Irak resiste

 

EE.UU quiere robar el oro de Irak, acusa el ayatola Hassani Baghdadi

Por Robert Fisk
The Independent

La Jornada, 21/07/04
Traducción, Jorge Anaya

Najaf, 20 de julio. Afuera, en el pequeño prado del ayatola sayed Ahmed Hassani Baghdadi, la temperatura se acerca a los 30 grados centígrados. Pero dentro de la espaciosa bi-blioteca, con sus estantes llenos de volúmenes de ciencia y derecho is-lámicos, empastados en piel, la temperatura política oscila entre 5 mil grados y 30 bajo cero.

Los marjas chiítas son conocidos por su franqueza, pero Baghdadi hace más que decir lo que piensa. Los estadunidenses ocuparon Irak como parte de un proyecto sionista, sostiene; no se irán de la nación árabe porque pretenden robarse el petróleo; el nuevo gobierno designado por Washington es "colaboracionista".

Y el sayed Baghdadi, recordémoslo, es un marja sumamente respetado e influyente, cuyas conferencias atraen a estudiantes de todo el país invadido.

Cuando le pido que describa la situación actual de la población chiíta iraquí, responde atacando mi pregunta, e insinúa que la prensa mundial está empeñada en un vasto proyecto para separar a los sunitas de los chiítas.

Luego le pregunto qué ocurriría si los estadunidenses se marcharan la próxima semana. "¡Imposible!", vocifera. "Los estadunidenses no se retirarán de Irak porque reciben beneficios estratégicos de la región, desde Afganistán hasta Marruecos (...) ¿Cómo puede hacer tal pregunta?"

Baghdadi representa más de los 59 años que tiene, pero posee la energía de un tigre: salta del piso para tomar un volumen de historia, se para de puntas para encontrar un ejemplar de su biografía, y su voz resuena por toda la biblioteca -el rugido del aire acondicionado no le llega en volumen-, en tanto su mano derecha, con el índice apuntado, sube y baja con violencia cuando se refiere a esa "espía británica, la señorita Bell".

Pobre Gertrude Bell, creía entender a Irak y murió sabiendo muy poco del país, después de la Primera Guerra Mundial. Pero difícilmente habría esperado encontrarse entre la lista de villanos del sayed Baghdadi.

"La prensa cubre la guerra en Irak con óptica sionista-estadunidense", acusa. "Dice que hay sólo un triángulo en el que los sunitas combaten a la ocupación. Pero hubo operaciones en Kerbala, Hilla y Diwaniya (ciudades chiítas) antes de la intifada del Ejército del Mehdi: este hecho desenmascara las mentiras de las agencias de prensa. La insurrección chiíta en-cabezada por el Ejército del Mehdi fue un símbolo de los vínculos emocionales con sus hermanos de las zonas sunitas. Ahora la CIA y el MI6 y otros servicios extranjeros de inteligencia afirman que habrá guerra civil si el ejército es-tadunidense se retira".

El índice de Baghdadi se levanta en señal de advertencia. "Es una comedia, un escenario inventado por ellos. Esa guerra civil no ocurrirá, porque el pueblo iraquí está unido por sus orígenes árabes y su religión. Así que, cuando esta amenaza de guerra civil no funcionó, los servicios de inteligencia inventaron ese personaje de Zarkawi (el miembro de Al Qaeda que según los estadunidenses opera en Irak). Luego

explota una mezquita o una husseiniya (lugar de culto chiíta), o bien matan a un líder religioso chiíta. Entonces la prensa local, la colaboracionista, afirma, como el Partido Dawa o la Conferencia Nacional de (Ahmed) Chalabi, que habrá guerra civil de inmediato si los estadunidenses se van."

El desprecio del sayed por la prensa se mostrará durante toda la entrevista. Al igual que su rabia al primer ministro designado por los estadunidenses, Iyad Allawi, y su presidente, Gazi Ageel Yawar.

Sus opiniones son un coctel de argumentos políticos e historia religiosa: "En teoría los estadunidenses entregaron el poder a sus colaboradores, Alawi y Yawar, pero ellos no tienen una historia patriótica nacionalista. Los chiítas siguen las líneas de los imanes y éstos se coordinan con los sunitas. Aun si el sultán es sunita -incluso si es un dictador u opresor- lo seguiremos y obedeceremos, y no obedeceremos a los idólatras. Nuestros imanes lucharon contra los estados Amayawin (los califatos que se oponían a los imanes Alí y Hussein), contra los abásidas y contra los otomanos sectarios.

"La señorita Bell, la espía británica, le escribía a su padre y a su ministro que los chiítas no combatirían a los soldados británicos porque los turcos sectarios habían ma-tado a muchos chiítas. Pero combatieron a los británicos en Basora, en 1914, y después, en 1920, chiítas y sunitas lucharon juntos y los británicos quedaron pasmados. Y hoy existe relación estratégica en-tre sunitas y chiítas y continuarán resistiendo la ocupación."

De manera casi inevitable, resulta que el padre y el abuelo del sayed participaron en la insurgencia de 1914, en la ciudad de Basora, contra los soldados británicos.

Baghdadi estuvo exiliado 10 años en Damasco para evadir la ira de Saddam Hussein, de modo que no es apologista del viejo régimen. Pero tampoco abriga dudas sobre las intenciones de Washington.

La mano de la CIA

"La nueva embajada estadunidense es la más grande del mundo y hay muchos agentes de la CIA allí. Hay bases militares estadunidenses en ambos lados de Irak y en las montañas del norte, donde tienen los medios para 'escuchar' a todo Medio Oriente. Estados Unidos no es una organización de caridad para salvar al pueblo iraquí de la dictadura. El propio Saddam Hussein era agente de Washington", asegura

Según el sayed, cuando Estados Unidos invadió Irak "para arrancar su proyecto en Medio Oriente", el país, "como un cordero", exhausto por las sanciones injustas y las guerras. "Los estadunidenses vinieron a robar el petróleo (...) Por eso hubo una disputa entre los ellos y las potencias europeas. Pero ahora han llegado a un acuerdo para establecer las 'fuerzas multinacionales'. Cambiaron el nombre, pero la ocupación persiste".

De pronto se va la electricidad, el rugiente aire acondicionado calla, y en cuestión de segundos el calor del exterior se asienta sobre las gruesas alfombras.

Baghdadi se vuelve a poner de pie para darme una fotocopia de su ishtihad escrito a mano, certificado que lo autoriza a emitir fatwas -decretos religiosos-, y me lee un pasaje de su biografía.

"Sigue dando conferencias y disertando sobre ciencia en forma singular", lee del texto relativo a sí mismo. "Desde la infancia fue un revolucionario que por naturaleza no podía ser inducido a error".

El sayed me muestra una fotografía en la que se ve arrodillado junto al ayatola Rojula Jomeini, y comienza a hacer una lista de quienes se han referido a sus libros y a su persona, entre ellos el sayed Mohamed Fadlallah y el escritor Khaled Rashid.

Y entonces, poco antes de que el aire acondicionado vuelva a la vida con un gruñido, se vuelve hacia su yerno y, al referirse a mí, dice en voz baja: "es liberal o espía".

Sin embargo, media hora más tarde me dedica uno de sus libros: El poder y el fundamento religioso chiíta. "En el nombre de Dios", escribe, "éste es un obsequio para el hermano Robert con buenos deseos y saludos". Al parecer, no hay fatwas contra Fisk.

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