que no fue así" [6]. ¿Un nuevo intento de justificar la invasión y la ocupación de Iraq?

Notas de CSCAweb:

1. La Vanguardia, edición electrónica,17 de mayo de 2004.
2. The Guardian, 18 de mayo de 2004.
3. "El Pentágono niega que ordenara torturar. Según The New Yorker Rumsfeld aprobó el plan y Bush estaba al corriente", La Vanguardia, 17 de mayo de 2004
4. "New Reports on U.S. Planting WMDs in Iraq" y "US Unloading WMDs in Iraq", Meher News Agency, 13 de abril y 13 de marzo de 2004, respectivamente y al-Basra.net, abril de 2004.
5. Ibíd.
6. The New York Times, 17 de mayo de 2004.

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