La pesadilla del "nuevo"
Irak de Bush
Socialist Worker,
EE.UU.
Panorama Internacional, 13/07/04
Traduccción
de Guillermo Crux
Catorce meses después del comienzo
de la ocupación norteamericana, las condiciones de vida en Irak son
infernales. Incluso el gobierno norteamericano lo admite. Según un
informe publicado a fines de junio por la Oficina de Responsabilidad
General (GAO), en algunas áreas claves --incluyendo la electricidad,
la seguridad y el sistema judicial --Irak está mucho peor bajo los
norteamericanos que bajo Saddam Hussein.
En 13 de las 18 provincias de Irak
--donde viven 20 millones de los 26 millones de habitantes del país--
hubo disponibilidad de electricidad durante menos horas por día en
mayo que antes del comienzo de la guerra empezara hace más de un año.
Washington intentó levantar la
imagen de su ocupación con una entrega de "soberanía" a
sus títeres iraquíes designados a dedo --que se realizó dos días
antes de la fecha tope del 30 de junio debido a una escalada de
violencia. Pero la "entrega" no hizo que las fuerzas
norteamericanas cesaran su provocada lluvia de muerte.
Al cierre de esta edición, cazas
norteamericanos atacaron una casa en Falluja --matando unos 15 civiles
en el cuarto ataque aéreo desde el 19 de junio. Estas bajas se
cuentan entre los 13.000 iraquíes asesinados por fuerzas de la
coalición, según los informes de los medios de comunicación --y ese
número no incluye a los miles de soldados y luchadores de la
resistencia muertos por las tropas norteamericanas.
Luego estuvo el principio del
juicio-farsa contra Saddam Hussein. Se suponía que esto también
demostraría que los iraquíes nuevamente están a cargo de su propio
país. Sólo que no lo están.
Como escribió el periodista del
periódico The Independent, Robert Fisk: "Los norteamericanos
retienen a Saddam Hussein. Los norteamericanos dirigen la corte en la
que apareció. Los norteamericanos censuraron las grabaciones de la
audiencia. ¿Quién se piensan que está gobernando el país?"
Según dijo George Bush, EE.UU. no
sólo está reconstruyendo la infraestructura de Irak, sino que también
está pagando la mayor parte de la cuenta. Otra mentira. EE.UU. ha
gastado apenas un 2 por ciento de los $18,4 mil millones del paquete
de ayuda que aprobó el Congreso el año pasado después de que la
administración Bush exigiera dinero en efectivo para financiar la
reconstrucción de Irak. Las autoridades norteamericanas de la ocupación
se quedaron con dinero de Irak --gastando o destinando casi todos los
$20 mil millones de un fondo de desarrollo especial financiado por las
ventas petroleras del país.
Ahora EE.UU. cuenta con su líder títere,
Iyad Allawi, para aplastar toda resistencia sospechosa para sus amos
norteamericanos, promulgando nuevas medidas de seguridad de emergencia
--incluyendo toques de queda, restricciones al movimiento y
"arrestos preventivos". Pero no importa cuánto EE.UU. o sus
títeres iraquíes intenten aplastarla, la resistencia a la ocupación
norteamericana continuará.
Según el informe del GAO, el número
de ataques insurgentes "significativos" se disparó de 411
en febrero a 1.169 en mayo. En el día que el Embajador John
Negroponte sucedió en su puesto al inspector de la ocupación Paul
Bremer, los insurgentes mataron por lo menos a tres Marines
norteamericanos. Negroponte declaró inmediatamente que una de sus
mayores metas sería ayudar a derrotar a "los terroristas y los
elementos delictivos que se oponen a un Irak libre."
Pero, entre bambalinas, EE.UU. está
intentando quedarse con el control. "La ideología se ha ido. Las
ambiciones se han ido. No nos queda ningún objetivo," le dijo un
oficial norteamericano anónimo la semana pasada a Robert Fisk en la
antigua sede de la Autoridad Provisional de la Coalición (que ahora
es la embajada norteamericana). "Estamos viviendo de un día para
el otro. Todos lo estamos tratando de hacer ahora --nuestra única
meta-- es mantener todo cerrado hasta enero de 2005 [cuando se supone
se realizarán las primeras elecciones iraquís]. Ese es nuestro único
objetivo --pasar las elecciones-- y luego irnos al demonio."
Eso es poco consuelo para los seres
queridos de los más de 850 soldados norteamericanos muertos en Irak
--y los miles de miembros del servicio mutilados en la guerra. Luego
están las enfermedades relacionadas con la guerra que no se pueden
ver. Un estudio publicado en el New England Journal of Medicine de
comienzos de julio halló que un 17 por ciento --casi uno cada cinco--
de los soldados norteamericanas que vuelven de Irak estaban padeciendo
desórdenes nerviosos post-traumáticos, gran depresión u otras
aflicciones mentales severas.
Los problemas mentales relacionados
con el combate son más altos entre los que sirveron en Irak que en
cualquier otra acción militar desde Vietnam. No es difícil entender
por qué. Según el informe, uno de cada cuatro Marines
norteamericanos estudiados dijo haber matado civiles iraquíes.
Más del 85 por ciento de quienes
sirvieron en unidades combate de la Armada o el Ejército dijeron que
conocían a alguien que había sido herido o muerto, y más de la
mitad dijeron que habían manipulado cadáveres o restos humanos. Es
hora de acabar este horror --trayendo las tropas norteamericanas de
vuelta a casa ya mismo.
|