Irak resiste

 

Mientras Washington anuncia un "acuerdo" con Moqtada Al Sadr

La resistencia asegura que combatirá hasta terminar con la ocupación militar

IAR–Noticias, 13/10/04

Washington y el Pentágono continúan empeñados en terminar con los "focos rebeldes" iraquíes antes de la realización de la elecciones presidenciales de EEUU previstas para el 2 de noviembre.

Este fin de semana el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, en una visita sorpresa a Irak, se reunió con los altos mandos militares de la ocupación con la finalidad de dar curso a la Fase II de la operación militar orientada a "desarmar" a los grupos de combatientes que actúan en regiones controladas por la resistencia.

El objetivo apunta claramente a que Bush –a pocos días de las elecciones en EEUU– anuncie la "pacificación de Irak" y la realización de elecciones orientadas a "normalizar la vida institucional" del país que seguirá ocupado por los más de 140.000 efectivos militares extranjeros que se encuentran en su territorio.

Para que esa estrategia "funcione" el comando militar norteamericano necesita "desactivar" los frentes de la resistencia armada que vienen operando –desde el 3 de abril pasado– en un frente chiíta, compuesto por los combatientes del clérigo rebelde Moqtda Al Sadr, y un frente sunita que actúa principalmente en el llamado triángulo sunita, integrado principalmente por las ciudades de Faluya, Samarra y Ramadi.

Hace un mes el Pentágono había reconocido que la resistencia controlaba parcialmente varias regiones de Irak que se hallaban en manos de los rebeldes, principalmente en Faluya, Ramadí, Ciudad Sadr, en Bagdad, y varias localidades del centro y el sur de Irak que permanecían en manos de los combatientes chiítas de Moqtada Al Sadr.

El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y el jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor, general Richard Meyers, admitieron que la campaña militar no consiguió terminar con la resistencia, que cosecha gran respaldo popular especialmente en el llamado Triángulo sunita, formado por ciudades como Faluya, Ramadi, Baquba o Samarra, y Tikrit, al norte.

A las que se agregan muchos barrios periféricos de Bagdad, y ciudades del sur de Irak como Basora y Nayaf, donde operan los combatientes del líder rebelde chiíta Moqtada Al Sadr.

Rumsfeld y los altos oficiales del Pentágono habían dicho que la resistencia iraquí controlaba parcialmente varias ciudades y regiones de Irak, y que el aparato de seguridad del gobierno títere de Allawi resultaba impotente para contener la escalada de ataques y atentados que experimentaban un incremento conforme se acercaba la fecha de los comicios norteamericanos.

En tanto, los críticos de la Casa Blanca y los demócratas señalaban que la política de Bush había fracasado en el país árabe, y que el tema Irak gravitaría (como lo está haciendo) decisivamente en los últimos tramos de la campaña electoral.

Simultáneamente los altos mandos militares de la coalición anglo–norteamericana discutían en Bagdad un cambio de rumbo estratégico en la política de ocupación militar de Irak, con vistas a una operación militar en gran escala sobre los bastiones ocupados por la resistencia.

Durante semanas la aviación y los tanques norteamericanos bombardearon noche y día objetivos situados en Faluya, Ramadi, Samarra, Tikrit, y Ciudad Sadr, en la periferia de Bagdad, masacrando indiscriminadamente a la población civil, niños, mujeres y ancianos, cuyo número de muertos supera largamente el millar, según médicos y autoridades sanitarias de las zonas atacadas.

Luego de esa operación militar a gran escala con aviones, tanques y soldados contra los baluartes de la resistencia sunita y chiíta los jefes militares de la ocupación –por vía del gobierno títere de Allawi– comenzaron negociaciones orientadas a que los rebeldes entreguen sus armas a cambio de inmunidad judicial y –en algunos casos– comprando con dólares el armamento a los combatientes.

En ese marco, los portavoces estadounidenses anunciaron que los combatientes del Ejército de Al Mahdi, del clérigo Moqtada al Sadr, comenzarán hoy a entregar sus armas tras los combates que libraron en las últimas semanas en respuesta a los ataques de las tropas de EEUU en el barrio bagdadí Ciudad Al Sadr.

La entrega de las armas de los rebeldes –según los voceros del ejército ocupante– se realizará durante los próximos cinco días conforme a un acuerdo en este sentido alcanzado tras largas negociaciones con la administración interina iraquí que, a cambio, se comprometió a no perseguir judicialmente a miembros del Ejército de Al Mahdi que no estuvieran acusados de crímenes.

El Consejero de Seguridad Nacional iraquí, Qasem Dauod, expresó su deseo de que el acuerdo tenga "éxito", y afirmó que el Ejecutivo espera conseguir pactos similares para calmar la situación en otras ciudades conflictivas, como en el caso de Faluya. Daoud reconoció que a cambio de las armas también se entregaría una cantidad de dinero que no quiso especificar.

El gobierno iraquí anunció que "pagará en efectivo por las armas" y designará más de US$ 500 millones para reconstruir la zona que ha sido escenario de despiadados ataques estadounidenses desde abril.

Según la versión oficial, los jóvenes combatientes del clérigo deberán entregar las armas pesadas en tres puntos de recogida –el edificio del ayuntamiento y dos comisarías de policía– en virtud de un acuerdo alcanzado con el Gobierno provisional iraquí el sábado.

Daoud dijo que la policía iraquí y la Guardia Nacional tendrán un papel activo para mantener la seguridad en Ciudad Al–Sadr y se reservaron el derecho de buscar apoyo de la fuerza multinacional liderada por EEUU. A pesar de las dudas que despierta el grupo armado, Abdel Hadi al–Darrayi, portavoz del clérigo rebelde, aseguró el sábado que sus hombres cumplirán lo acordado.

Hay que recordar que la misma negociación para entrega de armas por parte de los combatientes chiítas se anunció durante la ocupación de la mezquita sagrada en la ciudad de Nayaf, donde finalmente los rebeldes se replegaron y desaparecieron sin entregar sus armas ni rendirse.

Por otra parte, el jefe de los rebeldes, Moqtada al Sadr, a quien los halcones de Washington señalan como "no confiable", en diversas oportunidades formalizó acuerdos con los jefes militares estadounidenses que luego rompió continuando con la lucha armada.

Para muchos observadores en Bagdad, la estrategia de Al Sadr apunta nuevamente a "ganar tiempo" con la negociación y a conseguir una tregua por unos días –u horas– a los feroces bombardeos y ataques que los norteamericanos lanzaron durante semanas sobre las poblaciones controladas por los combatientes chiítas

La resistencia anuncia que la "guerra continua"

Mediante una declaración oficial el partido Ba'az y el movimiento de resistencia iraquí sostienen que desde hace 17 meses que han estado luchando para destruir los [intereses] de EEUU: militares, económicos, políticos y de inteligencia en Iraq, y continuarán haciendo esta tarea legítima "sin importar el resultado de las elecciones presidenciales en EEUU, hasta el final total de la ocupación americana en todos sus formas, fórmulas y resultados".

La declaración –difundida en el sitio CSCAweb– señala que la pretendida desaparición del partido y de Saddam Hussein, anunciada por Washington, no era otra cosa sino "un plan diseñado por el presidente Saddam ante la superioridad absoluta de los ejércitos de EEUU y sus aliados en una guerra convencional".

El Ba'az rechaza también la conferencia internacional que intenta promover EEUU, a celebrar en un país árabe. "La conferencia propuesta está diseñada para extender la ayuda a EEUU en su plan de control [del país] y su programa de elecciones. (...) No hay salida a este callejón sino la retirada militar, económica y política de Iraq. (...)

Todas las tentativas y medidas tomadas por EEUU de forma unilateral, o a través de las Naciones Unidas después de la ocupación de Iraq, la última de la cual es la invitación a esta conferencia, no cambiará el hecho de que EEUU es un agresor, ocupando el país que ha estado violando el derecho y la legitimidad internacionales. Sobre esta base, la resistencia iraquí ha estado luchando y continuará [su lucha]".

Por lo tanto, el Ba'az y la dirección de la resistencia invitan tanto a la administración estadounidense a sacar sus fuerzas de Iraq de forma incondicional de acuerdo con un programa, que debe efectuarse a través de Kadhima [Kuwait], y a admitir oficialmente la naturaleza ilegal de su agresión y ocupación, establecer una conferencia internacional para compensar a Iraq por las enormes pérdidas humanas y destrucción causada y considerar interlocutor de todo ello a "la dirección legítima iraquí, a la vanguardia de la cual está el presidente Saddam Hussein".

La resistencia afirma que controla aún el 70% de Samarra., en tanto, el Mando Unificado de los Mujaidines amenaza con ataques a gran escala contra oleoductos. Exigen la salida de las tropas estadounidenses de Faluya, Samarra y los distritos chiítas de Najaf y Madinat–Sadr (suburbio de Bagdad con 2 millones de habitantes), así como la zona de Luteifya al sur de Bagdad, la ciudad de Tal–Afar en el norte del país y la aldea de Saada, en la frontera sirio–iraquí.

Por otra parte, se informa que la resistencia ya se infiltra habitualmente en la "zona verde" (lugar amurallado donde funciona la administración iraquí, la embajada de EEUU, y los hoteles y lugares residenciales de los extranjeros en Irak).

La resistencia ataca diariamente los edificios del gobierno colaboracionista y de la Embajada de EEUU, donde se encuentra el súper–embajador John Negroponte de quien se dice que ejerce el poder real y comanda todas las operaciones de inteligencia en Irak.

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