En la parte más venerada de esta ciudad sagrada chiita, la
gente disputa un juego peligroso con su vida.
Nayaf, un juego mortal
Por Alastair Leithead
BBC, Nayaf, 24/08/04
Niños atemorizados se asoman cuando pasa el equipo de la BBC
Disparos de francotiradores rebotan en las paredes del gran
arco que conduce a la mezquita del imán Alí.
Del otro lado de la calle, varias personas corren por sus
vidas, con la esperanza de ser lo suficientemente ágiles para escapar
a las balas.
Si se trató de un francotirador estadounidense, estuvo muy
cercano. Los tanques y vehículos blindados han llegado a unos 400
metros de la mezquita, pero cambian sus posiciones constantemente.
La distancia no es mucha, pero aún estamos lejos de ver
combates callejeros en los estrechos pasadizos de la ciudad antigua.
Otra granada de mortero acaba de aterrizar en el cementerio
junto a la mezquita; esta vez se escuchó el tintineo cuando un trozo
de metal ardiente se estrelló contra el patio del santuario.
Guerra de desgaste
Momentos después, dos hombres fueron cargados al pequeño
hospital de campaña instalado en la mezquita. La sangre no paraba de
salir de sus heridas de bala -no fueron lo suficientemente rápidos.
¿Por cuánto tiempo puede seguir viviendo la gente así?
Tal vez las fuerzas estadounidenses simplemente están
"machacando" a sus blancos, intimidándolos con
francotiradores, con el zumbido inquietante de los aviones que
sobrevuelan la ciudad durante la noche o los disparos ocasionales
desde los tanques para desmoralizar.
"Estamos aquí para proteger la mezquita, eso es
todo", me dice uno de los hombres en el interior del santuario.
"No estamos armados, simplemente somos escudos humanos". Se
veía cansado, pero decidido.
La gente que encontré en las calles de la ciudad antigua
repetía la misma frase: "muerte o victoria".
Es difícil saber cuántos de los cientos de hombres dentro
del complejo sagrado son milicianos. Todos ellos apoyan a Moqtada Sadr,
pero no todos los pobladores de Nayaf simpatizan con el clérigo.
Muchos quieren ver el fin de este enfrentamiento y volver a su vida
habitual.
Las calles de Nayaf son un campo de batalla: los civiles están
muriendo o siendo mutilados por el fuego de mortero, y las llamas
arden en diversos puntos de la ciudad sagrada.
¿Y qué hay de las negociaciones?
Ahmed Sheibani, el portavoz de Sadr en la mezquita, no da
indicios de que la crisis esté por resolverse.
"Cuando las fuerzas de Estados Unidos vuelvan a su base,
los combatientes del ejército Mehdi regresarán a sus comunidades y
el santuario será entregado a las autoridades religiosas", dijo
Sheibani.
En cuanto al paradero de Sadr, su portavoz describió
versiones de un posible escape como rumores.
Tal vez ha abandonado la mezquita -no ha sido visto en público
durante más de una semana- ¿pero en qué cambia eso la situación?
No parece que los combatientes de Sadr estén dispuestos a
abandonar la lucha por el momento.
Pérdida de credibilidad
Todavía se habla de un cese al fuego, pero sigue siendo una
posibilidad remota.
El gobierno interino y su primer ministro no se han
pronunciado desde el más reciente de sus ultimátums el jueves
pasado.
El viernes circularon falsos rumores de que la policía iraquí
controlaba el santuario.
Cada día que se prolonga esta guerra de desgaste, con su
fuego cruzado y sus ataques aéreos, la credibilidad del gobierno
disminuye.
Las autoridades prometieron "acciones fuertes y
decisivas", pero sólo hay combates en las calles de Nayaf.
Prometieron que los iraquíes resolverían la situación, pero sólo
se ven soldados estadounidenses.
Nayaf es escenario de un forcejeo costoso y desagradable, que
sigue a la deriva.
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