Iraq-Afganistan
Médicos
de EEUU cómplices en torturas
Por
Katherine Stapp
Inter
Press Service, (IPS), 23/08/04
Nueva
York. Las autoridades militares de Estados Unidos deben investigar la
connivencia entre médicos y guardias en los maltratos sufridos por
prisioneros en las cárceles de Iraq y Afganistán, advirtió la
revista especializada The Lancet.
La
publicación, una de las más prestigiosas de todo el mundo entre las
dedicadas a cuestiones de salud, compiló abundante evidencia pública
sobre las pesquisas militares al respecto, pero advirtió que dos
investigaciones en curso del ejército estadounidense continúan
siendo reservados.
Tampoco
están disponibles miles de páginas de anexos al informe inicial
sobre la prisión iraquí de Abu Ghraib, elaborado por el general
Antonio Taguba, agrega.
El
artículo de The Lancet, escrito por el profesor del Centro de Bioética
de la Universidad de Minnesota Steven Miles, advierte que médicos
resucitaron a detenidos iraquíes que habían colapsado en sesiones de
tortura, sólo para prolongar el tormento.
Con
el fin de encubrir la tortura, agregó, los profesionales emitieron
certificados de defunción falsos, falsearon registros médicos y
evitaron dar a los prisioneros cuidados básicos de salud.
Las
fuerzas armadas estadounidenses realizan tres grandes investigaciones
sobre abusos contra prisioneros en el marco de la ”guerra contra el
terror” lanzada por Washington después de los atentados que dejaron
3.000 muertos el 11 de septiembre de 2001.
Una
de ellas investiga el rol de la inteligencia en los interrogatorios en
Abu Ghraib, cerca de Bagdad. Otra, a cargo de la Inspección General
de la Armada, se refiere a los supuestos abusos en centros de detención
en Afganistán, Iraq y la base naval en Guantánamo, Cuba.
La
última está a cargo de un panel designado por el Departamento
(ministerio) de Defensa, que analizará informes anteriores y realizará
recomendaciones.
Altos
funcionarios del Pentágono indicaron que el informe sobre Abu Ghraib
atribuirá toda la responsabilidad en los abusos a dos docenas de
guardias y soldados, pero exonerará a altos funcionarios militares.
Habrá
acusaciones dirigidas al personal médico, pero no está claro si
también habrá sanciones.
”El
informe del Inspector general y el del Comité Internacional de la
Cruz Roja sugieren que hubo fallas generalizadas en el suministro de
instalaciones sanitarias básicas, protección a los detenidos y en
los registros”, dijo Miles a IPS.
”Los
abusos directos parecen ser esporádicos, pero no tendremos respuestas
a menos que haya una investigación completa que incluya los centros
secretos de detención”, agregó.
Altos
oficiales del ejército confirmaron que un médico y un psiquiatra
ayudaron en los interrogatorios en Abu Ghraib, al amparo de una orden
ejecutiva de 2003 según la cual la salud de los detenidos debían ser
evaluada antes de ser sometidos al procedimiento.
Las
condiciones de vida de los prisioneros en Abu Ghraib fueron expuestos
por primera vez en abril, cuando salieron a la luz pública fotografías
que ilustraban abusos físicos y sexuales cometidos por funcionarios
de seguridad.
Algunos
funcionarios médicos de Abu Ghraib conocían los maltratos y tenían
la obligación ética de denunciarlos, pero no hubo ningún informe al
respecto, indicó The Lancet en el editorial publicado en la misma
edición que el informe de Miles.
En
un incidente descripto por detenidos y militares, un médico permitió
que un guardia sin capacitación cosiera la herida de un prisionero
golpeado. En otro, un médico insertó una aguja para suero en el cadáver
de un iraquí muerto en tortura para crear evidencia de que había
estado vivo en el hospital.
En
otro caso, un iraquí arrestado por soldados estadounidenses fue
encontrado meses después por su familia en un hospital, donde se
encontraba en coma, con fractura de cráneo y quemaduras en la planta
de los pies.
El
informe médico realizado por funcionarios estadounidenses indicaba
que una ola de calor le causó un ataque al corazón, pero no
mencionaba las heridas.
Miles
dijo a IPS que su investigación detectó falsificación de registros
médicos en 10 lugares de Iraq y Afganistán.
En
uno de esos casos, soldados ataron a un detenido golpeado de la puerta
de su celda y lo amordazaron. El certificado de defunción indica que
el hombre murió durante el sueño y por ”causas naturales”.
Luego
de que la prensa mostrara preocupación por el caso, el Pentágono
revisó el certificado e indicó que se trató de un ”homicidio”.
Diversos
tratados internacionales prohíben específicamente la participación
de médicos en sesiones de tortura y maltratos, incluidos el Protocolo
de Estambul, la Declaración de Tokio y las Convenciones de Ginebra.
El
presidente estadounidense George W. Bush firmó en febrero de 2002 un
decreto según el cual las Convenciones de Ginebra no se aplicaba a
los miembros de la red terrorista Al Qaeda o a los del movimiento
Talibán, que gobernó Afganistán entre 1996 y 2001.
Seis
meses después, el Departamento de Justicia emitió un memorándum que
distinguía la tortura de tratos crueles, inhumanos y degradantes, los
que serían permitidos en prisiones estadounidenses, indicó Miles.
Los
empleados de la prisión de Abu Ghraib no recibieron ninguna preparación
en materia de derechos humanos, pero eso no es eximente, según
activistas.
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