Reacción en Irak por la Resolución
de la ONU
“No habrá un poder político real”
en
Bagdad, la gente dice que no reconoce al nuevo gobierno interino y
mira con escepticismo el calendario de Washington
Por Patrick
Cokburn,
The Independent de Gran Bretaña,
desde Bagdad, 10/06/04
Especial para Página 12
Traducción de Alicia B. Nieva
Los iraquíes son escépticos
respecto de que la ocupación norteamericana finalice el 30 de junio y
esperan peores ataques si no se le entrega a Irak el verdadero poder.
“No creo que haya transferencia de poder”, dijo Ali Hashimi, un
vendedor de accesorios para computadora. “Es sólo un espectáculo
para la comunidad internacional.” En Bagdad, la calle no se hizo
eco, ayer, del optimismo de Nueva York ante la votación unánime del
Consejo de Seguridad de la ONU sobre la transferencia de soberanía al
gobierno iraquí.
La mayoría del pueblo iraquí no
cree que haya una reducción de violencia y teme que empeorará.
“Los iraquíes rechazamos esta decisión de llevar a Irak de vuelta
al período de ocupación inglesa”, dijo Haidar Mahmoud, un
comerciante minorista. “En aquel entonces había un gobierno iraquí,
pero era sólo un títere.” Iraquíes de las comunidades chiítas y
musulmanes sunnitas expresaron que ansiaban el fin de la violencia,
pero que no creían que Estados Unidos cediera verdaderamente el
poder. La opinión generalizada de los iraquíes no reconoce al nuevo
gobierno interino como representativo del país. Bassam Najam, un
conductor de mediana edad, dijo: “De alguna manera, los
norteamericanos están transfiriendo el poder a sus propios agentes.
El nuevo gobierno sólo es un fachada de la CIA”. El ánimo de los
iraquíes es de incertidumbre y escepticismo respecto del retorno de
la soberanía a Irak, en las últimas tres semanas.
Un guardia de seguridad uniformado
de azul permanecía parado frente a un hotel palestino. Cercano a él
había un cartel pegado en la pared, de los diseminados por la
Autoridad Provisional de la Coalición, en el que se veía a un niño
que sostenía un mapa de Irak y decía: “El 30 de junio, todos somos
ganadores”. Lo consulté al guardia acerca de si creía que fuera
cierto lo que decía el cartel. Estudió las palabras, cuidadosamente,
y respondió con una sonora risa, “tal vez el 3000 de junio”.
El cinismo manifestado por los
iraquíes sobre la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU se
debe a la sensación de que ninguna de las promesas de Estados Unidos
desde la caída de Saddam se ha cumplido. Una muestra de la lentitud
en cualquier mejora de las condiciones de vida son los continuos
cortes de electricidad en una Bagdad que se derrite bajo el sol.
Varios iraquíes responsabilizaban al Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas de las sanciones de 1990 que empobrecieron a Irak y no
lograron derrocar a Saddam. El enfrentamiento del ejército
norteamericano con la resistencia sunnita en Faluja, en abril, y con
la resistencia chiíta del clérigo radical Muqtada al Sadr en Kufa,
Najaf y la ciudad de Sadr evidenciaron las limitaciones del poder
norteamericano en Irak. El ejército y los marines norteamericanos no
fueron capaces de convertir su indudable superioridad militar en
ventaja política.
Hay pocos signos en Bagdad de que
Estados Unidos logre recuperar su influencia. Luego del 30 de junio
habrá todavía mil norteamericanos en la Embajada de Estados Unidos,
ubicada en la fortificada Zona Verde, en los cuarteles de la CPA. La
embajada estará en un edificio pequeño, pero el inmenso palacio
republicano será usado como paragolpe. Habrá, además, 200 asesores
norteamericanos que se incorporarán a los ministerios
gubernamentales.
El nuevo gobierno interino es más
popular que el antiguo Consejo de Gobierno iraquí. Los nombramientos
del jeque Ghazi Al Yawar como presidente –a pesar de sus pocas
atribuciones– y de Iyad Allawi como primer ministro fueron en
general bienvenidos. Pero el nuevo gobierno tiene demasiadas
desventajas comunes al anterior. La mayoría de los ministros
estuvieron exilados en Estados Unidos. Algunos en posiciones claves,
como el nuevo ministro de Defensa, Hazam Shaalan, un próspero agente
inmobiliario del Reino Unido, no han tenido experiencia anterior en
sus puestos. El nuevo gobierno dependerá totalmente de las fuerzas
norteamericanas, por lo que la transferencia de soberanía del 30 de
junio tendrá poco sentido. Las fuerzas armadas iraquíes se están
formando y, en teoría, ya cuentan con 200 mil soldados. Pero, durante
los combates de abril, el 40 por ciento desertó y un 10 por ciento se
unió a las milicias insurgentes, como admitieron fuentes oficiales.
Aun antes de asumir formalmente, el
gobierno interino ya está aquejado por la crisis. Los líderes kurdos
Massoud Barzani y Jalal Al Talabani se han sentido estafados. Querían
ver el principio de federalismo concretado en la resolución del
Consejo de Seguridad, como estuviera en la Constitución interina
conocida como Ley Administrativa Trasnacional, que fue vetada por el
gran ayatola Ali Al Sistani, el líder religioso chiíta más
influyente. Un año atrás, el nuevo gobierno interino podría haber
tenido un cambio de rumbo. Ahora, puede que sea demasiado tarde. La
guerrilla, si bien fragmentada,tiene raíces profundas. Puede, a su
voluntad, cortar las calles de Bagdad.
La carta fuerte de Estados Unidos
en Irak es su poderoso y bien equipado ejército. Pero esto no es
suficiente para compensar la débil política estadounidense en Irak.
Y si intenta aplastar a sus enemigos militarmente, romperá el frágil
gobierno interino que intenta asumir, en su lugar.
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