Compensaciones patas
pa'arriba
Por Naomi Klein
La Jornada, México,
28/10/04
Traducción de Tania
Molina Ramírez
La semana pasada
ocurrió algo que desenmascaró la alrevesada moralidad de la invasión
y la ocupación de Irak. El 21 de octubre, Irak pagó 200 millones de
dólares por reparaciones de guerra a algunos de los países y
empresas más ricos del mundo. Si eso parece estar alrevesado es
porque lo está. Los iraquíes nunca han sido compensados por ninguno
de los crímenes que sufrieron bajo el gobierno de Saddam o por el
brutal régimen de sanciones que costó la vida de al menos medio millón
de personas o por la invasión dirigida por Estados Unidos, la cual el
secretario general de Naciones Unidas, Kofi Anan, recientemente llamó
"ilegal". En vez, a los iraquíes aún se les exige que
paguen compensaciones por crímenes cometidos por su anterior
dictador.
Además de su
aplastante deuda soberana de 125 mil millones de dólares, Irak ha
pagado 18.8 mil millones de dólares en compensaciones que provienen
de la invasión de 1990 y la ocupación de Kuwait llevadas a cabo por
Saddam. Esto, en sí, no sorprende: como condición del cese del fuego
que finalizó la Guerra del Golfo de 1991, Saddam estuvo de acuerdo
con pagar los daños ocasionados por la invasión. Más de 50 países
han exigido compensaciones y la mayor parte del dinero ha sido
otorgada a Kuwait. Lo que sí sorprende es que aun después de que
Saddam fue derrocado, los pagos de Irak continúan.
Desde que Saddam
Hussein fue derrocado en abril anterior, Irak ha pagado 1.8 mil
millones en compensaciones a la Comisión de Compensaciones de la ONU
(UNCC, por sus siglas en inglés), cuasitribunal con sede en Ginebra
que evalúa los reclamos y desembolsa las compensaciones. De estos
pagos, 37 millones de dólares han sido destinados a Gran Bretaña y
32.8 millones de dólares a Estados Unidos. Así es: en los pasados 18
meses los ocupantes de Irak han recolectado 69.8 millones de dólares
en pagos compensatorios de la desesperada población iraquí. Y peor aún:
la gran mayoría de estos pagos -78 por ciento- se ha destinado a
empresas multinacionales, según las estadísticas del sitio de
Internet de la UNCC.
Esto ha ocurrido
durante años, lejos del escrutinio de los medios masivos. Claro que
la UNCC ha recibido muchos reclamos legítimos por pérdidas: pagos
destinados a kuwaitíes que perdieron a seres amados, extremidades y
propiedades por culpa de las fuerzas de Saddam. Pero destinaron a las
empresas compensaciones mucho mayores: del monto total que la UNCC ha
otorgado en compensaciones por la Guerra del Golfo, 21.5 mil millones
de dólares se destinaron a la industria petrolera. Jean-Claude Aimé,
diplomático de la ONU que encabezó la UNCC hasta diciembre de 2000,
abiertamente cuestionó la práctica. "Hasta donde sé, ésta es
la primera vez que la ONU está involucrada en recuperar activos y
ganancias empresariales perdidas", dijo al diario The Wall Street
Journal, en 1997, y luego musitó: "Muchas veces me pregunto si
esto es lo correcto".
Pero las entregas a
empresas de la UNCC simplemente se aceleraron. He aquí un pequeño
ejemplo de quiénes han recibido de Irak compensaciones por
"reparaciones": Halliburton (18 millones de dólares),
Bechtel (7 millones de dólares), Mobil (2.3 millones de dólares),
Shell (1.6 millones de dólares), Nestle (2.6 millones de dólares),
Pepsi (3.8 millones de dólares), Philip Morris (1.3 millones de dólares),
Sheraton (11 millones de dólares), Kentuchy Fried Chicken (321 mil dólares)
y Toys R Us (189 mil 449 mil dólares). En la gran mayoría de los
casos, estas empresas no reclamaron que las fuerzas de Saddam hubieran
dañado su propiedad en Kuwait, sino simplemente que "perdieron
ganancias" o, en el caso de American Express, que experimentaron
"un declive en su negocio" debido a la invasión y ocupación
de Kuwait. Uno de los grandes ganadores fue Texaco, a la cual le
otorgaron 505 millones de dólares en 1999. Según un vocero de la
UNCC, sólo se ha pagado 12 por ciento de esta compensación, lo cual
significa que tendrán que salir cientos de millones adicionales de
las arcas del Irak posterior a Saddam.
El hecho de que los
iraquíes le han pagado compensaciones a sus ocupantes es aún más
impresionante en el contexto de lo poco que estos países realmente
han gastado en ayuda a Irak. A pesar de los 18.4 mil millones de dólares
de contribuyentes estadounidenses asignados para la reconstrucción de
Irak, The Washington Post calcula que sólo han gastado 29 millones
en agua potable, sanidad, salud, pavimentación, puentes y seguridad
pública. Y en julio (la última cifra disponible), el Departamento de
Defensa calculó que sólo se habían gastado 4 millones en compensar
a los iraquíes que fueron heridos o que habían perdido algún
pariente o propiedad como resultado directo de la ocupación, una
fracción del monto que Estados Unidos recolectó de Irak en
compensaciones desde que comenzó la ocupación.
Desde hace años ha
habido quejas de que la UNCC es usada como un slush fund (una especie
de partida secreta) de las multinacionales y los prósperos emiratos
pe-troleros, vía por la puerta trasera para que las corporaciones
recolecten el dinero que no se les permitió ganar a raíz de las
sanciones contra Irak. Durante los años de Saddam, por razones
obvias, estas preocupaciones recibieron poca atención.
Pero ahora Saddam ya
no está y el slush fund sobrevive. Y cada dólar enviado a Ginebra
es un dólar que no se gasta en ayuda humanitaria y reconstrucción en
Irak. Y más: si no hubieran forzado al Irak posterior a Saddam a
pagar las compensaciones, Bagdad podría haberse evitado el préstamo
de emergencia de 437 millones que el Fondo Monetario Internacional
(FMI) aprobó el pasado 29 de septiembre. A pesar de todas las pláticas
acerca de perdonar las deudas iraquíes, lo que en realidad hacen es
empujar al país más al hoyo, obligarlo a pedir dinero prestado al
FMI y a aceptar todas las condiciones y restricciones que vienen de la
mano con esos préstamos. La UNCC, mientras tanto, continúa evaluando
los reclamos y entregando nuevas compensaciones: tan sólo el mes
pasado fueron otorgados 377 millones de dólares por nuevos reclamos.
Afortunadamente hay
una manera sencilla de poner fin a estos grotescos subsidios
empresariales. Según la Resolución 687 del Consejo de Seguridad de
la ONU, que creó el programa de compensaciones, los pagos de Irak
deben tomar "en cuenta los requerimientos del pueblo iraquí, la
capacidad de pago de Irak y las necesidades de la economía iraquí".
Si uno de estos tres genuinamente se tomara en cuenta, el Consejo de
Seguridad votaría en favor de que mañana finalizaran estos pagos.
Esa es la demanda de
Jubilee Irak, organización por aliviar la deuda, con sede en Londres.
Se les debe compensaciones a las víctimas de Saddam, argumenta el
grupo, pero en Irak y en Kuwait. Pero el pueblo iraquí, la principal
víctima de Saddam, no debería pagar. En vez, las compensaciones
deberían ser responsabilidad de los gobiernos que le prestaron miles
de millones de dólares a Saddam, conscientes de que el dinero se
gastaba en armas para que pudiera librar la guerra contra sus vecinos
y su propio pueblo. "Si prevaleciera la justicia y no el poder en
los asuntos internacionales, entonces los acreedores de Saddam serían
los que pagarían las compensaciones a Kuwait y pagarían aun mayores
compensaciones al pueblo iraquí", dijo Justin Alexander,
coordinador de Jubilee Irak.
Hoy sucede
exactamente lo opuesto: en vez de fluir hacia Irak, las compensaciones
escapan hacia fuera del país. Es hora de que cambie la marea.
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