Entrega del poder dentro del máximo secreto
Bremer se va, sus títeres quedan
Por
Patrick Cockburn desde Bagdad
CounterPunch, 01/07/04
Traducción de Socialismo o Barbarie
EEUU transfirió la "soberanía" a un gobierno
interino iraquí, dos días antes de lo previsto, en una acción
sorpresiva para impedir que la transferencia fuera arruinada por los
ataques de la guerrilla.
La ceremonia fue una acción rápida y furtiva en la Zona
Verde, en el centro de Bagdad, fuertemente protegida por tropas
norteamericanas. Desde allí, Paul Bremer, el virrey de EEUU en Irak,
gobernó el país durante más de un año. Ayer, después de dejar su
puesto, Mr. Bremer - sombrío pero aparentemente aliviado - se dirigió
al aeropuerto y abandonó Irak. Su legado es un país sacudido por la
guerra y la violencia. El extremo secreto con que se realizó la
transferencia de soberanía subraya el grado en el que se está
desafiado el dominio de EEUU en Irak. EEUU había planificado la
continuación de la ocupación un año más.
La ceremonia de transferencia de la mañana fue
presentada primero como una simple información de prensa por Mr.
Bremer. Luego los periodistas fueron repentinamente escoltados a la
oficina de Iyad Allawi, el primer ministro interino. Allí esperaban
Mr. Bremer, el presidente interino, Shaikh Ghazi al-Yawer, y otros
dignatarios. "Éste es un día histórico... un día que todos
los iraquíes han estado esperando", dijo Shaikh Ghazi.
Fuera de la Zona Verde, Bagdad estaba anormalmente
tranquila. Había menos coches en las calles porque la gente sólo
hace los viajes indispensables. Muchos iraquíes de mejor posición ya
han partido hacia Ammán o Damasco, porque esperan que ésta será una
semana especialmente violenta.
La mayoría de los iraquíes saludan el fin formal de la
ocupación de EEUU, pero se preguntan cuánto poder está siendo transferido de verdad. EEUU mantendrá 138.000 soldados en el
país. Salahudin Mohammed, ingeniero de 33 años, me dijo: "Me
siento optimista. Espero que el nuevo gobierno hará que los
estadounidenses abandonen los centros de las ciudades."
Allawi está tratando de utilizar una ola de cólera
contra los atacantes suicidas e insurgentes que matan a policías
iraquíes. Ha urgido a la gente a que no tema a los "fuera de la
ley". Más tarde, cuando sus ministros prestaron juramento, dijo:
"Advierto de nuevo a las fuerzas del terror. No olvidaremos quiénes
estuvieron con nosotros o contra nosotros en esta crisis".
El problema para Allawi es que los iraquíes quieren que
se libre de los atacantes suicidas pero también de la ocupación de
EEUU Si sienten que él y Shaikh Ghazi no son otra cosa que la cara
iraquí de la continuación de la ocupación de EEUU, el nuevo
gobierno interino quedaría desacreditado con la misma rapidez que el
antiguo Consejo Gobernante Iraquí.
En teoría, el nuevo gobierno estará en el poder durante
sólo siete meses. Según una Resolución del Consejo de Seguridad,
debe haber elecciones antes del 31 de enero de 2005. Pero Mr. Bremer
estableció una comisión especial para investigar a los candidatos,
con poder para proscribir a los que mantienen una milicia. Como todos
tienen milicias, esto posibilitaría que la comisión decida quién va
a participar en las elecciones.
Los límites del pleno control del gobierno iraquí
fueron subrayados el sábado cuando Mr. Bremer firmó un edicto
otorgando inmunidad a los "contratistas" norteamericanos y
occidentales contra enjuiciamiento bajo la ley iraquí mientras
trabajen en Irak. Los "contratistas" son impopulares entre
los iraquíes que consideran que cobran ingresos escandalosamente
elevados. Reparaciones vitales de la infraestructura de las plantas eléctricas
y de la industria del petróleo no han sido completadas, o ni siquiera
iniciadas.
El éxito o el fracaso del nuevo gobierno dependerá en
gran medida de hasta qué punto terminará realmente la ocupación por
parte de EEUU. Un crítico dijo: "Durante el pasado año, hemos
visto que EEUU trató de imponer un control imperial al estilo del
siglo XIX sobre Irak. Fracasó desastrosamente. Ahora tratarán de
imponer un gobierno al estilo latinoamericano, con poderosas fuerzas
de seguridad controladas por EEUU, del tipo que era común en los años
60."
Se pretende que el gobierno sea una autoridad interina.
No podrá tomar decisiones políticas a largo plazo. Podría pedir que
se vayan las tropas de EEUU, pero no lo hará porque depende de ellas.
Pero, como en el caso del impopular Consejo Gobernante Iraquí, al que
pertenecían sus miembros más importantes, el nuevo gobierno
probablemente va a echar raíces y será difícil de desplazar.
La embajada de EEUU y la Oficina de Reconstrucción y
Dirección Iraquí, con 900 miembros, reemplazará a la Autoridad
Provisional de la Coalición, pero continuará ocupando el antiguo
Palacio Republicano de Sadam Husein. Muchos funcionarios simplemente
cambiarán sus rótulos. John Negroponte, el nuevo embajador de EEUU
en Irak, ocupará un edificio separado, pero la mayor parte de su
personal estará en el Palacio Republicano, que los iraquíes quieren
recuperar como símbolo de su soberanía.
Shaikh Ghazi le pidió el palacio al presidente George
Bush y se le prometió que sería devuelto en dos meses.
A pesar de que tiene un poderoso ejército en el país,
EEUU se ha vuelto políticamente débil. En abril, provocó
confrontaciones con los árabes sunníes (un 20 por ciento de la
población) por el sitio de Faluya. Al mismo tiempo confrontó a los
chiíes (un 60 por ciento de la población) por su desacertada
persecución del clérigo radical Muqtada Sadr.
Los iraquíes en Bagdad saben por qué EEUU se está
retirando. Mohammed, el ingeniero, me dijo: "La principal razón
para la transferencia del poder es la situación militar del ejército
de EEUU en Irak y la reelección de Bush".
La resistencia no va a parar mientras haya un ejército
norteamericano en Irak. El nuevo gobierno no tendrá fuerzas para
aplastarla. La Casa Blanca está desesperada por lograr que la guerra
desaparezca de las pantallas de televisión y de las primeras planas
de los periódicos. Pero las guerrillas están demasiado bien
enraizadas como para poder ser destruidas, y quieren que Bush pierda
la elección.
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